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El exsenador Roberto Gerlein, reconocido como el congresista eterno, murió este jueves a la edad de 83 años. Este se encontraba desde hace unos días en cuidados intensivos en la Clínica del Caribe. Allí lo estaban tratando por una infección urinaria que se complicó.
Gerlein Echevarría ocupó por casi 50 años una curul en el Legislativo y solo en 2018 decidió no ir más a esta corporación. Fueron 12 sus candidaturas, en las que siempre salió victorioso gracias a la maquinaria y al reconocimiento de la familia Gerlein en el norte del país.
Estos combinaron hábilmente el poderío económico -fueron unos de los grandes contratistas de Barranquilla y otras ciudades- con el poder político. Esto llevó a que el exsenador llegara a desempeñar labores de legislador y ministro al mismo tiempo, cuando la Constitución lo permitía.
Gerlein siempre militó en el Partido Conservador. Fue representando a esta colectividad que estuvo en el Congreso desde 1967 hasta 2018. Primero fue representante a la Cámara, pero luego dio el salto al Senado en 1978. En esta segunda corporación hizo parte del Ejecutivo como ministro de Desarrollo Económico. Esto ocurrió en la administración de Belisario Betancourt. También llegó a ser gobernador del Atlántico.
El exsenador Gerlein fue reconocido por sus posiciones conservadoras. Incluso, llegó a emitir comentarios homofóbicos en contra de las parejas de hombres del mismo sexo, esto lo hizo en 2012, cuando el Congreso estudiaba el proyecto sobre el matrimonio igualitario. En pleno debate, Gerlein calificó el coíto entre dos hombres como algo”sucio, asqueroso, sexo que merece repudio y es un sexo excremental”.
Además de estos cuestionados comentarios, los últimos años de Gerlein en el Congreso serán recordados porque fueron varias la veces en las que las cámaras lo captaron durmiendo en su curul durante las plenarias. Estos hechos empañaron el reconocimiento que tuvo este como parte de la generación de oradores que pasaron por el Congreso. Incluso, como registraron algunos medios, existía el aforismo de que “cuando Gerlein habla, el Capitolio calla”.
Gerlein fue la última cabeza de uno de lo cacicazgos políticos de antaño. No solo estuvo en el Congreso por cinco décadas, sino que fue secretario de la alcaldía de Barranquilla en los primeros años de su carrera pública. Luego fue juez y pasó al concejo de Barranquilla en 1963. También fue secretario de Hacienda del Atlántico y llegó a ser designado por Alfonso López Michelsen como gobernador de este departamento en 1974, cuando las alcaldías y gobernaciones eran suplidos desde la presidencia. Además, llegó a ser embajador de Colombia ante las Naciones Unidas.
Por casi medio siglo se tenía entre las cuentas que la curul de Roberto Gerlein estaba asegurada. Tanto así que incluso llegó a tener casi 8.000 votos en 2018, a pesar de que días antes había anunciado que no regresaría al Congreso, debido a sus afecciones de salud. Se supone que su capital político iba a ser heredado por la entonces representante Aida Merlano, pero el escándalo por compra de votos truncó la continuidad de la familia Gerlein en el Congreso. Ahora último, este clan ha tenido que enfrentar los señalamientos hechos por Merlano de supuestamente auspiciar la compra de votos.
Precisamente para ese momento se recordó el reconocimiento de Roberto Gerlein de que en la Costa Caribe se compraban votos, pero este hizo la salvedad que nunca habría tenido que recurrir a estas acciones. “Es cierto que en la costa se compran votos. Qué vamos a hacer, es un hecho. Si el elector no recibe un aliño no vota”, comentó en 2018 en una entrevista con W Radio.