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“Manifestamos a ustedes, a las autoridades judiciales en Colombia, Estados Unidos, la Unión Europea, Haití, y a las diferentes organizaciones de derechos humanos, que el principal responsable y autor material de las torturas aquí denunciadas es uno de los investigadores principales de la oficina de los homicidios de la oficina de a policía judicial haitiana que, en forma sistemática, fría, calculada e inhumana, nos torturó”. Este es uno de los mensajes que contiene una supuesta carta enviada por los 18 militares (r) involucrados en el magnicidio de Jovenel Moïse, primer ministro de Haití asesinado pasado 7 de julio.
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La carta, al parecer, fue enviada a algunos medios y al presidente Iván Duque, según registró la FM. En ella, los militares, que se encuentran detenidos por las autoridades haitianas, denunciaron presuntas torturas y violaciones a sus derechos humanos, cosas que han vivido en el país insular desde que están en tras las rejas.
“El grupo de los 20 detenidos permaneció esposado las 24 horas del día, por 24 días, dificultando el desplazamiento, alimentación, descanso. Durante los dos primeros días de captura no se recibieron alimentos ni agua, violando por completo los derechos humanos de los capturados.”, señalaron en la carta, en la que también reiteraron que no son culpables del crimen sino que fueron “engañados”.
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Los militares aseguraron que sus derechos se vieron vulnerados por las condiciones propias de las celdas. Entre otras cosas, expresaron que los baños se encontraban descompuestos, cosa que generó inundaciones con heces en el lugar donde estuvieron detenidos. Asimismo, durante esos 24 días, agregaron, no recibieron atención médica oportuna para tratar heridas e infecciones “producto de las torturas infringidas”, aseveraron.
“El sitio de reclusión estuvo permanentemente infestado por moscas, ratas y cucarachas. Soportamos olores nauseabundos que paulatinamente están causando enfermedades respiratorias. En la prisión no hay sanitarios, por lo que vivimos rodeados de excremento humano y basura a menos de dos metros de distancia. No hay agua potable. Dependemos del cónsul o de la caridad de otros detenidos ya que esta se vende en la prisión”, narraron más adelante.
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En la misiva, recalcaron que luego del asesinato del primer ministro de Haití, que conmocionó al mundo, ellos se rindieron y manifestaron su intención de entregarse. “Su respuesta fue un ataque más fuerte y desproporcionado., siendo un acto flagrante de violación a los protocolos de Ginebra, de Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario”, insistieron en su versión de los hechos.
En ese sentido, su denuncia no solo la hicieron ante el Gobierno, sino que también la dirigieron ante otras entidades como la Corte Interamericana de Derechos Humanos. A ese organismo internacional solicitaron, por medio de la carta, “medidas cautelares que obliguen al estado haitiano a garantizar nuestra vida e integridad física, dentro y fuera de la prisión donde nos encontramos recluidos.