Sarabia regresa a reforzar el reducido círculo íntimo de Petro
Son pocas las personas que le hablan al oído al presidente y no todas despachan desde la Casa de Nariño. La exjefa de gabinete sería la nueva directora de Prosperidad Social.
Valentina Parada Lugo
En el piso de la Casa de Nariño desde donde despacha el presidente Gustavo Petro apenas hay dos oficinas más: la de Carlos Ramón González, director del Departamento Administrativo de Presidencia (Dapre), y la de Vladimir Fernández, director jurídico de Presidencia. En ese mismo piso antes se ubicaba también Laura Sarabia, de quien este lunes se dijo que volverá al Gobierno como directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS) en relevo de Cielo Rusinque.
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En el piso de la Casa de Nariño desde donde despacha el presidente Gustavo Petro apenas hay dos oficinas más: la de Carlos Ramón González, director del Departamento Administrativo de Presidencia (Dapre), y la de Vladimir Fernández, director jurídico de Presidencia. En ese mismo piso antes se ubicaba también Laura Sarabia, de quien este lunes se dijo que volverá al Gobierno como directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS) en relevo de Cielo Rusinque.
Pero esta última, una de las mujeres más cercanas a Petro, no quedará por fuera del Gobierno. Al contrario, Rusinque llegaría como jefa de gabinete, cargo que ocupó Sarabia hasta que renunció el pasado 1° de junio tras el escándalo de la niñera Marelbys Meza. Según fuentes de la Casa de Nariño, Sarabia en realidad nunca salió de la esfera política del Gobierno y todavía atendía la agenda del presiente desde su casa.
Lo cierto es que el círculo de confianza de Petro es estrecho y escaso. A su mano derecha se puede decir que está Carlos Ramón González, quien en los últimos tres meses ha hecho las veces de jefe de gabinete sin serlo formalmente. González militó junto a Petro en el M-19 y ambos fueron parte del equipo político negociador con el gobierno en 1990. Varias décadas después fue uno de los fundadores de la Alianza Verde, junto a Antanas Mockus, y permaneció en la presidencia de ese partido hasta abril de este año, cuando relevó a Mauricio Lizcano en el Dapre.
Y al otro lado de su oído le habla Vladimir Fernández, su secretario jurídico. No se toma una decisión en Presidencia sin la evaluación y el visto bueno del jurista. Es un viejo conocido de Petro, pues fue uno de sus asesores de despacho cuando fue alcalde de Bogotá y no salió bien librado: resultó con medida de aseguramiento por una investigación de cuatro contratos irregulares que investigó la Contraloría y Fiscalía en su momento.
Otro de los hombres que, aunque no está en el gabinete, es una de las voces que más sigue Petro es la del director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Augusto Rodríguez, uno de los amigos cercanos del mandatario y con quien también se conoció en el M-19. Fue su asesor en la Alcaldía de Bogotá e integrante de la junta directiva de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado. Pero más allá de sus cargos, le guardaba la espalda al entonces alcalde y era su mano derecha. Algo similar a lo que hace desde su entidad.
Por eso, la UNP no es una entidad minúscula en su gobierno. Ha liderado las denuncias de corrupción más sólidas del Estado y su voz es vista como la de uno de los hombres que más sabe de seguridad. De hecho, ayudó a consolidar la terna de fiscal que presentó el mandatario.
Pero el presidente es hermético, incluso con su equipo de comunicaciones. Fuentes de Palacio han asegurado que sus discursos, la mayoría de las veces, no son escritos, sugeridos ni conocidos por el equipo de prensa, sino que solo permite que los lean sus más cercanos, como González. Y que, por eso, su estrategia con los medios se ha limitado a la difusión de sus eventos, declaraciones e intervenciones, pero pocos pueden decir que han podido incidir en el presidente tuitero, el que trinó 5.650 veces en su primer año de mandato. Varias personas que han trabajado en la estructuración de su estrategia de comunicaciones coinciden en lo mismo: no ha habido nadie que logre que el presidente suelte o delegue su cuenta de Twitter a expertos en comunicación. “Dice que esa es la única forma de defenderse él mismo de sus opositores”, contó una de las personas que trabajó a su lado.
Por eso no es un asunto menor que Sarabia vuelva oficialmente al Gobierno, aunque muchos reconozcan que su figura jamás se ausentó. De Sarabia se había dicho que regresaría a trabajar con el presidente porque a él le cuesta confiar en otra persona, y el Departamento de Prosperidad Social, al que llegaría como directora, es una de las entidades con más comunicación con Presidencia.
Esa entidad es la encargada de diseñar e implementar las políticas para superar la pobreza y equidad, y maneja la cartera social, con un presupuesto de más de $6 billones anualmente. No es un secreto que para que el plan de gobierno de Petro avance, el DPS debe ser uno de los aliados con quienes Palacio debe tener más sincronía.
Para personas cercanas al jefe de Estado, el hecho de que Sarabia llegue a ese cargo permite que se formalice, nuevamente, su cercanía con Petro, por ser una de las entidades más conectadas con Presidencia y con las que más tiene comunicación. Algunas fuentes del alto gobierno dicen que se trataría de una jugada para que Sarabia vuelva a ser mano derecha en las decisiones presidenciales, pero evadiendo la polémica que generaría que volviera a ser nombrada jefa de abinegte en medio de una investigación que sigue abierta en Fiscalía y en el Consejo Nacional Electoral.
En ese cargo en el DPS, desde el 7 de agosto de 2022, ha estado Cielo Rusinque Urrego, una abogada cercana a Hollman Morris, quien lo defendió en su momento de las denuncias en su contra por acoso sexual. Rusinque iba a ser candidata al senado por el movimiento Fuerza Ciudadana (el movimiento de Morris) en las elecciones pasadas y su nombre también llegó a sonar para la Cámara de Representantes del Pacto Histórico, pero ninguna de las posibilidades se concretó. A su lado, hasta julio pasado, estuvo María Paula Fonseca como jefa de prensa del Departamento, quien ahora ocupa el cargo de secretaria de comunicaciones de la Presidencia.
Aunque se podría decir que el círculo que rodea al presidente está conformado por esas cuatro personas, hay funcionarios del alto gobierno que también tienen cercanía con el presidente para asesorarlo en asuntos más técnicos, como fue la elección de la terna de fiscal. Una de las voces que hizo aportes fue el mismo ministro de Defensa, Iván Velásquez. De hecho, su nombre sonó para ser uno de los opcionados, según confirmó una fuente de esa cartera, pero por la investigación de Nicolás Petro, el presidente prefirió no sugerir a nadie de su gabinete para mandar un mensaje de imparcialidad.
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