“No busco ministerios ni estoy pensando en otra alcaldía”: Enrique Peñalosa
El exalcalde de Bogotá, quien trabajó en consolidar la coalición de centro-derecha, da sus perspectivas sobre la campaña, explica por qué Gustavo Petro es el rival a vencer y habla de las banderas de su eventual gobierno.
Ha desarrollado la mayoría de su carrera en Bogotá. ¿Cómo se piensa proyectar a nivel nacional?
Soy un gerente público que produce resultados y eso es válido para Bogotá, Cali, Barranquilla o Colombia. Cuando uno hace una hoja de vida no pone lo que va a hacer, pone lo que ha hecho. A la ciudadanía le encanta que le echen cuentos. Yo puedo decir que voy a poner a tres colombianos en Marte en un cohete de fabricación nacional, porque aquí no importa si es verdad o mentira. Cuando competí con Gustavo Petro para la Alcaldía, él prometía que iba a hacer mil jardines infantiles y resulta que hizo cinco, mal hechos, en contenedores que ni siquiera tenían los servicios, y a nadie le importa. Creería que, si los ciudadanos tienen responsabilidad, lo que deberían mirar más bien es lo que los gobernantes han hecho, porque están eligiendo no a personas que aparecieron de repente, sino personas que uno supone que, por sus antecedentes, podrían ser considerados para ese cargo de elección popular.
Lea también: Precandidatos de centro-derecha se reunieron para darle forma a su coalición
¿Por qué en estas elecciones los partidos políticos están quedando de lado?
En el mundo entero hay un rechazo a los partidos y en Colombia es claro que han servido como maquinarias y para presionar al Gobierno por puestos y contratos. Los ciudadanos quieren candidatos independientes, pero los políticos se inventaron una legislación para cerrarle el paso a los independientes y obligar a la democracia partidista. A los partidos nuevos les va a quedar prácticamente imposible pasar el umbral y no es que esté en contra de los partidos, me parece bien que existan y que tengan privilegios, pero no me parece bien es que se le cierre el paso a los independientes con tantas dificultades.
También está en furor el tema de las coaliciones y recientemente se concretó el Equipo por Colombia. ¿Qué futuro le ve?
Hacer coaliciones es bueno, saludable y es normal que se hagan tarde o temprano. El interés es Colombia, hay que buscar más lo que nos une que lo que nos separa y en estos momentos hay un riesgo grande con Gustavo Petro.
¿Por qué?
Por tres razones. Primero, porque ha expresado a lo largo de los años simpatía por los gobernantes de Venezuela que acabaron con ese país. Segundo, porque ha expresado todo el tiempo en campaña un irrespeto total por las instituciones y ha dicho que todos los que han dirigido a este país en los últimos cien años son corruptos, clasistas, egoístas e incompetentes. Es claro que no le interesa para nada respetar las instituciones y que las podría desbaratar sin ningún problema. Y tercero, lo sucedí en la alcaldía y vi que como gobernante fue muy malo y poco efectivo. Y va tan bien en las encuestas que creo que es importante hacer coaliciones con posibilidad de ganarle y con personas que coincidimos en cosas como atención a los más vulnerables, seguridad e inversión, que es la única manera de resolver el tema del empleo.
Ninguno despega en las encuestas además de Petro. ¿Es el rival a vencer?
Claro que Petro es el rival a vencer. Sería maravilloso una segunda vuelta con dos candidatos distintos de Petro, pero no creo que sea posible. Lo que muestran las encuestas, si uno toma en cuenta el margen de error, es que realmente hay un empate entre muchas personas.
Si no avanza su aspiración, ¿se ve en el Congreso? Incluso, dicen que su campaña es un trampolín para intentar una tercera alcaldía de Bogotá.
No tengo ningún interés en ir al Congreso. Ya estuve allá y es muy interesante, contrario a lo que la gente cree, pero en este momento de mi vida no tengo ese interés. Tampoco busco ministerios, embajadas, y eso nunca me ha interesado. Tampoco estoy pensando en otra alcaldía.
Si hay algo por lo que lo conocen es por el tema de transporte e infraestructura. ¿Cómo llevaría esos temas al ámbito nacional?
Aquí ha habido un gran progreso en infraestructura en los últimos 20 años. Obviamente, hay problemas graves que hay que solucionar, pero es mucho lo que se ha avanzado siempre. Como gobernante he hecho muchas obras y no soy ingeniero, soy gerente y logro que se hagan las cosas nombrando gente excelente. Lo que he demostrado es que tengo el carácter para tomar decisiones difíciles, armar equipos y para producir resultados y tomar las decisiones impopulares que puedan ser necesarias para hacer las obras. Los proyectos de infraestructura del país son muchas las carreteras críticas para Colombia proyectos de infraestructura hay una serie de proyectos que ya están listos y los vamos a poner a andar.
Por esta época salen a la luz los escándalos. A usted le han echado en cara los Pandora Papers y temas ambientales, entre otros. ¿Le podría afectar su campaña?
Me siento muy orgulloso de mi tema con los Pandora Papers. Tener una sociedad en Panamá es igual de legítimo a tenerla en Bucaramanga, con la diferencia de que yo no trabajaba en Bucaramanga, sino que trabajaba por el mundo. En los últimos 20 años casi todos mis ingresos han venido del exterior y simplemente tuve unas sociedades para administrar eso. Siempre tuve todo declarado.
¿Cuál es su evaluación del gobierno Duque?
Le ha tocado muy duro, con un Gobierno venezolano abiertamente apoyando a grupos armados ilegales en Colombia, con la pandemia y numerosas dificultades, pero creo que hay cosas muy positivas. Incluso la implementación del Acuerdo de Paz, se han invertido billones y se ha hecho un trabajo muy serio en ese campo.
¿A cuáles políticas de este gobierno les daría continuidad y a cuáles no?
Le daría continuidad a la implementación del Acuerdo de Paz. No le daría continuidad a la política exterior con Venezuela: es evidente que el gobernante es Maduro y no Guaidó y eso no significa que crea que Maduro es buen gobernante. Hay que minimizar el conflicto al máximo, garantizarle a Venezuela que no vamos a intervenir y buscar el mínimo de relaciones comerciales, sin que de ninguna manera haya intervención de Venezuela en los asuntos internos de Colombia.
¿Cómo haría para acelerar la implementación del Acuerdo de Paz?
No es cierto que no se esté implementando el Acuerdo de paz. Se está haciendo un esfuerzo grande por proteger a los desmovilizados y resarcir a las víctimas. Hay que seguir en esa senda y, si fuera posible, hacer otros acuerdos de paz.
¿Entonces le apostaría a un proceso de paz con el Eln?
Por supuesto. En Colombia tenemos que en las zonas donde no hay coca o minería ilegal el acuerdo de paz funciona muy bien. Pero donde hay coca y minería, no importa qué acuerdos de paz va a seguir haciendo grupos organizados y violentos.
¿Cuál es su posición en cuanto a aborto y eutanasia?
En todas partes del mundo las mujeres de estratos altos tienen el aborto como quieren, cuando quieren y con todas las condiciones de higiene. La pregunta no es si hay aborto o no, sino si las mujeres pobres van a tener un aborto higiénico y bien hecho o van a morirse. Lo que hay que hacer es minimizar los embarazos no deseados. Yo me acojo a lo que recomienda la Corte Constitucional. Y en cuanto a eutanasia, hay que permitirla sin tantas trabas. Hay personas que están sufriendo mucho, con enfermedades terminales, y es inhumano bloquearles la eutanasia.
¿Impulsaría la regulación del cannabis de uso adulto?
El cannabis es legal en casi todas las ciudades de Estados Unidos. Es algo que sería ideal que no se consumiera, pero no es muy claro que por ejemplo el consumo de alcohol sea mejor que el de cannabis. Más bien parece que hay más riesgo de comportamientos violentos con alcohol que con cannabis.
¿Qué haría para erradicar los cultivos ilícitos?
El peor problema de Colombia es el narcotráfico. Eso financia grupos ilegales que cometen toda clase de delitos que corrompen la democracia. Para colmo de males, destruyen las selvas y tenemos restricciones que llevan a que se haga lo peor, porque no se puede fumigar. Creo que hay que concentrarse, más que en la erradicación, en la producción y exportación de cocaína.
El estallido social inició al final de su administración y desde entonces se habla de reformar la Policía y desmontar el Esmad. ¿Es necesario?
No creo que sea necesario. Hay que fortalecer la Policía. Y es bueno recordar que el Esmad es una fuerza entrenada para no hacer daño a los manifestantes y que no utiliza armas letales. Ahora bien, cometen abusos y la ley colombiana permite castigarlos, pero lo que estamos enfrentando es un problema de criminalidad gigantesco y masivo. Hablar de debilitar a la policía de cualquier forma es suicida porque estamos enfrentando empresas del crimen. Hay vandalismo y eso es un crimen porque dejar una ciudad sin transporte es como dejarla sin agua.
Las movilizaciones seguirán. ¿Qué haría para que cesen?
En una democracia lo más representativo son las personas elegidas. El hecho de que algunos salgan a la calle no significa que su opinión valga más que la de los que votan. Es legítimo que haya manifestaciones y deben ser protegidas, siempre y cuando respeten las normas y no cometan actos de destrucción. Se necesita que entendamos que hay propiedad privada y economía de mercado, no porque le sirva a los ricos, sino porque es la mejor manera de administrar los recursos de la sociedad. También entender que la única manera de tener más oportunidades, más empleo y mejores ingresos es que haya más inversión. Y cuando hay vandalismo los inversionistas se van.
¿Qué propuesta tiene para detener la ola de inseguridad urbana?
Es una prioridad. No es, como dicen algunos, que hay inseguridad porque hay pobreza. Los delincuentes no son jóvenes con hambre, que salieron a robar para llevarle almuerzo a la abuelita. Son empresas del crimen y los estudios muestran claramente que no son los ciudadanos más pobres los que se convierten en criminales. Hay mecanismos para prevenir el delito: más empleo, reducir la deserción escolar y canchas deportivas. Aún en los países más avanzados, donde se han resuelto todos los problemas sociales que tenemos, se necesita policía y se necesitan cárceles.
¿Apoyaría una reforma a la justicia?
Hay que ser drásticos con los delitos a mano armada. La ley colombiana le da importancia más al valor de lo robado que a la manera como es robado. Hay que hacer más cárceles, pero mientras tanto, para que no haya hacinamiento inhumano que en alguna medida lleva a que jueces no quieran condenar a los delincuentes, hay que utilizar más casa por cárcel.
El reto para el próximo presidente es la reactivación. ¿Cómo la impulsaría?
Es muy grave el problema fiscal que tiene Colombia. En este momento se está gastando mucho más de lo que se recibe y hay un hueco gigantesco. Hay que poner orden, pero no podemos tener más impuestos porque se va a la inversión a otros países. Tenemos que lograr más exportaciones y crear un ambiente amable para los inversionistas, que son los únicos que pueden generar más empleo y mejores ingresos. En este momento hay que mantener programas de subsidios, pero no es con reparto de plata como se va a acabar la pobreza.
¿Cuáles serían las banderas de su eventual gobierno?
Seguridad, empleo, atención a los más vulnerables y lo que llamaría vida civilizada. Necesitamos aprender a vivir mejor, con más deporte, arte y conocimiento de la naturaleza.
Ha desarrollado la mayoría de su carrera en Bogotá. ¿Cómo se piensa proyectar a nivel nacional?
Soy un gerente público que produce resultados y eso es válido para Bogotá, Cali, Barranquilla o Colombia. Cuando uno hace una hoja de vida no pone lo que va a hacer, pone lo que ha hecho. A la ciudadanía le encanta que le echen cuentos. Yo puedo decir que voy a poner a tres colombianos en Marte en un cohete de fabricación nacional, porque aquí no importa si es verdad o mentira. Cuando competí con Gustavo Petro para la Alcaldía, él prometía que iba a hacer mil jardines infantiles y resulta que hizo cinco, mal hechos, en contenedores que ni siquiera tenían los servicios, y a nadie le importa. Creería que, si los ciudadanos tienen responsabilidad, lo que deberían mirar más bien es lo que los gobernantes han hecho, porque están eligiendo no a personas que aparecieron de repente, sino personas que uno supone que, por sus antecedentes, podrían ser considerados para ese cargo de elección popular.
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¿Por qué en estas elecciones los partidos políticos están quedando de lado?
En el mundo entero hay un rechazo a los partidos y en Colombia es claro que han servido como maquinarias y para presionar al Gobierno por puestos y contratos. Los ciudadanos quieren candidatos independientes, pero los políticos se inventaron una legislación para cerrarle el paso a los independientes y obligar a la democracia partidista. A los partidos nuevos les va a quedar prácticamente imposible pasar el umbral y no es que esté en contra de los partidos, me parece bien que existan y que tengan privilegios, pero no me parece bien es que se le cierre el paso a los independientes con tantas dificultades.
También está en furor el tema de las coaliciones y recientemente se concretó el Equipo por Colombia. ¿Qué futuro le ve?
Hacer coaliciones es bueno, saludable y es normal que se hagan tarde o temprano. El interés es Colombia, hay que buscar más lo que nos une que lo que nos separa y en estos momentos hay un riesgo grande con Gustavo Petro.
¿Por qué?
Por tres razones. Primero, porque ha expresado a lo largo de los años simpatía por los gobernantes de Venezuela que acabaron con ese país. Segundo, porque ha expresado todo el tiempo en campaña un irrespeto total por las instituciones y ha dicho que todos los que han dirigido a este país en los últimos cien años son corruptos, clasistas, egoístas e incompetentes. Es claro que no le interesa para nada respetar las instituciones y que las podría desbaratar sin ningún problema. Y tercero, lo sucedí en la alcaldía y vi que como gobernante fue muy malo y poco efectivo. Y va tan bien en las encuestas que creo que es importante hacer coaliciones con posibilidad de ganarle y con personas que coincidimos en cosas como atención a los más vulnerables, seguridad e inversión, que es la única manera de resolver el tema del empleo.
Ninguno despega en las encuestas además de Petro. ¿Es el rival a vencer?
Claro que Petro es el rival a vencer. Sería maravilloso una segunda vuelta con dos candidatos distintos de Petro, pero no creo que sea posible. Lo que muestran las encuestas, si uno toma en cuenta el margen de error, es que realmente hay un empate entre muchas personas.
Si no avanza su aspiración, ¿se ve en el Congreso? Incluso, dicen que su campaña es un trampolín para intentar una tercera alcaldía de Bogotá.
No tengo ningún interés en ir al Congreso. Ya estuve allá y es muy interesante, contrario a lo que la gente cree, pero en este momento de mi vida no tengo ese interés. Tampoco busco ministerios, embajadas, y eso nunca me ha interesado. Tampoco estoy pensando en otra alcaldía.
Si hay algo por lo que lo conocen es por el tema de transporte e infraestructura. ¿Cómo llevaría esos temas al ámbito nacional?
Aquí ha habido un gran progreso en infraestructura en los últimos 20 años. Obviamente, hay problemas graves que hay que solucionar, pero es mucho lo que se ha avanzado siempre. Como gobernante he hecho muchas obras y no soy ingeniero, soy gerente y logro que se hagan las cosas nombrando gente excelente. Lo que he demostrado es que tengo el carácter para tomar decisiones difíciles, armar equipos y para producir resultados y tomar las decisiones impopulares que puedan ser necesarias para hacer las obras. Los proyectos de infraestructura del país son muchas las carreteras críticas para Colombia proyectos de infraestructura hay una serie de proyectos que ya están listos y los vamos a poner a andar.
Por esta época salen a la luz los escándalos. A usted le han echado en cara los Pandora Papers y temas ambientales, entre otros. ¿Le podría afectar su campaña?
Me siento muy orgulloso de mi tema con los Pandora Papers. Tener una sociedad en Panamá es igual de legítimo a tenerla en Bucaramanga, con la diferencia de que yo no trabajaba en Bucaramanga, sino que trabajaba por el mundo. En los últimos 20 años casi todos mis ingresos han venido del exterior y simplemente tuve unas sociedades para administrar eso. Siempre tuve todo declarado.
¿Cuál es su evaluación del gobierno Duque?
Le ha tocado muy duro, con un Gobierno venezolano abiertamente apoyando a grupos armados ilegales en Colombia, con la pandemia y numerosas dificultades, pero creo que hay cosas muy positivas. Incluso la implementación del Acuerdo de Paz, se han invertido billones y se ha hecho un trabajo muy serio en ese campo.
¿A cuáles políticas de este gobierno les daría continuidad y a cuáles no?
Le daría continuidad a la implementación del Acuerdo de Paz. No le daría continuidad a la política exterior con Venezuela: es evidente que el gobernante es Maduro y no Guaidó y eso no significa que crea que Maduro es buen gobernante. Hay que minimizar el conflicto al máximo, garantizarle a Venezuela que no vamos a intervenir y buscar el mínimo de relaciones comerciales, sin que de ninguna manera haya intervención de Venezuela en los asuntos internos de Colombia.
¿Cómo haría para acelerar la implementación del Acuerdo de Paz?
No es cierto que no se esté implementando el Acuerdo de paz. Se está haciendo un esfuerzo grande por proteger a los desmovilizados y resarcir a las víctimas. Hay que seguir en esa senda y, si fuera posible, hacer otros acuerdos de paz.
¿Entonces le apostaría a un proceso de paz con el Eln?
Por supuesto. En Colombia tenemos que en las zonas donde no hay coca o minería ilegal el acuerdo de paz funciona muy bien. Pero donde hay coca y minería, no importa qué acuerdos de paz va a seguir haciendo grupos organizados y violentos.
¿Cuál es su posición en cuanto a aborto y eutanasia?
En todas partes del mundo las mujeres de estratos altos tienen el aborto como quieren, cuando quieren y con todas las condiciones de higiene. La pregunta no es si hay aborto o no, sino si las mujeres pobres van a tener un aborto higiénico y bien hecho o van a morirse. Lo que hay que hacer es minimizar los embarazos no deseados. Yo me acojo a lo que recomienda la Corte Constitucional. Y en cuanto a eutanasia, hay que permitirla sin tantas trabas. Hay personas que están sufriendo mucho, con enfermedades terminales, y es inhumano bloquearles la eutanasia.
¿Impulsaría la regulación del cannabis de uso adulto?
El cannabis es legal en casi todas las ciudades de Estados Unidos. Es algo que sería ideal que no se consumiera, pero no es muy claro que por ejemplo el consumo de alcohol sea mejor que el de cannabis. Más bien parece que hay más riesgo de comportamientos violentos con alcohol que con cannabis.
¿Qué haría para erradicar los cultivos ilícitos?
El peor problema de Colombia es el narcotráfico. Eso financia grupos ilegales que cometen toda clase de delitos que corrompen la democracia. Para colmo de males, destruyen las selvas y tenemos restricciones que llevan a que se haga lo peor, porque no se puede fumigar. Creo que hay que concentrarse, más que en la erradicación, en la producción y exportación de cocaína.
El estallido social inició al final de su administración y desde entonces se habla de reformar la Policía y desmontar el Esmad. ¿Es necesario?
No creo que sea necesario. Hay que fortalecer la Policía. Y es bueno recordar que el Esmad es una fuerza entrenada para no hacer daño a los manifestantes y que no utiliza armas letales. Ahora bien, cometen abusos y la ley colombiana permite castigarlos, pero lo que estamos enfrentando es un problema de criminalidad gigantesco y masivo. Hablar de debilitar a la policía de cualquier forma es suicida porque estamos enfrentando empresas del crimen. Hay vandalismo y eso es un crimen porque dejar una ciudad sin transporte es como dejarla sin agua.
Las movilizaciones seguirán. ¿Qué haría para que cesen?
En una democracia lo más representativo son las personas elegidas. El hecho de que algunos salgan a la calle no significa que su opinión valga más que la de los que votan. Es legítimo que haya manifestaciones y deben ser protegidas, siempre y cuando respeten las normas y no cometan actos de destrucción. Se necesita que entendamos que hay propiedad privada y economía de mercado, no porque le sirva a los ricos, sino porque es la mejor manera de administrar los recursos de la sociedad. También entender que la única manera de tener más oportunidades, más empleo y mejores ingresos es que haya más inversión. Y cuando hay vandalismo los inversionistas se van.
¿Qué propuesta tiene para detener la ola de inseguridad urbana?
Es una prioridad. No es, como dicen algunos, que hay inseguridad porque hay pobreza. Los delincuentes no son jóvenes con hambre, que salieron a robar para llevarle almuerzo a la abuelita. Son empresas del crimen y los estudios muestran claramente que no son los ciudadanos más pobres los que se convierten en criminales. Hay mecanismos para prevenir el delito: más empleo, reducir la deserción escolar y canchas deportivas. Aún en los países más avanzados, donde se han resuelto todos los problemas sociales que tenemos, se necesita policía y se necesitan cárceles.
¿Apoyaría una reforma a la justicia?
Hay que ser drásticos con los delitos a mano armada. La ley colombiana le da importancia más al valor de lo robado que a la manera como es robado. Hay que hacer más cárceles, pero mientras tanto, para que no haya hacinamiento inhumano que en alguna medida lleva a que jueces no quieran condenar a los delincuentes, hay que utilizar más casa por cárcel.
El reto para el próximo presidente es la reactivación. ¿Cómo la impulsaría?
Es muy grave el problema fiscal que tiene Colombia. En este momento se está gastando mucho más de lo que se recibe y hay un hueco gigantesco. Hay que poner orden, pero no podemos tener más impuestos porque se va a la inversión a otros países. Tenemos que lograr más exportaciones y crear un ambiente amable para los inversionistas, que son los únicos que pueden generar más empleo y mejores ingresos. En este momento hay que mantener programas de subsidios, pero no es con reparto de plata como se va a acabar la pobreza.
¿Cuáles serían las banderas de su eventual gobierno?
Seguridad, empleo, atención a los más vulnerables y lo que llamaría vida civilizada. Necesitamos aprender a vivir mejor, con más deporte, arte y conocimiento de la naturaleza.