“No me siento cómoda”: M. Fernanda Cabal sobre Lafaurie como negociador con Eln
La senadora del Centro Democrático habló con El Espectador sobre la decisión de José Félix Lafaurie (su esposo), de ser negociador con el Ejercito de Liberación Nacional (Eln).
La llegada de José Félix Lafaurie al equipo negociador del Gobierno, con el Ejército de Liberación Nacional (Eln), ha generado todo tipo de opiniones.
El presidente Gustavo Petro lo invitó ayer, durante el Congreso Nacional de la Federación de Ganaderos (Fedegán) a hacer parte de los diálogos y, la propuesta fue aceptada casi que de manera inmediata.
María Fernanda Cabal, senadora del Centro Democrático y esposa del presidente de Fedegán, dice que, si bien no se siente cómoda con la decisión, lo apoya y espera que su rol sea más como observador.
(Lea: “Diálogo Gobierno-Eln: conteo regresivo para su reanudación”)
¿Cómo le tomó la noticia de que su esposo será negociador con el Eln?
Como un baldado de agua fría porque, aunque me parece que es una propuesta audaz del presidente Gustavo Petro, en este tipo de escenarios siempre se gana y se pierde. Petro arriesga porque el discurso de la izquierda ha satanizado a un gremio como el ganadero, que realmente ha sido víctima durante décadas.
Ha habido algunas reuniones entre Lafaurie y el presidente Petro, en una de esas usted participó, ¿ya habían hablado de esta propuesta antes o, se enteraron ayer?
Nada tiene que ver la propuesta de compra de tierras por el Gobierno a agricultores y ganaderos con esta de participar en una negociación de paz. Esto fue a última hora; ayer, el mismo día del Congreso de Fedegán hubo un espacio antes en el que se habló algo.
¿Conoce las razones por las que Lafaurie aceptó la propuesta del presidente Petro?
Según él, como dirigente gremial de los ganaderos y con el aval de su junta directiva, piensa que es mejor estar que no estar, sobre todo en una coyuntura tan compleja y tan peligrosa como puede ser un gobierno de izquierda.
¿Existe la posibilidad de que su esposo retroceda en esa decisión?
Yo pienso que él ha tomado una decisión concienzuda antes de ser negociador porque, para serlo, hay que tener pericia. Él va a ser, más que nada, un observador y seguramente en cualquier momento que él vea que esto tienen un curso diferente a lo que se piensa, o que vea que lo que va a hacer el Estado puede ser peligroso se retirará. Él tiene el suficiente carácter para eso.
¿Le hizo alguna recomendación en especial para ese proceso?
Le advertí que cualquier cosa que él hiciera me afecta, porque la opinión pública, en un país tan polarizado, no termina de entender y leer los hechos políticos.
Por mi parte, yo nunca hubiera iniciado una negociación con el Eln, los hubiera sometido, pero esta es una decisión que salió de última hora y creo que su madurez hace que él considere que es mejor estar allí. Lo más importante es que si él va a ir de observador conozca bien con quién se va a negociar.
¿En qué cree que le podría afectar la decisión de su esposo?
Puede ser de forma negativa o positiva, puede dividir a la opinión. Si él considera que su deber es participar, así sea como observador, es su decisión. Yo no me siento cómoda con eso, lo puedo asegurar. Creo firmemente que a la delincuencia se le debe someter.
>Lea más sobre el Congreso, el Gobierno Petro y otras noticias del mundo político
¿Cómo ve la forma en la que están avanzando los diálogos y los detalles para instalar la mesa?
Me parece fatal. Uno no pone como jefe negociador a Otty Patiño, un exguerrillero, más allá de su ideología, porque eso no genera confianza. No se deberían utilizar países como Venezuela, desacreditados y señalados de violar derechos humanos, como garantes. Todo eso resta credibilidad y me parece que con eso comienzan mal los diálogos.
Desde la oposición, ¿qué cree que debería tener en cuenta el Gobierno para empezar las negociaciones?
El Eln debe darles la cara a sus víctimas. Llevan décadas asesinando y desplazando colombianos, usando su capacidad de movilización de masas para ejercer la violencia. Han usado como discurso la acumulación de la tierra, como si no existiera otra forma para poseerla: a través de la herencia u otro tipo de transacción.
Ahora, no se les puede regalar lo mismo que se les dio a las Farc: un tribunal a la medida e impunidad disfrazada de justicia restaurativa. Fue una vergüenza y ya estamos cansados de eso.
La llegada de José Félix Lafaurie al equipo negociador del Gobierno, con el Ejército de Liberación Nacional (Eln), ha generado todo tipo de opiniones.
El presidente Gustavo Petro lo invitó ayer, durante el Congreso Nacional de la Federación de Ganaderos (Fedegán) a hacer parte de los diálogos y, la propuesta fue aceptada casi que de manera inmediata.
María Fernanda Cabal, senadora del Centro Democrático y esposa del presidente de Fedegán, dice que, si bien no se siente cómoda con la decisión, lo apoya y espera que su rol sea más como observador.
(Lea: “Diálogo Gobierno-Eln: conteo regresivo para su reanudación”)
¿Cómo le tomó la noticia de que su esposo será negociador con el Eln?
Como un baldado de agua fría porque, aunque me parece que es una propuesta audaz del presidente Gustavo Petro, en este tipo de escenarios siempre se gana y se pierde. Petro arriesga porque el discurso de la izquierda ha satanizado a un gremio como el ganadero, que realmente ha sido víctima durante décadas.
Ha habido algunas reuniones entre Lafaurie y el presidente Petro, en una de esas usted participó, ¿ya habían hablado de esta propuesta antes o, se enteraron ayer?
Nada tiene que ver la propuesta de compra de tierras por el Gobierno a agricultores y ganaderos con esta de participar en una negociación de paz. Esto fue a última hora; ayer, el mismo día del Congreso de Fedegán hubo un espacio antes en el que se habló algo.
¿Conoce las razones por las que Lafaurie aceptó la propuesta del presidente Petro?
Según él, como dirigente gremial de los ganaderos y con el aval de su junta directiva, piensa que es mejor estar que no estar, sobre todo en una coyuntura tan compleja y tan peligrosa como puede ser un gobierno de izquierda.
¿Existe la posibilidad de que su esposo retroceda en esa decisión?
Yo pienso que él ha tomado una decisión concienzuda antes de ser negociador porque, para serlo, hay que tener pericia. Él va a ser, más que nada, un observador y seguramente en cualquier momento que él vea que esto tienen un curso diferente a lo que se piensa, o que vea que lo que va a hacer el Estado puede ser peligroso se retirará. Él tiene el suficiente carácter para eso.
¿Le hizo alguna recomendación en especial para ese proceso?
Le advertí que cualquier cosa que él hiciera me afecta, porque la opinión pública, en un país tan polarizado, no termina de entender y leer los hechos políticos.
Por mi parte, yo nunca hubiera iniciado una negociación con el Eln, los hubiera sometido, pero esta es una decisión que salió de última hora y creo que su madurez hace que él considere que es mejor estar allí. Lo más importante es que si él va a ir de observador conozca bien con quién se va a negociar.
¿En qué cree que le podría afectar la decisión de su esposo?
Puede ser de forma negativa o positiva, puede dividir a la opinión. Si él considera que su deber es participar, así sea como observador, es su decisión. Yo no me siento cómoda con eso, lo puedo asegurar. Creo firmemente que a la delincuencia se le debe someter.
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¿Cómo ve la forma en la que están avanzando los diálogos y los detalles para instalar la mesa?
Me parece fatal. Uno no pone como jefe negociador a Otty Patiño, un exguerrillero, más allá de su ideología, porque eso no genera confianza. No se deberían utilizar países como Venezuela, desacreditados y señalados de violar derechos humanos, como garantes. Todo eso resta credibilidad y me parece que con eso comienzan mal los diálogos.
Desde la oposición, ¿qué cree que debería tener en cuenta el Gobierno para empezar las negociaciones?
El Eln debe darles la cara a sus víctimas. Llevan décadas asesinando y desplazando colombianos, usando su capacidad de movilización de masas para ejercer la violencia. Han usado como discurso la acumulación de la tierra, como si no existiera otra forma para poseerla: a través de la herencia u otro tipo de transacción.
Ahora, no se les puede regalar lo mismo que se les dio a las Farc: un tribunal a la medida e impunidad disfrazada de justicia restaurativa. Fue una vergüenza y ya estamos cansados de eso.