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Nuevo Congreso 2022-2026: los riesgos del nepotismo

Varios de los congresistas electos tienen familiares en el mismo legislativo, pero también en otros cargos, como en alcaldías y gobernaciones. La corrupción y la falta de separación del poder son dos alertas que prenden estas relaciones familiares.

Laura Angélica  Ospina
19 de julio de 2022 - 05:36 p. m.
En el nuevo Congreso (2022-2026) hay por lo menos 15 casos de congresistas electos que cuentan con familiares en otras ramas del poder, como en alcaldías y gobernaciones.
En el nuevo Congreso (2022-2026) hay por lo menos 15 casos de congresistas electos que cuentan con familiares en otras ramas del poder, como en alcaldías y gobernaciones.
Foto: Juan Camilo Díaz

Cuando el profesor Felipe Botero piensa en nepotismo, se le vienen a la cabeza algunos ejemplos de la política colombiana. El docente de la Universidad de los Andes y exdirector de Congreso Visible piensa en un caso súper reciente: el desfalco a los dineros de la implementación del Acuerdo de Paz por parte de congresistas, alcaldes, gobernadores y funcionarios de Planeación Nacional, cuando el director de esa entidad en el gobierno Duque era Luis Alberto Rodríguez. La investigación realizada por periodistas de Blu Radio evidencia cómo la relación familiar de Aroldo Quiroz, magistrado de la Corte Suprema de Justicia, con su hermano, el contralor delegado para la Unidad de Regalías Aníbal Quiroz, fue una conexión clave para el éxito de la red de corrupción que desfinanció los OCAD Paz (un órgano al interior de Planeación Nacional, encargado de viabilizar, priorizar y aprobar proyectos de inversión financiados con recursos de regalías, que contribuyan a la implementación del Acuerdo).

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“Curiosamente, esta mañana estaba leyendo sobre el tema de los OCAD y la plata de la paz. Ahí lo que pude ver en los artículos de prensa es que hay ejemplos de funcionarios que tienen familiares en otras entidades del Estado. Mencionaban el caso de Aroldo Quiroz, magistrado de la Corte Suprema de Justicia, y su hermano Aníbal Quiroz (contralor delegado para la Unidad de Regalías). Además, la esposa de él estaba en otro ente de control. Con eso, uno empieza a ver que, en ocasiones, una vez una persona trabaja en el aparato estatal, se convierte en la puerta de entrada para sus familiares . No sé cómo sea el proceso puntualmente, pero no me parece una casualidad, por ejemplo en este caso, que toda la familia del magistrado Aroldo Quiroz trabaje con el Estado en cargos importantes de control”, analiza Botero.

Explica que el desfalco de la plata de la paz demuestra que muchas veces, en un sistema político con altos índices de corrupción con el de Colombia, las conexiones familiares en diferentes entidades del Estado pueden permitir que se construyan y consoliden redes de corrupción para la aprobación de proyectos en los que se requieren los vistos buenos de diferentes órganos y que, para suerte de los políticos inescrupulosos, cuentan con familiares suyos.

El caso de los OCAD Paz es tan solo un ejemplo para tocar un tema difícil de identificar, pero que ha logrado hacerle mucho daño al país: el nepotismo. Transparencia por Colombia lo define así: “Una forma de favoritismo basado en conocidos y relaciones familiares, por la cual alguien en un cargo oficial explota su poder y autoridad para proporcionar un trabajo o favor a un familiar o amigo, aunque no esté calificado o no lo merezca”. Como lo explicamos anteriormente, el hecho de que personas de un mismo núcleo familiar hereden poder político y consigan cargos por voto popular o por méritos en el Estado no es considerado ilegal. Tampoco es nuevo, pues las casas dominantes en las regiones tienen su raíz en la organización interna de los partidos políticos. De hecho, El Espectador encontró que en el Congreso nuevo, que se instala este miércoles y que hará las leyes entre 2022 y 2026, hay por lo menos 15 parlamentarios electos cuyos familiares fungen como congresistas, o como alcaldes, gobernadores, diputados y concejales. Otros, heredan la curul de sus primos, madres, padres o hermanos. Y, seguramente, otros más (pero que no logramos identificar) tendrían familiares que trabajan como contratistas en algún ente de control.

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A pesar de su legalidad, el nepotismo tiene unos riesgos y por eso conocer las caras de los congresistas y sus familiares es importante: “Es un tema muy necesario que habla de nuestra cultura política y que muchas veces se nos queda en el tintero. Esto uno se lo pregunta sobre todo cuando hay familias cuestionadas que siguen ostentando el poder. Es muy importante visibilizar con datos, hechos, nombres y apellidos quiénes son estas personas. No hay ningún problema a menos de que haya una irregularidad posteriormente de haber entrado a un cargo público, pero sí se deben tener estos casos sobre la mesa para preguntarnos qué queremos para nuestra democracia”, asegura Andrés Hernández, director ejecutivo de Transparencia por Colombia.

¿Cuáles son estos riesgos que se desprenden del nepotismo?

Hay varios, pero empecemos por el más básico: en el caso del Congreso y en cargos ejecutivos, como las alcaldías y gobernaciones, el nepotismo desfavorece la renovación del poder. Así lo explicó recientemente Laura Wills, directora de Congreso Visible a El Espectador. “Hay que revisar cómo las personas (que son parte de estas casas) hacen política. De entrada no hay que hacer juicios de valor, pero sí revisar cómo los individuos están trabajando dentro de sus partidos, qué iniciativas están impulsando para sus votantes. Cuando son vínculos personalistas con sus familiares, para satisfacer aspectos particulares, está fallando el sistema. Pero cuando estas personas, que tienen parentesco con otros políticos, están construyendo agendas programáticas que benefician a su electorado, están haciendo bien su trabajo”, manifestó.

El problema de esa concentración del poder en el Congreso se da, sobre todo, cuando se hereda una curul de una forma prolongada en el tiempo. “En donde se presenta un poquito más esa figura de nepotismo es cuando las curules se heredan: cuando un congresista es condenado o destituido y luego entra su esposa, su hijo o su hija a heredar ese cargo, pues es como burlar la sanción (que pasó mucho en la época de la parapolítica). Si bien quienes heredan una curul son personas elegidas por voto popular, esta dinámica lo que demuestra es que hay un enclave político que domina y que afecta el proceso de competencia política a nivel local”, indicó Botero.

Ahora, tanto Felipe Botero como Andrés Hernández consideran que lo que menos les preocupa es que dos personas con los mismos apellidos (que dan cuenta de su conexión familiar) sean, al tiempo, congresistas. “El caso de los hermanos Galán o las hermanas Pizarro no me preocupa porque están en el Congreso y allí no pueden tomar decisiones solos. Tiende a ser más la excepción que la regla”, comenta Botero, haciendo referencia primero a 2014 cuando Juan Manuel y Carlos Fernando Galán fueron senadores en el mismo período, y de segundo a María del Mar y María José Pizarro que entre 2022-2026 serán, al tiempo, representante y senadora.

A su vez, Hernández dice que si bien hay que revisar caso por caso para conocer en detalle si se viola alguna inhabilidad por el vínculo familiar (como podría ser el caso de María del Mar Pizarro a quien le tienen dos demandas que piden su muerte política), tampoco ve peligroso que dos hermanos o primos compartan el Congreso o se encuentren en otras corporaciones colegiadas como la Asamblea o el Concejo por una razón: son cargos de naturaleza mucho más política. “Los congresistas, diputados y concejales no tienen la facultad para hacer licitaciones. Por eso no es una relación tan complicada, pues no se trata de un cargo que firme contratos”.

En cambio, el peligro está cuando un congresista tiene un familiar en un cargo ejecutivo, administrativo, como lo son las alcaldías y las gobernaciones. “Ahí la alerta sería tener claros los conflictos de interés de quien ejerce en el Congreso, para darnos cuenta si está favoreciendo indebidamente a quien esta ejerciendo una labor de gobierno. Por eso existen las declaraciones de conflictos de interés respecto a sus regiones, que es una obligación, para evitar que se configuren irregularidades”, explicó Hernández. Se refiere a las posibilidades que habría de manejar indebidamente dineros públicos: “uno administra recursos públicos y el otro es una instancia política y ahí hay un potencial conflicto de interés”, aclara Hernández como el centro del problema.

En el listado de El Espectador, estos son los congresistas con un familiar en un cargo que administra recursos públicos:

-Nadia Blel Scaff (senadora electa-repite curul) y su hermano, Vicente Antonio Blel Scaff (gobernador de Bolívar).

-Karina Espinosa Oliver (senadora electa) y su hermano, Héctor Olimpo Espinosa Oliver (gobernador de Sucre).

-Santiago Osorio Marín (representante electo) y su primo, Carlos Mario Marín (alcalde de Manizales).

-Angélica Lozano (senadora electa, repite curul) y su esposa, Claudia López (alcaldesa de Bogotá).

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