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Hace apenas medio año el barón ganadero José Félix Lafaurie consideraba que negociar con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) era “entregar a esos narcoterroristas otro retazo de democracia”, pero en un giro inesperado, esta semana aceptó la invitación del Gobierno para integrar la delegación que a partir del lunes retomará los diálogos con esa guerrilla en Caracas.
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”El sector ganadero no puede negarse a una solicitud como la que hizo el presidente con mucha generosidad”, dijo el jueves por la noche Lafaurie en respuesta a la petición del presidente Gustavo Petro de que se uniera al grupo de negociadores del Gobierno. “Ojalá que ese anhelo de paz total que tienen los colombianos pueda darse”, apuntillaba.Minutos antes, Petro aseguraba de este líder ganadero que “con su mentalidad, con sus maneras de pensar, con su representación de un sector de la sociedad que, indudablemente, tiene algo y mucho que decir, su presencia será valiosa en los diálogos que se han iniciado con el ELN”.
Aunque no es un político al uso, José Félix Lafaurie, un costeño de Santa Marta, de 64 años, que fue viceministro de Agricultura por tres meses en 1991, representa al ala más dura de la derecha colombiana y está casado con una de las principales líderes de la oposición, la senadora uribista María Fernanda Cabal.
Oposición pragmática
El primer acercamiento con el actual presidente -al que ha hecho oposición en todas las campañas como uno de los mayores antipetristas del país- se empezó a fraguar después de la investidura. Lafaurie pasó de llamar a Petro “guerrillero extorsionista” a decir que con “la llegada del Gobierno Petro soplan nuevos vientos para el campo”, eso sí, matizaba, “no sabemos si borrascosos o si, por el contrario, impulsarán por fin las pesadas aspas del desarrollo rural”.
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A pesar de las diferencias, ambos han mostrado un sorpresivo pragmatismo que les ha llevado a una alianza insospechada. Petro quiere una reforma agraria que por fin lleve justicia a los campesinos y sabe que la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan), gremio que lidera Lafaurie, tiene la llave para conseguirlo y parece que quiere dar su brazo a torcer: a principios de octubre firmó un acuerdo con el Gobierno para la compraventa de tres millones de hectáreas para esa reforma agraria.
Quizás de esa necesidad mutua llegó la petición de Petro, que no quiere revivir la derrota de la paz en el referendo de octubre de 2016, convocado por el entonces presidente Juan Manuel Santos, tras el acuerdo con las Farc, y sabe que sentar a la mesa a uno de los referentes de derechas puede ayudar a ello.
La importancia de la tierra
Lafaurie es precisamente un detractor de lo que él denomina constantemente la “falsa paz de Santos”. Una y otra vez repite los mismos lemas del uribismo que se opuso a firmar la paz con la que fue la mayor guerrilla del mundo: “el grupo terrorista que ha recibido todos los beneficios de un falso proceso de paz sin pagar por sus delitos y burlándose permanentemente de sus víctimas”.
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El dirigente ganadero, que pertenece al Partido Conservador, ha sido por décadas enemigo de las guerrillas que han golpeado duramente a ese sector.Las guerrillas surgieron -entre otros asuntos- por la reivindicación histórica de tierras para quienes las cultivan, unas tierras que, precisamente, estaban en manos de ganaderos que llegaron a organizarse para defenderlas, en los inicios y raíces de los grupos paramilitares.
Los vínculos del líder gremial con el paramilitarismo han salido a la luz en varias ocasiones, una de las últimas cuando el exgobernador del departamento de Córdoba y terrateniente Benito Osorio habló ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de las reuniones entre Lafaurie y el líder paramilitar Salvatore Mancuso.
El propio Mancuso, que lideró las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) -el grupo al que más homicidios se le atribuyen durante el conflicto-, corroboró la reunión donde este terrateniente, acusado también de despojo de tierras, pedía a Lafaurie que intermediara para poner a cierta gente en puestos de poder en la Fiscalía para interceder en procesos judiciales.
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Incluso recientemente, Lafaurie convocó “brigadas de reacción solidaria” entre los ganaderos para responder a la invasión de tierras, y estas brigadas comenzaron a considerar que había que “armarse y defender lo suyo”, como se insinuaban en grupos de Whatsapp revelados por la prensa.Lafaurie, por tanto, tendrá en la mesa de negociación en Caracas un papel inédito que pocos pensaban que estuviera pensado para una persona como él y en el que incluso ni su mujer cree.
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