Fiel al estilo mostrado en sus ya siete años de gobierno —el próximo lunes arrancarán los últimos 12 meses de su mandato—, el presidente Juan Manuel Santos contradijo el tan anunciado revolcón ministerial. Los cambios en el gabinete resultaron siendo, más bien, un enroque entre sus más allegados alfiles. O como lo describió un importante miembro del Partido Liberal: “La montaña parió un ratón”. ¿Por qué? Al nuevo equipo que acompañará el año de cierre del jefe Estado se le ha descrito como una especie de “reciclaje”, en donde unos salen de una entidad para moverse a otra y las caras de renovación son realmente pocas.
Eso significa, en palabras más sencillas, que los relevos para “intensificar los esfuerzos” del gobierno Santos pueden terminar, por el contrario, jugándole una mala pasada al único asunto por el que el primer mandatario ha dicho que está dispuesto a entregar el poco capital político que le queda: el Acuerdo de Paz con las Farc. Santos, como se sabe, decidió abrirle nuevamente las puertas de la Casa de Nariño a quien, hace dos años, se convirtió en su “superministra”, María Lorena Gutiérrez, pero esta vez en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, en reemplazo de la saliente María Claudia Lacouture.
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Como funcionaria dentro del Gobierno, Gutiérrez casó una pelea con otro superpoderoso, el actual fiscal general, Néstor Humberto Martínez. Como se sabe, en los mentideros políticos se llegó a rumorar que la “gota que rebosó la copa” tuvo que ver con la inclusión de Martínez en la terna para ocupar la jefatura del ente acusador, al punto que fue capaz de renunciarle al presidente desde la distancia, mientras Santos hacía presencia en la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el problema de las drogas.
Por eso, su regreso al gabinete es analizado, en voz baja por varios miembros de la U —partido del que es considerada cuota— como una reivindicación de Santos con ella, tras el duro golpe que le dio años atrás para favorecer otras pretensiones políticas de Cambio Radical y no como un verdadero “premio” para esa colectividad que quiere mantener su representación en el Ejecutivo. Y eso le valió un asunto que promete amenazar los intereses de Santos en el Capitolio. “El fast track, sin nuestros votos, se complica. En la U preferimos que no nos mande al ministro Iragorri a ser director de nada. Que se quede allá resolviendo el asunto de la aftosa y, si quiere, que termine su período. Nosotros estamos bien y nos vamos por el transfuguismo”, manifestó un senador de esa colectividad a El Espectador.
Como quien dice, soplan vientos de rebelión. Y la senadora Sandra Villadiego —quien promueve la iniciativa del transfuguismo en las filas de la U— ya no estará tan sola, pues son varios los que, desde ya, la están buscando para conocer de qué se trata el proyecto. Hay unos que, en efecto, quieren migrar hacia Cambio Radical, pero otros, definitivamente, se irán para el Centro Democrático. “Queremos revivir ese debate porque nos sentimos traicionados por el presidente y ahora resulta que nos quiere enviar a alguien de su gobierno como si no hubiera pasado nada”, añadió una voz del partido, muy cercana a la Casa de Nariño.
Pero, ¿qué les quitaron? El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), para empezar, que estaba en cabeza de Cristina Plazas. En su reemplazo llega un liberal, el hasta ayer gerente general de Colombia Mayor, Juan Carlos López, seriamente cuestionado por su gestión cuando estuvo a cargo de la presidencia del Club Millonarios. Se trata de un funcionario que ni siquiera su propio partido lo reconoce. “Va a acabar con el ICBF, pero es de la entraña de Rafael Pardo, y es increíble el poder que tiene sobre el presidente Santos, que al que le diga nombra. Por eso llegó allá, pero tiene muy mala imagen”, dijo un senador rojo.
De hecho, agregó que si la llegada del exprocurador Alfonso Gómez Méndez al Ministerio de Defensa se dañó (ante la eventual salida del ministro Luis Carlos Villegas), fue por decisión de Pardo. “Amenazaron al presidente con el retiro de los liberales de la coalición de Unidad Nacional si nombraba a Gómez Méndez”, contó el congresista liberal.
La salida de Jorge Rojas del Ministerio de Transporte tampoco cayó bien en la U. Para sucederlo llegó otra cara conocida para el jefe de Estado: Germán Cardona, el primer ministro de esa cartera. “Amigo de Santos sí es, pero no es del Partido de la U”, señaló otro legislador. Y Findeter, que estaba encabezado por Luis Fernando Arboleda, de la U, también se lo quitaron para dárselo al Partido Conservador. A esa entidad llegó Carlos Eduardo Correa, actual consejero para las Regiones. “Mejor dicho, acá resultaron ganando el sector de Efraín Cepeda y Cambio Radical”, se quejó otro miembro de la colectividad. Y en reemplazo de Correa llega el exsenador Camilo Sánchez, de línea liberal y amigo personal del presidente Santos.
¿Cambio Radical por qué ha sido el favorecido, como dicen? Era evidente, tal y como lo señaló el senador de esa colectividad Antonio Correa a este diario, que ese partido quería mantener el Ministerio de Vivienda, como se lo hizo saber el congresista a Alfonso Prada, secretario general de Presidencia, en la reunión que sostuvo con él para hablar sobre el cambio de gabinete. Por eso, ante la salida de Elsa Noguera de dicha cartera fue designado Jaime Pumarejo, actual gerente de Desarrollo Urbano de la Alcaldía de Barranquilla, apoyado por el clan Char. Además, recuperó la Superintendencia de Notariado y Registro designando a la abogada Juana Bazán en el cargo. Aunque algunos la consideran cercana a Horacio Serpa, en 2014 aspiró a la Cámara de Representantes por Cambio Radical.
Santos también anunció otros cambios en entidades ajenas al poder de alto nivel en el Ejecutivo, a pesar de las connotaciones regionales que puedan tener dichas asignaciones. Sea como sea, la molestia es evidente en las toldas de la U, su propio partido, hasta el punto de que hay quienes aseguran que los cambios anunciados no tendrán mayores repercusiones que ir en su propia contra. “Él mismo se clavó el puñal porque, como se sabe, la U es mayoría en el Congreso y fue el que resultó más afectado con el enroque de cargos”, murmuran en los pasillos del Capitolio. Ahora, también hay quienes ven una jugada estratégica de cara a las presidenciales de 2018, donde Cambio Radical con Germán Vargas Lleras es el partido más fuerte, por ahora. Por eso, concluyen, con las movidas de ayer quedó claro que su exvicepresidente será su candidato.