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“No salíamos a buscar candidatos, ellos nos buscaban a nosotros”: “Juancho Dique”

Ante la Comisión de la Verdad, siete exintengrantes de las AUC hablaron sobre las afectaciones de su actuar violento e ilegal en el Caribe. El excomandante “Juancho Dique”, entre otros, reiteraron cómo se configuró su rol en la parapolítica.

09 de octubre de 2021 - 11:23 p. m.
De izquierda a derecha: Luis Fernando Barreto, Uber Banquez ("Juancho Dique"), y Sergio Córdoba ("120" o "El Gordo"), ante la Comisión de la Verdad.
De izquierda a derecha: Luis Fernando Barreto, Uber Banquez ("Juancho Dique"), y Sergio Córdoba ("120" o "El Gordo"), ante la Comisión de la Verdad.
Foto: Cortesia
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El accionar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) fue determinante en el Caribe colombiano. Su presencia en el territorio, incursión en la visión de desarrollo, control y su relación con la política y las economías ilegales generaron impactos violentos que desgarraron a familias enteras. Con motivo de estas afectaciones, de las que todavía no se terminan de recuperar municipios enteros de la costa, la Comisión de la Verdad organizó un espacio para que este sábado siete exintegrantes de la estructura paramilitar hablaran voluntariamente sobre los hechos en cuestión.

Del espacio participaron personas como los excomandantes Uber Banquez, conocido en las AUC como Juancho Dique, Sergio Córdoba, conocido como 120 o El Gordo, y otros exmiembros como Yairsiño Meza, Luis Fernando Barreto, Emiro Correa y Manuel Castellanos.

La voz de todos ellos es importante porque teje, desde adentro, la historia de la violencia que desataron las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, y los bloques Héroes de los Montes de María, Canal del Dique, Grupo El Guamo y el frente José Pablo Díaz, conjunto de estructuras que conformaron el Bloque Norte. Aunque ellos ya han rendido declaraciones de sus actos a la justicia, desde que se desmovilizaron hace más de una década, reconocer las afectaciones en un espacio público, como ocurrió este sábado, es de vital importancia para que la sociedad colombiana conozca las razones de la degradación del conflicto armado. Esta vez, un encuentro de tal magnitud lo propicio la Comisión de la Verdad, en cumplimiento a su mandato.

“Esto es para comprender cuál fue la magnitud de las AUC, por qué, durante 10 años arrasaron con parte de la población. Ellos lo han hablado ante los jueces y fiscales, pero es necesario que lo cuenten ante las víctimas de esta región para saber qué contextos facilitaron su actuar cruel en los territorios”, señaló al respecto la comisionada Marta Ruiz.

Sobre la atrocidad de los delitos cometidos por las AUC, se pueden destacar algunas cifras: entre 1996 y 2006 se registraron más de 50 mil víctimas en toda la región, casi 128 masacres y un desplazamiento masivo de la región Caribe. Tras la desmovilización de las AUC, por medio de Justicia y Paz, y luego del Acuerdo de Paz firmado entre el Estado y las antiguas Farc, los espacios de reconocimiento de las responsabilidades se configuran como una pieza crucial en el proceso de reconciliación de los colombianos que sufrieron en carne propia la guerra interna.

¿Qué dijeron sobre la política?

El encuentro sirvió para repasar verdades en torno a la convivencia entre las AUC y el Estado, por medio de la Fuerza Pública. También para reiterar cómo la política local y nacional se manchó de la sangre que hicieron correr los integrantes de las autodefensas y se tocó, por encima, la relación de estas con el narcotráfico, un fenómeno que persiste como economía ilegal en el país y que la lucha contra las drogas no ha podido erradicar.

Entre otras cosas, los excomandantes recalcaron que la política los buscó a ellos para darle la bendición a ciertas candidaturas, a cambio de dinero. “Nosotros no salíamos a buscar candidatos a la Cámara, a la gobernación. Ellos nos buscaban a nosotros. En Casa Loma, llegando a Cartagena, hacían cola haciéndome cita porque sabían que había una votación asegurada. Los que colocaron el voto y la vida fueron los campesinos”, aseguró Uber Banquez, quien hizo parte de la Fuerza Pública, luego pasó a manejar una Convivir de la mano de Rodrigo Mercado Peluffo, alias Cadena, y después consolidó un lugar en la comandancia de las AUC.

El papel de las autodefensas en la política fue vital para desplegar todo un plan para la región Caribe. Sergio Córdoba lo dijo: “Se desplazaban otros líderes políticos para que se votara por el candidato que nosotros respaldábamos”, manifestó. Así, y cómo reafirmó Emiro Correa, las AUC interfirieron con los derechos políticos de toda una región. “Los candidatos de las autodefensas eran los que había que elegir, se impidió el derecho al voto libre”, insistió.

Si bien no se ahondó en cómo se tejieron estos pactos entre lo ilegal y lo legal, Luis Fernando Barreto y Yairsiño Meza expusieron que no solo participaron en ellos los políticos, sino también el narcotráfico. “En las alianzas con alcaldes, concejales, diputados, se desviaban los dineros públicos para las autodefensas. Los que llegaban a esos cargos eran enviados para financiar las autodefensas y el narcotráfico”, dijo Luis Fernando Barreto al respecto.

¿Y la relación con la Fuerza Pública?

En estrecho vínculo entre la Fuerza Pública y las autodefensas fue otro punto clave en la conversación de este sábado. Como se ha dicho en otros espacios, las autoridades de diferentes rangos no vieron en las AUC un enemigo al cual combatir. Todo lo contrario: en el territorio, se configuraron como aliados y los uniformados les sirvieron incluso de cómplices a la hora de que los integrantes de las autodefensas realizaran delitos como masacres.

“Antes de hacer un operativo se coordinaba con las autoridades porque nosotros contábamos con miembros de la Sijín para ello. Estuve en la Fuerza Pública desde 1999 y no se perseguía a las autodefensas. Entraban en el Bafin 5 como un miembro más de la Fuerza Pública. Cuando hicieron la masacre de Chengue, nosotros nos encontrábamos allá como Infantería de Marina. Por orden de los comandantes, salimos y entraron ellos. Al día siguiente nos enteramos que hicieron la masacre. Autodefensas eran aliados, se patrullaba conjuntamente”, recalcó Barreto.

En esa misma línea, la desaparición forzada también hizo parte de un plan en conjunto con el rol de la Fuerza Pública en Córdoba, Sucre, y Bolívar. Así lo relató Emiro Correa: “La desaparición forzada fue una práctica que nos ordenaron hacer. Esta orden vino por parte de los mandos con el fin de que no se alterara el orden público, porque las autoridades no querían encontrar cadáveres. Lo más fácil era desaparecer esos cuerpos. En el caso del Canal del Dique, se hizo en el río Magdalena, en Sucre optábamos por enterrar a las víctimas”, contó.

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