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A un día de la elección de su candidato único con miras a las presidenciales de 2022, en las huestes del Centro Democrático imperan la tensión y la incertidumbre. No de otra manera se explica por qué 14 de las 15 fuentes consultadas para este artículo accedieron a contar el tejemaneje interno únicamente bajo la condición del anonimato. “Si usted llega a contar que esto se lo dije yo, me quitan la credencial y me echan del partido”, aseguró un representante uribista, una declaración que deja al desnudo la ansiedad y el recelo alrededor del proceso.
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La preocupación se comenta en voz baja, pero cada día sube de tono y tiene como protagonista a uno de los pesos pesados del partido en carrera por hacerse a la bendición uribista: la senadora María Fernanda Cabal. Si bien en disputa por el aval figuran la también congresista Paloma Valencia, el exgobernador Alirio Barrera, el exviceministro Rafael Nieto y el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, dentro de la colectividad se da por hecho desde hace semanas que la competencia está declarada entre Cabal y Zuluaga.
Aunque la senadora vallecaucana despierta elogios, desata aplausos, sacude las bases y encarna con creces las banderas del uribismo, como reconocen dentro y fuera del partido, hay quienes advierten –especialmente en la bancada parlamentaria– que erigirla como la candidata del Centro Democrático en 2022 traería más desventajas que réditos. ¿La razón? Dudan que, dadas sus posturas, sus pulsos con otros congresistas y sus críticas al gobierno de Iván Duque, logre unificar al partido. Sin embargo, advierten que lo más problemático es que, de cara a la necesaria y casi obligada coalición de los sectores de la centro-derecha, Cabal generaría resistencia y recelo, lo que implicaría que el partido quede en solitario en la contienda.
De hecho, apenas el viernes hubo un encuentro entre las figuras de la centro-derecha, en cabeza de Álex Char, David Barguil (candidato conservador), Dilian Francisca Toro (directora de la U), Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez y Juan Carlos Echeverry, quienes acordaron ir en coalición y hacer una consulta en marzo para escoger un candidato único. Llamó la atención la no presencia del Centro Democrático o siquiera algún coqueteo o señal a la espera de que el uribismo escoja a su ungido.
“María Fernanda Cabal pondría al partido en dificultades. Ella es uno de nuestros baluartes, eso no se discute, pero no logra unir a la coalición y acentúa la resistencia al uribismo. Gente como Fico Gutiérrez, Peñalosa, los conservadores o Dilian Francisca han expresado que difícilmente la aceptarían en una coalición. En cambio, a Zuluaga sí”, aseguró una parlamentaria. “Ella es de una derecha muy marcada, es radical, y en este momento no se puede polarizar tanto al país”, reclamó un representante. “No le aceptamos que, siendo del partido, haya generado una férrea oposición a Duque. Eso ha implicado que no haya buen ambiente”, dijo un senador. “No congrega a Cambio Radical ni a los cristianos, y sin ellos y sin consulta se nos monta (Gustavo) Petro a la Presidencia”, remató uno más.
Comentarios de ese calibre abundan hoy en la bancada parlamentaria del Centro Democrático, así como los guiños a Zuluaga para que asuma la candidatura, una situación que no sorprende si se tiene en cuenta que, en septiembre pasado, más de 30 congresistas –es decir, más de la mitad de la bancada– expresaron su respaldo hacia la aspiración del exministro de Hacienda. Entre los firmantes figuran otros bastiones de la colectividad, como Paola Holguín, María del Rosario Guerra, Santiago Valencia, José Obdulio Gaviria y Ernesto Macías.
Justamente, semejante muestra de apoyo público y toma de partido en medio de la competencia acentuó las diferencias, al punto que un mes después, en octubre, se divulgó un audio en el que Cabal cuestionaba la carta y preguntaba por la representatividad de sus firmantes. “(Están) tratando de acomodarse, seguramente para que les den el aval en las próximas elecciones, y otros seguramente instrumentalizados por el mismo gobierno”, sostuvo la senadora en ese entonces.
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Para muchos, no solo en la bancada, sino en las bases, ese tire y afloje –inusual en un partido que se ha caracterizado por su cohesión y, si se quiere, disciplina– no le cae bien a la colectividad en medio de la contienda, con el agravante de que termina fracturando y generando división. No obstante, sin dejar de lado sus reparos, la mayoría de congresistas consultados por El Espectador coincidieron en que, de resultar ganadora Cabal, la respaldarían y promoverían su candidatura. “Soy un hombre de partido. Si queda ella, me hago moler por María Fernanda”, declaró un congresista. “Si ella queda, es nuestro deber respaldarla y hacer campaña por ella”, sostuvo una senadora.
No obstante, un triunfo de Cabal no acallaría del todo las voces disidentes y hay quienes, desde la minoría, vaticinan que la cicatriz crecería: “Si ella gana, mucha gente va a pedir que se le deje en libertad para poder apostar por otros candidatos y adherir a otras campañas. Sería lamentable. Implicaría llegar divididos a la consulta de derecha”, manifestó uno de los congresistas.
Al margen del escenario parlamentario, en las bases tampoco pinta un ambiente optimista. Desde la Dirección Nacional de Juventudes, fuentes reconocieron las dificultades y, aunque resaltaron que no pueden tomar partido por ningún candidato, señalaron que dentro de las dos estructuras de juventudes del partido –Joven CD y UniCD– hay favoritismos repartidos entre Zuluaga, Cabal y Paloma Valencia. “Mucha gente dentro de las bases cree que el uribismo puede poner presidente solo. Soy escéptica a eso, se necesita la coalición. Cabal sí genera cierto rechazo, pero no es algo general. Además, es obvio que los sectores de derecha tampoco podrán llegar solos, necesitan del Centro Democrático”, explicó una de sus dirigentes.
Incluso, desde los denominados Jóvenes Cabal se percibe descontento y rechazo a los rumores de división. “El país debe dejar de centrarse en el chisme político. Que los congresistas hablen y digan públicamente cuáles son sus reparos y si hay algún veto. Eso debe hacerse de frente al país. Los principios de Cabal no son la caricatura que han querido mostrar, se equivocan quienes la ven como radical. La coalición con otros sectores se dará y será así porque coincidimos en todos los principios”, aseguró uno de sus voceros, que le dijo a este diario que se sienten confiados de los resultados, destacando que detrás del proceso hay dos firmas encuestadoras y una auditoría, sumadas a una veeduría ciudadana.
En medio del cruce de versiones, de rumores y quejas, la propia María Fernanda Cabal accedió a hablar con El Espectador y manifestó que lo único que ha escuchado son chismes “que reflejan un inmenso temor de que llegue un uribista 100 %”. Según la senadora, quienes la señalan de radical son tan radicales que no se atreven a controvertirla públicamente.
“Dejo la decisión en manos de Dios. He hecho todo, me he conectado con la gente y he recogido las banderas del legado de Uribe. Siento que soy la única que tiene la capacidad de unificar a las bases por mi coherencia y mi valor civil. Quienes dicen que no unifico seguramente no han visto las reuniones en las que citamos a 200 personas y llegan 800. Lo que hay que unificar aquí es al uribismo, por encima del Centro Democrático. El uribismo es mucho más grande que el partido. Si alguien ha hecho un trabajo incansable, soy yo. No entiendo qué motiva a algunos a actuar en contra mía. He sido una excelente compañera de bancada, los he ayudado de forma incondicional”, declaró.
Otra de las fuentes dentro del Centro Democrático, que sabe de su funcionamiento interno, reconoció que hay una fragmentación natural por las elecciones, pero exacerbada por un sector allegado al gobierno Duque y que toma distancia de Cabal. “Es el mismo Gobierno el que se ha encargado de dividir al partido. Duque subió al poder e hizo lo que le dio la gana de espaldas a Uribe. Se dedicaron a gobernar con unos pocos, a punta de mermelada y cogobernando con los santistas”, manifestó.
Frente al supuesto veto contra Cabal, el dirigente reveló que hace cerca de tres meses, mucho antes de que comenzara la contienda interna, varios exalcaldes visitaron la casa del expresidente Uribe para comentarle que no querían una alianza ante el desgaste del Gobierno. “No es un veto contra Cabal, es contra el partido, por el proceso judicial de Uribe y por el descrédito de Duque. No es por ella”.
Incluso la fuente aseguró que la estrategia de algunos, dentro del partido, es posicionar a Zuluaga para que, en un mano a mano con Federico Gutiérrez, el exalcalde resulte ganador. “Federico Gutiérrez es el gallo tapado de muchos. Él tiene amigos en la bancada y es socio de muchos”, dijo una de las fuentes.
En todo caso, Cabal recalcó que, sea cual sea el ganador, hay que acompañarlo de cara a la unidad y conforme a las reglas de juego. “Si no es así, vamos a terminar atomizados como todos los demás partidos, todo mundo peleando. Lo que tenemos que hacer es unificarnos en lo que nos parecemos y alrededor de eso unirnos. Y frente a nuestras diferencias, hay que discutirlas”, precisó.
La invitación de la candidata no es gratuita, si se consideran antecedentes no tan gratos para la colectividad. Por ejemplo, en la carrera por la Alcaldía de Bogotá en 2019, tras un proceso similar, fue elegida como la aspirante única del partido la entonces concejal Ángela Garzón. Sin embargo, su propio partido terminó dándole la espalda y adhiriendo a la campaña de Miguel Uribe.
Una situación de ese calibre en plena contienda presidencial representaría otro lío para el uribismo si se considera además que hoy afronta el desafío de asegurar el poder y lograr la palomilla de otros cuatro años de mandato, un escenario que pinta adverso en momentos en los que –según la más reciente encuesta Invamer Poll– la desaprobación del presidente Iván Duque asciende al 72 %, la desfavorabilidad del expresidente Álvaro Uribe es del 68 % y el 77 % de las personas considera que en Colombia las cosas van por mal camino.
La tensión persiste. Y, al oír a cada una de las orillas, parece que su conclusión es la misma: María Fernanda Cabal es y representa todo lo que implica el uribismo, pero paradójicamente el ser tan uribista le está costando incluso dentro del propio Centro Democrático. Parece –como dijo Uribe cuando le preguntaron si se le medía a un tercer mandato– que el partido de gobierno enfrenta una “encrucijada en el alma”: ¿apostar por una uribista pura sangre como ella o jugársela por alguien más moderado y cercano al codiciado centro?
Estas son las reglas de juego en la escogencia del candidato único
La elección del candidato único del Centro Democrático a la Presidencia 2022, acordada en consenso por sus cinco precandidatos, se hará mediante una encuesta realizada por dos firmas especializadas e independientes que, a su vez, son supervisadas por otra firma experta en procesos de calidad y auditoría.
Según reveló la colectividad, las encuestadoras iniciaron su trabajo de campo el 10 de noviembre, con el objetivo de consultar, de manera telefónica, a 2.100 militantes y, de manera presencial, a 2.100 ciudadanos con afinidad por las ideas del uribismo. A la fecha se han realizado 2.645 encuestas efectivas. Además, hay trazabilidad de todas las encuestas, las grabaciones y reportes son inmodificables y el 100 % de ellas son revisadas por la empresa auditora.
El resultado final será entregado a las directivas del partido y a los precandidatos este lunes 22 de noviembre. También hay un Comité Garante encargado de dar fe del debido cumplimiento de lo acordado y un Comité Veedor, que verificará el debido proceso.
JAVIER GONZÁLEZ PENAGOS
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