Congreso, reformas y lentejas en Semana Santa
El Gobierno lucha por salvar su reforma a la salud, pero los jefes de los partidos tradicionales ya le dijeron que no lo apoyan ¿Qué opciones le quedan para salvar la ponencia mayoritaria radicada el viernes a última hora? Repartir burocracia entre los congresistas es una, pero puede tener un costo elevado.
Élber Gutiérrez Roa
La historia suele ponerse de moda por estos días en su versión bíblica, pero tratándose de asuntos políticos es una discusión vigente en cualquier época de cualquier año. Según la narración religiosa, Jacob se aprovechó del hambre de su hermano Esaú y le compró su primogenitura por un plato de lentejas. Le llenó el estómago, pero se apoderó de su derecho a ser el líder de la familia y de los bienes que le correspondían por herencia.
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La historia suele ponerse de moda por estos días en su versión bíblica, pero tratándose de asuntos políticos es una discusión vigente en cualquier época de cualquier año. Según la narración religiosa, Jacob se aprovechó del hambre de su hermano Esaú y le compró su primogenitura por un plato de lentejas. Le llenó el estómago, pero se apoderó de su derecho a ser el líder de la familia y de los bienes que le correspondían por herencia.
El relato tiene muchas interpretaciones y con el correr de los años se suele usar para aludir al caso en el cual una persona vende su conciencia para satisfacer una necesidad y, por una extraña casualidad, sale a relucir en la Colombia actual cuando se habla de transacciones políticas en época electoral o de votaciones de proyectos de ley.
Los políticos conservadores, de hecho, acuñaron la palabra “lentejismo” como adaptación criolla referida a aquellos miembros de su partido que se apartaran de las directrices oficiales e ingresaran a la bancada de un gobierno liberal a cambio de burocracia estatal, que es como se designa a las lentejas en una esfera diferente a la de la narración religiosa.
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En la versión de la Colombia de comienzos del siglo XX, más dedicada a las lecturas bíblicas que la de hoy, el entonces dirigente conservador Laureano Gómez bautizó de lentejos a varios de sus copartidarios al percatarse de que estaban apoyando al gobierno de Enrique Olaya Herrera, en 1930.
Lentejos fueron también los liberales que apoyaron la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla; los liberales que, en oposición a un segundo mandato de Alfonso López Michelsen, secundaron la candidatura conservadora de Belisario Betancur; los liberales que acompañaron la aspiración presidencial de Andrés Pastrana, en 1994, y los conservadores que ayudaron a que el liberal Ernesto Samper le ganara, en esa misma campaña, a Pastrana y los lentejos liberales.
Por pura cuestión de marketing, las lentejas han sido servidas en la política colombiana con distintas presentaciones y bajo muy creativos nombres, que casi siempre hacen alusión a su carácter de comestible: dietas parlamentarias, auxilios parlamentarios, cupos indicativos, mermelada...
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Ahora, en plena época de reflexión para la comunidad católica del país, el expresidente César Gaviria, jefe del Partido Liberal, les acaba de hacer una advertencia a sus congresistas en medio del enrarecido ambiente en torno a las reformas promovidas por el Gobierno de Gustavo Petro: “Mucho cuidado con comer lentejas en Semana Santa”.
El exmandatario le dijo a El Espectador que tiene claro que el Gobierno se moverá para tratar de convencer a sus legisladores de que voten a favor de la reforma a la salud, cuya ponencia para debate en las comisiones séptimas fue radicada en la noche del viernes. Gaviria y sus congresistas ya anunciaron que no respaldan la propuesta del Gobierno, oposición a la que luego se sumaron el Partido Conservador y el Partido de la U.
De hecho, los liberales piensan radicar un proyecto propio de reforma partiendo de la premisa de que debe tramitarse por la comisión primera (dicen que es ley estatutaria en vez de ordinaria) y no por las comisiones séptimas del Congreso, como hizo el Gobierno.
En efecto, el Ejecutivo no se quedó quieto desde el momento en que recibió el no de sus compañeros de bancada liberales, conservadores y de la U. ¿Qué caminos le quedan? Retirar la iniciativa es una idea descartada, aunque en principio se pensaba lo mismo de la reforma política, que hace una semana naufragó en el Congreso. La imposibilidad de conseguir los votos necesarios para su aprobación obligó al Gobierno a anunciar que la retiraba.
Otra opción sería acoger las propuestas de los partidos políticos, que básicamente se oponen a la eliminación de las EPS, a que el manejo de la salud esté en manos de los departamentos y a la idea de la contratación directa del Gobierno con las farmacéuticas. Pero esos temas hacen parte del corazón de la propuesta del Gobierno, que también promueve el fortalecimiento de la atención de primer nivel y el de la prevención delas enfermedades.
La tercera posibilidad, que sin lugar a dudas crearía mucha más polarización, es la de jugarse la carta de movilizar a la ciudadanía, como sugirió el viernes la ministra de Salud, Carolina Corcho, para quien existe una clara estrategia por parte de sectores opositores consistente en hacer el debate en los medios de comunicación y no en el Congreso. No es la única funcionaria del Gobierno que lo ha mencionado, pues el petrismo es feurte en este escenario y sabe que el respaldo popular es clave para presionar a los políticos en la aprobación de los proyectos. El riesgo está en llevar al país al escenario de las protestas permanentes e interminables y de la dilación en las discusiones sobre los grandes temas del país.
En otras palabras, la apuesta de estar sacando a la gente a las calles podría derivar en escenarios como los de países vecinos, en donde a los gobiernos se les fue eltiempo promoviendo marchas y nunca hicieron las obras que sus electores esperaban. Los mandatos sobre los que había tanta ilusión terminaron desprestigiados y con balances iguales o perores que los de los tradicionales gobernantes. ¿Cuántos hospitales hará o salvará en realidad el Gobierno Petro? Esa es una pregunta que en menos de tres años y medio le estará haciendo el país al hoy mandatario.
¿Qué otra posibilidad tiene el Ejecutivo? Buscar uno a uno los votos de los congresistas, sin discutir el tema en bloque con los jefes de las bancadas. Y aunque los partidos niegan que estén detrás de puestos y el Gobierno dice que no incurrirá en las mismas prácticas clientelistas que el hoy presidente criticó durante la campaña presidencial, el fantasma del lentejismo sigue ahí, muy cerca, como en la historia de Jacob y Esaú. ¿Seguirá Petro sus convicciones o acudirá al pragmatismo que usaron sus antecesores para lograr la aprobación de los proyectos más importantes?
La realidad de la política indica que los mandatarios gobiernan con sus aliados y que las alianzas se hacen a partir de acuerdos, los cuales implican concesiones. Gobierno y partidos aseguran que ambas partes ya hicieron sus concesiones en cuanto a los contenidos de los proyectos y no lograron acuerdos. ¿Cómo puede el Gobierno convencer uno por uno a los senadores y representantes?
Interrogado sobre si teme que el lentejismo se le lleve a los congresistas liberales, Gaviria le respondió a El Espectador que no siente miedo desde los cinco años y que hoy agrega una nueva sugerencia a los políticos del partido: “Busquen pescado sin espinas”.
Y es que Gaviria tiene una vez más la sartén por el mango. Tal como informó este diario, el exjefe liberal se dejó sorprender durante el trámite a la reforma tributaria, en diciembre de 2022, y admite que en esa ocasión el ministro del Interior, Alfonso Prada, le salió adelante al abordar de manera individual a los congresistas del partido para convencerlos de apoyar al Gobierno. En esta ocasión el asunto es diferente, porque la bancada decidió votar unida y si alguien se sale de ese libreto puede ser sancionado con la pérdida del derecho al voto durante un año y, de ñapa, perder avales del partido para las elecciones de alcaldes y gobernadores de octubre. Los congresistas están muy interesados en postular a sus candidatos.
El panorama no es claro. El viernes, pasadas las 5:00 p.m., y cuando el Congreso no acostumbra a estar trabajando, un grupo mayoritario de ponentes radicó el informe para votación de la reforma a la salud. Ponencia concertada con el Gobierno, por supuesto. Y dicen ellos que cuenta con apoyo de la mayoría de partidos.
Pero la inmediata celebración desatada en las redes sociales por los simpatizantes de las propuestas de reforma del presidente Petro fue pronto acallada por mensajes como el de la presidenta del partido de la U, Dilian Francisca Toro, quien desautorizó la firma del congresista Camilo Ávila en esa ponencia. “El representante firmó bajo su responsabilidad. La firma no fue consultada conmigo como directora de La U”, indicó Toro.
Similar situación ocurrió en el Partido Conservador, el cual informó que la firma de Gerardo Yepes en la ponencia no los representa. El congresista respondió que se hace responsable por sus actos y que no está “para defender los intereses del negocio de la salud”.
Como era de esperarse, ningún congresista del partido Liberal firmó la citada ponencia.
El presidente Petro sigue buscando salidas para salvar sus proyectos, pues no puede dejar que se le caiga uno más. César Gaviria, entre tanto, está en Nueva York, celebrando su cumpleaños y esperando a que su bancada siga la dieta por él recomendada.