Las líneas rojas del Pacto Histórico para dar avales a las elecciones regionales
El Pacto Histórico solo avalaría candidaturas aprobadas por la mayoría de los miembros; quien no se someta a las reglas o acuerdos, no tendría su sello. La advertencia la hacen luego de que el senador Roy Barreras anunciara múltiples precandidaturas por su nuevo partido, Fuerza de la Paz.
Con miras a las elecciones regionales del 29 de octubre y en medio del trámite de un paquete de reformas sociales en el Congreso, el Pacto Histórico se halla en un dilema sobre qué candidaturas apoyar y con quiénes negociar. En el intento por mantener unida a la coalición de gobierno (integrada también por partidos tradicionales) y por consolidar su fuerza política, algunos ya piden límites. Esa inquietud se avivó tras la presentación de Fuerza de la Paz, el nuevo partido del senador Roy Barreras, y los avales que entregaría para los comicios locales.
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Con miras a las elecciones regionales del 29 de octubre y en medio del trámite de un paquete de reformas sociales en el Congreso, el Pacto Histórico se halla en un dilema sobre qué candidaturas apoyar y con quiénes negociar. En el intento por mantener unida a la coalición de gobierno (integrada también por partidos tradicionales) y por consolidar su fuerza política, algunos ya piden límites. Esa inquietud se avivó tras la presentación de Fuerza de la Paz, el nuevo partido del senador Roy Barreras, y los avales que entregaría para los comicios locales.
Ante las advertencias de militantes y políticos sobre algunos nombres, la dirección nacional del Pacto Histórico ya dijo que para que un candidato pueda llevar el logo de la coalición y participar en su nombre, deberá ser aprobado por la mayoría de los miembros: “En defensa de su ideario político y programático tendrán que ser consideradas y aprobadas por el Pacto en cada territorio, y a la vez por el Comité Nacional, responsable de expedir los avales por medio de las representaciones legales de los partidos”.
Algunos nombres que recibirían avales de Fuerza de la Paz y que sonaron muy mal fueron: para la alcaldía de Cartagena, Dumek Turbay (señalado por corrupción); para Cali, Miyerlandi Torres (prima de Dilian Francisca Toro y exsecretaria de Salud de Jorge Iván Ospina); para la gobernación del Atlántico, Alfredo Varela (ex Cambio Radical y cercano a los Char); de Nariño, Berner Zambrano (ex senador por el Partido de la U y señalado por clientelismo); de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey (también señalado por corrupción) y Dilian Francisca Toro, para el Valle. De entrada, la actual presidenta de la U no puede ser avalada por Fuerza de la Paz porque incurriría en doble militancia, tendría que haber renunciado doce meses antes de las elecciones a su partido y no fue así.
De acuerdo con el representante por el Valle, Alejandro Ocampo, “los avales que decida entregar Roy no comprometen nuestras acciones ni el proceso del Pacto Histórico. No hay posibilidad de que Dilian Francisca Toro ni Miyerlandi Torres estén con nosotros. No representan el cambio y aunque tenemos un acuerdo nacional en el Congreso, hay muchas diferencias departamentales y territoriales en las que no podemos conciliar”. Agrega que un candidato avalado por la coalición tiene que cumplir “unos requisitos mínimos porque nadie lo va a aceptar sino es coherente con lo que promovemos”.
Así pues, aunque cada partido que integra al Pacto, incluyendo a Fuerza de la Paz -que es quizá uno de los más divergentes y que agruparía sectores políticos cercanos al santismo y al Partido de la U- tiene la posibilidad de entregar avales para las elecciones regionales; las candidaturas presentadas, en teoría, tendrán que representar a todos los miembros y movimientos, de lo contrario, no podrán tener el sello del Pacto Histórico. “Ningún partido puede sacar una candidatura única y autodenominarse del Pacto. Solo podrán salir candidatos que surjan de la coalición de la mayoría”, dice el representante Heráclito Landinez.
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Entre los requisitos, buscarían que sean nombres con los que correspondan programáticamente. “Aunque tenemos diferencias, no pueden sobrepasar asuntos capitales, tal como contraponerse a las reformas, que hacen parte de un núcleo muy importante”, dice el senador Wilson Arias. Por su parte, Landinez dice que todos los partidos que integran el Pacto y los candidatos que busquen el aval deberán someterse a las condiciones para la presentación de candidatos a corporación públicas: listas cerradas y paritarias.
Así pues, hay un malestar manifiesto al interior de la coalición y algunos congresistas piden coherencia con el proyecto del “cambio”, que debería reflejarse en candidaturas que respalden. “Vamos a entrar en la discusión de definir si el Pacto Histórico es un verdadero proyecto de cambio a largo plazo o se volverá una fábrica de avales donde cualquiera entre”, dijo el actual presidente de la Cámara David Racero. Igualmente, Landinez asegura que en algunas zonas “buscaremos alianzas con partidos con ideologías cercanas, como Alianza Verde y los liberales, pero, previo a eso tendrá que haber un proceso de consultas y debe ser consensuado bajo mecanismos de democracia interna”, dice.
Si bien la competencia electoral en las regiones funciona bajo prácticas en ocasiones clientelares, que han sido monopolizadas por los partidos tradicionales; la coalición oficialista no ha dejado de ser atractiva, mucho más después de constituirse como una fórmula ganadora en las elecciones presidenciales y legislativas de 2022, logrando 48 curules en el Congreso. Más allá del acercamiento con sectores tradicionales, el Pacto Histórico logró interpretar un sentimiento de transformación profunda en el electorado y pese a la disminución en un par de puntos de la favorabilidad del presidente Gustavo Petro, hay muchos que se quieren unir.
“Hay una explosión de partidos que evidencian una ruptura con la forma tradicional de hacer política. Muchos actores quedaron desamarrados y se están acomodando en el nuevo escenario”, explica Armando Novoa, ex magistrado del Consejo Nacional Electoral. Igualmente, cita al académico Gerardo Molina (1906 - 1991), quien argumentaba que “las corrientes liberales siempre han tenido la virtud de correrse un poco a la izquierda cuando sienten que la percepción de inconformidad los puede volver marginales en la actividad política”.
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Sin embargo, el Pacto deberá determinar qué tanto se le acercan movimientos tradicionales. También es claro que, sobreponerse a las “maquinarias” les podría dificultar una victoria en las regiones, en donde sus liderazgos no son tan claros y el “voto de opinión” es menos determinante. Cabe recordar que esta no es la primera vez que hay cuestionamientos por nombres que se han acercado al Pacto. Hubo críticas alrededor de la cercanía entre el representante a la Cámara Agmeth Escaf y Alfredo Varela. Por otro lado, Nicolás Petro, diputado e hijo del presidente, fue cuestionado por un encuentro que tuvo con el hijo del ex senador Musa Besaile, condenado por parapolítica (él dijo que esa reunión no tuvo nada que ver con política). Igualmente, hace poco fue cuestionado el mismo presidente Petro, quien fue visto con el exsenador liberal Mario Fernández, primo de la primera dama Veronica Alcocer e investigado por parapolítica, una advertencia que hizo el penalista Miguel Ángel del Río.
Ante el malestar, el escenario “extremo” sería una desintegración de la coalición, pero, aseguran que “por ahora, todos están dispuestos a someterse a las reglas de escogencia de candidatos y de conformación de las listas, ese es el acuerdo”, dice Landinez. Igualmente Arias señala que “lo deseable es que lleguemos todos juntos, en un ejercicio que requiere madurez”.