Muhamad afirma que EE.UU. tiene “actitud abierta” sobre agenda ambiental y de paz
Según la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, las reuniones con Estados Unidos para cambiar el enfoque sobre las drogas y así resolver la crisis climática en el mundo tienen un ambiente positivo con miras a una agenda conjunta.
Laura Angélica Ospina Herrera- enviada especial a Nueva York
Susana Muhamad, ministra de Ambiente, está al lado del presidente Gustavo Petro mientras este da una rueda de prensa en la entrada de la residencia de la embajada colombiana. A tan solo unos pasos de Central Park, Petro promueve que acabar con la política antidrogas es una parte de la solución a la crisis climática, tesis que hizo parte de su discurso ante la Asamblea General de la ONU, que dio hace unos días.
En ese espacio también le acompañó Muhamad, que desde su asiento, en compañía de Alejandro Gaviria, ministro de Educación, Álvaro Leyva, canciller, y Laura Sarabia, jefa de gabinete, observaban el debut del jefe de Estado en el evento diplomático más importante que celebra el planeta.
La ministra viajó con el presidente desde Bogotá porque su cartera trata uno de los temas centrales que se conversaron en los foros y reuniones políticas de estos cinco días de trabajo multilateral que adelantó Petro en Nueva York: enfrentar, por fin, la crisis climática que no ha sido abordada con eficacia por los líderes mundiales en las últimas décadas. El presidente ilustró la urgencia del asunto con una sencilla frase: “estamos llegando al punto de no retorno”. Una que desde hace buen tiempo vienen advirtiendo expertos académicos y científicos a empresarios, hombres y mujeres con poder de decisión a nivel global.
Desde la residencia de la embajada colombiana y después de que el mandatario tirara sus ideas sobre varios asuntos, la ministra Susana Muhamad habló con El Espectador sobre la propuesta que Petro ha compartido con personajes como John Kerry, el enviado especial de Estados Unidos para asuntos climáticos, entre otros: acabar con la guerra antidrogas, clave en la búsqueda de la “paz total” como camino para no llegar a ese punto de no retorno que pondría en peligro la supervivencia de la humanidad. Afirmó que en esa discusión hay “una actitud súper abierta por parte de Estados Unidos”.
¿Cuál es la agenda que promueve Colombia en Nueva York?
Hemos estado trabajando en esta Asamblea General de Naciones Unidas en reunirnos con los actores claves de la agenda climática de Naciones Unidas, precisamente para plantear la necesidad porque si te das cuenta los territorios PDET están absolutamente ligados a los territorios de deforestación y poder trabajar en este gran programa nacional que queremos hacer de restauración ecológica, conservación y uso de la biodiversidad como una alternativa económica sostenible que nos permita avanzar no solamente en nuevos renglones económicos y sociales, sino también en la protección efectiva con modelos reales y concretos sobre los ecosistemas estratégicos del país.
Eso ha incluido agendas con fondos internacionales, con el Fondo climático Mundial. Mañana me voy a reunir con la cabeza mundial de este fondo, con algunos filántropos a escala internacional. Nos hemos reunido con el sector privado también, como la cámara colombo estadounidense. Tuvimos además una reunión con ministros de ambientes de la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe. En ese grupo trabaja Colombia para la negociación mundial del clima, para empezar a alinear la perspectiva, la posición de los ocho países, en la Cumbre del Clima.
¿Cuál es el principal reto de Colombia frente al medio ambiente que debe conversar con los demás países?
Para nosotros el tema de restauración ecológica y conservación de las selvas y de los ecosistemas es nuestro principal reto tanto en mitigación como adaptación de la crisis climática, porque ahí están concentradas nuestras más importantes emisiones, pero también es lo que nos garantiza a futuro el agua y nos garantiza la resiliencia climática. Esta es la agenda que estamos trabajando.
¿Ha faltado incluir en las discusiones políticas la perspectiva ambiental en el conflicto armado para solucionarlo?
Sí. Creo que los Acuerdos de Paz de La Habana lo consideraron como una consecuencia de que no llegara al estado social de derecho a los territorios que dejaba las Farc, y evidentemente no llegó al estado social de derecho, cuando se desmovilizaron las Farc y estos territorios quedaron en manos de organizaciones criminales que utilizan que utilizan, en medio de la economía ilícita, la base social que hay en la región y que terminan empujándola tanto al sembrado de coca, como también a la deforestación para acaparamiento de tierras. Entonces se ha visto como una consecuencia, pero nosotros ahora que ya tenemos el problema absolutamente claro, tenemos que ponerlo como uno de los factores críticos de resolución del conflicto porque es 1 de los factores críticos.
Desarrolle esa idea: ¿por qué enfrentar la crisis climática tiene relación con el conflicto armado?
Porque fíjate que ha habido programas de sustitución de cultivos pero, ¿cuál es la respuesta alternativa que se le da a esa base social y ese campesinado en esos ecosistemas estratégicos? Hoy surge una economía que es la economía de la biodiversidad y nosotros, en este Gobierno queremos que en la mayoría de los casos hagamos las actividades productivas de acuerdo a la vocación del suelo. Si la vocación del suelo en dónde están estas comunidades y dónde está esta economía, que existe como consecuencia de la deforestación, tenemos que ayudar a generar una economía de la biodiversidad y forestal. Las finanzas climáticas internacionales, que incluyen la necesidad de regular el mercado de carbono que esperamos regular, podemos generar también sitios de financiación que nos permita sostener esta apuesta.
Si Colombia logra instaurar un estado social de derecho a ese campesinado y esa base social y ese estado social de derecho incluye no solo el reconocimiento sino acceso a la tierra, pero con una actividad productiva que cumpla la vocación del suelo, que es biodiversidad y forestal, Colombia puede simultáneamente estar abordando los factores claves de la deforestación, abordando un tema crítico del proceso de paz que ha sido la seguridad jurídica y la inclusión del estado social de de derecho de este campesinado, y simultáneamente se podrá generar una economía de la biodiversidad y esa es la apuesta del Gobierno.
Habla de la vocación del suelo. ¿Qué pasa cuando la vocación del suelo no se corresponde con las prácticas culturales de una población? ¿Cómo dirimirá el Gobierno esa condición?
El problema se ve en concreto en cada una de las regiones. Por eso hay que hacer un análisis contextual. Cuando hablamos de la Amazonia y la colonización que ha cercado sus selvas, estamos hablando que el suelo se ha usado para la ganadería mayoritariamente. Ahí hay una pregunta: dependiendo de exactamente la localización del núcleo de deforestación, cuál es la mejor vocación que nos ayude a generar unas alternativas económicas viables, y que nos ayude a mantener la biodiversidad? La respuesta a esa pregunta puede incluir desde turismo ecológico, que ya está pasando en varias comunidades, hasta restauración ecológica, maderables no maderables, pero en una economía sustentable, con técnicas sustentables.
¿Pero eso cómo se logra?
Tienes razón que la vocación de la gente o lo que la gente conoce es, por ejemplo, la ganadería en el caso de la Amazonia. Esto porque los cultivos son muy pocos y pequeños. Se hacen más para el abastecimiento de la familia. En ese sentido, pienso que hay una herramienta muy poderosa que tiene el Gobierno y es que a partir de esta economía se dé una formalización de la tierra.
Eso es una negociación política con ellos, los campesinos. Eso no es una imposición, sino un acuerdo social, al que le estamos preparando las condiciones para ir a dar a terreno con la gente. Hemos identificado que uno de los puntos claves de esta negociación social es cómo los campesinos acceden al suelo de forma que sientan que tienen la titularidad en las tierras.
Como estos son bosques de la nación y estos son terrenos baldíos, hemos estado estudiando las figuras de acuerdos por conservación, pero de largo plazo o lo que hoy en Guatemala se utiliza, que son las concesiones hereditarias, que significa que el suelo sigue siendo del Estado, pero se le está dando un permiso permanente de uso bajo unas condiciones.
Suena a que hacer realidad ese acuerdo social sobre el suelo es complejo.
Ahí tenemos un reto institucional, que es el que nos toca entrar a llenar, que es la presencia de las instituciones en el territorio. ¿Cómo pensamos hacerlo? Hay que generar todo un renglón institucional para la economía forestal que hoy no existe.
Por ejemplo, veamos el sector agrario: tiene tres bancos y una extensión rural. Tenemos entonces que general el Servicio Nacional Forestal que sería un servicio público de trabajo con las comunidades para la economía forestal y tenemos que darle líneas de crédito.
Es una cadena económica completa que el país empezaría a desarrollar. A los territorios también hay que llevar el Sena e instituciones científicas del Ministerio de Ciencia y Tecnología, de la mano de las universidades para empezar a desarrollar un ecosistema de productividad de la biodiversidad con las comunidades.
La estrategia del Gobierno, de cara a la política internacional con Estados Unidos, principalmente se sostiene en la tesis de que la crisis climática del mundo se resuelve con la paz en Colombia y un cambio en la política de drogas. ¿Cómo está el ambiente en las reuniones bilaterales en Estados Unidos sobre la materia y qué tan viable es cambiar el enfoque de las drogas para caminar hacia la paz y, a su vez, hacia la afrontación de la crisis climática?
Hay una actitud súper abierta, muy positiva, para trabajar conjuntamente y encontrar unos planes colectivos que aborden estas problemáticas. Ya el presidente, el ministro de Defensa, el alto comisionado de Paz se han reunido varias veces con comisiones de alto nivel de los Estados Unidos. Esta semana nos reunimos con John Kerry, enviado especial del presidente Joe Biden para el asunto del cambio climático. Allí toda esta situación se expuso y entonces vamos a construir conjuntamente una agenda de trabajo y se manifestó un apoyo al desarrollo de esta agenda con base en la posición de Colombia.
¿Qué “líneas rojas” de Estados Unidos percibe en la labor de acabar con la lucha contra las drogas para abordar y afrontar la crisis climática de otra forma?
La conversación apenas está iniciando con las reuniones bilaterales de esta semana en Nueva York. Yo no diría que ahorita hay como unas “líneas rojas”, sino más bien que lo que hay es voluntad política de empezar a construir una agenda conjunta en estos términos.
¿Qué ha sido lo más difícil y lo más fácil de estas conversaciones?
Estamos construyendo la agenda de temas. Hay un excelente clima de cooperación bilateral. Estamos construyendo la agenda, pero hay un excelente clima de cooperación bilateral.
¿Qué países serán los aliados de Colombia en la cruzada por la paz y el cambio climático? ¿Habrá mirada y trabajo regional?
Se está trabajando hacia la Cumbre de la Biodiversidad. Hay una reunión de los países más biodiversos del mundo para mirar si hay posibilidad de sentar una posición conjunta en este tema. Se va a trabajar con quienes han sido aliados en las últimas cumbres del clima para seguir reafirmando las posiciones de protección de la Amazonia, entre otras.
Además, Colombia entra a presidir la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe, y se está haciendo interlocución con las agencias de Naciones Unidas que tienen que ver con el medio ambiente y la crisis climática.
Susana Muhamad, ministra de Ambiente, está al lado del presidente Gustavo Petro mientras este da una rueda de prensa en la entrada de la residencia de la embajada colombiana. A tan solo unos pasos de Central Park, Petro promueve que acabar con la política antidrogas es una parte de la solución a la crisis climática, tesis que hizo parte de su discurso ante la Asamblea General de la ONU, que dio hace unos días.
En ese espacio también le acompañó Muhamad, que desde su asiento, en compañía de Alejandro Gaviria, ministro de Educación, Álvaro Leyva, canciller, y Laura Sarabia, jefa de gabinete, observaban el debut del jefe de Estado en el evento diplomático más importante que celebra el planeta.
La ministra viajó con el presidente desde Bogotá porque su cartera trata uno de los temas centrales que se conversaron en los foros y reuniones políticas de estos cinco días de trabajo multilateral que adelantó Petro en Nueva York: enfrentar, por fin, la crisis climática que no ha sido abordada con eficacia por los líderes mundiales en las últimas décadas. El presidente ilustró la urgencia del asunto con una sencilla frase: “estamos llegando al punto de no retorno”. Una que desde hace buen tiempo vienen advirtiendo expertos académicos y científicos a empresarios, hombres y mujeres con poder de decisión a nivel global.
Desde la residencia de la embajada colombiana y después de que el mandatario tirara sus ideas sobre varios asuntos, la ministra Susana Muhamad habló con El Espectador sobre la propuesta que Petro ha compartido con personajes como John Kerry, el enviado especial de Estados Unidos para asuntos climáticos, entre otros: acabar con la guerra antidrogas, clave en la búsqueda de la “paz total” como camino para no llegar a ese punto de no retorno que pondría en peligro la supervivencia de la humanidad. Afirmó que en esa discusión hay “una actitud súper abierta por parte de Estados Unidos”.
¿Cuál es la agenda que promueve Colombia en Nueva York?
Hemos estado trabajando en esta Asamblea General de Naciones Unidas en reunirnos con los actores claves de la agenda climática de Naciones Unidas, precisamente para plantear la necesidad porque si te das cuenta los territorios PDET están absolutamente ligados a los territorios de deforestación y poder trabajar en este gran programa nacional que queremos hacer de restauración ecológica, conservación y uso de la biodiversidad como una alternativa económica sostenible que nos permita avanzar no solamente en nuevos renglones económicos y sociales, sino también en la protección efectiva con modelos reales y concretos sobre los ecosistemas estratégicos del país.
Eso ha incluido agendas con fondos internacionales, con el Fondo climático Mundial. Mañana me voy a reunir con la cabeza mundial de este fondo, con algunos filántropos a escala internacional. Nos hemos reunido con el sector privado también, como la cámara colombo estadounidense. Tuvimos además una reunión con ministros de ambientes de la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe. En ese grupo trabaja Colombia para la negociación mundial del clima, para empezar a alinear la perspectiva, la posición de los ocho países, en la Cumbre del Clima.
¿Cuál es el principal reto de Colombia frente al medio ambiente que debe conversar con los demás países?
Para nosotros el tema de restauración ecológica y conservación de las selvas y de los ecosistemas es nuestro principal reto tanto en mitigación como adaptación de la crisis climática, porque ahí están concentradas nuestras más importantes emisiones, pero también es lo que nos garantiza a futuro el agua y nos garantiza la resiliencia climática. Esta es la agenda que estamos trabajando.
¿Ha faltado incluir en las discusiones políticas la perspectiva ambiental en el conflicto armado para solucionarlo?
Sí. Creo que los Acuerdos de Paz de La Habana lo consideraron como una consecuencia de que no llegara al estado social de derecho a los territorios que dejaba las Farc, y evidentemente no llegó al estado social de derecho, cuando se desmovilizaron las Farc y estos territorios quedaron en manos de organizaciones criminales que utilizan que utilizan, en medio de la economía ilícita, la base social que hay en la región y que terminan empujándola tanto al sembrado de coca, como también a la deforestación para acaparamiento de tierras. Entonces se ha visto como una consecuencia, pero nosotros ahora que ya tenemos el problema absolutamente claro, tenemos que ponerlo como uno de los factores críticos de resolución del conflicto porque es 1 de los factores críticos.
Desarrolle esa idea: ¿por qué enfrentar la crisis climática tiene relación con el conflicto armado?
Porque fíjate que ha habido programas de sustitución de cultivos pero, ¿cuál es la respuesta alternativa que se le da a esa base social y ese campesinado en esos ecosistemas estratégicos? Hoy surge una economía que es la economía de la biodiversidad y nosotros, en este Gobierno queremos que en la mayoría de los casos hagamos las actividades productivas de acuerdo a la vocación del suelo. Si la vocación del suelo en dónde están estas comunidades y dónde está esta economía, que existe como consecuencia de la deforestación, tenemos que ayudar a generar una economía de la biodiversidad y forestal. Las finanzas climáticas internacionales, que incluyen la necesidad de regular el mercado de carbono que esperamos regular, podemos generar también sitios de financiación que nos permita sostener esta apuesta.
Si Colombia logra instaurar un estado social de derecho a ese campesinado y esa base social y ese estado social de derecho incluye no solo el reconocimiento sino acceso a la tierra, pero con una actividad productiva que cumpla la vocación del suelo, que es biodiversidad y forestal, Colombia puede simultáneamente estar abordando los factores claves de la deforestación, abordando un tema crítico del proceso de paz que ha sido la seguridad jurídica y la inclusión del estado social de de derecho de este campesinado, y simultáneamente se podrá generar una economía de la biodiversidad y esa es la apuesta del Gobierno.
Habla de la vocación del suelo. ¿Qué pasa cuando la vocación del suelo no se corresponde con las prácticas culturales de una población? ¿Cómo dirimirá el Gobierno esa condición?
El problema se ve en concreto en cada una de las regiones. Por eso hay que hacer un análisis contextual. Cuando hablamos de la Amazonia y la colonización que ha cercado sus selvas, estamos hablando que el suelo se ha usado para la ganadería mayoritariamente. Ahí hay una pregunta: dependiendo de exactamente la localización del núcleo de deforestación, cuál es la mejor vocación que nos ayude a generar unas alternativas económicas viables, y que nos ayude a mantener la biodiversidad? La respuesta a esa pregunta puede incluir desde turismo ecológico, que ya está pasando en varias comunidades, hasta restauración ecológica, maderables no maderables, pero en una economía sustentable, con técnicas sustentables.
¿Pero eso cómo se logra?
Tienes razón que la vocación de la gente o lo que la gente conoce es, por ejemplo, la ganadería en el caso de la Amazonia. Esto porque los cultivos son muy pocos y pequeños. Se hacen más para el abastecimiento de la familia. En ese sentido, pienso que hay una herramienta muy poderosa que tiene el Gobierno y es que a partir de esta economía se dé una formalización de la tierra.
Eso es una negociación política con ellos, los campesinos. Eso no es una imposición, sino un acuerdo social, al que le estamos preparando las condiciones para ir a dar a terreno con la gente. Hemos identificado que uno de los puntos claves de esta negociación social es cómo los campesinos acceden al suelo de forma que sientan que tienen la titularidad en las tierras.
Como estos son bosques de la nación y estos son terrenos baldíos, hemos estado estudiando las figuras de acuerdos por conservación, pero de largo plazo o lo que hoy en Guatemala se utiliza, que son las concesiones hereditarias, que significa que el suelo sigue siendo del Estado, pero se le está dando un permiso permanente de uso bajo unas condiciones.
Suena a que hacer realidad ese acuerdo social sobre el suelo es complejo.
Ahí tenemos un reto institucional, que es el que nos toca entrar a llenar, que es la presencia de las instituciones en el territorio. ¿Cómo pensamos hacerlo? Hay que generar todo un renglón institucional para la economía forestal que hoy no existe.
Por ejemplo, veamos el sector agrario: tiene tres bancos y una extensión rural. Tenemos entonces que general el Servicio Nacional Forestal que sería un servicio público de trabajo con las comunidades para la economía forestal y tenemos que darle líneas de crédito.
Es una cadena económica completa que el país empezaría a desarrollar. A los territorios también hay que llevar el Sena e instituciones científicas del Ministerio de Ciencia y Tecnología, de la mano de las universidades para empezar a desarrollar un ecosistema de productividad de la biodiversidad con las comunidades.
La estrategia del Gobierno, de cara a la política internacional con Estados Unidos, principalmente se sostiene en la tesis de que la crisis climática del mundo se resuelve con la paz en Colombia y un cambio en la política de drogas. ¿Cómo está el ambiente en las reuniones bilaterales en Estados Unidos sobre la materia y qué tan viable es cambiar el enfoque de las drogas para caminar hacia la paz y, a su vez, hacia la afrontación de la crisis climática?
Hay una actitud súper abierta, muy positiva, para trabajar conjuntamente y encontrar unos planes colectivos que aborden estas problemáticas. Ya el presidente, el ministro de Defensa, el alto comisionado de Paz se han reunido varias veces con comisiones de alto nivel de los Estados Unidos. Esta semana nos reunimos con John Kerry, enviado especial del presidente Joe Biden para el asunto del cambio climático. Allí toda esta situación se expuso y entonces vamos a construir conjuntamente una agenda de trabajo y se manifestó un apoyo al desarrollo de esta agenda con base en la posición de Colombia.
¿Qué “líneas rojas” de Estados Unidos percibe en la labor de acabar con la lucha contra las drogas para abordar y afrontar la crisis climática de otra forma?
La conversación apenas está iniciando con las reuniones bilaterales de esta semana en Nueva York. Yo no diría que ahorita hay como unas “líneas rojas”, sino más bien que lo que hay es voluntad política de empezar a construir una agenda conjunta en estos términos.
¿Qué ha sido lo más difícil y lo más fácil de estas conversaciones?
Estamos construyendo la agenda de temas. Hay un excelente clima de cooperación bilateral. Estamos construyendo la agenda, pero hay un excelente clima de cooperación bilateral.
¿Qué países serán los aliados de Colombia en la cruzada por la paz y el cambio climático? ¿Habrá mirada y trabajo regional?
Se está trabajando hacia la Cumbre de la Biodiversidad. Hay una reunión de los países más biodiversos del mundo para mirar si hay posibilidad de sentar una posición conjunta en este tema. Se va a trabajar con quienes han sido aliados en las últimas cumbres del clima para seguir reafirmando las posiciones de protección de la Amazonia, entre otras.
Además, Colombia entra a presidir la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe, y se está haciendo interlocución con las agencias de Naciones Unidas que tienen que ver con el medio ambiente y la crisis climática.