Francia Márquez, figura global
La vicepresidenta es el símbolo más grande del cambio de gobierno en Colombia. Es la primera mujer negra en llegar a un cargo tan alto del poder en el país.
El país estaba expectante por los resultados de las consultas interpartidistas en marzo de 2022, cuando pasó algo impensable para muchos: Francia Márquez, precandidata en la coalición progresista del Pacto Histórico, se convirtió en la tercera opción más votada entre todas las que se midieron para competir en las presidenciales, con casi 800.000 votos.
Para ese momento, Francia Elena Márquez Mina ya era lideresa: en 2018, ganó el premio Goldman, considerado el Premio Nobel de medioambiente y, ese mismo año, fue candidata a la Cámara por una de las curules de la circunscripción afro. Pese a eso, no todos la conocían y, en un país centralizado, de mayorías racistas y machistas, una mujer negra y de provincia no tenía muchas posibilidades.
En medio de ese panorama poco favorable no solo logró una gran votación sino que, por eso mismo, el primero en su coalición y actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, la designó como su fórmula vicepresidencial. Para nadie es un secreto que parte de los votos que le faltaban a Petro para ganar la Presidencia los tenía Márquez.
(Lea: “A contrarreloj: una semana para el receso legislativo del Congreso”)
“Ella fue fundamental en la victoria del Pacto Histórico, no solo porque representa el cambio, que era lo que quería inspirar esa propuesta, sino también por su capital político. Ambos fueron conscientes de lo que estaban haciendo”, expone la reconocida periodista Edna Liliana Valencia, cercana a Francia y su jefa de prensa.
Como vicepresidenta de Colombia, posesionada hace poco más de cuatro meses, ha tenido una carrera maratónica: entre visitas a los territorios, viajes internacionales, reuniones y proyectos, por los que también ha recibido críticas válidas, aunque otra veces mensajes racistas.
Según cuenta Valencia, “Francia sabe mantenerse fuerte, nunca se queja. Claramente le afecta, pues, como a cualquier ser humano, le duele, pero ha encontrado en ese dolor una motivación para seguir con su proyecto”.
En septiembre se conoció el decreto de encargo en el que el presidente Petro le dio a Márquez 15 funciones, entre lo que destaca la política de la igualdad y avanzar en el cumplimiento de la Ley 70 de 1993, que estableció la propiedad colectiva de la tierra de las comunidades afrocolombianas.
Así las cosas, su trabajo se ha centrado en el Pacífico y en las últimas semanas ha liderado múltiples jornadas de los Diálogos Regionales Vinculantes —espacios de participación regional de cara al Plan Nacional de Desarrollo (PND) del Gobierno— en esa zona del país. “Tiene un compromiso con todas las regiones, pero de manera especial con los territorios excluidos”, asegura Clemencia Carabalí, su amiga y actual consejera presidencial para la Equidad de la Mujer.
“Ella es un referente muy importante para las mujeres, pues evidenció que es posible llegar a cargos de esa dimensión. Es una mujer que viene del territorio, cabeza de hogar, le tocó estudiar con muchísimas limitaciones, fue trabajadora doméstica, pertenece a un grupo históricamente excluido, atravesado por la discriminación y el conflicto armado”, cuenta Carabalí.
(Le podrá interesar: “El aumento del salario de los congresistas y la vía posible para reducirlo”)
En su trabajo por las comunidades más vulnerables, su objetivo principal es alcanzar la igualdad. No en vano, Petro le prometió crear el Ministerio de la Igualdad desde la campaña, para lo que fue presentado un proyecto que cursa en el Congreso.
Esa iniciativa la lidera el senador Alexánder López Maya, su padrino político, quien asegura que “no será más burocracia” y que será una “herramienta importante para que los recursos vayan directamente a superar la pobreza”.
Igualmente, Márquez ha hecho uno que otro viaje para hablar del cambio climático y ha intentado poner agendas a escala internacional; esa fue su tarea en la conferencia COP27 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). “La etapa de Francia como vicepresidenta es muy importante, pero este es un momento de su carrera porque ella es mucho más que eso. Es una figura global”, la elogia Valencia.
>Lea más sobre el Congreso, el Gobierno Petro y otras noticias del mundo político
Francia Márquez es una lideresa de amores y odios. Ha sido criticada, pues para algunos no tiene la suficiente experiencia para la gestión pública; también por sus viajes, su gestión o por usar discursos que podrían romper con el lenguaje de Academia: “Las mayoras”, “los nadie”, “vivir sabroso”.
Pero, lo cierto es que nunca una mujer negra había llegado a un cargo tan alto en el poder en Colombia y eso, aunque a algunos no les guste, ha marcado un hito en la historia del país.
El país estaba expectante por los resultados de las consultas interpartidistas en marzo de 2022, cuando pasó algo impensable para muchos: Francia Márquez, precandidata en la coalición progresista del Pacto Histórico, se convirtió en la tercera opción más votada entre todas las que se midieron para competir en las presidenciales, con casi 800.000 votos.
Para ese momento, Francia Elena Márquez Mina ya era lideresa: en 2018, ganó el premio Goldman, considerado el Premio Nobel de medioambiente y, ese mismo año, fue candidata a la Cámara por una de las curules de la circunscripción afro. Pese a eso, no todos la conocían y, en un país centralizado, de mayorías racistas y machistas, una mujer negra y de provincia no tenía muchas posibilidades.
En medio de ese panorama poco favorable no solo logró una gran votación sino que, por eso mismo, el primero en su coalición y actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, la designó como su fórmula vicepresidencial. Para nadie es un secreto que parte de los votos que le faltaban a Petro para ganar la Presidencia los tenía Márquez.
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“Ella fue fundamental en la victoria del Pacto Histórico, no solo porque representa el cambio, que era lo que quería inspirar esa propuesta, sino también por su capital político. Ambos fueron conscientes de lo que estaban haciendo”, expone la reconocida periodista Edna Liliana Valencia, cercana a Francia y su jefa de prensa.
Como vicepresidenta de Colombia, posesionada hace poco más de cuatro meses, ha tenido una carrera maratónica: entre visitas a los territorios, viajes internacionales, reuniones y proyectos, por los que también ha recibido críticas válidas, aunque otra veces mensajes racistas.
Según cuenta Valencia, “Francia sabe mantenerse fuerte, nunca se queja. Claramente le afecta, pues, como a cualquier ser humano, le duele, pero ha encontrado en ese dolor una motivación para seguir con su proyecto”.
En septiembre se conoció el decreto de encargo en el que el presidente Petro le dio a Márquez 15 funciones, entre lo que destaca la política de la igualdad y avanzar en el cumplimiento de la Ley 70 de 1993, que estableció la propiedad colectiva de la tierra de las comunidades afrocolombianas.
Así las cosas, su trabajo se ha centrado en el Pacífico y en las últimas semanas ha liderado múltiples jornadas de los Diálogos Regionales Vinculantes —espacios de participación regional de cara al Plan Nacional de Desarrollo (PND) del Gobierno— en esa zona del país. “Tiene un compromiso con todas las regiones, pero de manera especial con los territorios excluidos”, asegura Clemencia Carabalí, su amiga y actual consejera presidencial para la Equidad de la Mujer.
“Ella es un referente muy importante para las mujeres, pues evidenció que es posible llegar a cargos de esa dimensión. Es una mujer que viene del territorio, cabeza de hogar, le tocó estudiar con muchísimas limitaciones, fue trabajadora doméstica, pertenece a un grupo históricamente excluido, atravesado por la discriminación y el conflicto armado”, cuenta Carabalí.
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En su trabajo por las comunidades más vulnerables, su objetivo principal es alcanzar la igualdad. No en vano, Petro le prometió crear el Ministerio de la Igualdad desde la campaña, para lo que fue presentado un proyecto que cursa en el Congreso.
Esa iniciativa la lidera el senador Alexánder López Maya, su padrino político, quien asegura que “no será más burocracia” y que será una “herramienta importante para que los recursos vayan directamente a superar la pobreza”.
Igualmente, Márquez ha hecho uno que otro viaje para hablar del cambio climático y ha intentado poner agendas a escala internacional; esa fue su tarea en la conferencia COP27 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). “La etapa de Francia como vicepresidenta es muy importante, pero este es un momento de su carrera porque ella es mucho más que eso. Es una figura global”, la elogia Valencia.
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Francia Márquez es una lideresa de amores y odios. Ha sido criticada, pues para algunos no tiene la suficiente experiencia para la gestión pública; también por sus viajes, su gestión o por usar discursos que podrían romper con el lenguaje de Academia: “Las mayoras”, “los nadie”, “vivir sabroso”.
Pero, lo cierto es que nunca una mujer negra había llegado a un cargo tan alto en el poder en Colombia y eso, aunque a algunos no les guste, ha marcado un hito en la historia del país.