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“Necesitamos que nos garanticen derechos y una vida digna sin violencia”: coordinadora Casa de la Mujer

Olga Amparo Sánchez habla de la precarización de las condiciones de las mujeres en tiempos de cuarentena por COVID-19, en cuanto a que su trabajo, doméstico y de cuidado de hijos, se duplicó; además muchas han perdido sus trabajos o están conviviendo con sus agresores.

Natalia Tamayo Gaviria
05 de junio de 2020 - 11:00 a. m.
Olga Amparo Sánchez, coordinadora de la Casa de la Mujer.
Olga Amparo Sánchez, coordinadora de la Casa de la Mujer.
Foto: Foto: Casa de la Mujer - Sentiido.com - Andrés Camilo Gómez - Casa de la Mujer - Sentiido.com - Andrés Camilo Gómez
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Las organizaciones, colectivos y grupos feministas se convirtieron en refugio de decenas de mujeres a las que el confinamiento les acentuó los problemas estructurales. La Casa de la Mujer es uno de esos espacios que desde la virtualidad les está tendiendo una mano amiga a esas madres, trabajadoras sexuales y empleadas que requieren ayudas para que, en tiempos de cuarentena por la pandemia del COVID-19, aseguren el alimento y la dormida para sus hijos o, en otros casos, un acompañamiento o asesoría para hacer el proceso de separación con sus parejas o, simplemente, apoyo para salir de esos círculos de violencia que tienen lugar en sus propios hogares.

Olga Amparo Sánchez, su coordinadora a escala nacional, insistió a El Espectador que las problemáticas son muchas en cuanto a la diversidad de las mujeres y sus condiciones de vida. Y las soluciones son tan distintas como sus necesidades, pero lo principal en que hace énfasis es en la garantía de los derechos de todas, sin importar cuál es su procedencia.

Venían recogiendo donaciones para atender a mujeres durante la cuarentena, ¿cómo les fue?

Empezamos a recoger ayudas humanitarias para mujeres que las requieren, pero las donaciones no han tenido mucho éxito porque solo hemos acudido a personas cercanas, comprometidas con la democracia en el país.

¿Qué mujeres se han acercado a ustedes pidiendo ayuda?

Tenemos muchas solicitudes de mujeres que vivían en el barrio Santa Fe en situación de prostitución y que pasan por una situación desastrosa. A la mayoría las desalojaron los pagadiarios y muchas se fueron para Soacha, porque las piezas son más baratas que en Bogotá. Son mujeres sin Sisbén, algunas de ellas no tienen cédula, con hijos e hijas, sin un núcleo familiar que las apoye. No las han acogido los programas del Distrito y por eso se ven obligadas a salir a trabajar. Y eso les ha significado multas.

¿Cómo les están ayudando?

Estamos vinculándolas a la red institucional, pero es complejo porque ya tienen el tope de quienes reciben las ayudas. Igualmente, nosotras y personas amigas estamos donando dinero para contribuir en algo, pero eso es mínimo para la magnitud del problema.

¿Cuál es esa magnitud?

La situación es diferencial de acuerdo con la procedencia económica de la mujer. Por ejemplo, las mujeres de sectores populares se levantan, normalmente, a las 4:00 a.m. para dejar listo el desayuno y el almuerzo para salir a trabajar. Luego llegan a lavar la ropa, hacer comida y ayudar en las tareas de los hijos. Para estas mujeres, la labor doméstica ha sido una realidad en esta cuarentena, porque las encierra en ese espacio las 24 horas. Se les suman las privaciones económicas, sin la posibilidad de salir a buscar una alternativa de sustento para darles de comer a sus hijos. Y algunas conviven con su agresor.

¿Y las otras mujeres?

Las de sectores medios y empleadas contaban con alguien que les ayudaba en sus casas para la limpieza y el cuidado de sus hijos. A ellas también se les ha complicado la vida en el sentido de que algunas se quedaron sin trabajo o se les incrementó en una doble jornada, cumpliendo con su oficio y asumiendo las tareas domésticas y de acompañamiento a sus hijos. agregándole la búsqueda que hacen para entretener a los niños, que están encerrados las 24 horas. Y hay que recordar: también muchas de ellas viven con sus agresores.

¿Qué casos son los que les llegan?

Hemos hecho acompañamiento a mujeres que han tenido situaciones de violencia muy críticas, algunas con intentos de feminicidio. Mujeres en condiciones económicas complejas, en las que su prioridad es garantizar la alimentación o un lugar donde dormir con sus hijos e hijas. En su mayoría son mujeres ambulantes o trabajadoras sexuales. También mujeres que su preocupación es garantizar la educación de sus hijos porque se quedaron sin trabajo.

¿Cuántos casos han atendido durante la cuarentena?

No tenemos un consolidado, pero diariamente estamos recibiendo hasta cinco solicitudes, a través de llamadas, correos o nuestras redes. Aquí no hay horario ni calendario. Estamos prestas las 24 horas, sábados y domingos. Intentos de feminicidio han sido cinco casos en estos tres meses.

¿Cuál es la ruta para la atención de las que acuden por violencia?

La orientación es para que accedan a la ruta de la Defensoría o la Secretaría de la Mujer, dependiendo de los territorios donde se encuentren. Nosotras hacemos el canal, llamamos y remitimos los casos para que las atiendan más rápido. También las apoyamos con atención psicosocial y la orientación varía, porque hay algunas que no quieren o no se sienten preparadas para denunciar a sus agresores. Todo depende de las condiciones materiales y fortalezas de cada una. Por ejemplo, mujeres profesionales golpeadas han acudido a nosotras porque decidieron separarse y están en ese proceso.

¿Qué necesitan las mujeres ahora?

Es muy simple, y es que se nos garanticen los derechos y una vida digna sin violencia.

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