El Polo busca que la unidad de la izquierda y de Petro sea en torno a sus filas

De manera sigilosa para evitar que los ruidos externos afecten el proceso, pero con la celeridad que se requiere para que el calendario electoral no se convierta en un búmeran que golpee el proceso de unidad, varios sectores de izquierda están analizando los caminos que se pueden seguir sin que se abran heridas que fomenten la división. Y ahí el Polo Democrático está jugando sus cartas.

De manera sigilosa para evitar que los ruidos externos afecten el proceso, pero con la celeridad que se requiere para que el calendario electoral no se convierta en un búmeran que golpee el proceso de unidad, varios sectores de izquierda están analizando los caminos que se pueden seguir sin que se abran heridas que fomenten la división. Y ahí el Polo Democrático está jugando sus cartas.

La razón es que al ser una de las colectividades que más tradición tiene en el mapa electoral, que además cuenta con personería jurídica y fichas en varias corporaciones de elección popular como el Congreso y algunas asambleas y concejos, está moviéndose para que el grueso de los otros movimientos que buscan sobrevivir y que hoy están bajo el paraguas de la coalición del Pacto Histórico acepten llegar a sus toldas.

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De hecho, el tema se ha tocado en comité ejecutivo del Polo, que conforman cerca de 30 personas que representan a diferentes fuerzas, y por eso surgió la propuesta concreta de que el partido único de izquierda que planteó el presidente Gustavo Petro para sobrevivir en el 2026 y reelegir al progresismo se concrete en el Polo.

Y no solo lo buscan por la tradición y el bagaje que ya tiene pese a todas las tormentas que ha azotado a este partido de izquierda, contando la que derivó en la salida de Petro de esa militancia tras el escándalo del saqueo a las arcas de Bogotá que terminó con varios de los líderes de este partido tras las rejas. Para muchas voces que conocen este proceso, que le confirmaron a este diario los movimientos, la necesidad de ser pragmáticos en los siguientes comicios debería primar.

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La idea, aunque no por una vía formal, ya se le planteó a Petro para que analice si se vería a él y a sus principales alfiles regresando al Polo para enfrentar unificadamente el reto en urnas que significarán las votaciones de Congreso y de Presidencia de 2026. Aún no se tiene una línea clara desde el actual inquilino de la Casa de Nariño, pero sí hay varios de quienes lo rodean analizando si este paso es posible.

El Espectador supo que en ese tipo de consultas, siempre con el cuidado de no meterse en los líos de una posible participación indebida en política, están figuras como el director de Colpensiones, el exsenador Jaime Dussán, quien también fue presidente del Polo. En una tarea similar está el líder de la Dirección Nacional de Planeación (DNP), el excongresista Alexander López Maya, quien en un pasado reciente igualmente dirigió el órgano colegiado de esta colectividad.

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Además, según fuentes del Polo, hace algunas semanas se autorizó una comunicación oficial en su comité ejecutivo para proponer formalmente esa unidad en torno a una colectividad que en 2005 llegó con el fallecido Carlos Gaviria hasta segunda vuelta para enfrentar al entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, quien buscó y ejecutó en ese momento su reelección.

“Reconociendo la potencia y el legado polista, en términos sociales, organizativos, administrativos, históricos, en favor de la equidad entre hombres y mujeres, políticos y electorales, convocamos a todas las fuerzas que hoy componen al Pacto a que pensemos una ruta de unidad por adhesión política a este partido para que posteriormente podamos rebautizarlo como el partido Pacto Histórico para avanzar hacia un frente amplio”, quedó escrito en parte de la comunicación que se les remitió a las fuerzas de izquierda.

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Ese mensaje fue dirigido a los cerca de 13 movimientos que en las presidenciales y legislativas de 2022 se agruparon bajo la sombrilla del Pacto, con la cual sacaron 2,8 millones de votos para lograr 20 curules en el Senado y le dieron la base a Petro para –en segunda vuelta– alcanzar 11,2 millones de sufragios para convertirse en el primer presidente de izquierda pura que tiene el país.

Se sabe que colectividades como Mais –que avaló a María José Pizarro (Senado) y David Racero (Cámara)–, la Fuerza de la Paz (del embajador y excongresista Roy Barreras), Colombia Renaciente (del canciller Luis Gilberto Murillo) y, entre otras, Alianza Democrática Amplia (del senador Paulino Riascos) han enviado mensajes que dan a entender que no quieren esa fusión.

Y las razones serían varias. Desde la pérdida de la personería jurídica que les da acceso a financiación pública hasta la inviabilidad de entregar avales si terminan volviéndose parte de otra fuerza política. Además, algunos de los líderes de esos movimientos tienen aspiraciones presidenciales, que en todo caso aún están analizando si formalizan o no. Eso sí, los canales no están del todo cerrados.

Por otro lado, hay partidos que hacen parte del Pacto y que sí tendrían más intención de unificarse para no desaparecer en las elecciones de 2026. Unos son la Unión Patriótica (UP) y Soy porque somos (de la vicepresidenta Francia Márquez), al igual que Colombia Humana (la marca más cercana al corazón de Petro), que ven como un movimiento pragmático la fusión.

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“El Polo es un partido que tiene unas bases y una tradición que puede volver a unificar a la izquierda. Nuestros canales de diálogo están siempre abiertos”, le confirmó a El Espectador el representante Alirio Uribe, quien llegó a la Cámara en uno de los cupos que le tocó a esta colectividad en la circunscripción de Bogotá dentro de la coalición del Pacto Histórico.

A esto hay que sumarle que en una reciente asamblea de la Colombia Humana, a cuya inauguración asistió Petro, se definió darle el sí a la unión contras colectividades de izquierda. Es por eso que congresistas como la senadora Gloria Flórez comenzar a tender puentes y analizar la viabilidad de propuestas que ya están sobre la mesa; una de ellas, precisamente, es la del Polo.

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Pero en toda esta ecuación están los proyectos que llegaron al Congreso y que buscan hacerle cirugías al sistema electoral. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, presentó uno que, entre otras cosas, busca salvarle la personería a Comunes, la colectividad que surgió tras el desarme de las extintas FARC y que ha estado analizando positivamente fusionarse con la gran colectividad de izquierda que quiere consolidar el presidente Petro.

Otra iniciativa en ese camino es del representante Uribe, que –además– busca que desde el 2030 el voto sea obligatorio, pero con la posibilidad de objetar conciencia. Y hay una más de varios legisladores que, entre otros asuntos, intenta darle vida jurídica al transfuguismo para que los congresistas puedan cambiar de partido esquivando sanciones o inhabilidades.

Estas iniciativas también pueden impactar en este proceso de unificación porque, según la normatividad actual, para obtener personería jurídica vía urnas se requiere de al menos el tres por ciento de los votos válidos para la corporación en la que se presentan las listas, lo que para el 2022 fue cerca de 450.000 sufragios. Y eso, difícilmente, lo logran varias de las colectividades que están aupadas en el Pacto, debido a que no tienen estructuras grandes.

Otro asunto es que el Pacto no se puede volver a presentar de la misma forma que hace dos años, porque las cerca de 13 colectividades que se unieron bajo esa chapa ya tuvieron juntas el 15 por ciento de los votos válidos, y por norma quienes logren eso no pueden volver a usar la figura de la coalición. De ahí la necesidad de supervivencia que esbozan Petro y varios de sus alfiles que buscan la unión.

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“Yo no veo mucho ambiente para que la izquierda termine unida en torno al Polo Democrático, pero sí hay necesidad de la fusión y por eso debemos aprovechar que la gente ya tiene recordación sobre el nombre de Pacto Histórico. Bajo esa figura es que debemos unirnos”, precisó el representante Heráclito Landinez, del ala de Mais que terminó agrupada, precisamente, en el Pacto.

Lo cierto es que los pesos pesados del Polo, como Dussán y López Maya sí están hablando extraoficialmente con congresistas y otros líderes políticos para ambientar la fusión en torno a este nombre de banderas amarillas, pero la primera resistencia que tiene pasar está en las entrañas mismas del progresismo que aún no ven a esa colectividad como la representación de lo que se quiere para la izquierda.

Y una duda no menor, que se ha planteado en algunas reuniones y mensajes entre quienes buscan estos caminos, es si Petro volvería a tener carné del Polo. La discusión, en todo caso y en todos los frentes, aún está abierta.

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