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En su primera semana como candidato oficial del Partido Verde, Antanas Mockus se prepara para enfrentar en los próximos días “debates menos amistosos” que los protagonizados con sus dos compañeros y contendores de campaña: Enrique Peñalosa y Lucho Garzón. Tras superar todas las expectativas en la consulta, asegura que empezará a ubicarse como presidente y no como candidato.
¿Por qué ganó?
Pensé qué era lo que yo tenía para decir, no qué quería escuchar el público. Recursos públicos, recursos sagrados, la hostia consagrada y sin consagrar. En cierto sentido me di el lujo de seleccionar muy fuertemente qué es lo que me parece clave en Colombia, como por formarme un mapa mental bastante simple y creo que en las elecciones eso importa mucho.
¿Cuáles serán sus propuestas?
Primero hay que ver lo que hay detrás de las propuestas. Necesitamos reconocer algunos tabúes. Por ejemplo, el tabú de que a la mamá no se le pega porque al que hace eso se le seca la mano. Hay ideas de consecuencias materiales de la violación del tabú. Segundo, hay leyes: si le pega a su mamá puede haber sanción legal. Sin embargo, la mayoría de gente no necesita eso para no pegarle a la mamá y se abstiene sólo de imaginarse la culpa. La moral personal es la fuente de fortaleza, pero también hay miedo al qué dirán (si le pego a mi madre, puedo sentir vergüenza). Cuando estas voces actúan en la misma dirección, hay tabú. Hay que proteger la vida, el uso de los recursos públicos, los bienes. Esas son las propuestas no convencionales.
¿Y las convencionales?
El mejoramiento de la educación y la salud: Bogotá construyó hospitales que fueron viables, pero también hizo prevención, por eso las EPS deben definir si son simples intermediarios o empresas promotoras de la prevención. Además, hay que darle reconocimiento social al rol del maestro, conexión de la investigación y posgrados con el sector productivo. Pero también debemos lograr la justicia de todos frente a todos o si se quiere, legalidad democrática. Un joven me dijo que yo podía sacar lo mejor de todos nosotros.
¿Qué pasó con la propuesta de ‘Lucho’ vicepresidente?
No fue exactamente así.
¿Fue un chisme?
Sí. Es decir, cuando usted tiene un triángulo que ha funcionado bien, quiere preservarlo y tanto Lucho como Enrique le han puesto buena voluntad al tema de trabajar en continuidad. Lo justo con este proceso es que hubiera dos vicepresidencias.
¿Entonces cuál es la opción?
El país ha tenido cada vez mejores vicepresidentes. El vice sale a defender la política de gobierno, ese tipo de cosas las haría bien Lucho. Pero también están los desafíos como grandes proyectos estilo el aeropuerto, donde si hubiera estado Peñalosa, probablemente hubiera salido ya.
Es usted el indeciso...
Colombia necesita cooperación urgente entre gente bien distinta. En la universidad uno es rector, termina el período y pasa a ser profesor. El propio Lucho ha dicho que será un soldado de la causa.
¿Y Peñalosa, será que prefiere buscar otra vez la Alcaldía?
En algún momento mucha gente lo vio así, pero el resultado electoral nos lleva a considerar en serio la optimización del próximo gobierno. Debo estar preparado para los dos escenarios extremos: ganar o no ganar. Como nos alineemos estas nueve semanas va a influir mucho. Yo quisiera contar con los dos en el escenario de gobierno; puede ser optimismo, pero cuando discuto la vicepresidencia me ubico como presidente, no como candidato, aunque mucha gente me dice que primero piense en ganar las elecciones.
Y pensándolo así, ¿dónde los ve a ellos dos?
Lucho respondería que no andamos desprogramados. Necesito lograr que la sociedad sienta que las inspiraciones de ellos dos las he incorporado dentro de mí. Por otro lado, respecto a la lucha contra la ilegalidad, siento que no la puedo librar sin ellos. Si hay que acompañar a empresarios al entierro de un sindicalista, yo sé que esa desautorización contra la violencia abriría puertas en Estados Unidos. ¿Se imagina los tres haciendo eso? Ahí está la clave.
¿Y en todo eso no podría entrar también Sergio Fajardo?
En la campaña de Fajardo llegaron a considerar invitarme a ser vicepresidente allá. Yo tal vez, debería invitarlo a él, pero no quiero herirlo porque puede sonar una especie de retaliación simbólica. Entonces Lucho, Enrique y yo, que hicimos el curso, estamos socialmente obligados a seguir los tres juntos.
O sea, descarta de una vez a Fajardo...
Por las jerarquías simbólicas sería un poco raro premiar a Fajardo, que no se metió en el esquema democrático.
¿Ha hablado con él en estos días?
No. Es una persona que quiero mucho y no entendí bien su decisión. O tal vez nosotros no le supimos explicar toda la novedad de camino que proponemos.
¿Usted cree que Fajardo se arrepiente de no haberse unido con ustedes tres?
Pues es suficientemente racional como para, retrospectivamente, ver el enorme potencial que ahora tenemos. Me gustaría Fajardo dentro de nuestras filas, no sólo él sino la gente valiosa que hay a su alrededor. Pero fíjese que digo dentro de nuestras filas porque con los resultados la invitación de irnos hacia allá sería muy rara.
¿Qué pensaba Fajardo cuando empezó el proyecto?
En la primera discusión, dijo que los independientes todavía podemos pasar por la puerta que él reconoció que se estaba cerrando. Yo le dije: “Los independientes nos acabamos, lo que hay que hacer es fundar partido para que cuando ninguno de nosotros esté vivo sea un partido decente que haya ganado muchas elecciones y haya ayudado a construir país”.
¿Usted cree que él sí quisiera venir a sus filas?
Sería un acto absolutamente bello, sorprendente por su generosidad y su inteligencia, y sería casi bíblico. La pregunta es si hay espacio para devolverse un poco atrás y sanar.
¿Y para usted, lo hay?
Siempre digo que siempre hay remedio, pero preservar el trío ya tiene algunos desafíos. Nos hemos supercomprometido en público. Los reguladores culpa y vergüenza se dispararían si no cumpliéramos y organizar un cuarteto es aún más complicado.
¿Qué piensa del caos en la Registraduría?
Hay temas de sospecha de contratistas luchando de manera turbia entre ellos. Hay temas de sabotaje, la sospecha denunciada por algunos candidatos de una especie de venganza contra el Registrador Carlos Ariel Sánchez. El lado positivo es que hasta ahora hay es desorden y no trampa.
¿Definitivamente se necesita una reforma electoral?
El punto crucial es que el sistema electoral colombiano es demasiado complejo, lo de lista preferente y lista sin voto preferente. Estarlo explicando en cada elección es un lío. El Partido Verde va a hacer una propuesta que simplifique el tarjetón para que la gente recuerde por quién votó. Sólo el 6% recuerda por quién lo hizo. Hay que dividir el país en circunscripciones más pequeñas de modo que por cada una haya un representante.
¿Los verdes van a hacer oposición o coalición al uribismo?
Pregúntele a la bancada.
¿Cuál es la fortaleza de Juan Manuel Santos y cuál su debilidad?
No me ponga a hablar ni bien ni mal a estas alturas de mi querido rival.
¿Y de Pardo?
No, por lo pronto no.