Las discordias en el frente amplio alternativo que buscará la Alcaldía de Bogotá
Aunque el objetivo de la centro-izquierda es unirse para consolidar una candidatura fuerte, hay distancias evidentes entre los partidos de esta tendencia. La evaluación sobre la administración de Claudia López, las fisuras en Alianza Verde y la percepción frente a temas como el Metro o la carrera Séptima, algunos aspectos que complican la consolidación de esa propuesta.
Como cada cuatro años, en las elecciones locales de 2023 la alcaldía de Bogotá será la gran aspiración de los partidos políticos. En especial de aquellos que no lograron buenos resultados en las elecciones legislativas y presidenciales de 2022. Es el caso del Centro Democrático (CD), que redujo su número de curules en el Congreso, no tuvo candidato propio en la carrera hacia la Casa de Nariño y ahora pretende capitalizar la desaprobación de la alcaldesa Claudia López y la indignación de los sectores alternativos que ayudaron a elegirla para llegar al Palacio Liévano.
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Como cada cuatro años, en las elecciones locales de 2023 la alcaldía de Bogotá será la gran aspiración de los partidos políticos. En especial de aquellos que no lograron buenos resultados en las elecciones legislativas y presidenciales de 2022. Es el caso del Centro Democrático (CD), que redujo su número de curules en el Congreso, no tuvo candidato propio en la carrera hacia la Casa de Nariño y ahora pretende capitalizar la desaprobación de la alcaldesa Claudia López y la indignación de los sectores alternativos que ayudaron a elegirla para llegar al Palacio Liévano.
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Evitar que se concrete ese deseo del uribismo depende entonces de las estrategias que pongan en marcha los partidos de centro-izquierda, pero sobre todo de qué tan alineados estén en el propósito de no dejarse arrebatar la considerada como segunda plaza política más importante del país.
La realidad es que esa alianza hoy se ve muy enredada. Hay una distancia cada vez más evidente entre los sectores progresistas, pero también hay algo que los tranquiliza: la certeza de que en Bogotá el Centro Democrático no suele tener mucha fuerza y que históricamente la capital ha sido muy progresista. “El uribismo cada día pierde más fuerza, sobre todo en Bogotá. La capital no vota por el CD”, dice confiado el concejal Diego Cancino (Alianza Verde), uno de los que suena como precandidato para las elecciones de octubre.
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Esa convicción, en la que pueden tener razón pues los recientes resultados electorales en Bogotá dan cuenta de una antipatía no solo al uribismo sino a la derecha en general, está atravesada por varios factores que pueden arruinar las pretensiones del movimiento alternativo y progresista y que, en efecto, la cuestionable gestión que ha hecho López les termine quitando la alcaldía después de varios años, a excepción de Enrique Peñalosa (2016-2020), de administraciones de centro-izquierda.
La gestión de Claudia López aleja a los alternativos
El primer factor es la decepción de quienes ayudaron a elegir a Claudia López como primera alcaldesa de Bogotá. Aunque parte de la izquierda estuvo con Hollman Morris, candidato de Colombia Humana y quien posiblemente aspire de nuevo a la alcaldía, muchos alternativos se volcaron con López para evitar lo que consideraban como una continuidad del modelo peñalosista que significaba la victoria de Carlos Fernando Galán.
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Cuatro años después, el balance sobre la gestión de López es que en la práctica no fue muy distinta su administración a la que hubiera sido una de Galán o el propio Peñalosa. Temas como el modelo de movilidad, las visiones sobre el Metro, el proyecto para renovar la carrera Séptima, la seguridad, la cimentación en los humedales y el manejo de las movilizaciones sociales, son apenas algunos aspectos por los que varios líderes, incluso de las propias toldas verdes, consideran que la alcaldesa “engañó” a sus electores.
“Cuando Claudia López hizo campaña se distanció de Peñalosa y se acercó a la izquierda. Ella engañó a la ciudad para hacerse elegir, pero sin comprometerse con un modelo de ciudad”, sostiene el concejal Carlos Carrillo (Polo Democrático), otro de los que está en el sonajero de aspirantes a la alcaldía. Lo propio expresa Cancino, quien admite que la alcaldesa “en muchos casos traicionó los principios del verde” y que López debe muchas explicaciones. “El primer veedor debe ser nuestro propio partido porque traicionó los principios”, añade el concejal sobre la labor de la alcaldesa.
La diferencia que existe sobre la percepción de la mandataria es amplia. A pesar de que la coalición de gobierno en torno al presidente Gustavo Petro está volcada hacia el apoyo a sus grandes reformas, y de hecho el propósito es consolidar un frente amplio a nivel nacional con algunos de los movimientos de esa coalición como el Pacto Histórico, Alianza Verde y el sector progresista del Partido Liberal, en Bogotá la situación es diferente porque, por ejemplo, el Pacto Histórico es oposición a López.
La concejal Heidy Sánchez (Colombia Humana), reconoce las distancias con el gobierno distrital, pero es afirma que en el sector alternativo son conscientes de que como este año se estrena la segunda vuelta para la alcaldía “será necesario hacer alianzas partiendo desde lo programático”. De todas forma, en principio está la idea consolidar una candidatura única de loas colectividades que componen el Pacto Histórico, uno de esos la Unión Patriótica, en el que Sánchez suena como candidata.
Pero en el verde, un partido de tendencias en el que también hay quienes defienden a capa y espada el manejo que le ha dado López a Bogotá, ven un interés del petrismo de “ganarse la alcaldía cabalgando sobre nuestros hombros y en contra nuestra”, según dice el concejal de esa colectividad, Julián Rodríguez Sastoque. De acuerdo con el cabildante, aunque “lo lógico” es crear una alianza entre el centro y la izquierda, lo que ve es “cero voluntad” para ejecutarla.
“Mientras el petrismo en Bogotá tenga como objetivo a Claudia es imposible tender puentes de confianza. No lo veo fácil. No hay un interés por consolidar una sola candidatura y le pediría al partido que al menos defendiera el gobierno de López”, resume el concejal, vocero de los verdes en el Concejo, quien también señala que la campaña “ya arrancó” con temas las denuncias sobre cuerpos de desaparecidos durante las protestas que al parecer fueron cremados. “Esperaría que primara la sensatez, pero lamentablemente hay temas que dan más rentabilidad de cara a la alcaldía”.
Miranda, Inti, Amaya, Luis Ernesto... el titubeo verde
Desde siempre, Alianza Verde fue un partido que dio espacio a todas las tendencias políticas. Solo basta recordar las elecciones que catapultaron a esta colectividad, las presidenciales de 2010, en las que se hizo una consulta entre Luis Eduardo Garzón, Antanas Mockus, y Enrique Peñalosa, tres excalcaldes de Bogotá que representaban ideas de izquierda, centro y derecha, respectivamente, para escoger la candidatura que enfrentaría a Juan Manuel Santos.
Dicho esto, no es de extrañar que aún existan facciones dentro del verde, pero resulta llamativo que en este momento haya dos muy evidentes y que también están marcadas por su opinión sobre la alcaldesa López. Ambas tendencias se vienen haciendo más extremas desde las pasadas elecciones presidenciales, cuando empezaron a aparecer las primeras fisuras en los verdes por la elección de su candidatura.
Algunos miembros del partido como Angélica Lozano, Juanita Goebertus, Antonio Sanguino y Carlos Amaya le apostaban a pertenecer a la Coalición de la Esperanza y de forma puntual a apoyar la aspiración de Sergio Fajardo. Otros como Inti Asprilla, Katherine Miranda, León Freddy Muñoz, Camilo Romero o Sandra Ortiz, entre otro, apoyaban al Pacto Histórico. Y cada “bando” de congresistas tiene a su vez un soporte de concejales y ediles.
“Lo que pasa en Bogotá es que una cosa es Alianza Verde y otra Claudia López y Angélica Lozano. La división con ese sector es evidente”, sostienen off the record congresistas del partido. “Claudia se la lleva pésimo y no hay posibilidad humana de poder hacer algo. Ella insiste en lanzar a Luis Ernesto Gómez, pero nosotros nos vamos a oponer a muerte a darle aval a él. El daño que ha hecho Claudia es notable”, agregan sobre la tensión que se vive en los pasillos verdes.
En la bancada legislativa del verde hay mucha confusión y la sensación de estar “absolutamente huérfanos” en cuanto a la selección de su candidatura a la alcaldía. Está la idea de consolidar una unión con el Pacto Histórico, de hecho ya hubo reuniones para lanzar la próxima semana el frente amplio. También está la idea de acordar un método, quizás una encuesta, para definir el candidato y tener una sola candidatura en primera vuelta.
También están otras posibilidades que evidencian las pocas claridades más allá de que “hay unidad en el frente amplio, pero con Claudia y Angélica no”, como comentan algunas voces del partido, como esperar la suerte de la reforma política y saber si se caen algunas inhabilidades e incompatibilidades para que congresistas como Inti Asprilla o Katherine Miranda aspiren al Palacio Liévano.
El senador Asprilla sostiene que hay conversaciones con la “tendencia más fajardista” en el Concejo, pero que no han charlado con quienes lideran esa ala del partido en el Congreso, aunque destaca que “todo el mundo en el partido sabe que sus fichas son Luis Ernesto Gómez o Carlos Amaya”. También expone que la apuesta de su sector será meterse a fondo con temas progresistas como la adaptación de la capital al cambio climático. Las demás prioridades se definirán en un retiro que hará el partido en los primeros días de febrero y avanza que “quienes siempre hemos tendido a la convergencia no tenemos problemas con eso”, en referencia a la posibilidad de buscar una sola candidatura entre Pacto Histórico y Alianza Verde.
“Ese sector está muy despistado y dando muchas volteretas”, complementa el concejal Cancino sobre la búsqueda de la persona que tome las banderas de Claudia López. “Era Luis Ernesto Gómez, pero se dieron cuenta de que es inviable porque en esa propuesta de frente amplio él no puede estar. Fue secretario en época de protestas y hay mucho ruido sobre clientelismo. Ahora dicen que Carlos Amaya puede ser el candidato”.
Con el liderazgo político de Amaya en Boyacá, que se reflejó en la victoria de su candidato a la Presidencia, Rodolfo Hernández, el exgobernador de ese departamento piensa en volver a aspirar al cargo. “Pude hacer muchas cosas por mi departamento y me sigue tocando la fibra la tierrita”, manifiesta Amaya, pero tampoco descarta la petición de concejales y ediles para ser candidato en Bogotá.
“El sector que me impulsa es el que llevó a Claudia a la alcaldía. No es una decisión tomada y habrá que conversarlo con las directivas del partido. Hay un grupo de congresistas que estaría en la tónica de impulsar mi nombre. Luis Ernesto era mi candidato, pero lo estuvo reflexionando con lo que ha pasado en los últimos días con el matoneo del petrismo a Claudia y esa posibilidad ya no está tan clara”, concluye Amaya sobre una decisión que pasa también por el plano familiar.
El Metro, la manzana de la discordia
Como ya es costumbre cada cuatrienio, la eterna discusión del metro volverá a ser parte de los debates para la alcaldía. Aunque en teoría es un proyecto en ejecución y con un contrato en marcha para hacerlo elevado desde el Portal Américas hasta la Avenida Caracas con calle 72, el presidente Gustavo Petro reabrió la posibilidad de soterrar por lo menos unos tramos del trazado.
No es un tema menor pues la reapertura de la controversia derivó en que congresistas y concejales alternativos tomen parte entre continuar el proyecto que firmó el exalcalde Peñalosa o evaluar las opciones de hacerlo subterráneo, que por supuesto ampliaría los costos y tiempos de entrega. Esta será otra arista de la discusión y otro motivo de división, ya que voces del partido que tienen coincidencias en temas como el frente amplio tienen opiniones diversas sobre el futuro del proyecto urbanístico y de movilidad más ansiado del país.
La representante Katherine Miranda, a quien no se le puede descartar aún de la baraja de candidatos a la alcaldía, tiene la sensación de que “nos estamos equivocando como ciudad retrocediendo en la toma de decisiones”.
La congresista apunta que al reabrir el debate sobre la primera línea no se está valorando el impacto fiscal y que el consenso debe ser el diseño de una candidatura que construya sobre lo construido. “Nos toca ser más pragmáticos y superar esa discusión del Metro, como la de la Séptima, hay cosas que se deben corregir, pero no podemos echar para atrás y empezar de cero. Los gobernantes no han aprendido a cuidar hijos ajenos”, remarca.