Se agitó el ajedrez de un Congreso resistente a Petro y que vuelve este 20 de julio
Desde este jueves, y con los intereses puestos en las regionales de octubre, arranca la segunda legislatura con el actual Gobierno. La coalición no se ha reconstruido y la oposición busca aliados. Así está el panorama.
Los acuerdos son para cumplirlos. O al menos eso dicen los sectores políticos que desde este 20 de julio protagonizan la segunda legislatura durante la administración de Gustavo Petro y que quieren que los pactos hechos hace un año se mantengan con dos objetivos: que ni la agenda legislativa de la Casa de Nariño fracase rotundamente, ni que los partidos a los que les corresponde presidir la Cámara y el Senado pierdan esas dignidades.
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Los acuerdos son para cumplirlos. O al menos eso dicen los sectores políticos que desde este 20 de julio protagonizan la segunda legislatura durante la administración de Gustavo Petro y que quieren que los pactos hechos hace un año se mantengan con dos objetivos: que ni la agenda legislativa de la Casa de Nariño fracase rotundamente, ni que los partidos a los que les corresponde presidir la Cámara y el Senado pierdan esas dignidades.
Y es por eso que, en las últimas 24 horas antes de la instalación formal del Congreso, se han registrado más de 20 reuniones entre bancadas y delegados de todos los partidos, por aparte y con un seguimiento silencioso del Ejecutivo, para definir de qué forma se enfrentará una legislatura que –además– estará atravesada por las regionales del 29 de octubre, cita en la que todos los partidos, y la propia Casa de Nariño, tienen intereses. Quieren ganar.
El primer pulso político, y muy duro, será por las jefaturas de Senado y Cámara. En la primera, le corresponde a Alianza Verde y, en la segunda, el turno es para el Partido Liberal; pero en ambas colectividades hay más de un candidato y quieren irse a voto limpio en las plenarias. Angélica Lozano, Iván Name, Inti Asprilla y Ariel Ávila son las fichas verdes, pero se dice que la primera tiene veto palaciego pese a que este miércoles un sector de su colectividad la respaldó públicamente; y Andrés Calle, Julián Peinado y Carlos Ardila se pelean el guiño liberal, con un supuesto visto bueno de Petro para el primero.
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Si los favoritos del Gobierno no ganan en ese pulso, de inmediato se leerá esa puja como una derrota para los intereses de la Casa de Nariño. De ahí que el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, esté en una suerte de “menudeo político” buscando apoyos para los intereses del Gobierno. Incluso, algunas fuentes hablan de un posible inconformismo de Palacio con la gestión que ha venido haciendo, pues no se ha reconstruido la coalición oficialista.
Pero, en contraste, directores de partidos como Efraín Cepeda (Conservador), César Gaviria (Liberal), Dilian Francisca Toro (La U) y Germán Vargas (Cambio Radical) se han cruzado mensajes tendiendo puentes entre sus bancadas, que unidas suman más de la mitad de todo el Congreso, con la intención de que las reformas a la salud, pensional, laboral y de educación que desde este jueves impulsa Petro no prosperen. Un bloque antirreformas.
El acuerdo estaría, en principio, con la contrarreforma a la salud. Los liberales y Cambio Radical llegan este jueves, por aparte, con textos estatutarios sobre una cirugía al sistema y esperan que se debatan por comisiones primeras y así llevarse el apoyo mayoritario del Congreso para desahuciar la del Ejecutivo, la cual está para segundo debate.
“Si se acumulan los textos sobre salud, los partidos Liberal y Cambio Radical podemos tener mayorías”, le aseguró a este diario el senador Carlos Fernando Motoa, uno de los alfiles de la colectividad de Vargas. También confirmó que presentarán proyectos sobre el sistema judicial y, entre otros, uno para quitarles el IVA a los pasajes aéreos.
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En esa línea, desde el liberalismo –que este miércoles terminó sancionado con $51 millones por no convocar a una convención– le confirmaron a este diario que insistirán, además de su contrarreforma a la salud, en alternativas a la laboral y la pensional. Eso se traduce en que, pese a seguir como partido de coalición oficial, mantendrán distancia de los intereses más “radicales” del Gobierno.
“Una coalición sirve para sacar adelante reformas sociales que resuelvan los problemas de los colombianos, poque para pelear con el Gobierno lo puede hacer uno solo”, dijo Gaviria en un mensaje que le hizo llegar a El Espectador a través de uno de sus asesores.
La U y el Conservador trabajan en sus bancadas por definir si se mantienen en la independencia de la Casa de Nariño o si dan el salto directo a la oposición. En las citas que tuvieron este miércoles, por separado, sus bancadas analizaron el tema y coincidieron en que el mensaje que dé Petro en la instalación del Congreso, prevista para las 3 de la tarde de este 20 de julio, estará la clave para saber qué rumbo político van a tomar.
Entre tanto, el Pacto Histórico, que también reunió a su bancada este miércoles en Bogotá, se mantiene en su apoyo irrestricto a la agenda del Ejecutivo y dio por superado la plantada de Petro el viernes pasado cuando citó a sus congresistas a la Casa de Nariño y no llegó. Y Alianza Verde, cuyo principal interés es no perder la Presidencia del Senado que le corresponde desde este jueves, se mantiene del lado de la Casa de Nariño.
“Creemos tener la fuerza de la sociedad, del mandato popular que nos pidió un cambio y de las recientes conversaciones que hemos tenido con el Congreso para pasar las reformas”, aseguró el ministro Velasco en medio de este panorama que parece adverso.
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Y es precisamente en esto último, en ese viso de dificultad, que el otro partido de oposición, el Centro Democrático del expresidente Álvaro Uribe, se mantiene en su confrontación directa con la Casa de Nariño. Además, como lo han dicho senadores como María Fernanda Cabal y Miguel Uribe, su foco está en recuperar terreno en las regionales y la vitrina que les da enfrentar a Petro en el Congreso la tienen que aprovechar.
“El Gobierno debe negociar con todos sin renunciar a sus convicciones, porque el Congreso no ha cambiado, los partidos y los congresistas son los mismos y la radicalización con sus reformas ya se vio que no funcionó”, dijo una de las personas que hace parte de los equipos de acercamiento entre la Casa de Nariño y el Capitolio.
La presión callejera también se mantendrá, por lo que Petro convocó a la gente a marchar este 20 de julio –él está en San Andrés con ese propósito–, con el fin de mostrar músculo popular. Y la oposición, por su parte, salió a marchar este miércoles para hacer notar que tiene respaldo ciudadano.
En medio de estas incertidumbres, se sabe que sí hay unos cargos políticos que ya serían fijos: la primera y segunda vicepresidencia de Senado la asumirían María José Pizarro (Pacto) y Ana María Castañeda (Cambio), respectivamente, mientras que en Cámara esas dignidades serían para Fernando Niño (Conservador) y Julián Espinal (Centro Democrático).
El trasfondo de esta novela política que comienza a escribirse este 20 julio, con la expectativa del tono que usará Petro ante el Capitolio en pleno, está en los relevos ministeriales que se presume se darán de aquí al 7 de agosto –cuando se cumple un año de Gobierno– y que irían más allá de la renuncia de Irene Vélez al Ministerio de Minas.
Según coincidieron Alexander López y David Racero, presidentes salientes de Senado y Cámara –respectivamente–, el gabinete no será una moneda de cambio para buscar apoyos de los partidos. La duda es, entonces, ¿de qué forma se va a negociar?
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