“No necesitamos una constituyente, sino una reforma y un buen congreso”: exconstituyente Aída Avella
La ahora senadora por la UP apuntó a que se necesita reformar varios puntos de la constitución, pero hizo énfasis en que de ninguna manera se debe recurrir a una constituyente.
Justo cuando se celebran los 30 años de la constituyente y la Constitución de 1991, nuevamente hay pedidos de convocar a la ciudadanía para hacer una nueva carta magna. La idea es de distintos sectores, tanto del uribismo como de partícipes del paro nacional. Estos últimos están inspirados en el caso chileno, que, tras múltiples jornadas de protestas -muy parecidas a lo que se está viviendo en varias ciudades del país-, el gobierno abrió la puerta a un proceso constituyente para reemplazar el texto vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet.
En medio de este debate, El Espectador dialogó con cinco miembros de la asamblea constituyente de 1991 de distintas listas para discutir este planteamiento que cobra fuerza. Entre los que se pronunciaron estuvo la senadora Aída Avella, que para esa época fue la representación de la UP en la Asamblea Constituyente. Entre las muchas posturas expresadas, la ahora congresista apuntó a que el problema principal es que la constitución nunca fue querida por la clase política tradicional.
Además: “Buscan una constituyente para acabar las instituciones”: exconstituyente María Teresa Garcés
¿Qué piensa de la idea de crear una nueva constitución?
Me parece que lo que tiene que hacerse es cumplir la Constitución de 1991, en donde no se cumple ni siquiera el artículo primero, que señala que este es un estado social de derecho. Las cosas están escritas. Tenemos la mejor carta de derechos del continente y sin embargo, tenemos gobiernos, no solamente este, que han incumplido la carta de derechos humanos. Lo que hay es que cumplir, incluso muchos capítulos que ni siquiera se han estrenado. Por ejemplo, en el artículo 11, se prohíbe la pena de muerte, y aquí hay que quitar la pena de muerte.
Y la idea de una constituyente para reformar aquellos campos como la justicia o reforma política, ¿podría ser?
Seguramente hay unas cosas que reformar, algunos artículos, a mí no me gusta todo el capítulo quinto, el de las transnacionales, el capítulo económico, pero por eso no necesita una constituyente, sino una reforma y elegir un buen congreso, que los señores que están allá, que en este momento no representan al pueblo, sino a los que compran votos, a los grandes capitales que dan plata que compran votos para que estén en el Congreso.
También: “Una nueva carta magna no cambia por sí sola nada”: exconstituyente Iván Marulanda
Hay que cambiar un Congreso por un Congreso de opinión, de gente que vaya a ser política y no negocios. Eso es lo que hay que cambiar. Por eso en 2022 la gente tiene que sacar esos congresistas con votos. Y estos que lleguen tienen que bajarse el sueldo, en eso estoy absolutamente de acuerdo. No puede haber salarios de más de 10 salarios mínimos, pero con ellos todos los que ganen más, el presidente mismo tiene que bajarse el sueldo y una serie de funcionarios públicos, de altísimos niveles, que también dependen de los parlamentarios para que se bajen el sueldo. Además, la empresa privada debe tener una actitud distinta, no es que como soy el dueño, me puedo echar todos los millones al bolsillo y no importa la gente. Creo que son todos los que tenemos que hacer.
¿El problema no es el texto vigente sino la clase política?
Claro, eso no es clase, es una élite corrupta, parásita, porque cuántos parlamentarios tienen sus hijos, hermanos en el cuerpo diplomático, la gente de su partido. No puede haber un aprovechamiento del poder de esa manera, que eso es lo que la gente está repudiando en este momento. No pueden seguir como si no pasara nada en este país.
El problema es que ellos no quieren de ninguna manera aceptar que son privilegiados, aquí hay una casta de privilegiados, intocables por la justicia. Cómo es posible que la Procuraduría mire a otro lado y no esté investigando contra los desmanes de la Fuerza Pública.
No han querido nunca aplicar la Constitución de 1991, no la han querido aplicar. A mí me parece que, si no la han aplicado, hacemos otra y tampoco la aplican. Lo que hay que cambiar es esta élite política, eso no es clase. Es una élite mafiosa y corrupta. Eso es lo que hay en el Congreso, el 70% del Congreso.
Puede ver: “En el fondo todo eso está en la Constitución de 1991”: exconstituyente Jaime Fajardo
Treinta años después de la constituyente, ¿por qué se llega a la idea de crear una nueva constitución?
No tengo idea, tal vez hicieron falta las clases de la constitución que dejamos en esta misma. Eso fue en los artículos temporales, que se tenían que enseñar y dar clases, eso no lo hicieron nunca. Todo lo han hecho para no cumplir la constitución e irla cambiando a su acomodo. El cambio de la reelección fue el cambio al acomodo de un gobernante y lo hicieron en el Congreso. Todo lo que se pueda hacer, si hubiese un Congreso decente, se podrían lograr unos cambios trascendentales.
El acuerdo de paz es constitucional y no ha cumplido el primer capítulo. El problema no es hacer otro texto de la Constitución. El primer artículo ha jalonado las movilizaciones, en cuanto dice que Colombia es un estado social de derecho. Es el artículo primero, organizado de república unitaria, descentralizada, eso no lo han hecho, con autonomía en sus entes territoriales, menos, democrática, participativa y pluralista, ahí está lo que le están haciendo a los indígenas para destruir su organización.
También: “Las conquistas que la calle pide ya están en la constitución”: exconstituyente Fernando Carrillo
¿Qué podría pasar en casos que se convoque una Asamblea Nacional Constituyente?
Es que no es el esquema de Chile, allá tenían la Constitución de Pinochet. Lo que se logra en Chile se toma del modelo la carta de Colombia. El tema no es una nueva constituyente como allá. Hay varios constituyentes que cuando nos reunimos decimos que la constitución está sin estrenar, nunca la quisieron. Al menos hasta el momento lo que creo es que la Constitución de 1991 nunca la cumplieron. Ni les ha importado cumplirlas.
Justo cuando se celebran los 30 años de la constituyente y la Constitución de 1991, nuevamente hay pedidos de convocar a la ciudadanía para hacer una nueva carta magna. La idea es de distintos sectores, tanto del uribismo como de partícipes del paro nacional. Estos últimos están inspirados en el caso chileno, que, tras múltiples jornadas de protestas -muy parecidas a lo que se está viviendo en varias ciudades del país-, el gobierno abrió la puerta a un proceso constituyente para reemplazar el texto vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet.
En medio de este debate, El Espectador dialogó con cinco miembros de la asamblea constituyente de 1991 de distintas listas para discutir este planteamiento que cobra fuerza. Entre los que se pronunciaron estuvo la senadora Aída Avella, que para esa época fue la representación de la UP en la Asamblea Constituyente. Entre las muchas posturas expresadas, la ahora congresista apuntó a que el problema principal es que la constitución nunca fue querida por la clase política tradicional.
Además: “Buscan una constituyente para acabar las instituciones”: exconstituyente María Teresa Garcés
¿Qué piensa de la idea de crear una nueva constitución?
Me parece que lo que tiene que hacerse es cumplir la Constitución de 1991, en donde no se cumple ni siquiera el artículo primero, que señala que este es un estado social de derecho. Las cosas están escritas. Tenemos la mejor carta de derechos del continente y sin embargo, tenemos gobiernos, no solamente este, que han incumplido la carta de derechos humanos. Lo que hay es que cumplir, incluso muchos capítulos que ni siquiera se han estrenado. Por ejemplo, en el artículo 11, se prohíbe la pena de muerte, y aquí hay que quitar la pena de muerte.
Y la idea de una constituyente para reformar aquellos campos como la justicia o reforma política, ¿podría ser?
Seguramente hay unas cosas que reformar, algunos artículos, a mí no me gusta todo el capítulo quinto, el de las transnacionales, el capítulo económico, pero por eso no necesita una constituyente, sino una reforma y elegir un buen congreso, que los señores que están allá, que en este momento no representan al pueblo, sino a los que compran votos, a los grandes capitales que dan plata que compran votos para que estén en el Congreso.
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Hay que cambiar un Congreso por un Congreso de opinión, de gente que vaya a ser política y no negocios. Eso es lo que hay que cambiar. Por eso en 2022 la gente tiene que sacar esos congresistas con votos. Y estos que lleguen tienen que bajarse el sueldo, en eso estoy absolutamente de acuerdo. No puede haber salarios de más de 10 salarios mínimos, pero con ellos todos los que ganen más, el presidente mismo tiene que bajarse el sueldo y una serie de funcionarios públicos, de altísimos niveles, que también dependen de los parlamentarios para que se bajen el sueldo. Además, la empresa privada debe tener una actitud distinta, no es que como soy el dueño, me puedo echar todos los millones al bolsillo y no importa la gente. Creo que son todos los que tenemos que hacer.
¿El problema no es el texto vigente sino la clase política?
Claro, eso no es clase, es una élite corrupta, parásita, porque cuántos parlamentarios tienen sus hijos, hermanos en el cuerpo diplomático, la gente de su partido. No puede haber un aprovechamiento del poder de esa manera, que eso es lo que la gente está repudiando en este momento. No pueden seguir como si no pasara nada en este país.
El problema es que ellos no quieren de ninguna manera aceptar que son privilegiados, aquí hay una casta de privilegiados, intocables por la justicia. Cómo es posible que la Procuraduría mire a otro lado y no esté investigando contra los desmanes de la Fuerza Pública.
No han querido nunca aplicar la Constitución de 1991, no la han querido aplicar. A mí me parece que, si no la han aplicado, hacemos otra y tampoco la aplican. Lo que hay que cambiar es esta élite política, eso no es clase. Es una élite mafiosa y corrupta. Eso es lo que hay en el Congreso, el 70% del Congreso.
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Treinta años después de la constituyente, ¿por qué se llega a la idea de crear una nueva constitución?
No tengo idea, tal vez hicieron falta las clases de la constitución que dejamos en esta misma. Eso fue en los artículos temporales, que se tenían que enseñar y dar clases, eso no lo hicieron nunca. Todo lo han hecho para no cumplir la constitución e irla cambiando a su acomodo. El cambio de la reelección fue el cambio al acomodo de un gobernante y lo hicieron en el Congreso. Todo lo que se pueda hacer, si hubiese un Congreso decente, se podrían lograr unos cambios trascendentales.
El acuerdo de paz es constitucional y no ha cumplido el primer capítulo. El problema no es hacer otro texto de la Constitución. El primer artículo ha jalonado las movilizaciones, en cuanto dice que Colombia es un estado social de derecho. Es el artículo primero, organizado de república unitaria, descentralizada, eso no lo han hecho, con autonomía en sus entes territoriales, menos, democrática, participativa y pluralista, ahí está lo que le están haciendo a los indígenas para destruir su organización.
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¿Qué podría pasar en casos que se convoque una Asamblea Nacional Constituyente?
Es que no es el esquema de Chile, allá tenían la Constitución de Pinochet. Lo que se logra en Chile se toma del modelo la carta de Colombia. El tema no es una nueva constituyente como allá. Hay varios constituyentes que cuando nos reunimos decimos que la constitución está sin estrenar, nunca la quisieron. Al menos hasta el momento lo que creo es que la Constitución de 1991 nunca la cumplieron. Ni les ha importado cumplirlas.