Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Una semana después de que los nombres de los esposos Karen Váquiro y Andrés Mayorquín se dieran a conocer como los protagonistas de un nuevo escándalo de contratación, esta vez anidado en Presidencia, el matrimonio sale a los medios para pedir perdón y contar su perspectiva de los hechos.
Váquiro y Mayorquín se convirtieron en el foco de la escena pública cuando Blu Radio destapó el ascenso de la servidora, quien pasó de trabajar en un banco a obtener millonarios contratos con el Estado, dos de ellos con Presidencia, mientras su esposo fungía como el asesor mano derecha de María Paula Correa, jefa del gabinete del presidente Iván Duque. La polémica cobró tal magnitud que fue la propia Correa y Víctor Muñoz, director del Dapre, los que salieron a rendir cuentas sobre el asunto y a anunciar que Mayorquín se había separado de su cargo.
También, que las investigaciones se estaban adelantando para definir si hubo tráfico de influencias, aprovechamiento de información privilegiada (pues ambos desempeñaban el mismo cargo en diferentes entidades), y otras faltas por el régimen de inhabilidades e incompatibilidades que la pareja habría violado.
Pidieron perdón
En entrevista en Blu Radio, el matrimonio pidió perdón tanto al presidente Duque, como a la jefa del gabinete, pues esta última dijo hace unos días que ni siquiera sabía que Váquiro también trabajaba en contratación pública y que tenía contratos con este Gobierno.
“Quiero pedirle perdón al presidente, a la jefe de gabinete, a mi equipo de trabajo, a la gente que estuvo conmigo moliendo hombro a hombro por este país. Creo que por mi culpa el nombre de gente impoluta se pudo haber afectado”, expresó Mayorquín. En esa misma línea habló Váquiro. Sin embargo, ambos se mantuvieron en la idea de que no cometieron irregularidades.
Mayorquín aseveró que si bien cree que no cometió ninguna ilegalidad contractual, pide disculpas públicas por meter en un embrollo de este calibre al primer mandatario y a Correa. También lo hizo con el alcalde de Cartagena, William Dau, pues aunque manifestó que no recuerda haber enviado mensajes de Whastapp al alcalde para recomendar el trabajo de su esposa, prefirió dejar por sentadas sus excusas si sobre pasó límites. “No está mal equivocarse y pedir perdón, y le quiero pedir perdón al alcalde Dau si interpretó eso”, indicó, recalcando en que no tenía conciencia de que el funcionario lo hubiera bloqueado por este presunto episodio.
“Mi esposa no necesita que la recomiende”
Entre las declaraciones más polémicas se ubica la intervención de Mayorquín con la que intenta explicar el rápido ascenso de su esposa al mundo de la contratación pública. Haciendo alusión a la capacidad de ella y refugiándose en estar en contra de machismo, recalcó en que las habilidades de Váquiro se superpusieron al hecho de que él fuera un asesor de alto nivel en el Gobierno para tener cerca de 24 contratos traducidos en más de mil millones de pesos.
“Mi esposa no necesita que yo la recomiende para nada, es una berraca que siempre ha sacado su vida adelante. Creo que a estas alturas le he traído más problemas que soluciones”, dijo. No obstante, más adelante manifestó que él se enorgullecía de recomendarla en todo lado. Literalmente expresó que: “Yo me enorgullecía de recomendarla en todo lado. Esa mujer es lo más hermoso que tengo en la vida”.
De igual forma, tanto él como Váquiro insistieron en que no creen que hubo mal uso de la información privilegiada porque el trabajo de ellos era organizar y llevar registro de información que es pública pues contiene datos del Congreso y los proyectos de ley.
“Bruta no soy, pequé por desconocimiento”
Por su lado, Karen Váquiro dijo que, a pesar de tener tanta experiencia en contratación con el Estado, de tener una maestría encima y otros estudios, negó tener una relación con Mayorquín por “desconocimiento” y no porque quisiera evitar que el Estado supiera que estaba inhabilitada para algunos contratos por el conflicto de intereses entre ella y su esposo.
“Desgraciadamente, pequé por inocencia, por desconocimiento de las leyes contractuales, específicamente que rigen al sector público. No tenía idea de que estaba inhabilitada para trabajar en el mismo lugar que mi esposo”, aseveró.
“Si yo hubiera sabido, ustedes creen que racionalmente iba a buscar trabajar en ese lugar. Si por alguna razón dije que no tenía pareja conyugal fue simplemente por no utilizar el nombre de Andrés, por siempre querer mostrar mi independencia, para que la gente no dijera ‘ah es que ella es esposa de Mayorquín, está bien palanqueada’”, reiteró para enfrentar las contrapreguntas de los y las periodistas.
“Bruta no soy, pequé por desconocimiento. Los contratos se fueron ganando a medida que iba avanzando con mi trabajo”, recalcó para defender su nombre. Ambos declararon que responderán ante la justicia y acatarán las consecuencias de sus “imprudencias”.