Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Retomar los diálogos con el Eln y la directriz de suspender las órdenes de captura y extradición en contra de los negociadores de esta guerrilla abren hoy la posibilidad de que se agilice y se acreciente la esperanza en que el nuevo gobierno del presidente Gustavo Petro concerte la paz. Aún así, la apuesta del mandatario es más ambiciosa, como lo propuso desde la campaña, con la idea de una “paz total”, que ahora cobra más fuerza y que este fin de semana se jugó su primera carta en Caldono (Cauca), cuando se sentaron en la misma mesa Gobierno, Congreso, Fuerza Pública y ciudadanía, como actores principales para hablar del fin del conflicto.
En esta etapa inicial del gobierno Petro no se puede negar que tiene un respaldo casi absoluto en el Legislativo, donde espera sacar adelante iniciativas como las reformas tributaria y a la justicia, pero también afianzar la estrategia de esa “paz total”, cuyo objetivo central es que todos los actores armados en el país abandonen las armas. Esta misión, desde el Congreso, está encabezada por la Comisión de Paz del Senado, presidida por el senador Iván Cepeda, quien en diálogo con El Espectador habló sobre las particularidades de este nuevo intento por avanzar en la reconciliación nacional.
De acuerdo con el congresista, se trata de un concepto que “no solamente implica dialogar simultáneamente con grupos armados ilegales que son de distinta naturaleza, sino también romper con la lógica de lo que han sido los procesos de paz hasta ahora en Colombia”. Sobre esto, Cepeda explica que “regularmente se entiende que es el diálogo entre un gobierno y un grupo armado en una mesa de conversación”, pero en el caso particular de esta nueva administración, ya sea dialogando con el Eln o con cualquier otro actor armado para llegar a la paz, “van a estar acompañados de un protagonismo en el territorio de las comunidades”.
Y es que el pasado sábado, al menos en principio, lo que dice Cepeda se vio materializado en el Cauca, territorio que históricamente ha sido abandonado por el Estado y se ha convertido en campo de guerra entre actores armados, incluida la Fuerza Pública. Específicamente en Caldono, zona con gran presencia de comunidades indígenas y afros, se instaló el primer “Puesto de Mando Unificado por la Vida”, como se decidió bautizarlo, en el cual participaron congresistas de la Comisión de Paz, miembros del Gobierno como el ministro del Interior, Alfonso Prada; mandos del Ejército y la Policía, y delegados de la Guardia Indígena.
El encuentro fue, según los asistentes, el primero de muchos con los que se busca que la ciudadanía sea la protagonista de la concertación de paz en el país. Además de Prada, también estuvieron Susana Muhamad, ministra de Ambiente; Gloria Inés Ramírez, ministra del Trabajo; Danilo Rueda, comisionado para la Paz, y Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP). Por el Legislativo llegaron también Roy Barreras, presidente del Congreso, y Alirio Muñoz, presidente de la Comisión de Paz en la Cámara, junto a Cepeda.
Lo cierto es que lo ocurrido en Caldono fue para muchos histórico, no solo porque se le está haciendo partícipe directa a la comunidad de un proceso de paz, siendo la sociedad civil que, como en el caso de ese departamento, son quienes sufren directamente la violencia y el abandono estatal, sino también porque, como se lo dijo a este diario el senador indígena Feliciano Valencia, “en el Cauca no ha habido tanta presencia o acompañamiento de un gobierno o de la Fuerza Pública desde 1999”. El legislador también reconoció que es un hito que el Ejército, uno de los protagonistas del encuentro, estuviera con aparente disposición de ayudar a la comunidad, ya que “siempre han sido más los escenarios en los que nos atacan a nuestra Guardia Indígena que en los que son aliados”.
La “paz total” que busca el Gobierno se cimienta en que son los civiles afectados por el conflicto quienes realmente pueden hablar desde un conocimiento puro de la problemática. Según Cepeda, en intentos de diálogos y acuerdos de paz pasados, que no prosperaron, hubo un vacío. “La paz se ha hecho desconectada de lo que pasa en los escenarios rurales y es muy importante que quienes están en medio de la confrontación, que son comunidades indígenas, afrodescendientes o campesinas, tengan un protagonismo fundamental y que esas discusiones puedan ser conocidas por los negociadores del Gobierno en los casos donde se adelanten diálogos”.
Lo que expresa particularmente el Congreso es que la participación de la ciudadanía podría ser el ingrediente que faltó antaño para negociar con actores como el Eln. Para el presidente de la Comisión de Paz de Senado, el aporte de las comunidades no tiene que ser estrictamente sobre los diálogos con estos grupos armados, sino que serán vitales “por ejemplo, las políticas sociales que debe desarrollar el Estado en esos territorios, para contrarrestar, entre otros, el problema de la inequidad social, del narcotráfico y la ausencia de presencia estatal en términos integrales”.
Por su parte, el comisionado de Paz, Danilo Rueda, le dijo a El Espectador que “esta es una iniciativa que se hace para que la sociedad, consciente de la importancia de solucionar las violencias armadas, se empodere y lleve a que los grupos armados sean parte de un Estado social de derecho (...) que se dé la oportunidad de construir un país donde haya justicia y reparación para las víctimas”. Para Rueda, “los fracasos de los procesos de paz ocurren porque a veces las posiciones se hacen irreconciliables. Ahorita hay una disposición de dialogar. Si el principio es el diálogo, no como una acción estratégica de engaño, podremos avanzar en que este país logre la paz”.
Caldono tiene ahora una carga simbólica sobre el futuro del conflicto armado en Colombia. El ministro del Interior, Alfonso Prada, quien dirigió el encuentro en representación del gobierno Petro, enfatizó en que este primer paso para la “paz total” abre directamente las puertas para que cualquier actor armado en territorio nacional se acerque y se suba al bus del diálogo. “Que solamente hagan un guiño y vamos a sentarnos a dialogar y sentar una ruta que nos permita llegar a la ‘paz total’”, recalcó Prada, quien, con apoyo de la Fuerza Pública y en concertación con la Guardia Indígena, instaló así el llamado “Puesto de Mando Unificado por la Vida”, buscando proteger, primordialmente, a los líderes sociales y a los firmantes del Acuerdo de La Habana que están siendo amenazados y asesinados.
Roy Barreras, por su parte, señaló que si hay voluntad, lo hay todo. “El Congreso invita a que dejen las armas y se sumen a la apuesta por la vida, en lugar de seguir sembrando muerte. Hay voluntad para seguir construyendo paz con ellos, pero hay que dejar la violencia”, dijo. Y anunció que tras este encuentro en Caldono, todo lo relacionado con la paz avanzará lo más rápido posible en el Capitolio y que se espera que “la próxima semana tengamos el proyecto de prórroga de Ley 418 de Orden Público, que incluirá un capítulo para la paz y luego vendrá la Ley de Sometimiento a la Justicia de los grupos ilegales”.