Un 60 % de los jóvenes desconfía de los partidos: el 44 % no se identifica con ninguno
La encuesta realizada por Fescol a personas entre los 15 y 35 años, que se presentará este miércoles, reveló que el panorama para las agrupaciones no es favorecedor y el Congreso tampoco salió bien librado, con una desconfianza que llega al 51 %. Tanto millenials como generación Z desconfían de sus representantes y están buscando a formas alternativas de participación política que dejan varias dudas para 2026.
María José Barrios Figueroa
Los partidos políticos ya están buscando cómo sumar adeptos a sus filas para lograr una votación que logre superar a sus competidores en las elecciones de 2026. Sin embargo, uno de sus mayores problemas puede ser la población que se ha caracterizado, generalmente, por una posición crítica de la política e incluso uno de los números más bajos de participación en las urnas electorales, que ahora muestra una desconfianza y cierto recelo por sus propios representantes: los jóvenes.
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Los partidos políticos ya están buscando cómo sumar adeptos a sus filas para lograr una votación que logre superar a sus competidores en las elecciones de 2026. Sin embargo, uno de sus mayores problemas puede ser la población que se ha caracterizado, generalmente, por una posición crítica de la política e incluso uno de los números más bajos de participación en las urnas electorales, que ahora muestra una desconfianza y cierto recelo por sus propios representantes: los jóvenes.
Un desinterés por las estructuras tradicionales de la política es lo que muestra el informe Porque mañana será bonito: juventud en Colombia, entre el desencanto por el presente y la esperanza de un futuro mejor, realizada por la organización Friedrich-Ebert-Stiftung entre enero y febrero de 2024. Entre las 2.004 personas entre los 15 y 35 años que fueron encuestadas de forma virtual en toda Colombia, el interés por sumarse a esas colectividades es poco y hay cierta indiferencia por los partidos políticos en general.
El 60 % de las personas encuestadas desconfía de estas agrupaciones y en participación la cifra es más preocupante: un 69 % no se afiliaría a ninguno. El escepticismo es palpable entre la juventud, que estaría yendo por la vía de creer más en los liderazgos individuales que en las agrupaciones y estaría más dispuesta a votar por figuras que se alejen de una concepción tradicional de la política. La casa de todas estas estructuras, el Congreso, tampoco tiene buena imagen: el 51 % desconfía del poder legislativo.
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De acuerdo con los representantes que integran la Comisión Accidental de Juventud de la Cámara, las causas son varias, y apuntan a los escándalos de corrupción, el desconocimiento general de la población sobre sus congresistas y la falta de coherencia ideológica como los responsables.
“Cada 15 días hay un escándalo diferente de congresistas que compran votos, que se roban la plata de La Guajira para invertirla en campañas. Incluso, partidos que se presentan como oposición, votando cosas del Gobierno y partidos de Gobierno votando cosas de la oposición. No hay una coherencia ideológica en gran parte de las expresiones que hay en el Congreso”, indica la representante Jennifer Pedraza (Dignidad & Compromiso). “Hay que sumarle el desconocimiento de los congresistas, hay legisladores que pueden tener 70.000 votos, pero que nadie sabe quiénes son, sino que se eligen a punta de clientelismo puro y duro”, añade.
Varios de sus colegas coinciden. Y no es poco que tan solo este año se haya conocido el escándalo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), que presuntamente involucraba a figuras del Gobierno de Gustavo Petro (que tiene por sí mismo una desconfianza de 49 %) con la cúpula del Legislativo: el representante Andrés Calle (Partido Liberal) y el senador Iván Name (Alianza Verde).
Más allá de la desconfianza, nace otra cuestión en la que, para muchos, reside la base de la conformación del Congreso: no solo no creen en los representantes elegidos por voto popular, sino que el 44 % no se identifica con ninguno de los 32 partidos políticos que existe actualmente en Colombia. Con los que sí hay identificación, el porcentaje es, de todas maneras, muy bajo y ninguno supera el 5 %, cifra que tiene el Centro Democrático actualmente, seguido por el 4 % de la Colombia Humana.
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“Primero, tenemos un gran número de partidos en el país. Creo que la gente del común no conoce más de tres o cinco, y tenemos muchas diferencias. Lo segundo es que estamos en una democracia en la que hace falta que se fortalezcan las agrupaciones políticas. Y lo tercero es que requerimos que la gente, en la manera que conozcan las personas y conozcan los partidos, tengan claras cuáles son las identidades, cuáles son las causas, qué identidades se mueven, con cuáles son posiciones de interés”, señaló el representante Alejandro García (Alianza Verde) sobre la poca identificación de las juventudes con los proyectos políticos.
Hace dos años, como lo reconoce el representante Gabriel Becerra (Pacto Histórico), el impulso de los jóvenes, a través de manifestaciones y organizaciones políticas, a la candidatura de Gustavo Petro y la coalición hizo que el primer gobierno de izquierda pudiera ascender al poder. Ahora, el interés en la movilización ha decrecido, con un 86 % que no ha participado en manifestaciones o protestas en el último año, y el 61 % no se encuentra afiliado a ningún tipo de organización, seguido por un 13 % de aquellos que asisten regularmente a congregaciones religiosas y el 11 % que están en clubes deportivos.
Para esa fecha, el censo electoral de personas entre los 18 y 28 años estaba en 8′986.997, lo que representaba un 23 % de todos los colombianos con capacidad de voto (39′002.239). Actualmente, el censo ha crecido en 1′767.278 nuevos votantes y, junto con eso, nuevos votantes jóvenes que están buscando dónde dejar su voto o, en su defecto, hacer parte de la población que se abstiene.
“Me acuerdo de una portada de Semana en los noventa que decía que la generación X ya no iba a participar en política. He escuchado eso desde que estoy muy joven, pero lo cierto es que todo este proceso de victoria política nuestra no hubiera sido posible sin los muchachos que salieron a la resistencia, a las primeras líneas, al movimiento estudiantil”, indica Becerra. Y agrega: “yo creo que lo que hay es un campo de disputa. Los que quieren que la juventud no participe propiamente y asuma sus destinos, y quienes pensamos que la juventud todavía puede jugar un papel fundamental. Creo que los jóvenes siempre van a ser la base de las transformaciones, de la rebeldía. Yo creo que, por lo que percibo, hay generaciones para eso todavía, para rato”.
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Y la sospecha de esas transformaciones que todavía quedan pendientes para las generaciones actuales las confirma Oliver Dalichau, el director de Fescol, quien enfatiza en que la juventud no tiene apatía por la política, sino que busca generar espacio propios para lograrlo. La encuesta, de todas formas, muestra que hay temas que preocupan activamente a los jóvenes: el 57 % está muy de acuerdo en que el cuidado del medio ambiente debería ser una prioridad de los gobiernos y el 56 % tiene la misma postura en que el Estado debería garantizar el acceso gratuito de todas las personas a educación y salud de calidad.
“Ellos crean un espacio alternativo que va más allá de lo formal y eso parece ser uno de los resultados más interesantes de la participación de la juventud, que no se limita a las instituciones tradicionales. También no significa que la juventud vive en una apatía o no tiene un compromiso activo, lo contrario”, dijo. Y agregó que “se trata de una participación en la vida política. Y para mí, es una oferta a los partidos políticos para completar esa motivación”.
En menos de dos años los partidos estarán una vez más en la disputa electoral, aunque ya empezaron las organizaciones internas para lograr una unidad. El voto de los jóvenes, aunque no tan importante en términos cuantitativos, sí fue clave en los últimos comicios, que supo medir el termómetro político y abanderó muchas de las causas que fueron clave para las juventudes en ese entonces: movimientos feministas, ambientalistas y sindicalistas fueron los primeros en la línea para dar su respaldo a la candidatura de las izquierdas colombianas y al proyecto político que llegó al Congreso.
Con lo que serán más de tres años disponibles para que la ciudadanía pueda ejercer una veeduría sobre lo que lograron (o no) sus representantes, y una juventud que mira con escepticismo a sus legisladores, los legisladores tendrán que buscar vías alternativas para conquistar el voto juvenil que no se adhiera a sus partidos y que, entre todo, decida darles un voto de confianza. Eso sí, con una fuerte tendencia al centro y a la derecha, demostrada por la encuesta, la izquierda también tendrá que analizar las vías que podrán materializar otro triunfo en 2026.
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