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Han sido tres momentos, bueno, debieron ser cuatro, pero la falta de un pronunciamiento de la Corte Constitucional sobre el nuevo Código Electoral no lo hizo posible. El primer capítulo, llamémoslo así, fue la aprobación de dicho Código por parte del Congreso de la República en diciembre de 2020. Aunque era necesario su trámite, pues en el país hay reglas electorales anteriores a la Constitución de 1991, lo verdaderamente inédito para la democracia representativa del país y, por ende, la participación política de las mujeres, era que en dicho proyecto se incluyera la paridad en las listas de aspirantes a las corporaciones públicas.
(Lea: “La paridad tiene que ser un tema de toda la ciudadanía”: ONU Mujeres)
Desde la plataforma de Acción de Beijing, de 1995, los intentos por mejorar la participación política y pública de las mujeres, uno de los puntos centrales en dicho acuerdo internacional, fueron varios, hasta que se logró la Ley 581 de 2000, que determina la cuota del 30 % de mujeres en cargos administrativos estatales, y la Ley 1475 de 2011, que lleva esa cuota al Legislativo. Sin embargo, la realidad fue distante a los deseos y la participación efectiva de las mujeres, por lo menos en el Congreso, llegó a un techo de cristal del 20 %.
Por eso, desde 2011, se siguió insistiendo en el tema, pero con más avidez, porque las mujeres sabían y proclamaban que una democracia no estaba completa sin ellas. Que no es cuestión de cuota, sino de representatividad, una que sea conforme a lo que representan poblacionalmente. Y eso es más del 50 %. Eso se logró en 2020. Aunque, eso sí, sin alternancia en las listas (hombre-mujer-hombre o viceversa) y universalidad, que aplique para todas las circunstancias.
El Código Electoral, al ser una ley estatutaria, pasó de inmediato a revisión constitucional por parte de la Corte. Y se esperaba que, para antes del 13 de diciembre, día límite para las inscripciones de listas y candidatos y candidatas, el alto tribunal se pronunciara para que los partidos supieran cómo proceder en materia de reglas electorales, entre ellas la de la paridad. Eso no fue posible y, centrándonos en lo que llama a este artículo, el cumplir o no la paridad fue un asunto de compromiso de los partidos y coaliciones que participarán en 2022.
Además, ante la expectativa de un pronunciamiento de la Corte, muchos se dieron a la tarea de trabajar en la conformación de listas como si el Código y la paridad fueran declarados exequibles. Esto nos lleva al segundo momento o capítulo: empeñar la palabra. En el marco de la campaña Más Mujeres, Más Democracia, Rumbo a la Paridad, que lidera la Mesa de Género de la Cooperación Internacional y algunas entidades del Estado, Los partidos se comprometieron a que sus listas iban a ser 50-50, con o sin decisión del alto tribunal.
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Estamos en el momento de las mujeres, en su reclamo justo por más participación y representación, y negarse a la paridad, en plenas elecciones, quizá no era una fórmula para las directivas de las colectividades. De forma tangible, partidos como la U, Cambio Radical, Mira, Comunes, Unión Patriótica y Conservador le dijeron sí a la paridad en eventos de la campaña anteriormente mencionada. Dilian Francisca Toro, presidenta de la U, e Irma Luz Herrera, vicepresidenta y representante del Mira, refrendaron el compromiso en un episodio del pódcast Autónomas de El Espectador.
En este mismo espacio, el presidente de Cambio Radical, Germán Córdoba, contrarió la palabra de Carolina Ordóñez, coordinadora nacional de mujeres de la colectividad, quien había dicho que presentarían listas 50-50. “El calendario electoral ya arrancó y las reglas de juego no se pueden cambiar. En los partidos no estamos preparados para que de la noche a la mañana las mujeres sean la mitad de las candidatas. La paridad es un proceso”, comentó Córdoba a principios de enero en Autónomas.
Otros, en los eventos de Más Mujeres, Más Democracia, fueron más etéreos en sus promesas, como Yomaira Sarmiento, de la Organización de Mujeres Liberales del Partido Liberal, y Berenice Bedoya, presidenta de la Alianza Social Independiente y representante de la Coalición Centro Esperanza. Los resultados de esos compromisos se ven reflejados en este gráfico, obtenido a partir de la base de datos consolidada de la Registraduría, tras el cierre del plazo de las modificaciones a las listas. Y esto nos lleva al tercer momento: la realidad, el incumplimiento. Las únicas listas al Senado que tienen más o igual cantidad de mujeres que de hombres son las del Partido Liberal, el movimiento feminista Estamos Listas, y MAIS.
En Cámara, el Mira, Colombia Renaciente, Fuerza Ciudadana y la Liga Anticorrupción fueron los únicos partidos y movimientos que presentaron más mujeres en sus listas. Así sea que se hayan presentado a una sola circunscripción, como el caso de Colombia Renaciente y la Liga Anticorrupción. A diferencia de 2018, cuando el Mira dio ejemplo con listas paritarias, para las próximas elecciones las expectativas se quedarán cortas. Sin embargo, la razón de la ausencia de la paridad se puede entender si tenemos en cuenta que para 2022 le apostaron irse en coalición con el otro partido cristiano, Colombia Justa-Libres, el cual no tiene ninguna mujer congresista en la actualidad y en donde los acuerdos políticos, muchas veces, terminan relegando asuntos de democracia imprescindibles en estos momentos.
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Y ese fue el caso del Pacto Histórico, la Coalición Centro Esperanza y el Nuevo Liberalismo, que salieron ante los medios a señalar que se presentarían con listas cerradas, y lo que muestran los datos es una omisión a esa palabra empañada. Y está la situación de otros, que solo se limitaron a cumplir con la Ley de Cuotas (la 1475), quedándose en una realidad de país y de democracia de hace 10 años.
Por último, hay que destacar otras estrategias que se usaron para estas elecciones y que dan cuenta de esa transición que está tomando y entendiendo el país. Las mujeres no son solo un renglón en la lista, sino la cabeza y la principal apuesta de estas listas. Y esto sucede en el Senado con Mábel Lara, quien liderará la apuesta del Nuevo Liberalismo; Caterine Ibarguen, en la U; Ana Paola Agudelo, en el Mira, y Elizabeth Giraldo, en Estamos Listas.
*Los números de las mujeres en las listas fueron obtenidos de la consolidación de candidatos y candidatas que hizo la Registraduría. No se contaron las coaliciones de partidos tradicionales a Cámara ni las circunscripciones de paz.
Acá están los datos recopilados por este diario: