Petro, a recuperar las mayorías en el Congreso
Tras la crisis ministerial y la ruptura de la coalición de gobierno, Petro perdió las mayorías en el Legislativo. La puerta para César Gaviria parece cerrada; sin embargo, podría negociar con los “liberales progresistas”. Con los Conservadores y la U tiene otras salidas.
Con el revolcón del gabinete ministerial y la ruptura de la coalición política, el presidente Gustavo Petro propone una transformación en su gobierno y una nueva estrategia para acercarse al Congreso de la República. El primer mandatario decidió que va a gobernar con los suyos y que los apoyos vendrán de quienes compartan sus propuestas; los demás se quedarían por fuera. Así, pues, Petro colocó su agenda programática y sus principios ideológicos sobre la gobernabilidad, sin embargo, esto ya le está complicando su relación con el Legislativo, en donde su propuesta sigue siendo minoritaria.
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Con el revolcón del gabinete ministerial y la ruptura de la coalición política, el presidente Gustavo Petro propone una transformación en su gobierno y una nueva estrategia para acercarse al Congreso de la República. El primer mandatario decidió que va a gobernar con los suyos y que los apoyos vendrán de quienes compartan sus propuestas; los demás se quedarían por fuera. Así, pues, Petro colocó su agenda programática y sus principios ideológicos sobre la gobernabilidad, sin embargo, esto ya le está complicando su relación con el Legislativo, en donde su propuesta sigue siendo minoritaria.
El presidente cambió a un tercio de su gabinete y sacó a varios ministros con representación política liberal, conservadora y de la U, con los que mantenía grandes diferencias sobre las reformas sociales, y en su reemplazo trajo a nombres más cercanos. “Estos nuevos ministros ya trabajaron con él en la Alcaldía, otros pertenecen a fuerzas de izquierda o han trabajado en temas similares a los que él propone. El nuevo gabinete es un llamado a las personas cercanas y marca un distanciamiento con las fuerzas políticas tradicionales”, evalúa Patricia Muñoz Yi, directora de Posgrados de la Facultad de Ciencia Política en la Universidad Javeriana.
Precisamente, el nombramiento de Luis Fernando Velasco como ministro del Interior sugiere que el Gobierno negociará con los “liberales progresistas”, esos que enviaron una carta al director del Partido Liberal, César Gaviria, reclamándole por la decisión de sancionar a los congresistas que respaldaran la reforma a la salud. Adicionalmente, Velasco ya dijo que su estrategia para ganar los votos para las reformas de Petro no se concentrará en el diálogo con los directores de los partidos, sino con cada militante: “Vamos a hablar con cada uno de los congresistas (...). Será un debate totalmente transparente, que busque que nuestras propuestas salgan y salgan bien”, manifestó.
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El nuevo ministro del Interior fue congresista liberal, pero no representa al sector de Gaviria. Fue una de las fichas claves de Petro en la campaña presidencial, con lo que se ganó la Consejería Presidencial para las Regiones, luego quedó como encargado en la Dirección de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), tras la salida de Javier Pava Sánchez del cargo por presunto incumplimiento de sus funciones en las inundaciones en la región de La Mojana.
Caso similar es el de Carlos Ramón González, quien llegó a la Dirección del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) por su cercanía a Petro y en representación del Partido Alianza Verde. Pese a las diferencias que han tenido algunos verdes con determinadas reformas, como el Código Electoral o la reforma política, no deja de ser evidente que hay coincidencias ideológicas. “El cambio que lidera su gobierno tiene el respaldo nuestro (...). Superar la corrupción, disminuir la desigualdad, consolidar la paz, modernizar la economía y avanzar en la reforma rural integral, tareas inaplazables”, fue el mensaje de la dirección del Verde en la antesala del remezón ministerial.
Por un lado, negociar con los “liberales progresistas” será muy difícil si la dirección nacional del Partido Liberal decide que su militancia se mueva en bancada o si determina que no apoyarán las reformas del presidente. Ahora, con el Pacto Histórico (la coalición de gobierno), el Partido Alianza Verde y sectores afines no es suficiente para alcanzar los votos en el Congreso. “El panorama que tiene por delante Gustavo Petro es complicado, porque no va a contar con el apoyo de los partidos que tuvo recientemente a su lado y que le garantizaron las mayorías (...). Hay todavía un alto número de proyectos y claramente van a tener dificultades para lograr los votos necesarios en el interior del Congreso”, dice Muñoz Yi.
Conozca cómo votan los senadores y representantes a la Cámara en la ‘Congreso a la mano’.
👀El semáforo de la coalición de gobierno
Excluyendo a los tradicionales, el presidente Petro tendría en el Gobierno a 39 senadores de 106, sin contar que alguno de esos sea divergente de sus partidos.
En la Cámara, 66 representantes serían Gobierno, de 187 curules; quitando a los “liberales progresistas”, que si no quedan en libertad por la dirección de su partido, estarían obligados a votar de acuerdo a la postura tomada por la bancada.
La negociación con los tradicionales
Las similitudes ideológicas y programáticas entre los partidos tradicionales y Gustavo Petro son menores, por eso la alianza que se construyó con ellos era débil. El gobierno Petro y los partidos de la política tradicional sabían que la coalición no podría sostenerse solo con la repartición del poder político, como sí fue posible con otros gobiernos. Se trata de una particularidad de que Colombia tenga por primera vez en su historia una administración de izquierda, que debe negociar con sectores de centro y centro-derecha para mantener la gobernabilidad.
Aun así, “los partidos creyeron que podrían ponerle ciertas líneas rojas a Petro, pero el presidente no las iba a cruzar (...). Así están acostumbrados a actuar”, explica Juan Federico Pino, experto en sistemas políticos y profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Así, pues, asegura que la gobernabilidad en Colombia se ha construido históricamente con cuotas políticas, a cambio de nada programáticamente, pero “estamos viviendo una época distinta, hay una distancia ideológica que no se subsana exclusivamente intercambiando ministerios, las diferencias no pueden ser solventadas de esa manera”.
Esa misma particularidad aplica para la crisis en el gabinete, pues los ministros salientes fueron reemplazados por otros, de orígenes distintos. “La diferencia entre esta y las crisis en gobiernos anteriores es que cuando salían ministros se conservaba el cupo o, dado el caso, movían a la persona a otro ministerio. Aquí se les quitó representación a unos partidos y se les entregó a otros, de hecho, se les entregó a la izquierda y centro-izquierda”, argumenta Fernando Giraldo, profesor de ciencia política de la Universidad Javeriana. Por supuesto, Pino asegura que es normal: “Es lo que pasa en cualquier democracia (...) cuando cedes ministerios y presupuesto, también estás cediendo agenda política. Llegamos al punto en donde las dos partes se alejaron tanto, que era muy difícil mantener la alianza”, dice.
Alguien tiene que ceder
“Para hacer una coalición política en lo ideológico alguien tiene que ceder y nadie cedió”, explica Pino. La puerta no estaría totalmente cerrada para los partidos Conservador y la U, a quienes Petro no ha criticado usando nombres propios y etiquetas. Es contrario a lo que sí ha pasado con César Gaviria, a quien le dijo que se fue en contra de su propio partido: “Lamentable que un liberal vote obligado por los nostálgicos del poder”, trinó Petro, y con quien ya no tiene nada que negociar, pues lo haría con los “liberales progresistas”.
Por su parte, Efraín Cepeda, director del Partido Conservador, tampoco ha cerrado la puerta: “Acompañamos la tributaria, el Acuerdo de Escazú, la Jurisdicción Agraria, el Plan Nacional de Desarrollo (PND) y varios temas más porque sabemos que se requieren estas reformas (...). Hemos demostrado que somos amigos de las reformas”, dijo, y terminó con que la decisión sobre seguir en el Gobierno o declararse en independencia será consultada a las bancadas. “La opinión es de mesura y tranquilidad. Amanecerá y veremos (...). Si ellos insisten en que nos echaron, pues nos echaron”.
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Pese a esa intención, de cara a la recuperación de gobernabilidad y de la coalición de gobierno, alguna de las fuerzas políticas tendrá que ceder, de no ser así, lo explica el experto de Flacso, nos podríamos encontrar ante un pulso político para ver quién tiene mayor músculo. Los partidos tradicionales buscarían su espacio presionando desde el Congreso, y la oposición intentará evitar que pasen las reformas estructurales, mientras tanto, el presidente Gustavo Petro podría convocar el apoyo en las calles o rebuscarse los votos para aprobarlas.
“Petro puede buscar hacerle perder a César Gaviria la jefatura de los liberales y que gane un sector más progresista en la dirección”, dice Pino. Esa sería una decisión que tendría que tomar la bancada de Senado y Cámara, en donde ya hay una divergencia contra el expresidente y que está conforme con el nombramiento de Velasco en el Ministerio del Interior. “El Gobierno puede llegar a ganar si los partidos pierden capacidad desde adentro, pero si Gaviria mantiene unida a la bancada y los conservadores o la U se van a la oposición, van a empezar a caerse las reformas y será Petro el que va a tener que negociar”, concluye.