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El presidente Gustavo Petro sigue decidido en su cruzada de buscar un cambio en la política de drogas o al menos en la relación que, a partir de esta, ha mantenido Colombia con Estados Unidos a lo largo de las últimas décadas. Y así quedó ratificado tras la reunión que sostuvo ayer en la Casa de Nariño con Antony Blinken, secretario de Estado del país del norte, en la que, según contó, se abordó este tema “bajo una óptica flexible”. Un asunto que el primer mandatario ya puso sobre la mesa en la Asamblea General de las Naciones Unidas, realizada recientemente en Nueva York, donde demandó ante el mundo “acabar con esa irracional guerra” y abordar el problema como uno de salud pública en lugar de seguridad y defensa.
“Hemos tenido un almuerzo de trabajo en el que hablamos del narcotráfico pero bajo una óptica más flexible. Tenemos una reforma agraria que habla de la tierra fértil para los campesinos y una titulación de siete millones de hectáreas que, si se desarrolla, sería una barrera contra la producción de drogas (…) Colombia es narcotraficante porque no produce, ¿cómo dejar de serlo? Produciendo. Hay que dejar de ver al campesino como criminal”, manifestó el presidente Petro sobre su diálogo con Blinken, en el que, según contó, insistió en la necesidad de transformar sustancialmente las políticas represivas. “La política de fumigar con glifosato no debe ir más: no sirve y criminaliza. Hay que aumentar la capacidad de interdicción de la droga y la capacidad de inteligencia para capturar los dueños del narcotráfico”, enfatizó.
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El primer mandatario hizo mención de un “debate de ideas” que, además del tema de la lucha contra las drogas, abordó también asuntos como el Acuerdo de Paz, la migración y una agenda de seguridad de las Américas. “En eso consistió la reunión. Seguirá en otros temas concretos, cómo la articulación de la Fiscalía y la SAE en torno a los bienes adquiridos con dineros ilícitos, las acciones de interdicción de la droga y también hablamos de reprimir dónde se origina realmente el narcotráfico. Ahí se desarrolla buena parte de la violencia. Los verdaderos dueños del narcotráfico, cuya función es hacer dinero, quizás han estado en estos salones de la Casa de Nariño. Perseguirlos también necesita aparatos de inteligencia capaces”, recalcó el jefe de Estado.
Por su parte, Blinken adelantó que ambos gobiernos vienen trabajando en un primer programa que impulsará la equidad étnica en Colombia, tema central del encuentro que sostuvo posteriormente con la vicepresidenta Francia Márquez. Y sobre su diálogo con Petro, resaltó: “Hemos logrado que quede en claro el compromiso para nuestra alianza. Incluimos el respaldo al Acuerdo de Paz de 2016. Felicitamos los avances, la paz duradera debe ser una paz inclusiva. Este es el último paso para mejorar las condiciones de la población (…) la promesa de la equidad todavía no es una realidad para muchos colombianos”, dijo. Y reconoció la responsabilidad de Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático: “Por eso aprobamos la mayor inversión para luchar contra este (...) el objetivo es ayudar para la transición energética y permitir seguir aumentando los niveles de apoyo”.
El secretario de Estado norteamericano reconoció el papel de Colombia en la atención de los migrantes venezolanos y se comprometió a trabajar de la mano con el país en cuestiones de migración regional, de tal manera que esta se haga de manera ordenada y segura y que los tratantes de personas rindan cuentas. Ahora, más allá de los detalles del encuentro entre Petro y Blinken, cabe resaltar las respuestas que los dos dieron a una pregunta sobre si el gobierno colombiano seguirá adelante en las extradiciones, teniendo en cuenta la estrategia de “paz total” que se busca implementar, así como al tema de las fumigaciones de cultivos ilícitos.
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Sobre el primer asunto, el mandatario explicó que su propuesta apunta a que, si una persona es integrante de las cadenas del narcotráfico y decide acogerse a la justicia en Colombia y dar garantías de no repetición, no será extraditada. Eso, explicó, más que depender de su firma, debe estar estipulado en una ley. Pero si un narcotraficante no está en ningún proceso de diálogo, será extraditado, así como quien busque acogerse a los beneficios y se burle de las garantías de no repetición, para que en EE. UU. se le apliquen las mayores penas posibles. Al respecto, Blinken señaló que la extradición es una decisión soberana que ellos respetan. “Vamos a seguir trabajando estrechamente sobre esto, a seguir investigando y procurando enjuiciar a quienes restringen nuestras leyes”, agregó.
Sobre las fumigaciones, el presidente Petro recalcó que estas seguirán en los cultivos industriales, que son las grandes extensiones de terrenos con cultivos de hoja de coca que no pertenecen al campesinado y que hoy se ven, por ejemplo, en Tumaco y en Tibú: “No hay con quien negociar una sustitución de esos cultivos industriales”. Sin embargo, aclaró que dicho proceso de fumigación no será de manera aérea: “Eso hace que la erradicación sea más peligrosa para las personas que hacen la erradicación forzada, pero es un costo que tenemos que asumir”, concluyó.
Al final, cabe mencionar que el secretario de Estado de EE. UU. no dejó el recinto donde se desarrolló la rueda de prensa en la Casa de Nariño sin antes condenar las acciones del presidente de Rusia, Vladímir Putin, en contra de Ucrania.
Nota del editor: esta nota fue modificada agregándole más desarrollo de la reunión entre el presidente Gustavo Petro y el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken.