Petro elevó su frustración en la ONU y llamó a una movilización global
El mandatario habló en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde defendió a Palestina y cuestionó lo poco que está haciendo el mundo para frenar esa guerra. Esta vez no habló de la paz en Colombia y esquivó la crisis en Venezuela. Así fue toda su agenda.
Laura C. Peralta Giraldo
El presidente Gustavo Petro dio su penúltimo discurso como jefe de Estado de Colombia en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Y para esta oportunidad, más que llevar una propuesta concreta, utilizó sus más de quince minutos disponibles para resaltar lo frustrante que ha sido levantar la bandera de defensa para temas, como la guerra en Gaza y el cambio climático, pero no ser escuchado por la “minoría” que según él dominaría la mayor parte del mundo.
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El presidente Gustavo Petro dio su penúltimo discurso como jefe de Estado de Colombia en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Y para esta oportunidad, más que llevar una propuesta concreta, utilizó sus más de quince minutos disponibles para resaltar lo frustrante que ha sido levantar la bandera de defensa para temas, como la guerra en Gaza y el cambio climático, pero no ser escuchado por la “minoría” que según él dominaría la mayor parte del mundo.
Petro se fue por una línea similar a la del secretario de la ONU António Guterres -con quien se reunió un día antes por algunos minutos- la de preguntarse qué está haciendo el mundo para enfrentar las guerras activas y frenar los fenómenos climáticos. De fondo, ambos cuestionaron el papel que está cumpliendo el organismo internacional para intermediar en las disputas globales.
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“En este recinto, la capacidad de comunicación de un presidente depende de la cantidad de dólares que tenga en su presupuesto, en la cantidad que tenga de aviones de guerra y la capacidad que tenga su país de destrucción de la humanidad. Los que no tenemos ese poder hablamos sin mucha atención prestada”, señaló ante sus homólogos.
No es un sentimiento nuevo, pues en Colombia el presidente también se ha notado fatigado por los proyectos que no ha podido poner en marcha a su manera. Este mismo martes el Congreso rechazó el Presupuesto que presentó para 2025, el cual dijo que sacaría entonces por decreto. Y el sábado, luego de su gira por Nueva York, estará en un evento organizado por la Corte Constitucional en Manizales, desde donde intentará suavizar su relación con el alto tribunal que estudia más de cien demandas contra su reforma pensional.
El tiempo ha pasado y así como le queda un solo discurso ante la Asamblea General, el del 2025, le faltan menos de dos años para despedirse de la Casa de Nariño. El balance podría ser agridulce, como se sintió su intervención ante la ONU.
En todo caso, el jefe de los colombianos habló de los temas que más ha intentado posicionar en su agenda internacional: el cambio climático, la transición energética y desde hace un año, los ataques de Israel contra Palestina. No llevó al atril la paz total que intenta frustradamente alcanzar en Colombia, tampoco se refirió a Venezuela, pero sí elevó la propuesta de una especie de acuerdo nacional global que tampoco ha logrado en su país.
“Si los gobiernos no pudieron, como aquí se demuestra, pues decidieron jugar con bombas y guerras, es la hora de tomar la solución de los grandes problemas de la humanidad en las manos de la misma gente”, dijo. Algo similar ha planteado en Colombia cada vez que insiste en que es la movilización popular la que puede lograr el cambio y frenar el supuesto golpe de Estado en su contra.
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A la salida de la plenaria de la ONU, el presidente habló con El Espectador. En sus respuestas sí se refirió a la paz que busca en Colombia y dijo que a pesar de las dificultades y de la incertidumbre que hay con los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) seguirá insistiendo en ella. “Lo que hemos tenido hasta ahora es una guerra total”, aceptó.
Tras el diálogo con este diario, Petro se dirigió a una reunión privada con Mahmud Abás, el presidente de Palestina. Además de intercambiarse varios regalos originarios de su región, el gobernante colombiano le reiteró su postura de rechazo frente a los ataques que Israel está cometiendo en la Franja de Gaza y ahora en el Líbano.
Y aunque no estaba en su agenda, también se vio con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, para hablar de la migración en el Tapón del Darién. Este tema, precisamente, ha generado ciertos choques entre los mandatarios, pues desde Panamá han impuesto unas medidas más fuertes que las colombianas.
Lo que sí estaba en su agenda era la reunión de presidentes progresistas. Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Pedro Sánchez (España) organizaron este evento para hablar de la democracia, las elecciones libres y las problemáticas que traen los extremismos políticos. En medio de la reunión, a la que no asistió Petro, resonó el nombre Venezuela.
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En su lugar, fue el canciller Luis Gilberto Murillo, y si bien a la salida se le preguntó por la ausencia del presidente, evadió la pregunta. El Gobierno sigue manejando con pinzas el tema de la crisis política en Venezuela, por lo que la presencia directa de Petro habría podido generar ampollas y frustrar el posible diálogo que buscan con Nicolás Maduro para la próxima semana en México.
No obstante, el mandatario espera verse este miércoles con Lula, Emmanuel Macron (Francia) y Joe Biden (Estados Unidos) y finalizar su agenda este jueves al menos con la respuesta de varios gobiernos sobre su apoyo a la COP16, un evento de talla internacional que organiza el Gobierno, pero que está aún inmerso en dudas por su logística y los problemas de seguridad que ocurren en el suroccidente y que podrían reflejarse en Cali, donde tendrá lugar la cumbre.
El mandatario tiene todavía un año en el poder para catapultar su imagen internacionalmente, como sí lo hizo el expresidente Juan Manuel Santos con su acuerdo de paz, e incluso lo viene logrando Iván Duque en los últimos meses. Igualmente, ya activó todos sus motores para buscar que al menos Colombia vea al progresismo con buenos ojos para el 2026.
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