¿Petro busca el abrazo del progresismo latino para esquivar sus polémicas internas?
El presidente, sin duda, es un actor internacional que –a donde va– marca agenda. Si bien la izquierda de la región es disímil, él busca tender puentes. Sus críticos advierten que citas como las que tiene con López Obrador (México) y Boric (Chile) son para darse oxígeno político.
Daniel Valero
Dentro de 72 horas, en el emblemático palacio de La Moneda, en Santiago de Chile, estarán juntos tres presidentes latinoamericanos que, con sus respectivas diferencias, encarnan la paradoja por la que el progresismo de la región viene atravesando desde hace unos años: resistencia interna a sus mandatos, popularidad golpeada –mas no mermada– y una búsqueda de protagonismo internacional que les dé oxígeno político.
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Dentro de 72 horas, en el emblemático palacio de La Moneda, en Santiago de Chile, estarán juntos tres presidentes latinoamericanos que, con sus respectivas diferencias, encarnan la paradoja por la que el progresismo de la región viene atravesando desde hace unos años: resistencia interna a sus mandatos, popularidad golpeada –mas no mermada– y una búsqueda de protagonismo internacional que les dé oxígeno político.
Se trata de los jefes de Estado de Colombia, Gustavo Petro, de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Chile, Gabriel Boric, quienes se auparon en sus respectivas campañas en una promesa de cambio de las bases tradicionales de la política interna en sus países y asumieron el poder en medio de una enorme expectativa de quienes en urnas los eligieron.
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Y ahora, cada uno con los matices propios de países económica y demográficamente muy distintos –entre otros aspectos que marcan sus identidades–, buscan cómo recomponer esas mayorías que los llevaron a dirigir sus naciones y que, ante las turbulencias internas que han debido enfrentar, parecen tener cada vez más lejos.
En ese contexto es en el que Petro recibe este viernes en Cali a López Obrador –o Amlo, como también lo llaman en México–y en el que alista su desplazamiento a Chile el fin de semana para reunirse con Boric en medio de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado chileno.
Para el presidente colombiano este espacio, tanto el de Cali como el de Santiago, le permiten poner el foco mediático en un punto diferente a los escándalos que lo han venido azotando en los últimos meses, que van desde el juicio por posible enriquecimiento ilícito de su primogénito, Nicolás Petro, y pasan por el ruido en torno a la forma en que se financió su campaña presidencial y aterrizan, pasando por otros lados, en el regreso de su funcionaria más apreciada, Laura Sarabia, a un cargo con un abultado presupuesto para ejecutar en época electoral y en medio de un proceso judicial que la involucra.
Eso, incluso, ha opacado varios de los logros que durante este año de administración ha obtenido el primer gobierno de izquierda en Colombia, que están relacionados –entre otros aspectos– con la estabilización del dólar, la reducción del desempleo y la puesta en marcha de una ambiciosa agenda social que se ha venido aplicando en varias regiones del país.
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Incluso, ese tipo de encuentros internacionales a los que va Petro –y que, sin duda, siempre dejan temas flotando entre la opinión por el calibre de lo que propone– resaltan el protagonismo internacional que busca tener el mandatario colombiano entre el progresismo y la izquierda latinoamericana.
“Petro sí quiere reafirmarse como un líder progresista latinoamericano”, aseguró el internacionalista y académico de la Universidad del Rosario Mauricio Jaramillo. Además, de acuerdo con su análisis, el jefe de Estado es consciente de que –más allá de cómo esté internamente su Gobierno– en el plano internacional siempre ha tenido una muy buena aceptación: “Genera atracción afuera”.
Ahora bien, Jaramillo también fue enfático en que la relación que tiene Petro con la agenda interna está desligada, según su postura, de lo que puede hacer internacionalmente. En otras palabras, para el internacionalista no habría beneficio alguno en términos políticos o de imagen para el mandatario con sus periplos en el exterior.
De hecho, las tres izquierdas que representan Petro, López Obrador y Boric son en gran media distintas y, aunque por supuesto que tienen agendas comunes, avanzan por rieles diferentes. Por ejemplo, el chileno es un duro contradictor de la Venezuela gobernada por Nicolás Maduro, mientras que el mexicano y el colombiano están más cercanos a esa administración y abogan por impulsar una transición democrática que deje atrás las sanciones que se decretaron en varios frentes contra ese país.
“Si queremos en verdad frenar el desastre humanitario del éxodo por el Darién, hay que desbloquear económicamente a Venezuela”, advirtió Petro este viernes de forma previa a su primera cita con Amlo en Colombia. Y otro ejemplo está en las diferencias entre el presidente Lula Da Silva, de Brasil, y el jefe de Estado colombiano; el primero aboga por mantener la explotación de hidrocarburos como un eje central de la economía, mientras que el segundo quiere frenarla con base en el impacto ambiental que tiene. Ambos son de izquierda, pero distan mucho en un asunto clave como ese.
Es por este tipo de situaciones que la cita del lunes en Santiago de Chile es, para varios analistas, como uno de los foros en los que sí se congrega la izquierda latina y en los que se pueden poner de acuerdo de una forma más sencilla. Entre otros, por ejemplo, también estará el argentino Alberto Fernández.
Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, aseguró, contario a lo dicho por Jaramillo, que Petro sí tiene ese interés de estar y marcar agenda internacional para esquivar de alguna forma los momentos regulares que tienen a nivel interno.
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“Hay una especie de olimpo progresista global y Petro piensa que debe hacer parte de ese círculo, por lo que busca apropiarse de esa agenda internacional progresista”, enfatizó Guzmán, quien añadió que también se debe tener en cuenta que “un presidente tiene mucho menos margen de maniobra en política doméstica, mientras que con la internacional tiene más espacio”.
Tal vez por eso es que en estos 13 meses de mandato se ha visto una agenda internacional de Petro que suma 23 desplazamientos al exterior y la puesta en marcha de propuestas de impacto global, como el cambio de deuda por acción climática, la creación de una especie de OTAN que vigile el cuidado de la Amazonía y, entre otras, el reajuste de Unasur para darle un realce a la izquierda de la región.
“En su agenda doméstica está estancado y muy frustrado con sus avances a la fecha, por eso habla más afuera”, agregó el Director de Colombia Risk Analysis. Y advirtió: “Petro es una persona que se siente más cómodo con quienes están de acuerdo con sus tesis, que con quienes lo contradicen”.
Lo cierto es que este viernes recibe a Amlo para plantear con más fuerza el cambio a la política antidrogas, en especial para darle un enfoque global más humanista que prohibicionista, algo por lo que Colombia y México han derramado mucha sangre y por lo que, con matices, tienen los carteles narcotraficantes más poderosos. Es más, en territorio nacional se calcula que hay más de 240.000 hectáreas de cultivos de uso ilícitos que son aprovechadas por los grupos ilegales.
Pero, como lo dijo Petro hace un año ante el pleno de Naciones Unidas en Nueva York, “les demando desde aquí, desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas”.
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Y, como en toda acción política, la oposición tiene su postura. Por eso, el expresidente conservador Andrés Pastrana, férreo crítico de Petro y de la izquierda en general, advirtió que el encuentro de los mandatarios colombiano y mexicano tiene un factor común: “Los presidentes Andrés Manuel López Obrador (”abrazos, no balazos”) y Gustavo Petro (pacto de La Picota) se reúnen en Cali”.
En todo caso aún quedan tres años en los que, pese a cómo esté la agenda interna, Petro potenciará sus periplos internacionales para erigirse como un líder progresista y de izquierda a nivel global. La duda está en qué tanta gasolina tendrá para lograr ese propósito y si internamente eso le significará algún rédito.
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