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“Cuando esta parte de la historia se escriba, la visita del papa Francisco estará llena de muchas anécdotas que hoy vivimos con nerviosismo, angustia y ansiedad”. Con esa frase, el vicepresidente de la República, general (r) Óscar Naranjo, define cómo ha sido el “detrás de cámaras” de la visita del máximo jerarca de la Iglesia católica a Colombia, quien llega mañana al país para visitar, a partir del jueves, las cuatro ciudades que escogió para llevar su mensaje: Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. (ESPECIAL: todo sobre la visita del papa Francisco a Colombia)
Su rol como delegado del Gobierno Nacional para la coordinación de la visita del sumo pontífice ha hecho que el conteo regresivo para recibirlo se haya convertido en lo que Naranjo denomina un “angustiómetro”. “En la Vicepresidencia mandamos a imprimir la figura de su santidad con un calendario que hace el conteo regresivo hasta su llegada, la cual estamos siguiendo desde hace 90 días. Le pusimos así mientras más se acercaba la fecha”, cuenta el vicepresidente, en medio de la natural presión que tiene sobre sus hombros por ser el encargado de que todo salga según lo planeado.
Sin embargo, hay cosas que se le salen de las manos. Por ejemplo, se había previsto que, con la llegada de Francisco al Comando Aéreo de Transporte Militar (Catam), los reductores de velocidad, conocidos comúnmente como policías acostados, fueran retirados en aras de evitarle molestias en la columna. Y así se hizo, pero resultó siendo un trabajo perdido porque el papa no va a trasladarse por donde suelen salir las personalidades con las más altas dignidades que visitan Colombia, sino que lo hará por una ruta especial interna del aeropuerto internacional El Dorado. (LEA: Las recomendaciones de la Cruz Roja para la visita del papa Francisco)
Han sido más de mil reuniones las que han llevado a cabo los equipos a cargo de supervisar la llegada esta semana del papa Francisco, en las que han participado al menos unas 25 entidades de todo el país. Los encuentros con las autoridades regionales de las ciudades a donde llegará el papa superan los 800 y se conformaron varios equipos de trabajo (protocolo, seguridad, logística, transporte, producción, salud), para no dejar ningún detalle por fuera. Al final, cuando Francisco culmine su paso por Colombia, ese equipo se encargará de armar un documental con imágenes inéditas del antes, el durante y el después de su visita. Entre ellas los múltiples simulacros que se hicieron a las 2:00 de la mañana en el parque Simón Bolívar con la caravana que usará el papa a su llegada. “Todas esas imágenes han sido capturadas y llegará el momento de hacerlas públicas”, contó el vicepresidente.
En diálogo con El Espectador, Naranjo explica qué significa la llegada del sumo pontífice al país, bajo el lema Demos el primer paso. Habla, por supuesto, de las implicaciones que tiene el cese bilateral del fuego y hostilidades pactado por las delegaciones de paz del Gobierno y el Eln hasta enero de 2018, el cual, sin embargo, no empieza con la visita del papa —como se esperaba—, y explica el mensaje de reconciliación que trae como representante del catolicismo en el mundo a un país fuertemente polarizado. Además responde a algunas posturas críticas que ha tenido su visita, como las que afirman que el papa, con su llegada, “va a inducir a los colombianos a la desgracia”. (LEA: Así será la seguridad del papa Francisco desde el Halcón de la Policía Nacional)
Empecemos por el anuncio más importante hecho a pocas horas de la llegada del papa Francisco a Colombia: el cese bilateral pactado con el Eln. ¿Podría considerarse un buen gesto, a pesar de que la fecha inicial del mismo no coincida, justamente, con el arribo del pontífice al país?
Indudablemente, es una gran noticia para los colombianos saber que habrá un cese bilateral del fuego y hostilidades por 112 días, que, en efecto, arranca el 1º de octubre. Eso significa, ni más ni menos, que vamos a acabar los ataques a la infraestructura, con los secuestros y con la violencia, que, por ahora, va a estar suspendida, pero es un buen augurio de una negociación que debe concluir con un acuerdo definitivo.
Lo lamentable es que, además, se da poco después de que el Eln admitiera que asesinó al ciudadano ruso Arsen Voskanyan, secuestrado el año pasado…
Esos son los horrores de un conflicto armado, y por eso esta noticia contribuye a que no se repitan esos episodios.
Acerca de la venida del papa a Colombia en sí, ¿cuál es el mensaje que debe entender el pueblo colombiano frente a la reflexión que trae al país?
Su santidad viene en una doble condición: como jefe de Estado y como líder apostólico de la Iglesia. Por lo tanto, su mensaje es espiritual y religioso. Él ha elegido, para ese mensaje, el lema “Demos el primer paso”. Y ese primer paso, después del momento que estamos viviendo, como dar fin a un conflicto, es un paso hacia la reconciliación, la inclusión, el perdón y la construcción de una cultura de renuncia a la violencia. El Gobierno entiende ese contenido y valora que su santidad haya decidido venir a Colombia justamente en este momento.
Muchos sectores han querido entender ese lema como el dar un primer paso hacia la reconciliación en medio de un país tan polarizado. ¿Servirá esta visita para dejar atrás las tensiones políticas surgidas por la firma del Acuerdo de Paz?
Nosotros esperamos que el carácter superlativo de un mensaje apostólico permee a todas las mentes y corazones de los colombianos, pero, realmente, sólo si entendemos que hay una diferencia entre un mensaje político y un mensaje apostólico. Lo ideal sería que ese mensaje ayudara a curar tantas heridas que ha dejado esta situación.
Precisamente, pese a recibir con regocijo la visita del papa, algunos críticos han considerado que el Gobierno quiere politizar su llegada y su presencia en Colombia. ¿Qué decirles a esas personas?
Es mejor no escuchar esas críticas, porque lo que he visto es que, por donde vamos, hay una felicidad y ansiedad enormes de la inmensa mayoría de los colombianos esperando la visita del papa. El proceso que se ha dado de parroquia en parroquia, en estas cuatro ciudades donde sus feligreses han ido a registrarse y a recibir las boletas para participar en los eventos, habla de una sociedad que tiene la fe católica notable, pero, más allá de eso, hay un sentimiento de que somos privilegiados, porque, literalmente, hay muchos países haciendo fila para que su santidad los visite.
Pero también han surgido polémicas declaraciones, como las de José Galat, quien calificó de farsante al papa Francisco y dijo que su sola presencia puede inducir a los colombianos a la desgracia. ¿Cómo entender una postura tan drástica como esa en torno a la figura del papa?
Son afirmaciones que caen al vacío porque no hay ningún argumento racional ni serio. Pero, más que polemizar, lo que hago como responsable de la organización de la visita del papa es invitar a los colombianos a que le regalemos a su santidad un clima que comience por proteger y respetar la vida, y que los colombianos hagamos una especie de “pare” para que la violencia no nos siga persiguiendo. Estoy haciendo una invitación para que, con motivo de la visita del papa, haya un lenguaje mucho más incluyente, más sereno, que no transmita odios, y que veamos esta visita como una oportunidad de avanzar.
Se han escogido, como usted bien decía, cuatro ciudades: Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, para la vista del papa. ¿Hay un mensaje destinado específicamente para cada uno de estos lugares?
Así es. En Bogotá, la visita estará caracterizada por la frase “Artesanos de paz. María, madre de vida”. En Villavicencio, el lema es “Reconciliarnos en Dios, entre nosotros y con la naturaleza”. En Medellín va a haber un mensaje alrededor de las vocaciones sacerdotales, porque la Santa Sede reconoce a Colombia, particularmente a Antioquia, como una gran fuente en ese aspecto, y su santidad se referirá a este tema en su visita. Y en Cartagena, el lema es “Dignidad y derechos humanos”.
La Farc ha pedido una entrevista privada con el papa Francisco. ¿Ve viable ese encuentro?
Ese tipo de coordinaciones de agenda corresponden al Episcopado colombiano. Pero le recuerdo que hay un evento que es un reflejo de la característica de esta visita, que es el encuentro de víctimas en Villavicencio, donde la Iglesia católica ha convocado a 6.000 víctimas de todas las categorías, de todas las regiones, con base en el registro que tiene la Unidad Nacional de Víctimas. Ahí hay una muestra de inclusión y de querer congregar a distintos representantes de todas las regiones, y es una señal de que no se trata de visitas estratificadas, sino generales e incluyentes.
Finalmente, ¿qué significa para la región el hecho de tener, por primera vez, un papa latinoamericano?
Es un privilegio que marca la historia del pontificado y es un privilegio que debemos acompañar de un principio de oportunidad. No podemos olvidar que América Latina aparece todavía como la región más violenta del mundo, muy a pesar de que tiene el 7 % de la población mundial, pero la cifra de homicidios es del 36 % del total que se da en el planeta. Por lo tanto, el santo padre latinoamericano debe ser una oportunidad para que América Latina se arrepienta en términos de abandonar la violencia y vivir en paz.