“Sacamos la relación con Estados Unidos de cuidados intensivos”: canciller Murillo
El ministro Luis Gilberto Murillo, quien esta semana asumió formalmente el cargo, habló con El Espectador sobre por qué el presidente Gustavo Petro quiere denunciar ante Naciones Unidas el incumplimiento en la implementación del acuerdo de paz, aunque reconoció que para hacer una cirugía de las instituciones surgidas de ese proceso tendría que reabrirse la negociación con las extintas Farc. También se refirió a las relaciones con Washington y dijo que “en Venezuela hay que generar reconciliación política”.
Daniel Valero
Ya lleva un tiempo en el ministerio y unos pocos días oficialmente al mando…
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Ya lleva un tiempo en el ministerio y unos pocos días oficialmente al mando…
Estoy desde hace tres meses en un aterrizaje tranquilo.
¿Muy tranquilo? Pareciera lo contrario…
Digo el aterrizaje, iniciando ahora ya en propiedad. El principio fue movido, pero poco a poco se va tranquilizando.
¿Qué Cancillería le heredó Álvaro Leyva?
Yo le agradezco al presidente Petro por el voto de confianza en dirigir su política exterior y sobre todo los lineamientos que él ha establecido. Y también le hago un reconocimiento al canciller Leyva, quien implementó una política progresista en el marco de los lineamientos del presidente y que tiene avances muy importantes, hizo una gestión muy importante. Encontramos una Cancillería que ha estado ejerciendo su papel y lo hemos confirmado en estos tres meses. Obviamente, hay desafíos, como consolidar lo que ya se ha hecho desde la voz tan potente que tienen el presidente Petro, la vicepresidenta Francia Márquez, y algunos ministros y ministras que se mueven mucho en el contexto internacional. Esa voz potente del presidente ha ayudado mucho, porque Colombia hoy surge como lo que yo llamo un poder intermedio, un poder medio, que está aglutinando voces del sur global.
¿Cómo se está consolidando ese proceso?
La interacción que hace el presidente con la nueva estrategia hacia África, apoyada por la vicepresidenta Márquez, ha tenido un impacto extraordinario en la cooperación sur-sur y en planteamientos políticos. Pero también la misma estrategia hacia el Caribe, que ha sido muy importante, la conexión a través del Club de la Biodiversidad con países en Asia, que ha sido fundamental. Ahí Colombia se está convirtiendo en una voz que los foros internacionales quieren tener. Lo otro es que hemos avanzado mucho en tener a Colombia dirigiendo a través de presidencias en varios espacios de integración en América Latina. Se asumirán dentro de poco la presidencia de CELAC, de la Comunidad de Estados de América Latina y del Caribe; yo acabé de recibir en Paramaribo, en Surinam, la presidencia de la Asociación de Estados del Caribe, que también es importante; y la vinculación como Estado asociado al CARICOM. Pero tenemos otras. Vamos a asumir en total 12, como la presidencia del Consenso de Brasilia, de UNASUR, de la Comunidad Andina y, entre otras, la presidencia de la Alianza del Pacífico.
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¿Usted considera que el presidente Petro se está erigiendo como un líder más allá de Colombia?
Pues con el liderazgo del presidente Petro vamos a tener la oportunidad de repensar y redefinir la arquitectura de integración de América Latina y del Caribe, sobre todo de Suramérica. Entonces, ahí hay un logro importante, que es un logro de proceso, y ahora tenemos que ver cómo lo usamos. Pero hay otro aspecto, que tiene que ver con el hecho de que, además de generar esa transformación, Colombia está poniendo temas muy importantes en la agenda internacional. Los temas que tienen que ver con la paz, con la paz en Colombia con nuevos modelos que se apartan de la criminalización, como la negociación con grupos y bandas en el contexto urbano. Hay muchos países que están pendientes de cómo le va a Colombia en eso, porque no quieren seguir el camino de la criminalización y llevar a la gente a las cárceles. Pero también en la paz global.
¿A qué se refiere con “paz global”?
Lo que ha venido planteando Colombia en términos de los grandes conflictos que están rediseñando la geopolítica mundial en Gaza y también en Ucrania. Pero también los conflictos olvidados, como en el Congo. Ahí hay un tema donde Colombia ha avanzado mucho. En los temas de la vida también, sobre todo en la respuesta a la crisis climática, a la emergencia climática. Colombia tiene un modelo excepcional, que es que no hacemos más exploración de hidrocarburos, ni petróleo ni carbón, porque queremos apegarnos a nuestros principios. Pero también es algo práctico, porque queremos mover nuestra economía a una economía descarbonizada. Además, esto tiene que ver con biodiversidad, con conservación de la naturaleza, con dignificación de las personas en los procesos de movilidad humana.
Usted planteó recientemente una especie de cirugía a los sistemas multilaterales…
Ese es un tercer aspecto, que tiene que ver con la democracia y cómo fortalecerla. El presidente Petro ha planteado una democracia multilateral, global, en la que cada país debe ser un voto, y no que tenga que ver con su poder militar o económico. Eso en un contexto de justicia social.
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Ahora ya oficialmente en el cargo, ¿quiere modificar a la propia Cancillería?
Estamos mirando cómo orientamos la transformación del Misterio de Relaciones Exteriores, para que realmente, tanto en su política como en sus funcionarios y funcionarias, refleje diversidad cultural, de regiones, de provincias, de las distintas identidades. En eso todavía se ha avanzado, pero hay un enorme camino por recorrer.
Usando una expresión del presidente Petro, ¿está muy “cachaquizada” la diplomacia?
No quería decir eso, pero al menos el 53 % de los funcionarios de carrera son de Bogotá. El 80 %, más o menos, ha pasado por universidades de Bogotá. Entonces, sí hay que llevarlo más a las regiones. Eso sí, hay gente de las regiones, de las provincias, pero todavía porcentualmente son pocos.
Sectores políticos hablan de que la llegada de Jorge Rojas a su vicecancillería es una especie de “vigilancia directa” del presidente sobre su gestión. ¿Lo ve así?
Bueno, el presidente tiene un ojo directo sobre mi gestión y la de todos nosotros siempre, eso es obvio. Además, el presidente es quien dirige la política exterior del país y la diplomacia. Jorge es un amigo mío de hace muchos años también y hemos trabajado juntos temas como el desplazamiento. Jorge y Marco Romero jugaron un papel muy importante en eso. Jorge también nos ayudó mucho con información para posicionar los temas afrodescendientes en el contexto de la agenda bilateral entre Colombia y Estados Unidos. Y usted no mencionó a Daniel García Peña.
Sobre la designación del embajador en Washington iba la siguiente pregunta. Hasta sus críticos dicen que usted le dejó la vara muy alta…
Daniel estaba asesorándome en algunos temas de la relación bilateral. Pero es un equipo con personas que ya nos conocemos, hemos trabajado juntos temas, pero también personas que nos permiten hacer el énfasis en los asuntos de paz. Para nadie es un secreto que Jorge ha trabajado muchísimo los temas de paz, de desplazamiento, de víctimas; él jugó un papel muy importante en la Embajada en Bruselas, atendiendo los temas con Bélgica y de la Unión Europea. Tuvo un papel muy importante y eso nos va a ayudar a centrarnos en los temas de la paz aún mucho más. Daniel García Peña también viene de esa tradición, de política exterior. Cuando lideraba Planeta Paz fue de los primeros en incorporar asuntos de regiones y afrodescendientes en las discusiones de paz.
¿Se mantiene la idea de que el presidente Petro vaya a Naciones Unidas a denunciar que el Estado colombiano no ha cumplido el acuerdo de paz con las Farc?
El presidente Petro es disruptivo y él hace la diplomacia de la sinceridad, porque la diplomacia tiene muchas formas y maneras. A nosotros los diplomáticos nos toca un poco matizar temas, pero el presidente es muy directo y plantea algo en lo cual obviamente estoy de acuerdo con él. Nosotros dijimos y nos comprometimos a tener un proceso de implementación de los acuerdos de paz históricos con las extintas Farc, pero el nivel de implementación es bastante bajo. Es un nivel de implementación que no está llevando a las transformaciones estructurales que debe tener el país. En este país hay mucha desigualdad y falta de oportunidades, tenemos una sociedad que es muy excluyente, y el conflicto social y económico lleva a la violencia. El espíritu del acuerdo de paz con las Farc era ponerle freno a eso, pero ese espíritu no se está cumpliendo.
Lo que usted dice se traduce en que la ida de ir a la ONU a denunciar al Estado está firme…
Es que se creó una institucionalidad, y eso está bien, para responder a las necesidades de implementación del acuerdo. Pero esa institucionalidad se ha quedado como isla y no está impactando en la estructura completa, orgánica y vertebral del Estado; no solo del Gobierno, del Estado como tal. Esto es un acuerdo que hizo el Estado colombiano y es un mandato constitucional. Cuando se hace el análisis de las inversiones, el gran problema que tiene el país es que hay regiones que están en el siglo XIX y XX y otras que sí están en el XXI, y eso genera una enorme desigualdad y unas brechas. Necesitamos cerrar brechas. El presidente dice que, si vamos a acelerar, tenemos que invertir más en esas zonas. Pero hay como 30.000 iniciativas, que valen no sé cuántos billones de pesos, y no hay plata para eso, porque la plata se está concentrando en las mismas regiones.
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¿Y para eso se necesita ir a Naciones Unidas, no se puede atender internamente?
Esto es un tema de sinceridad para poder decir que aquí necesitamos una vocación de cumplir. Al país le ha faltado en su estructura pública vocación de cumplimiento, y como no hay vocación de cumplimiento firmamos un acuerdo y ahí lo vamos llevando poco a poco. Lo que el presidente Petro ha dicho es que como no hay vocación de cumplimiento, demos la discusión sincera. Nos comprometimos con el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, tras su firma, a que tiene que acompañar este acuerdo en su implementación; por eso, cada tres meses nos encontramos con el Consejo de Seguridad. Entonces, si la discusión se está dando allá, el presidente Petro dice que esta parte de lo que no se ha cumplido también la va a llevar a allá. Es para que la miremos en todos los ámbitos. Se pueden tomar decisiones que van a estar condicionadas por otras instituciones de Estado, pero también por el mismo contexto internacional. Lo que el presidente Petro está diciendo es que aquí necesitamos el apoyo de toda la comunidad internacional en este diálogo sincero para realmente cumplir los acuerdos, porque vamos a tener que hacer muchas modificaciones, también presupuestales.
El excanciller Leyva decía ante la ONU en su momento que había que reestructurar instituciones del acuerdo, como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). ¿Usted sigue en la misma opinión?
Es que si se requiere reestructurar instituciones del acuerdo, y este es un acuerdo entre dos partes, pues se tendría que reabrir una negociación con las Farc. Pero yo no he escuchado al presidente Petro todavía en esa línea. Lo que sí plantearía, lo que sí es evidente, es que en esas regiones no se están haciendo las inversiones con el nivel de prioridad que deben hacerse.
¿Eso limita o impide el cumplimiento completo del acuerdo?
Hacíamos recientemente unas proyecciones con el presidente Petro, hablando del tema, y veíamos que se iba a necesitar casi un siglo para cumplir con algunos de los planteamientos que se han hecho en el acuerdo, empezando con el de tierras. Y es que hay tres temas que son estructurantes del cumplimiento del acuerdo. El primero, obviamente, tiene que ver con reforma agraria, y ha sido casi que imposible entregar tierras. Allí se necesitan medidas extraordinarias, porque no solamente beneficia a los firmantes del acuerdo, sino también a toda la población. El segundo tema tiene que ver con la transformación de los territorios. Y cuando usted revisa los territorios impactados por el conflicto que se tuvo con las Farc, no solamente los llamados PDET, ve que en esos territorios no se ha generado esa transformación, en gran medida por falta de inversión y de restitución del Estado. Y lo tercero es la verdad fraccionada. Porque la verdad, al fraccionarla entre lo que acoge la JEP, lo que acoge la justicia ordinaria y lo que acoge Justicia y Paz, resulta que es una verdad que nunca se ha hecho, que nunca se encuentra, y al no estar completa realmente no se puede generar justicia.
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¿Están buscando respaldo internacional ante estas tesis?
Es que no se puede generar justicia si la gente no conoce la verdad completa. Y ahí el presidente Petro tiene razón. Además, muchas cosas dependen del contexto internacional y ahí necesitamos ayuda de la comunidad de naciones. Yo creo que lo que el presidente Petro ha abierto es una gran discusión. Y como aquí a veces le ponen más atención a lo que se dice afuera para poder empezar a discutir, pues puede ser también una táctica.
¿Cómo lee Colombia las elecciones en Estados Unidos de noviembre, en las que se juega la reelección de Joe Biden o el retorno de Donald Trump?
Hay que decir que se han cometido errores en el pasado. El hecho de tomar partido en una elección como esta, pues afecta las relaciones, porque estas relaciones son estratégicas y deben trascender los gobiernos de ambos países; es una relación que va más allá de los gobiernos y los Estados. Es una relación entre la gente. Nosotros tenemos cerca de tres millones de colombianos y colombianas viviendo allá, con una relación muy estrecha con su gente acá, enviando recursos todas las semanas, apoyando al país. Nosotros recibimos el mayor número de turistas de Estados Unidos. Es una relación muy sólida. Entonces, tratar de ponerla en contextos políticos, electorales, es un gran error. Y obviamente generar posiciones que pueden asociarse al Gobierno es un error también.
El anterior Gobierno, el del expresidente Iván Duque, hizo acciones que se leyeron en clave de tomar partido en un proceso similar…
Es que en el pasado esas intervenciones que se dieron de carácter partidista, que se interpretaron así, afectaron mucho la relación. Esa relación estuvo en cuidados intensivos. Se estabilizó un poquito, se mejoró ya en el último período del Gobierno anterior, pero seguía en cuidados intensivos. Nosotros logramos sacar la relación con Estados Unidos de cuidados intensivos. Nosotros logramos hacer una relación muy cercana con Estados Unidos. Y no lo decimos nosotros, todos los funcionarios del Gobierno de Estados Unidos y los congresistas razonables le dicen que esa relación está en un muy buen momento. Y hemos logrado tener una posición muy independiente de Colombia, que mantiene y respeta esa independencia por parte de los Estados Unidos; y viceversa. Logramos una cercanía como nunca antes.
¿Eso cómo se evidencia?
Por primera vez, en solo un año, tuvimos cuatro encuentros de los presidentes de Colombia y de Estados Unidos. Hubo mucha identidad en su diálogo. También tuvimos funcionarios de alto nivel de lado y lado, casi todas las semanas tenemos. Es que hay una relación muy dinámica. Ya hicimos el primer diálogo de alto nivel con unas conclusiones y vamos a tener el segundo la próxima semana, el martes. Eso es un indicador del buen estado de la relación. Y hay que mantenerla en ese abordaje, un abordaje bipartidista, y no inmiscuirse en los asuntos electorales del país y prepararnos para cualquier escenario, porque en cualquier escenario la relación va a seguir profundizándose; tendrá matices, énfasis, tonos, estilos, pero es una relación muy sólida.
Su mención al caso del hijo del presidente Biden tras una declaración en Washington que incluyó al hijo del presidente Petro, ¿ya es un incidente superado?
Está superado y hace parte de la sinceridad de esta relación en este nuevo momento. Está tan superado es que tenemos un diálogo de alto nivel la próxima semana.
¿Washington pidió celeridad en la designación de un embajador en Estados Unidos?
No, no tuvo nada que ver. El presidente se tomó un tiempo de discusión para definir cuál era la mejor persona para que me reemplazara en Washington, y se llegó a la conclusión que era el ahora embajador designado Daniel García. A Daniel García lo teníamos previsto para que me acompañara como viceministro, pero ahí hicimos unos cambios para que Jorge pueda venir y él continúe en Washington.
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¿No le preocupan los mensajes de algunos congresistas estadounidenses que, incluso, buscan que funcionarios de alto nivel de la Casa Blanca se pronuncien contra el Gobierno?
La gran ventaja es que lo ideológico y lo político no han afectado la relación con Estados Unidos; hay énfasis, pero se ha tenido una relación dinámica entre el primer gobierno de izquierda en Colombia y el gobierno de Estados Unidos. Hay gobiernos anteriores de diferentes tendencias en Estados Unidos y acá, y la relación se ha mantenido. El consejo que yo les he dado y les doy siempre a nuestros diplomáticos, ahora con más razón y sobre todo en el caso de Estados Unidos, es que no mezclen los asuntos domésticos de ese país o de Colombia, porque en lo doméstico las democracias son muy fluidas y ahí a veces hay mucha polarización. Los gobiernos y congresistas de un país y de otro, sus líderes políticos, tienen opiniones, pero lo más importante es mantener una buena relación con el Ejecutivo y con el Estado en general, no inmiscuirse en discusiones domésticas de un lado o del otro, porque generan ruidos innecesarios en la relación.
Por Washington también pasó todo el tema de Venezuela, país con el que este Gobierno retomó las relaciones. Allá hay elecciones el 28 de julio y usted ha hablado de que se necesita una “transición”…
Hemos jugado un papel constructivo, pero eso lo tendrán que decir los venezolanos y venezolanas, que son los que definen el proceso. Hemos dicho muy claramente que queremos jugar un papel constructivo y llamar a otros en la comunidad internacional para que así lo hagan. La conversación del presidente Petro con el presidente Lula (Brasil) fue bien interesante en torno a cómo colaborar con el pueblo venezolano en lo que ellos definan, pero hay que respetar la soberanía de Venezuela. Nosotros hemos acompañado mucho el proceso cuando se nos ha llamado y en donde creen que podemos jugar un papel proactivo. No funcionó la ruptura de relaciones con Venezuela, por eso las restablecimos y están funcionando bien. Estamos ampliando bastante los mecanismos de integración y vecindad, está funcionando bien todo el tema de protección de la niñez. También los temas de seguridad, porque antes las fuerzas de seguridad ni hablaban; la seguridad en esa frontera siempre es un desafío y tiene que haber mucha coordinación en distintos niveles.
Diosdado Cabello cada vez que tiene la oportunidad lo ataca…
Colombia ha hecho un gran esfuerzo de acoger más de dos millones de venezolanos y venezolanas, y ese esfuerzo se valora mucho en la comunidad internacional. Nos impacta, obviamente, pero es costoso y hay que aportar recursos; esa comunidad aporta. En los temas comerciales se ha incrementado el comercio, el intercambio con Venezuela y ya tenemos el mecanismo que se aprobó hace poco del tratado de inversiones. Esa relación es clave y por eso hay que estar en diálogo. Nosotros tenemos una relación de mucho diálogo con Venezuela, yo diálogo mucho con su Canciller (Yván Gil), que es la oficialidad. Acá en Colombia muchos tendrán opiniones diferentes, en Venezuela también, pero eso no debe afectar el avance que tenemos en la relación bilateral.
Se ha hablado mucho de que haya un compromiso entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición para que, gane quien gane, se respeten el resultado y la vida e integridad de quienes estén en ese proceso. ¿Ya se logró ese compromiso?
El presidente Petro ha puesto unas ideas sobre la mesa, que aplican a cualquier país, y lo manifestó públicamente en el caso de Venezuela. Pero son decisiones que toman el Gobierno y el pueblo venezolanos. La discutió con el presidente Lula en la visita que hizo y él le ofreció su apoyo en ese sentido. En Venezuela hay que generar reconciliación política, aunque en Colombia también. El presidente Petro habló de la posibilidad de llegar a un acuerdo entre los candidatos que están participando en ese proceso y de pronto, después, llegar hasta un mecanismo de voto universal, una especie de referéndum o de plebiscito, pero son ideas para que las consideren en su autonomía. Eso fue de buen recibo en la comunidad internacional y fue de buen recibo también, hasta donde tenemos entendido, en Venezuela. En todo caso, es un asunto que tomará su dinámica en Venezuela dentro de su autonomía.
¿Qué ha pasado tras el rompimiento de relaciones con Israel?
Rompimos relaciones con Israel el 2 de mayo, cumpliendo la instrucción del presidente. Hace ya mucho tiempo y en repetidas ocasiones el presidente había planteado que se podría estar generando un genocidio en Gaza. Y no es un tema contra el pueblo israelí o contra el pueblo judío, ni mucho menos antisemita. Es simplemente un tema por el comportamiento del Gobierno de Israel, encabezado por Benjamín Netanyahu, el cual es un comportamiento que no debería tener un Estado. Hay unos acuerdos que se tienen que cumplir para evitar situaciones de genocidio, y hay una institucionalidad multilateral que tiene que ver con la administración de justicia. El presidente repetidas veces dijo que si el Gobierno israelí no cumple con lo que se está planteando para evitar una situación de genocidio, ni las resoluciones de Naciones Unidas, pues se rompían relaciones, porque no podemos tener relaciones con un Gobierno que se comporta de esa manera.
¿Eso ha traído alguna consecuencia para Colombia?
Pues se esperó muchísimo. Y cada vez se veía que no había interés en detener el genocidio. El presidente Petro planteó una conferencia para la paz en el conflicto palestino-israelí; el presidente Petro planteó, y fue de los primeros, el cese al fuego; el presidente Petro se unió a la acción de Suráfrica para poder establecer una situación de condena por el genocidio en Gaza. Condenamos a Hamás, obviamente. Y mire que le ha ido dando la razón. Los países han ido entendiendo que esa es la posición. El presidente Petro ha mostrado el camino. Además, el fiscal ante la Corte Penal Internacional, Karim Khan, quien nos visitó hace poco, pidió una orden de arresto para Netanyahu porque hay pruebas suficientes del genocidio. La Corte Internacional de Justicia acaba de concederle las medidas cautelares a Suráfrica y Colombia tiene mucho que ver en esa victoria diplomática. Obviamente, fue una decisión muy difícil, la de romper relaciones con Israel. Pero logramos que eso no afectara a los nacionales nuestros y a los nacionales israelíes que están en Colombia; se mantuvieron los servicios consulares, las relaciones de privados, que son las relaciones comerciales, también continúan su marcha.
En los temas de seguridad sí se dio ese rompimiento…
El presidente Petro ha sido muy claro en que no vamos a continuar con el nivel de relación en seguridad que se tenía, porque tampoco podemos tener relación, en términos de seguridad, con un Estado que se comporta de esa manera. Lo que queremos es que cambie ese comportamiento y se pueda parar el inaceptable genocidio que ya está comprobado que está sucediendo en Gaza.
¿El embajador de Israel, Gali Dagan, debe irse de Colombia?
El embajador debe salir. Se quedan funcionarios, porque esta es una conversación entre gobiernos; funcionarios consulares, que van a estar atendiendo, obviamente, esos asuntos. Y también los nuestros en Israel. Nuestra embajadora, Margarita Manjarrez, que estaba llamada en consulta, que fue el primer paso, está precisamente en Tel Aviv haciendo todos los trámites y todo lo que se debe hacer para cerrar las operaciones de la embajada allá.
¿Cuándo debería salir el embajador de Israel, si desde el 2 de mayo se hizo esta ruptura?
Hay unas fechas, hay un procedimiento, se dan unos tiempos, porque estamos hablando de familias, de personas, tienen sus hijos en los colegios, todos estos temas que para nosotros también son importantes. Y aunque hay una fecha, no la tengo aquí presente.
¿Todo esto no dificulta el proceso de apertura de la embajada en Ramala?
Esperemos que no, porque sí queremos abrir la representación de la embajada en Ramala. Es un propósito que hemos iniciado; eso tiene sus obstáculos, obviamente, pero queremos superarlos para que tengamos esa representación allá.
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Usted recibió la Cancillería en medio de la polémica por las frustradas licitaciones de pasaportes. ¿En qué va todo este proceso ahora que se elaborarán las libretas con la Imprenta Nacional?
Nosotros tenemos varias etapas. Una es garantizar que todos los ciudadanos y ciudadanas que necesiten un pasaporte puedan tenerlo, y eso está garantizado, no tiene ninguna afectación. Tenemos un contrato hasta octubre con Thomas Greg and Sons que está en operación sin ningún contratiempo. Y en este período estamos preparando una especie de transición al esquema consolidado. El criterio es que realmente haya un balance entre lo público y lo privado, garantizando que se proteja la información de los colombianos, pero además de eso que se tenga un buen proceso de expedición de pasaportes. Tenemos un esquema en el que vamos a tener un socio público internacional, que es un gobierno, para manejar información, para aprender de sus experiencias, pero también que ese gobierno nos pueda facilitar cooperación internacional para fortalecer a la Cancillería, a Migración Colombia y a la Imprenta. Y vamos a tener un socio privado, que tiene que ver con la producción de las tarjetas. Ese va a ser un período que nos va a llevar hacia la consolidación de un esquema en el que en cinco años la Imprenta pueda tener plantas, etcétera, para generar esa producción en asocio con un socio privado.
¿Ya se tienen esos socios público y privado?
No. Pero ya tenemos manifestación de interés de algunos gobiernos y hay propuestas muy interesantes en cuanto al fortalecimiento de lo público y el establecimiento en cinco años de esta planta. Hay ofertas de Portugal, Francia, Austria, Canadá, de momento se me pasa alguno. Tenemos unos cinco o seis gobiernos que han expresado interés y que ya han dicho cuál sería esa propuesta. Muy pronto se estarán dando esas negociaciones y se escogerá a un gobierno y se podrá avanzar hacia el socio privado estratégico. Ellos tendrán entre seis y ocho meses para poder establecer ese nuevo esquema. Lo estamos haciendo con mucha tranquilidad, hemos estudiado bastante bien ese proceso y estamos tomando medidas con mucha cautela.
Canciller, para cerrar este diálogo, a usted también lo ven muchas veces con un perfil muy político, con partido propio (Colombia Renaciente) y hasta como posible candidato. ¿Eso le suena?
No, yo estoy concentrado en la Cancillería. Aquí hay muchos problemas todavía que resolver, hay muchos temas que abordar. Hay muchas papas calientes y temas críticos por los que uno no tiene tiempo para estar pensando en temas políticos. Hay que concentrarse. Es como dicen, “zapatero a tus zapatos”, porque hay que concentrarse en hacer bien la tarea aquí.
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