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Las cuentas de la ‘silla vacía’

Sin duda alguna, la manzana de la discordia de la reforma política, con la que se pretende depurar el Legislativo de la influencia del narcotráfico y los grupos ilegales, es la ‘silla vacía’.

Laura Ardila Arrieta
02 de junio de 2008 - 09:33 p. m.

No es para menos. Esta medida congelaría las curules de los congresistas en el mismo momento de su detención y se las quitaría definitivamente en caso de ser condenados.

Así las cosas, el gran perdedor, si la iniciativa es aprobada, sería el uribismo —el 85 por ciento de los parlamentarios involucrados en el escándalo de la ‘parapolítica’ son del oficialismo—, que podría perder sus mayorías en comisiones clave, como es el caso de las primeras de Senado y Cámara, en las cuales posiblemente el próximo semestre se discuta la reelección presidencial indefinida.

Por esta razón, el Gobierno se ha declarado en contra de la reforma, diciendo que no está dispuesto a “perder gobernabilidad” por culpa de la ‘silla vacía’, y los legisladores uribistas han hecho lo propio mostrando falta de voluntad política, unos, y declarándose impedidos para debatir, otros, para que el proyecto no pase.

La otra cara de la moneda muestra a los congresistas de la oposición, liberales y del Polo Democrático, tratando de defender con uñas y dientes la iniciativa, cuyo trámite en el Congreso se ha obstaculizado desde que llegó a la Comisión Primera del Senado, que mañana discutirá las inhabilidades que anunciaron oficialmente siete parlamentarios de esa célula legislativa para votar la reforma.

La bancada antiuribista sería la gran ganadora si el proyecto es aprobado. Un estudio de la Corporación Viva la Ciudadanía señala que, si pasa la ‘silla vacía’, el Partido Liberal quedaría con las mayorías en las comisiones tanto de Cámara como de Senado, a pesar de que esta colectividad tiene seis legisladores involucrados en ‘parapolítica’.

“Colombia Viva y Colombia Democrática desaparecerían y la existencia del Partido Convergencia Ciudadana peligraría”, explica el investigador Gabriel Bustamante.

El total de sillas desocupadas en el Congreso sería de 31: 25 ‘congeladas’ porque sus dueños tienen medida de aseguramiento y 6 vacías definitivamente por condena de los congresistas que las ocupan.

Al día de hoy, señala el documento de la Corporación, hay 67 parlamentarios envueltos en el escándalo que mezcla política y paramilitarismo.

Otros enemigos de la reforma

Al proyecto de acto legislativo más polémico del momento le sobran adversarios “tanto dentro como fuera de la legalidad”, afirma Bustamante.

El investigador dice tener claro que para los paramilitares “un Congreso infiltrado es prenda de garantía para continuar” con vida no sólo en el escenario armado, sino en la política.

Y como la reforma, supuestamente, anularía la influencia de los grupos de autodefensas en el Parlamento, “es lógico pensar que los ‘paras’ también saldrían perdiendo con la iniciativa”.

No obstante, hay otros sectores que rechazan dicho proyecto. Por ejemplo, el ex alcalde de Bogotá Jaime Castro, quien se pronunció al respecto en la audiencia pública que se realizó para discutir la reforma. Él asegura que la ‘silla vacía’ va en contra del debido proceso y que es desestabilizadora.

El intento de norma se volvió objeto de un pulso uribismo-oposición que continuará mañana en la Comisión Primera del Senado.


Puntos polémicos

Además de la ‘silla vacía’, la pérdida de la personería jurídica a aquellos partidos que tengan más de la mitad de sus miembros con problemas judiciales, la cancelación definitiva de la curul para la colectividad a partir de la sentencia y la anulación de los votos del  condenado son los puntos más polémicos del proyecto de acto legislativo.

¿Se irá Vélez?

Aunque se aprobó el impedimento del senador Juan Carlos Vélez, él insiste en que está posibilitado para votar las inhabilidades de sus compañeros, lo que fue tomado por la oposición como un intento de “saboteo” a la discusión.

El impedimento

Una de las inhabilidades más controvertidas de las que se han anunciado es la del senador Rodrigo Lara, quien hoy decidirá si radica o no su impedimento. Hace unos días, el parlamentario aseguró a El Espectador que estará atento a lo que decida el dueño de su curul, Germán Vargas, quien ofreció renunciar para luego actuar.

Enríquez es clave

El debate del proyecto continuará mañana en un punto clave: la discusión por la inhabilidad del senador Eduardo Enríquez Maya, quien tiene investigación preliminar en la Corte. Si este impedimento no es aprobado por la Comisión, la reforma podría sobrevivir.

Por Laura Ardila Arrieta

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