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Después de dar resultados muy lejanos de la realidad en la votación del plebiscito del 2 de octubre, que reforzaron su pérdida de credibilidad, luego de otros hechos como las elecciones en Estados Unidos o el Brexit, las encuestadoras en el país volvieron a tener una bocanada de aire luego de que acertaran en gran medida en los resultados de la primera vuelta presidencial. Duque, Petro, Fajardo, Vargas Lleras, De la Calle y el resto. En ese orden se mantuvo la tendencia en la mayoría de las encuestas y que, incluso, fue condensada en un ejercicio práctico que se hizo a través del Índice Agregado de Preferencias Electorales (IAPE), que realizó varias veces el Centro de Análisis y Asuntos Públicos y Sociométrica. No obstante, la diferencia entre Petro y Fajardo fue mucho menor de las que señalaban las encuestas en la última semana, pero que ya se consideraban en varias escuestas internas en las campañas, realizadas en la última semana.
Lo que sí estuvo completamente desfasado fue el modelo de pronóstico que echó a andar Cifras & Conceptos, que, a través de un arriesgado ejercicio de que conjugaba resultados de encuestas de intención de votos y las “estructuras electorales” que funcionaron en las elecciones a Senado y Cámara del pasado 11 de marzo. “Colombia está en pañales en el ejercicio de hacer pronósticos de una elección. Ganan las encuestadoras, pero pierden Cifras & Conceptos”, señala Carlos Andrés Arias, analista político y gerente de la firma Estrategia y Poder.
¿A qué se debe ese gran desfase que tuvo el pronóstico de Cifras & Conceptos? Según Arias, es muy complicado hacer una “transferibilidad matemática” en un proceso de votación uninominal, como el de Presidencia, desde unas elecciones a cuerpos colegiados, en donde se puede identificar las llamadas maquinarias políticas, que mueven los votos. “En las uninominales se determinan unos componentes de rasgo y personalidad política del candidato, que van más allá de las estructuras. La gente no se siente obligada a votar por maquinaria ni contrato, sino por el carisma y la imagen que proyecta el candidato”, concluye Arias.
Lo cierto es que, con el objetivo de no perder más la credibilidad ciudadana, se hace necesario que las encuestadoras hagan reformas estructurales en el diseño de las metodologías de recolección de datos para establecer la intención de voto. Esto implica incluir el movimiento de las conversaciones en Google y redes sociales mayoritarias en el país, como Facebook y Twitter, que, según mediciones de la última semana, siempre mostraban a Sergio Fajardo en el tercer lugar.
De hecho, en los resultados que se obtenían de Google Trends se pudo observar durante toda la campaña que Gustavo Petro lideraba las búsquedas, por encima de Iván Duque y otros candidatos, que variaban en mayor o menor medida cuando se instalaban temas que beneficiaban a uno u otro candidato. ¿Será la segunda vuelta un buen escenario para ensayar?
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