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                                                                                                                                Los asesinatos de activistas y líderes sociales empañan la paz en Colombia

                                                                                                                                Este es el artículo en español que publicó en su edición dominical el The New York Times sobre el asesinato de líderes sociales en el país. “Es algo de lo que hemos hablado bastante con el gobierno colombiano”, dijo Nikki Haley, embajadora estadounidense ante la ONU.

                                                                                                                                Nicholas Casey / The New York Times

                                                                                                                                Reportaje del New York Times sobre el asesinato de líderes sociales en Colombia. / Pantallazo de la página del New York Times
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                A fines de julio, un grupo de hombres armados siguió a Libardo Moreno, un activista comunitario de 76 años, hasta su finca en el oeste colombiano. Se acercaron a la reja y pidieron ayuda por un neumático ponchado. Cuando Moreno se acercó con la bomba, le dispararon en el cuello y el pecho.

                                                                                                                                “Dijo: ‘Me mataron, me mataron’”, recordó su esposa, Margarita Fernández, quien lo encontró tirado en el concreto. “Las motos se fueron y lo dejaron allí”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Pareciera que estos asesinatos más bien han aumentado durante el periodo de paz.

                                                                                                                                Moreno es uno de por lo menos 190 líderes comunitarios que fueron asesinados en lo que va del año, con lo cual el país parece encaminado a sobrepasar la cifra total de homicidios de activistas en 2017, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, un grupo de investigación.

                                                                                                                                Pocos de estos casos han sido resueltos por el gobierno colombiano, aunque se ha detectado un patrón: casi todos los asesinatos han sucedido en zonas que dejaron los exguerrilleros de las Farc cuando se desmovilizaron después del acuerdo de paz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Sin embargo, el gobierno aún no ha tomado el control de muchas zonas abandonadas por los rebeldes. En vez de eso han llegado narcotraficantes, grupos paramilitares y facciones rebeldes.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Eso ha dejado a los activistas a merced de los grupos criminales.

                                                                                                                                “En esas regiones las Farc se fueron y el Estado nunca llegó”, dijo Carlos Guevara, director de Somos Defensores, grupo de investigación que monitorea los ataques contra activistas.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Esa misma semana, a Martha Milena Becerra la llamaron para avisarle que su madre, una organizadora comunitaria de las afueras de Quibdó, al oeste del país, también fue asesinada apenas minutos después de que las dos habían terminado una conversación telefónica.

                                                                                                                                “Ella decía: ‘¿Por qué vienen a buscarme, si no le hice daño a nadie?’”, dijo Becerra, quien empacó lo que tenía y se fue de Quibdó con su hermana.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “No tenemos ayuda y ahora dormimos en el piso”, dijo Tascus Pai, la viuda, quien ha estado escondida desde el funeral de Niscué.

                                                                                                                                (Puede leer también: Asesinato de líderes sociales, un debate que estaba en deuda)

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Hubo un periodo de tranquilidad en el que la gente estaba en espera conforme los concejos y líderes sociales por primera vez hacían política libremente”, dijo. “Pero eso ya se terminó. Se abrió una ventana por un tiempo y el Estado no pasó por ahí, lo hicieron otros grupos armados”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En respuesta a unas preguntas formuladas por The New York Times, el gobierno de Colombia dijo en un comunicado que los homicidios son “un grave fenómeno que preocupa profundamente al presidente de la República”. Los funcionarios atribuyen las muertes a la violencia vivida en Colombia durante los últimos años y aseguran que el gobierno trata de encontrar nuevas maneras de proteger a los líderes y activistas comunitarios.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                (Otro contenido que puede resultar interesante: Gobiernos de Santos y Duque coinciden: asesinato de líderes sociales no es sistemático)

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Los homicidios también han llamado la atención de Estados Unidos, que le dio a Bogotá unos 900 millones de dólares entre 2017 y 2018 para implementar medidas antinarcotráfico y como apoyo para el desarrollo y la puesta en práctica de los acuerdos de paz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Sin embargo, los asesinatos continúan; en el mismo mes de la visita de Haley hubo por lo menos trece más. En el Valle del Cauca, la provincia donde mataron a Moreno, los integrantes del concejo han sopesado renunciar en masa para evitar ser asesinados.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “No soy un hombre violento”, dijo el activista, quien pidió no ser nombrado por temor a poner en riesgo su vida. “Estoy aquí para apoyar a la comunidad”.

                                                                                                                                En la provincia, aunque han sido asesinados una docena de otros líderes comunitarios, el homicidio de Moreno sorprendió a muchos. El economista agrícola no parecía ser amenaza para nadie; los proyectos que impulsaba incluían un acueducto y una guardería.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Esa región alguna vez fue la zona cero en el conflicto guerrillero. En los años noventa, las Farc asaltaron en varias ocasiones el único centro comercial de la zona, con resultados mortíferos. Pero el conflicto ya había amainado  y Moreno solo quería organizar a los campesinos de la zona.

                                                                                                                                “Inmediatamente identificó los problemas de varios años”, dijo Andrés Moreno, hijo del líder comunitario.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Después, en junio de 2017, los guerrilleros dejaron las armas; era un momento que los residentes locales habían esperado toda su vida. Por un tiempo, la gente del pueblo de Las Pilas pensó que el conflicto había terminado.

                                                                                                                                Sin embargo, nadie del gobierno envió funcionarios para resguardar la zona; ni policía ni soldados.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Pavimentar o traer un acueducto es bueno”, dijo Álex Moreno, cuñado del activista. “Pero para unos es malo. Hay más acceso, más personas y pueden llegar las autoridades”.

                                                                                                                                La paz también provocó la llegada de campesinos que habían huido de los campos. Algunos grupos indígenas se habían asentado en las granjas vacías y reclamaron el territorio. Moreno quedó enfrascado en las discusiones resultantes, usualmente del lado de los campesinos desplazados.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Andrés Moreno, su hijo, le dijo que estaba preocupado de que fuera a quedar en medio del fuego cruzado de varias disputas. También hubo dos ataques contra el vehículo del activista.

                                                                                                                                “Le decíamos: ‘Papá, cálmate’”, dijo Andrés. “Llegaba a las reuniones y hablaba, pero todos los demás se callaban. Estaban asustados”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Las Farc se desmovilizaron, pero esta banda parecía ser un frente pequeño que se mantuvo en pie de lucha o una facción que nunca firmó los acuerdos de paz.

                                                                                                                                Moreno decidió buscarlos para un cara a cara.

                                                                                                                                “No estaba asustado”, dijo su hijo. “Él decía: ‘Estoy acá para ayudar al pueblo’”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En los días previos a su muerte hubo tres explosiones contra el acueducto que Moreno había pedido construir.

                                                                                                                                Algunas personas de Las Pilas sospecharon de los narcotraficantes; otros pensaron que eran actos de sabotaje de los guerrilleros. Algunos atribuyeron los siniestros a la comunidad indígena que se había quejado por el acceso al agua.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El 23 de julio, Moreno regresó a su finca después de reunirse con políticos para discutir el ataque al acueducto. De acuerdo con Fernández, la esposa del líder comunitario, había dos motocicletas ya a la espera en el camino que dejaron pasar a Moreno.

                                                                                                                                Luego llegó el pedido de ayuda en la reja con la excusa de que uno de los motociclistas se había quedado sin aire en los neumáticos. “Y ¡pum, pum…!”, recordó Fernández, apuntando hacia su cuello para describir cómo fue asesinado su marido.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Álex tuvo que recoger los casquillos, con guantes que le prestaron en una funeraria.

                                                                                                                                “No es posible echarle la culpa a nadie si las autoridades ni llegaron al lugar del crimen”, sentenció.

                                                                                                                                * Susan Abad colaboró con este reportaje desde Bogotá.

                                                                                                                                c.2018 New York Times News Service

                                                                                                                                También le puede interesar: "Crisis en la implementacion del acuerdo con las Farc: ¿Dejará Colombia que se le escape la paz?"

                                                                                                                                 

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                A fines de julio, un grupo de hombres armados siguió a Libardo Moreno, un activista comunitario de 76 años, hasta su finca en el oeste colombiano. Se acercaron a la reja y pidieron ayuda por un neumático ponchado. Cuando Moreno se acercó con la bomba, le dispararon en el cuello y el pecho.

                                                                                                                                “Dijo: ‘Me mataron, me mataron’”, recordó su esposa, Margarita Fernández, quien lo encontró tirado en el concreto. “Las motos se fueron y lo dejaron allí”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Pareciera que estos asesinatos más bien han aumentado durante el periodo de paz.

                                                                                                                                Moreno es uno de por lo menos 190 líderes comunitarios que fueron asesinados en lo que va del año, con lo cual el país parece encaminado a sobrepasar la cifra total de homicidios de activistas en 2017, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, un grupo de investigación.

                                                                                                                                Pocos de estos casos han sido resueltos por el gobierno colombiano, aunque se ha detectado un patrón: casi todos los asesinatos han sucedido en zonas que dejaron los exguerrilleros de las Farc cuando se desmovilizaron después del acuerdo de paz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Sin embargo, el gobierno aún no ha tomado el control de muchas zonas abandonadas por los rebeldes. En vez de eso han llegado narcotraficantes, grupos paramilitares y facciones rebeldes.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                “En esas regiones las Farc se fueron y el Estado nunca llegó”, dijo Carlos Guevara, director de Somos Defensores, grupo de investigación que monitorea los ataques contra activistas.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Esa misma semana, a Martha Milena Becerra la llamaron para avisarle que su madre, una organizadora comunitaria de las afueras de Quibdó, al oeste del país, también fue asesinada apenas minutos después de que las dos habían terminado una conversación telefónica.

                                                                                                                                “Ella decía: ‘¿Por qué vienen a buscarme, si no le hice daño a nadie?’”, dijo Becerra, quien empacó lo que tenía y se fue de Quibdó con su hermana.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “No tenemos ayuda y ahora dormimos en el piso”, dijo Tascus Pai, la viuda, quien ha estado escondida desde el funeral de Niscué.

                                                                                                                                (Puede leer también: Asesinato de líderes sociales, un debate que estaba en deuda)

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Hubo un periodo de tranquilidad en el que la gente estaba en espera conforme los concejos y líderes sociales por primera vez hacían política libremente”, dijo. “Pero eso ya se terminó. Se abrió una ventana por un tiempo y el Estado no pasó por ahí, lo hicieron otros grupos armados”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En respuesta a unas preguntas formuladas por The New York Times, el gobierno de Colombia dijo en un comunicado que los homicidios son “un grave fenómeno que preocupa profundamente al presidente de la República”. Los funcionarios atribuyen las muertes a la violencia vivida en Colombia durante los últimos años y aseguran que el gobierno trata de encontrar nuevas maneras de proteger a los líderes y activistas comunitarios.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                (Otro contenido que puede resultar interesante: Gobiernos de Santos y Duque coinciden: asesinato de líderes sociales no es sistemático)

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Los homicidios también han llamado la atención de Estados Unidos, que le dio a Bogotá unos 900 millones de dólares entre 2017 y 2018 para implementar medidas antinarcotráfico y como apoyo para el desarrollo y la puesta en práctica de los acuerdos de paz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Sin embargo, los asesinatos continúan; en el mismo mes de la visita de Haley hubo por lo menos trece más. En el Valle del Cauca, la provincia donde mataron a Moreno, los integrantes del concejo han sopesado renunciar en masa para evitar ser asesinados.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “No soy un hombre violento”, dijo el activista, quien pidió no ser nombrado por temor a poner en riesgo su vida. “Estoy aquí para apoyar a la comunidad”.

                                                                                                                                En la provincia, aunque han sido asesinados una docena de otros líderes comunitarios, el homicidio de Moreno sorprendió a muchos. El economista agrícola no parecía ser amenaza para nadie; los proyectos que impulsaba incluían un acueducto y una guardería.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Esa región alguna vez fue la zona cero en el conflicto guerrillero. En los años noventa, las Farc asaltaron en varias ocasiones el único centro comercial de la zona, con resultados mortíferos. Pero el conflicto ya había amainado  y Moreno solo quería organizar a los campesinos de la zona.

                                                                                                                                “Inmediatamente identificó los problemas de varios años”, dijo Andrés Moreno, hijo del líder comunitario.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Después, en junio de 2017, los guerrilleros dejaron las armas; era un momento que los residentes locales habían esperado toda su vida. Por un tiempo, la gente del pueblo de Las Pilas pensó que el conflicto había terminado.

                                                                                                                                Sin embargo, nadie del gobierno envió funcionarios para resguardar la zona; ni policía ni soldados.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                “Pavimentar o traer un acueducto es bueno”, dijo Álex Moreno, cuñado del activista. “Pero para unos es malo. Hay más acceso, más personas y pueden llegar las autoridades”.

                                                                                                                                La paz también provocó la llegada de campesinos que habían huido de los campos. Algunos grupos indígenas se habían asentado en las granjas vacías y reclamaron el territorio. Moreno quedó enfrascado en las discusiones resultantes, usualmente del lado de los campesinos desplazados.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Andrés Moreno, su hijo, le dijo que estaba preocupado de que fuera a quedar en medio del fuego cruzado de varias disputas. También hubo dos ataques contra el vehículo del activista.

                                                                                                                                “Le decíamos: ‘Papá, cálmate’”, dijo Andrés. “Llegaba a las reuniones y hablaba, pero todos los demás se callaban. Estaban asustados”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Las Farc se desmovilizaron, pero esta banda parecía ser un frente pequeño que se mantuvo en pie de lucha o una facción que nunca firmó los acuerdos de paz.

                                                                                                                                Moreno decidió buscarlos para un cara a cara.

                                                                                                                                “No estaba asustado”, dijo su hijo. “Él decía: ‘Estoy acá para ayudar al pueblo’”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En los días previos a su muerte hubo tres explosiones contra el acueducto que Moreno había pedido construir.

                                                                                                                                Algunas personas de Las Pilas sospecharon de los narcotraficantes; otros pensaron que eran actos de sabotaje de los guerrilleros. Algunos atribuyeron los siniestros a la comunidad indígena que se había quejado por el acceso al agua.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El 23 de julio, Moreno regresó a su finca después de reunirse con políticos para discutir el ataque al acueducto. De acuerdo con Fernández, la esposa del líder comunitario, había dos motocicletas ya a la espera en el camino que dejaron pasar a Moreno.

                                                                                                                                Luego llegó el pedido de ayuda en la reja con la excusa de que uno de los motociclistas se había quedado sin aire en los neumáticos. “Y ¡pum, pum…!”, recordó Fernández, apuntando hacia su cuello para describir cómo fue asesinado su marido.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Álex Moreno, su cuñado, dijo que las autoridades le fallaron al activista en vida por no atender las necesidades de su pueblo y que le volvieron a fallar cuando sucedió su muerte: dice que la policía se rehusó a visitar Las Pilas para recoger el cuerpo por temor a la violencia.

                                                                                                                                Álex tuvo que recoger los casquillos, con guantes que le prestaron en una funeraria.

                                                                                                                                “No es posible echarle la culpa a nadie si las autoridades ni llegaron al lugar del crimen”, sentenció.

                                                                                                                                * Susan Abad colaboró con este reportaje desde Bogotá.

                                                                                                                                c.2018 New York Times News Service

                                                                                                                                También le puede interesar: "Crisis en la implementacion del acuerdo con las Farc: ¿Dejará Colombia que se le escape la paz?"

                                                                                                                                 

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                                                                                                                                Ver todas las noticias
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