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El pasado miércoles, el país se despertó con el video de Javier Ordóñez pidiendo clemencia a dos uniformados que lo atacaron con una pistola taser en varias ocasiones. El material audiovisual, que mostró un abuso policial, fue acompañado de la noticia de que Ordóñez murió horas después de los hechos retratados.
La muerte causó una oleada de indignación que llevó a miles de bogotanos a las calles. La jornada de protestas estuvo marcada por intentos de algunos de incendiar varios Centros de Atención Inmediata (CAI) de la capital y acciones violentas que dejaron como resultado 11 personas muertas, varias de ellas por armas de fuego. En varios videos quedaron registrados miembros de la Policía disparando en contra de manifestantes.
Tras la muerte a manos de uniformados del abogado Ordóñez y la presunta acción irregular de otro tanto durante las protestas, miembros de la oposición citaron de forma presencial al ministro de la Defensa, Carlos Holmes Trujillo, a debate de control político en la plenaria de la Cámara. El funcionario atendió el llamado de forma virtual, pero eso no fue impedimento para que desarrollara el debate, en el que la representante Katherine Miranda mostró el testimonio de uno de los amigos de Javier Ordóñez que estuvo con él en sus últimas horas de vida.
Vea el video completo
En un video de poco más de cinco minutos, Wilder Salazar le contó a la representante de los Verdes las horas de terror que vivieron en manos de la Policía, “El amigo de Javier ha decidido hablar y quiere hacerlo a esta plenaria. Este testigo va a hablar con un infinito miedo porque ha recibido amenazas de muerte”, fue la introducción de Miranda, que recordó que los Policías que serían responsables de la muerte del abogado Ordóñez se encuentra en libertad, lo que conlleva un peligro para los testigos.
Salazar comenzó su relato justo en los hechos que fueron captados por los videos que circularon por redes sociales. “Las súplicas de Javier fueron todo el tiempo ‘Ya, ya no más’. Yo también grité en varias ocasiones que por favor no lo lastimaran más con la pistola taser”, comentó uno de los que vio con vida por última vez a Javier Ordóñez.
El testigo aseguró ante las cámaras que los policías nunca se detuvieron en sus agresiones en contra de su amigo, lo golpeaban en el rostro y le ponían la pistola de choque eléctricos en la piel desnuda: “seguían con la pistola taser, pero ya no era sobre la ropa porque él tenía la camiseta desgarrada, se la hacían sobre la piel”.
En su narración, Salazar contó que aún en la patrulla siguió la “tortura de mi amigo Javier”. Ambos fueron trasladados al CAI de Villa Luz. Ni siquiera ahí, según el relato, los golpes mermaron. “Él ya venía muy débil, con la cabeza agachada, ahí lo siguen golpeando, lo botan al piso. Él ya se encontraba esposado, completamente inmovilizad, él ya no podía hacer nada”, declaró en este punto.
Entre las muchas agresiones física y verbales, de acuerdo a lo narrado, Ordóñez cada vez se quejaba menos de los golpes y hablaba poco. “Yo alcanzaba a escuchar que él tenía mucha dificultad para respirar”, expresó Wilder Salazar, que aseguró que desde ese momento pidió que llevaran a su amigo a un hospital, pero la respuesta habrían sido más golpes e insultos.
Según el testimonio entregado a la representante Miranda, al CAI llegaron por lo menos cuatro uniformados más que observaron la escena y no le prestaron ayuda. Al lugar de retención habría llegado otro amigo de Ordóñez, de nombre Juan David, que habría sido el que se dio cuenta que el abogado no estaba respirando y estaba muy frío. “Ellos lo sientan, pero está pálido, tiene un ojo completamente hinchado, tiene marcas por el cuerpo como de quemaduras, de golpes, su pecho y cuello están morados”, fue la descripción del estado de Ordóñez en ese momento.
Ante la situación, Ordóñez fue llevado a un centro asistencial en una patrulla. Salazar cuenta que en ese recorrido trataron de que el herido respondiera, para ello le daban pequeñas palmadas en los cachetes y trataban de calentarle el pecho, pero ninguno de esos esfuerzos surtió efecto. Al llegar a la Cínica María del Lago, la situación de Ordóñez era de total inconciencia.
“Esta imagen no se me va a olvidar nunca porque cuando tratamos de sentarlo en la silla de ruedas él simplemente quedó así”, contó el amigo de la víctima del abuso policial, mientras que con el cuerpo mostraba en la silla donde estaba sentado como el cuerpo de su amigo quedó desgonzado. “Estaba con los ojos cerrados, con el rostro totalmente hinchado”, agregó.
Salazar le contó a la representante que se quedó afuera de la clínica llorando, hasta que una doctora salió para decirle: “lo siento mucho, no se puede hacer nada porque su amigo llegó muerto”. En ese momento el testigo rompió en lagrimas y concluyó con una solicitud especial al Legislativo: “Al Congreso, que tiene el poder, les pido justicia para que la muerte de mi amigo Javier no quede impune”.