“He sido una de las personas más leales al presidente Petro”: Laura Sarabia
Laura Sarabia sabe que su cargo y sus funciones han generado resistencia en el círculo íntimo del presidente Gustavo Petro, especialmente entre quienes lo han acompañado desde el M-19, el progresismo y la izquierda. Pero también es enfática en que su trabajo es el de ser articuladora para que los objetivos del jefe de Estado se cumplan. Por eso, en este diálogo con El Espectador, defendió su lealtad al mandatario, la gestión como jefa de gabinete y directora del Dapre y –de paso– explicó cómo impactó el reencauche de Armando Benedetti. “Yo he cuidado al presidente”, aseguró. Además, habló de los expedientes judiciales en los que aparece mencionada.
Daniel Valero
David Efrén Ortega
¿Qué ha sido lo más retador de todo este tiempo junto al presidente Petro y su Gobierno?
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¿Qué ha sido lo más retador de todo este tiempo junto al presidente Petro y su Gobierno?
Ha sido un reto personal, un reto profesional. Uno entiende que en estos cargos el tema de la exposición mediática es algo normal, natural. Y en este Gobierno, por ser el primero de izquierda, por la misma polarización en la que se encuentra el país, por las redes sociales y tanta fake news, eso se vuelve un reto adicional. Uno de los mayores retos y de lo más difícil para mí en este cargo ha sido la exposición mediática. Llevo dos años en los que me levanto todos los días para ver qué historia nueva sale sobre mí o en qué nuevo cuento soy protagonista. Hay unos muy creativos y quiero resaltar que me he reído de algunos, pero sí hay otros que desatan mucho ruido y ahí es cuando veo que aplican esa frase de “calumniar, calumniar, que algo quedará”.
¿Cuáles son los principales logros del Dapre para destacar?
Lo que tratamos de hacer desde el Dapre y la Presidencia es fomentar lo que he sido yo, una mujer de consensos para determinar cómo cumplimos los objetivos del presidente; en algunas cosas con aliados que no necesariamente lo sean naturalmente. Me refiero a aliados que no sean naturales de la izquierda o el progresismo; por ejemplo, lo que hacemos en La Guajira con el Grupo Aval. Para nadie es un secreto que el Grupo Aval no ha sido un aliado de la izquierda y han tenido muchas pujas y diferencias naturales, por así decirlo, pero con ellos hemos construido una alianza específica en La Guajira. Eso no quiere decir ni que pensemos en todo igual ni que haya intereses o canjes de una cosa u otra.
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¿Esa articulación es compleja?
Dijimos que vamos a trabajar por La Guajira y ese ha sido el objetivo, como lo hemos hecho con el agua, con la energía y otros asuntos. También iniciamos la misión en Nuquí, en Chocó, de la mano del canciller Luis Gilberto Murillo. Y hemos buscado otros aliados con el sector bancario, con los empresarios, con gremios y en eso me he vuelto un canal de comunicación. Siempre buscamos los consensos. Ese es realmente el único papel que he jugado con el sector empresarial. Yo sé que se ha hablado mucho de un supuesto juego de intereses, pero mi único interés es que salgan adelante temas como el pacto por el crédito; ahí el presidente tenía un objetivo que eran las inversiones forzosas, que ya existen en el país en sectores como el agro.
Pero ese objetivo no cambió con ese pacto…
Era un objetivo en el sentido en que iba a tramitarse un proyecto de ley y eso implica un proceso, pero para mí el tema era cómo buscar más recursos, que era lo que quería el presidente, para sectores estratégicos en temas de reactivación económica definidos por el presidente mismo. No fue una definición mía, y es claro que esas conversaciones con el sector bancario fueron con el aval del presidente. Ahí abrimos la puerta a decir que si no es por un proyecto de ley de inversiones forzosas, pues había que conversar. Es por eso que el resultado es el pacto por el crédito.
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¿Este tipo de diálogos no generaron ruidos con los miembros del gabinete que deberían liderar tales asuntos?
Yo quiero ser muy clara: siempre trabajo de la mano con los ministros y con cada uno de los sectores. Si es con el sector bancario, las hago de la mano el ministro de Hacienda; si es del sector energético, las hago de la mano el ministro de Minas; y así. Yo solo formo un papel de articuladora y que se entienda un mensaje, pero siempre el ministro del sector va a ser el protagonista y es el que encamina la política.
La meta del pacto por el crédito es mover $55 billones en 18 meses; ¿qué de eso se ha cumplido?
Cada mes se hace un seguimiento de cómo van los desembolsos, cuáles han sido los sectores que más han desembolsado, cuál tenemos que mejorar. Las cifras no salen directamente de los bancos, sino que hay un tercero validador, que es la Superintendencia Financiera. Ahí se articula todo lo referente al Ministerio de Hacienda y los bancos. Es ese tercero el que regula y supervisa a los bancos y que se den los indicadores que definió el presidente.
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¿Qué resultados hay?
Vamos muy bien, sobre todo se ha impulsado toda la reactivación económica en varios frentes. Un tema, por ejemplo, es la vivienda. La gente sí está pidiendo crédito para comprar vivienda usada. En el tema agrario, el presidente ha insistido mucho, y eso lo hemos definido, en que todos estos créditos no se vayan a grandes empresas, sino a los pequeños productores. Y eso tratamos de que se cumpla cada mes.
¿El escándalo de corrupción del saqueo a la UNGRD afectó la ejecución de la Misión Guajira?
Este proyecto inició cuando yo estaba en Prosperidad Social. Lo que hicimos es que definimos 74 comunidades, que surgieron de lo definido en la sentencia T-302 de la Corte Constitucional; eran atendidas por Prosperidad por asuntos como su seguridad alimentaria. Y junto con el Grupo Aval y otros impulsamos temas de transición energética, instalación de paneles solares, instalaciones de infraestructura de agua… La apuesta es que las 74 comunidades tengan seguridad alimentaria, agua y energía. Y durante el proceso se unieron más aliados, incluyendo de la comunidad internacional. A todo tratamos de hacerle seguimiento en una reunión de alto nivel que se hace periódicamente.
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¿Tienen algún límite de tiempo para cumplir los objetivos?
Yo le dije al Grupo Aval que no quería, ni quiero, manejar recursos y de eso se encargan directamente ellos. A mí me interesa que la gente tenga agua, energía y seguridad alimentaria. La idea es que a mediados del otro año ya podamos haber cumplido todo.
Desde el Dapre destacan el trabajo que vienen haciendo con las mujeres wayúu…
Las mujeres wayúu necesitan tener independencia. Entonces, les enseñamos con otros aliados nuevos diseños para sus mochilas, que son claves en su entorno, y cómo hacer rendir su producción. Por ejemplo, ellas las vendían a $15.000 o $30.000 para que en las ciudades capitales las vendan en $150.000; ahora buscamos que se vuelva un mercado directo. Ya les registramos la marca Misión Guajira para ellas y así les ayudamos en comercio electrónico, cómo vender al exterior, cómo hacer un juego de colores, el manejo de redes sociales y cómo tener sus propios mercados.
A veces esos puentes que usted y otros funcionarios logran se ven golpeados por expresiones del propio presidente Petro. ¿Cómo manejan eso?
Todas las conversaciones que tenemos con los sectores empresariales y demás son con el aval del presidente. Aquí también pasan cosas de historias, de aliados que no han sido aliados, de tensiones que existen. Pero lo que hemos querido, lo que personalmente yo he planteado, es que no dinamitemos los puentes. Vamos a tener diferencias porque no pensamos igual, porque tenemos formas de verlo distinto, pero si podemos encontrar puntos de consenso en algunas cosas específicas por el país, creo que vale la pena.
Va una semana desde el retorno de Armando Benedetti al círculo duro del presidente. Hoy, con ese tiempo para analizar todo, ¿qué piensa de ese reencauche?
Mi posición es la misma: yo no discuto ni cuestiono las decisiones del presidente públicamente. Lo que pienso, siento y considero del regreso de Benedetti se lo manifesté al presidente en privado y yo voy a honrar el compromiso de que quedaba en privado. El presidente sabrá con qué objetivo regresa Armando Benedetti. Creo que es el momento de cada uno replantear y tomar las decisiones que considere pertinentes, pero no entrar en la discusión de si es una buena o mala decisión. No cuestiono las decisiones del presidente, respetando la misma institucionalidad que representa la Presidencia.
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¿Ese “fuego amigo” puede afectar al Gobierno en estos dos años que restan?
Creo que hablar de especulaciones y rumores o de futuros, pues es muy difícil. Lo veremos en el día a día, todos empezaremos a valorar si es pertinente, si lo toleramos o si no, y pues ya esa será una decisión personal de cada uno. Yo creo que, como todo, un gabinete es un grupo de compañeros, como en cualquier trabajo, que tiene diferencias y hay colegaje; de pronto hay más feeling con unos que con otros, pero eso hace parte de todo. Tenemos un compromiso con el Gobierno, el presidente Gustavo Petro y la gente, que nos está diciendo que no podemos ahogarnos en las peleas y en las coyunturas políticas. Tenemos que llevarles soluciones a sus problemáticas y a sus realidades.
En su entrevista con los colegas de El Tiempo, usted decía que el gabinete no puede ser “un jardín infantil”. ¿Eso es lo que está pasando?
La gente espera de nosotros, no que estemos peleando los unos con los otros o metiendo chismes o rumores, sino que demos soluciones directas. Los colombianos esperan que seamos adultos y que trabajemos, que nos unamos realmente, no para los intríngulis del poder, sino que nos unamos en cómo ejecutamos más este año y medio, cómo realmente cumplimos los objetivos, cómo mostramos mejores resultados de todo este Plan Nacional de Desarrollo que nos propusimos.
Sandra Ortiz, exconsejera de Regiones y recién imputada por posible corrupción en la UNGRD, les dijo a los colegas de Semana que no se sentía “cómoda” con usted…
Lo único que tenemos es nuestro nombre y yo, por así decirlo, fui una falla en el sistema. Estos cargos y varios de estos asuntos han sido diseñados para gente con un apellido, que tiene ciertos contactos, y eso es una realidad de nuestro país. Y yo fui esa falla del sistema, porque no tengo un apellido, mi familia es de clase media, mis papás viven de su sueldo como cualquiera asalariado de este país; estudié en una universidad pública. Y de la noche a la mañana me convertí en “la mujer más poderosa”, y esto lo digo entre comillas. Una mujer joven, que a los 30 años y sin venir de una clase política, que no tiene un apellido o un renombre que salta de ser la asistente de un congresista a ser la jefe de gabinete y la persona más cercana a un presidente, pues es una falla en el sistema.
Pero hacia afuera usted sí es leída como una mujer con mucho poder…
Pues mi llegada generó y genera un pequeño terremoto en todas las estructuras por esto que les cuento. Y también en las internas, porque muchos me dicen o me han manifestado que no soy del proyecto y diría mentiras si dijera que he militado antes en la izquierda; pero yo lo que he sido es una mujer profesional que trabaja 24/7 por este país y que desde hace tres años, incluso unos meses antes, se la ha jugado al 100 % por el presidente Petro y su proyecto.
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Y lo que dijo Sandra Ortiz o su mención en un expediente penal por el polígrafo a Marelbys Meza, ¿no debe ser respondido o tal vez lo lee como una persecución?
No quisiera entrar en ponerle etiquetas o categorías a esto. Yo me puedo imaginar la situación de Sandra Ortiz en este momento. Es una situación difícil, pero como se lo manifesté a ella directamente, creo que la mejor defensa en todos los procesos es la verdad. No sé por qué ella decía que no se sentía cómoda conmigo. Hasta el último día tuvimos una relación cordial, no éramos las mejores amigas, pero nunca tuvimos una discusión y siempre fue en un trabajo armónico, institucional y pues ya ahí vendrán las autoridades a determinar responsabilidades. No diría más sobre ese caso.
¿Y el expediente por el polígrafo a Marelbys Meza?
Yo estoy de acuerdo con ella y espero que esto termine pronto. Es importante ya dejar de utilizarla y que ella deje de ser esclava de algunos intereses. Ya el resto de las explicaciones, y lo que es de mi conocimiento y competencia, tanto del tema del polígrafo como de la financiación de la campaña, se las he ido dando a las autoridades que me han citado. No he guardado silencio y siempre estaré a disposición de cualquier autoridad que considere que deba escuchar mi versión.
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¿Cómo es su relación con quienes vienen del M-19 (Augusto Rodríguez o Carlos Ramón González, por ejemplo), del proyecto de izquierda y con el mismo Pacto Histórico?
Con Augusto Rodríguez tengo una relación institucional, es el director de la Unidad Nacional de Protección y coordinamos lo que tenemos que coordinar en conjunto; no tengo ningún tipo de relación con Carlos Ramón González. Yo trato de ser un puente, de ayudar en lo que pueda ayudar, no solo al sector empresarial, sino incluso al Pacto Histórico. Siempre estaré dispuesta para que podamos enriquecer el proyecto y trabajar por el país, independientemente de si el color político es amarillo, verde, azul, morado. Si nos unimos para trabajar por el país, cuenten conmigo. Si es para otra cosa, pues ahí es donde realmente podemos no estar de acuerdo. Y lo que sí les puedo asegurar es que yo he sido una mujer leal al presidente, he sido una mujer que durante estos tres años lo ha cuidado y se la ha jugado por él y creo que lo he demostrado.
Esto da a entender que la relación interna dentro de ese círculo íntimo del presidente es compleja…
Respeto las posiciones del Pacto y de todos sus miembros, pero yo genuinamente considero que he sido una de las personas más leales al presidente Gustavo Petro. Tenemos diferentes formas de ver las cosas, aunque coincidimos en el fondo. Aquí sí remito a la frase que fue tan polémica, pero que para mí ha significado tanto; y es que “no hay mayor lealtad que cuidar al otro”, y yo he cuidado al presidente.
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¿Ha sentido que ese cuidado es recíproco?
Eso solo lo puede definir el presidente, yo no quisiera entrar a categorizar o decir sí o no, porque puedo caer en alguna imprecisión o decir una palabra que sea mal interpretada por algún sector. Entonces, creo que eso solo lo puede saber él.
¿Se necesita más progresismo después del 2026?
Se necesita más progresismo, yo creo que sí. Yo creo que los extremos en ningún país funcionan ni son saludables.
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¿Colombia debe reelegir el proyecto Petro en el 2026?
Primero, soy funcionaria pública y no puedo participar en política. Yo creería que el país, sin categorizar si es un proyecto u otro, debe elegir a alguien que pueda cumplir con las necesidades de esos territorios excluidos, con las necesidades que han esperado los colombianos durante muchos años. Debe ser un proyecto que mejore la salud en Colombia, un proyecto para que muchos más adultos mayores se pensionen, un proyecto que pueda mejorar el tema habitacional y de acueductos en La Guajira, en Chocó. Yo creo que más que por si es amarillo, azul, rojo, es de alguien que pueda construir eso y que dejemos de vernos como amigos y enemigos.
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¿Dónde se ve usted en ese escenario?
Cada día trae su afán y ya en el 2026 miraremos dónde estará Laura Sarabia.
¿Cuáles son las tres claves del Dapre para 2025?
Hace un par de semanas lanzamos Juntos por Urabá con el Grupo Argos y otros aliados. Ese es uno de los proyectos específicos, porque a veces como entidades o funcionarios tratamos de abarcar mucho y no terminamos abarcando tanto. Prefiero que en lo que podamos comprometernos sea realizable y hacerle seguimiento. También está, por supuesto, la Misión Guajira y la de Nuquí. Y vamos a seguir trabajando por la reactivación económica, de la mano del Ministerio de Hacienda. Y apoyar todo el tema de implementación de paz, porque la Presidencia tiene dos fondos, Fondo Colombia en Paz y Fondo Paz, y eso hace parte de transformar los territorios, como lo que hacemos en Cauca o Nariño.
¿Qué está fallando al interior del Gobierno y qué debería mejorarse?
Yo creo que he sido una de las mujeres más autocríticas del Gobierno y me han dado palo por eso. Incluso, en el Congreso, durante un debate de control político, dije que nosotros tenemos que ejecutar más y esa es una realidad. Eso nos lo ha pedido el presidente, nos lo ha dicho y eso no lo podemos desconocer; es un objetivo y deberíamos concentrarnos en este año y medio largo de gobierno en ejecutar, en ejecutar presupuestos, en ejecutar los proyectos en los que nos comprometimos en las regiones.
¿Cómo convive con esa percepción constante de que usted es la mujer más poderosa del Gobierno y la mano derecha del presidente Petro?
No sé a qué se pueden referir con esas expresiones, porque yo ejecuto las órdenes del presidente, soy un canal de comunicación entre sectores, entre grupos. Por ejemplo, la llegada o salida de cualquier funcionario es una decisión exclusiva del presidente. No quiero usar una expresión incorrecta, pero yo he sufrido más de lo que me he beneficiado, por así decirlo, porque esto ha afectado a mi familia, se han metido con mi vida personal; esto me ha generado y he heredado enemigos que ni yo sabía que tenía, enemigos que a veces ni conozco. A mí me tocó hacer el papel de “mala de esta historia” en algunas cosas y pues eso a veces no es tan chévere. Lo he sufrido personalmente, pero me ha hecho crecer un montón y eso ha hecho que tenga, pues para nadie es un secreto, las peleas con la persona con la que trabajé seis años, que fue Armando Benedetti.
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¿Qué tanto la ha afectado esa fama?
Trato de convivir con todo, pero para mí ha sido más lo negativo que lo positivo. Lo que sí resalto, y ojalá para eso me sirviera todo el poder, es para ayudar a la gente en La Guajira, en Chocó, conseguir más aliados en esos proyectos. Creo que en eso sí, orgullosamente, puedo decir que soy la mujer más poderosa. De resto, soy una persona que trabaja 24/7 por el país, por cumplir los objetivos del presidente, que siempre quiere ser coequipera con el gabinete y que siempre estará en disposición de no vernos como amigos y enemigos, sino en trabajar conjuntamente. He estado en disposición de atender todos los requerimientos que han sido cuestionados de mi vida y he ido a todas las autoridades que me han citado, pero yo no puedo responder por historias fantasiosas que inventan todos los días.
¿Se mantiene en que siempre ha actuado correctamente?
Dos de mis objetivos son que todo el mundo conozca quién es Laura Sarabia, porque a veces veo que han pintado una que ni yo conozco, y defenderé mi nombre como una leona porque es lo único que tengo. De este cargo no me llevo nada más, sino mi nombre y que la gente pueda conocer mi trabajo. Eso sí lo voy a defender hasta el último minuto y puedo decir que tengo la cabeza en alto, porque yo duermo tranquila, vivo de mi sueldo y mi familia sigue siendo la misma.
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