Así teje Petro en la ONU su ruta alterna para atender la dura crisis de Venezuela

Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), el presidente Gustavo Petro evitó todas las reuniones en las que se habló sobre la situación política en Venezuela, país al que llamó como “rebelde” y víctima de los bloqueos durante el discurso que dio el martes. Sin embargo, esto no significa que su Gobierno haya dejado el tema atrás o que sea favorable al régimen chavista, pues está buscando caminos alternativos (no tan mediáticos) para una salida de la crisis.

Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), el presidente Gustavo Petro evitó todas las reuniones en las que se habló sobre la situación política en Venezuela, país al que llamó como “rebelde” y víctima de los bloqueos durante el discurso que dio el martes. Sin embargo, esto no significa que su Gobierno haya dejado el tema atrás o que sea favorable al régimen chavista, pues está buscando caminos alternativos (no tan mediáticos) para una salida de la crisis.

Petro no solo se ausentó del foro de presidentes progresistas que organizaron Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) y Pedro Sánchez (España) - y en el cual se habló de la democracia y las elecciones libres - ,sino también, dejó este miércoles esperando al mandatario brasileño en uno de los salones de la ONU. Lula esperó a su homólogo por más de 30 minutos y finalmente se retiró con toda su comitiva.

Lea: “Si no hay presentación de actas, no hay reconocimiento”: Petro sobe Maduro y Venezuela.

El mismo Petro, un día antes, confirmó que asistiría al encuentro bilateral y que de este saldría un comunicado conjunto hablando sobre Venezuela. Desde su equipo no dieron respuestas concretas de su ausencia, pero mencionaron que Lula finalmente iría a Cali en octubre para la COP16 y que entonces dialogarían.

La cita era relevante, pues Lula y Petro son dos de los mandatarios latinoamericanos que más han buscado abanderar mesuradamente la discusión sobre Venezuela, entre otras cosas, por el alto flujo migratorio venezolano que llevan recibiendo desde hace algunos años. México parece haberse desmarcado de las charlas y será Claudia Sheinbaum la que defina cuál será el camino a partir del 1 de octubre, día en el que se posesionará oficialmente como presidenta.

El viaje que realizará Petro a este país no solo será para presenciar la subida de Sheinbaum al poder, sino también para despedir al todavía presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien realizará una cena entre el próximo domingo y lunes. Pero, más trascendental, el presidente colombiano podría encontrarse en territorio mexicano con Maduro por primera vez después de las polémicas elecciones del pasado 28 de julio.

Esta posible cita fue mencionada por funcionarios de su Gobierno, e incluso, el pasado lunes el vicecanciller Jorge Rojas le dijo a El Espectador que ponían sus mejores energías para una reunión mandatario a mandatario.

En contexto: “Queremos que Maduro y el presidente Petro se encuentren”: vicecanciller.

“Queremos que los presidentes se encuentren y hablen en el marco de la posesión de la presidenta de México. Estamos esperando qué informa la cancillería de Venezuela, pero Colombia siempre insistirá en el diálogo”, indicó Rojas.

No obstante, después del revuelo que generó esta posibilidad y de las críticas que levantó la reunión de Colombia con el canciller venezolano, Yván Gil, el Ejecutivo volvió a su hermetismo y cautela.

En todo caso, el presidente aseguró en entrevista con CNN que había llegado a un acuerdo con Brasil de solo reconocer a Nicolás Maduro como presidente si se publican las actas de votación, y se mostró un poco más contundente y reacio con la manera en que con la manera en que el líder del régimen de Caracas ha actuado.

Igualmente, el tema fue levemente mencionado durante la reunión que tuvo este miércoles el jefe de Estado con el asesor adjunto principal de Seguridad de los Estados Unidos, Jon Finer. Ambos habrían resaltado la necesidad de ejecutar medidas para controlar la migración, especialmente en el Tapón del Darién, que conecta Colombia con Panamá.

De hecho, Finer le habría dicho al presidente Petro que intentaría que el jefe de Estado Joe Biden lo escuchara por unos minutos antes de que terminara la Asamblea General. Durante su intervención en la plenaria de la ONU, Biden se refirió a la crisis política: “En la lucha de Venezuela, los ciudadanos lucharon por un cambio y se lo quieren negar, el mundo sabe la verdad”.

El presidente chileno, Gabriel Boric, quien sí asistió al foro de mandatarios progresistas, habría expresado lo propio. Su mensaje fue aplaudido incluso en Colombia, donde algunos políticos resaltaron que se puede ser de izquierda y a la vez opinar sobre Maduro y sus violaciones a los derechos humanos. Los mismos cuestionaron el silencio de Petro.

Pero Chile no comparte frontera con Venezuela, dicen fuentes del Gobierno, por lo que sería mucho más fácil para su mandatario lanzar cuestionamientos y puntos de vista.

En todo caso, el silencio del mandatario le ha costado políticamente. Nada más en Colombia, tanto Cámara como Senado le pidieron que reconociera a Edmundo González como jefe de Estado, a lo que él respondió que “el congreso de Colombia, por ordenamiento constitucional, no puede exigirle al presidente posiciones en materia de política internacional”.

Igualmente, le puede costar internacionalmente, pues mientras se ha ido posicionando como un líder que rechaza los ataques de Israel contra Palestina y ahora también el Líbano, poco ha dicho de las vulneraciones que el régimen de Maduro ha cometido contra la oposición o los mismos ciudadanos. Además, esquiva una postura sobre la invasión que hace ya dos años desató la Rusia de Vladimir Putin sobre Ucrania.

Petro espera que tanto Maduro como la oposición le copien en su propuesta de buscar la salida política, un asunto que podría catapultar su gobierno y al mismo país a nivel mundial. Si bien tiene al frente una gran oportunidad para alcanzar la atención mediática que tanto viene buscando, también tiene un camino espinoso que debe cruzar cuidadosamente.

Por ahora, Petro regresará a Colombia, después de este “respiro” en Nueva York para enfrentar temas complejos como el de decretar su Presupuesto de 2025, que fue negado por el Congreso. También verá qué tal les va a sus reformas y si las propuestas que están en la cuerda floja (como la pensional) se salvan de la revisión constitucional.

Antes de que inicie octubre viajará a México, que se puede convertir en un escenario de acuerdos, negociaciones y nuevas oportunidades. Ahora la bandera de si dar o no el paso a las conversaciones está en territorio venezolano.

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