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La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (Eln) anunció este jueves un cambio en su cúpula, que si bien supone una renovación obligada por motivos de salud de su número uno, Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, puede complicar las posibilidades de retomar una negociación de paz.
Gabino, al frente de la organización subversiva desde 1998 como sucesor del fallecido español Manuel Pérez Martínez, alias Poliarco o el Cura Pérez, dijo en un comunicado que un tratamiento de salud en Cuba, donde está desde 2018, lo obliga a dejar el mando de esta guerrilla, en la que será reemplazado por su segundo, Antonio García, cuyo nombre verdadero es Eliécer Chamorro. “Esta desafortunada circunstancia me impide desarrollar mis funciones como primer comandante del Eln, lo que me llevó a presentar la renuncia a dicho cargo la cual ha sido aceptada”, manifestó el jefe guerrillero, de 71 años.
El cambio en la cúpula pone como segundo a Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán, líder del equipo negociador en los diálogos de paz con el Gobierno, suspendidos desde agosto de 2018 y sin perspectivas de reanudación. Pese a que con Gabino al mando del Eln no se avanzó en una solución negociada, aunque varios gobiernos lo intentaron a lo largo de los últimos 20 años, su retiro puede dificultar aún más cualquier intento de diálogo.
“Si bien Gabino estaba alejado de la conducción efectiva del Comando Central (Coce) como la unidad de mando que toma las decisiones políticas y militares del Eln, su presencia y su sombra generaba respeto en diferentes bloques y frentes que componen esa guerrilla”, dijo el analista Jairo Libreros, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Externado de Colombia.
Rodríguez Bautista se trasladó a La Habana en 2018, durante los diálogos de paz con el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos y, a pesar de la suspensión de ese proceso, permaneció en Cuba junto con la comisión negociadora. Según Libreros, la voz de alias Gabino tenía mucho peso en el Eln, “por lo que representa en términos históricos para esa organización insurgente”, y está por verse si su sucesor tendrá la misma capacidad de mando.
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Una guerrilla fortalecida
Según expertos, el Eln se fortaleció en los últimos años aprovechando el vacío dejado por las Farc en algunas regiones tras la firma del Acuerdo de Paz de 2016, y desde entonces pasó de unos 2.500 a 4.000 miembros, repartidos en ocho frentes de guerra, pero no siempre apegados a la estructura de mando vertical.
“A Antonio García y Pablo Beltrán les toca garantizar la unidad de mando y eso solo lo pueden hacer si concentran todas las funciones en ellos y tienen la posibilidad de establecer no solamente los parámetros relacionados con la conducción de hostilidades, sino un control férreo a unos bloques que han sido federales y autónomos en un nivel muy alto”, explicó Libreros.
No obstante, el hecho de que la retirada de Gabino y la reorganización de la cúpula del Eln se hayan hecho públicos casi dos meses después de la renuncia, que tiene fecha del 1 de mayo de 2021, puede ser un indicio de que la transición ya fue comunicada y acatada por los distintos frentes. “Si quieren mantener la integridad de la organización, deben concentrar todas las funciones de comando y de control en ellos, porque si no el Eln puede perder esa connotación y convertirse en pequeños grupos terroristas, que es quizás el peor escenario para ellos y para nosotros como sociedad y como Estado”, agrega Libreros.
Postura del Gobierno, invariable
Para el Gobierno, la renuncia de Gabino no supone mayor cambio en su visión del Eln, porque lo que espera de esa guerrilla es que abandone su accionar criminal. “El pueblo colombiano está esperando la renuncia a su actuar criminal, a seguir reclutando menores, al secuestro, a la instalación de minas antipersonales. Esa es la renuncia que está esperando no solo el pueblo colombiano sino el Gobierno Nacional”, expresó el alto comisionado para la Paz, Juan Camilo Restrepo Gómez.
Desde su llegada al poder, el 7 de agosto de 2018, el presidente Iván Duque ha condicionado la reanudación de los diálogos al cese de las acciones criminales del Eln y a que deje en libertad a todos los secuestrados que tiene en su poder, exigencias que no han tenido eco en ese grupo armado. Por el contrario, en enero de 2019, un atentado terrorista contra la Escuela de Cadetes de la Policía en Bogotá dejó 22 muertos y 65 heridos, tras lo cual el Gobierno pidió a Cuba la extradición de la delegación del Eln que permanece en La Habana, entre ellos Gabino y Pablo Beltrán, solicitud rechazada por la isla.
“Esta es una oportunidad de oro para el Gobierno de lanzar una propuesta un poco más arriesgada para sentarse a buscar una salida dialogada al conflicto”, opina Libreros, convencido de que de lo contrario, “tocará esperar que llegue el nuevo inquilino a la Casa de Nariño, en agosto de 2022, para ver qué se va a inventar para sacar adelante un proceso con el Eln”.