“Ojalá pudiera ser bruja”: Regina 11
Dice la metafísica que varios políticos le están pidiendo cita para asistir a sus cursos de desarrollo de energías. Asegura que ni quiere ni puede volver a la política, porque ya tiene 72 años, y “para qué más”.
Andrea Forero Aguirre
De las épocas de efervescencia política, de Regina 11 no sólo queda el recuerdo de su escoba con la que prometió “barrer la inmoralidad”, como reza la imagen pegada en la puerta de su oficina a la que va todos los días. La de hoy es una Regina de 72 años que sigue imponente y activa. Y así como ha sabido mantener una pequeña cintura, conserva también multitudes de seguidores que para envidia de cualquier político pueden traducirse en cualquier momento en votos activos. “No estoy perdida”, dice con altivez. Hace un programa radial de saurología (desarrollo de los poderes mentales), alista la campaña a la Cámara de Representantes por las negritudes de su nieta, Twana Smith, y al final del día dicta una rutina de aeróbicos con 500 personas.
Lo curioso es que no sólo son sus seguidores los que la siguen y la recuerdan. También los políticos. Las llamadas a su despacho comienzan a aumentar en vísperas de elecciones y cuenta ella misma que en su agenda ya tiene una cita para el 11 de junio con la candidata presidencial Marta Lucía Ramírez, y en la lista de espera están el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos y hasta el jefe de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras. Pero no la buscan precisamente para que les haga algún rezo o un bebedizo para la buena suerte. La razón es más simple: “En este momento soy la más bonita de todas. Llegan y encuentran mi sede repleta de gente. Mientras a ellos les toca darle comida al pueblo para que vaya, la gente paga por verme”.
Todo empezó en los años 70. Regina Betancourt tenía un programa radial llamado El campo magnético de Mamá Regina 11. Y fue durante la celebración de sus “dos veces 20 años”, en la Catedral Primada de Colombia, que el país entendió la dimensión del impacto de esta antioqueña en las masas. “Fue tanta gente que no cupo en la iglesia y llegaban hasta el Palacio de San Carlos y al Ministerio de Comunicaciones. Por eso el entonces presidente Alfonso López dijo: de pronto a esa vieja le da por meterse en política. Cerremos el programa, así sea diciendo que es brujería”.
A raíz del veto, cuenta la líder espiritual, sus seguidores le pidieron hacer política. Dice que decidió apoyar la campaña de Julio César Turbay (1978-1982). “Él ganó por los votos que yo puse. Y me lo agradeció”. Y recuerda con orgullo que cuando el M-19 se robó las armas del Cantón Norte, Turbay le pidió ayuda: “Dije: adivina adivinador, dónde están las armas del Cantón. Señalé que en 48 horas las iban a encontrar, y así fue”.
Entusiasmada, Regina creó su propio partido: “Movimiento Unitario Metapolítico”, con el que llegó al Concejo de Bogotá en 1982 y sacó curules en otras ciudades, entre ellas Medellín. Después fue senadora entre 1991 y 1995, hasta que la secuestraron cuando iniciaba campaña a la Presidencia de la República para 1996. Cinco meses estuvo en cautiverio: “Me había convertido en una piedra en el zapato y los secuestradores no me fusilaron porque me creían importante para el pueblo”. Una vez en libertad, tuvo que vivir otra dura prueba: la muerte de su esposo, Luis Restrepo, con quien tuvo cuatro hijos.
Pocos meses después se vio enredada en un lío judicial que significó su muerte política. Fue condenada por el delito de concusión (exigir dinero a las personas que trabajan con un servidor público). Hoy sigue insistiendo en que es inocente y hasta llevó el caso a tribunales internacionales, como la OEA. Sin embargo, su paso por la cárcel sirvió para encontrar la inspiración y escribió sus “profecías”. Una virtud, dice Mamá Regina, surgida desde niña y que incluso le hizo advertir la tragedia de Armero. En ese entonces, un geólogo la desmintió y un sacerdote dijo: “No le hagan caso a los brujos”. Pero ella dejó constancia enviándole un mensaje al presidente Betancur, con fecha del 23 de septiembre de 1985, 20 días antes de la erupción del volcán Nevado del Ruiz.
Durante el gobierno de Andrés Pastrana, afrontando otras demandas y hasta amenazas, Regina 11 pidió asilo en Estados Unidos, donde se casó por segunda vez con un norteamericano. “Con el tercer grito me separé. Hice una fiesta a la que fueron 3.000 personas. Me casé para ser feliz y lo fui, cuando dejé de serlo, me divorcié para seguir siendo feliz y ahora lo soy”. Luego volvió a Colombia, pero no para hacer política, porque “ni puedo ni quiero”, dice. La herencia en el escenario público y electoral la dejó a su familia, por eso le hizo la propuesta a su hija Luz Elena Restrepo, quien aceptó y hoy es senadora por el partido Colombia Democrática (del que fue fundador el senador Mario Uribe), según su propia madre, “sin mover un dedo”.
Ahora las dos se aprestan a dejar sus banderas en manos de Twana Smith, hija de Luz Helena y nieta de Regina. Tiene 33 años; estudió ciencias de computación con énfasis en matemáticas; trabajó con el Banco de América, con la Nasa y con el Ejército de los Estados Unidos. “Es una niña muy especial”, dice su abuela. “Me puse a pensar que quería hacer un poquito más por la comunidad y voy a lanzarme a la Cámara por las negritudes”, dice la nieta. Las dos coinciden en que se parecen en todo y en nada. Twana apenas está aprendiendo a desarrollar sus poderes: “Siempre obtenemos lo que queremos, pero con formas diferentes de hacerlo. No estoy buscando hacer lo mismo que hizo mi abuelita, porque eso nadie más lo va a poder repetir”.
Mamá Regina será la asesora de campaña de su nieta y ya hasta tiene definida la estrategia: voz a voz, sin gastar un solo peso. La idea es vender camisetas y afiches “con fotos de las dos, porque si va ella sola nadie vota”.
El pasado 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, a su sede llegaron más de cien mil personas para orar, a pesar de los cuestionamientos que en su contra ha hecho la Iglesia Católica. Muchos creen en sus profecías y sus poderes mentales. “Ojalá pudiera ser bruja, porque un brujo es el que tiene todos los grandes conocimientos y el que utiliza los poderes para organizar a su pueblo”, expresa con orgullo.
Profesías según Regina Betancourt
Desde la cárcel, Regina Betancourt escribió una serie de profesías en verso:
“Cuánta angustia se verá con el racismo, donde el blanco al negro quiere acabar, mueren blancos, mueren negros, y en su lucha los negros el poder alcanzarán”.
“Qué terribles veranos se avecinan, donde el fuego carcome las entrañas de la madre naturaleza y los montes sin duda sufrirán”.
“Vienen niños supergenios a mover la humanidad y los médicos grandiosos que la medicina sin igual revolucionará”.
Y cuenta que después de la publicación del libro ha tenido otras delicadas premoniciones: “Veo correr mucha sangre en Colombia por la muerte de un gran líder. Una situación tan grave que me re
De las épocas de efervescencia política, de Regina 11 no sólo queda el recuerdo de su escoba con la que prometió “barrer la inmoralidad”, como reza la imagen pegada en la puerta de su oficina a la que va todos los días. La de hoy es una Regina de 72 años que sigue imponente y activa. Y así como ha sabido mantener una pequeña cintura, conserva también multitudes de seguidores que para envidia de cualquier político pueden traducirse en cualquier momento en votos activos. “No estoy perdida”, dice con altivez. Hace un programa radial de saurología (desarrollo de los poderes mentales), alista la campaña a la Cámara de Representantes por las negritudes de su nieta, Twana Smith, y al final del día dicta una rutina de aeróbicos con 500 personas.
Lo curioso es que no sólo son sus seguidores los que la siguen y la recuerdan. También los políticos. Las llamadas a su despacho comienzan a aumentar en vísperas de elecciones y cuenta ella misma que en su agenda ya tiene una cita para el 11 de junio con la candidata presidencial Marta Lucía Ramírez, y en la lista de espera están el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos y hasta el jefe de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras. Pero no la buscan precisamente para que les haga algún rezo o un bebedizo para la buena suerte. La razón es más simple: “En este momento soy la más bonita de todas. Llegan y encuentran mi sede repleta de gente. Mientras a ellos les toca darle comida al pueblo para que vaya, la gente paga por verme”.
Todo empezó en los años 70. Regina Betancourt tenía un programa radial llamado El campo magnético de Mamá Regina 11. Y fue durante la celebración de sus “dos veces 20 años”, en la Catedral Primada de Colombia, que el país entendió la dimensión del impacto de esta antioqueña en las masas. “Fue tanta gente que no cupo en la iglesia y llegaban hasta el Palacio de San Carlos y al Ministerio de Comunicaciones. Por eso el entonces presidente Alfonso López dijo: de pronto a esa vieja le da por meterse en política. Cerremos el programa, así sea diciendo que es brujería”.
A raíz del veto, cuenta la líder espiritual, sus seguidores le pidieron hacer política. Dice que decidió apoyar la campaña de Julio César Turbay (1978-1982). “Él ganó por los votos que yo puse. Y me lo agradeció”. Y recuerda con orgullo que cuando el M-19 se robó las armas del Cantón Norte, Turbay le pidió ayuda: “Dije: adivina adivinador, dónde están las armas del Cantón. Señalé que en 48 horas las iban a encontrar, y así fue”.
Entusiasmada, Regina creó su propio partido: “Movimiento Unitario Metapolítico”, con el que llegó al Concejo de Bogotá en 1982 y sacó curules en otras ciudades, entre ellas Medellín. Después fue senadora entre 1991 y 1995, hasta que la secuestraron cuando iniciaba campaña a la Presidencia de la República para 1996. Cinco meses estuvo en cautiverio: “Me había convertido en una piedra en el zapato y los secuestradores no me fusilaron porque me creían importante para el pueblo”. Una vez en libertad, tuvo que vivir otra dura prueba: la muerte de su esposo, Luis Restrepo, con quien tuvo cuatro hijos.
Pocos meses después se vio enredada en un lío judicial que significó su muerte política. Fue condenada por el delito de concusión (exigir dinero a las personas que trabajan con un servidor público). Hoy sigue insistiendo en que es inocente y hasta llevó el caso a tribunales internacionales, como la OEA. Sin embargo, su paso por la cárcel sirvió para encontrar la inspiración y escribió sus “profecías”. Una virtud, dice Mamá Regina, surgida desde niña y que incluso le hizo advertir la tragedia de Armero. En ese entonces, un geólogo la desmintió y un sacerdote dijo: “No le hagan caso a los brujos”. Pero ella dejó constancia enviándole un mensaje al presidente Betancur, con fecha del 23 de septiembre de 1985, 20 días antes de la erupción del volcán Nevado del Ruiz.
Durante el gobierno de Andrés Pastrana, afrontando otras demandas y hasta amenazas, Regina 11 pidió asilo en Estados Unidos, donde se casó por segunda vez con un norteamericano. “Con el tercer grito me separé. Hice una fiesta a la que fueron 3.000 personas. Me casé para ser feliz y lo fui, cuando dejé de serlo, me divorcié para seguir siendo feliz y ahora lo soy”. Luego volvió a Colombia, pero no para hacer política, porque “ni puedo ni quiero”, dice. La herencia en el escenario público y electoral la dejó a su familia, por eso le hizo la propuesta a su hija Luz Elena Restrepo, quien aceptó y hoy es senadora por el partido Colombia Democrática (del que fue fundador el senador Mario Uribe), según su propia madre, “sin mover un dedo”.
Ahora las dos se aprestan a dejar sus banderas en manos de Twana Smith, hija de Luz Helena y nieta de Regina. Tiene 33 años; estudió ciencias de computación con énfasis en matemáticas; trabajó con el Banco de América, con la Nasa y con el Ejército de los Estados Unidos. “Es una niña muy especial”, dice su abuela. “Me puse a pensar que quería hacer un poquito más por la comunidad y voy a lanzarme a la Cámara por las negritudes”, dice la nieta. Las dos coinciden en que se parecen en todo y en nada. Twana apenas está aprendiendo a desarrollar sus poderes: “Siempre obtenemos lo que queremos, pero con formas diferentes de hacerlo. No estoy buscando hacer lo mismo que hizo mi abuelita, porque eso nadie más lo va a poder repetir”.
Mamá Regina será la asesora de campaña de su nieta y ya hasta tiene definida la estrategia: voz a voz, sin gastar un solo peso. La idea es vender camisetas y afiches “con fotos de las dos, porque si va ella sola nadie vota”.
El pasado 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, a su sede llegaron más de cien mil personas para orar, a pesar de los cuestionamientos que en su contra ha hecho la Iglesia Católica. Muchos creen en sus profecías y sus poderes mentales. “Ojalá pudiera ser bruja, porque un brujo es el que tiene todos los grandes conocimientos y el que utiliza los poderes para organizar a su pueblo”, expresa con orgullo.
Profesías según Regina Betancourt
Desde la cárcel, Regina Betancourt escribió una serie de profesías en verso:
“Cuánta angustia se verá con el racismo, donde el blanco al negro quiere acabar, mueren blancos, mueren negros, y en su lucha los negros el poder alcanzarán”.
“Qué terribles veranos se avecinan, donde el fuego carcome las entrañas de la madre naturaleza y los montes sin duda sufrirán”.
“Vienen niños supergenios a mover la humanidad y los médicos grandiosos que la medicina sin igual revolucionará”.
Y cuenta que después de la publicación del libro ha tenido otras delicadas premoniciones: “Veo correr mucha sangre en Colombia por la muerte de un gran líder. Una situación tan grave que me re