Petro respira de la agitación interna con citas claves sobre paz en Suecia y Suiza
El jefe de Estado quiere proyectar al país como un escenario confiable de inversión y ejemplo de salidas negociadas a los conflictos. Así será su agenda.
En medio de un convulso escenario internacional, que sigue agitado por la imposibilidad de frenar dos guerras que podrían derivar en conflagraciones bélicas que superen otras fronteras, el presidente Gustavo Petro quiere potenciar a Colombia como un ejemplo de que construir espacios de diálogo sí es posible y que las mismas diferencias pueden ser el punto de partida para buscar entendimientos. Eso sí, lo hace consciente de los ruidos inter-nos que enfrenta por el deterioro de la seguridad rural y urbana y el estancamiento de su maltrecha paz total.
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En medio de un convulso escenario internacional, que sigue agitado por la imposibilidad de frenar dos guerras que podrían derivar en conflagraciones bélicas que superen otras fronteras, el presidente Gustavo Petro quiere potenciar a Colombia como un ejemplo de que construir espacios de diálogo sí es posible y que las mismas diferencias pueden ser el punto de partida para buscar entendimientos. Eso sí, lo hace consciente de los ruidos inter-nos que enfrenta por el deterioro de la seguridad rural y urbana y el estancamiento de su maltrecha paz total.
Ese periplo para posesionar a Colombia como referente, y que le da un respiro ante la agitación interna, comienza este miércoles –12 de junio– en una primera parada que tiene en Estocolmo, la capital sueca, donde la implementación del Acuerdo de Paz de 2016 que tanto ha criticado y que busca darle tintes constituyentes es un primer eje.
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Y aquí serán claves tres citas. Una está prevista para el viernes en la Universidad Sueca de Defensa, donde se tiene planillada la intervención de Petro en el foro “Paz, Reconciliación y Derechos Humanos”. Lo que diga en este escenario es determinante, porque puede marcar la pauta de lo que haría en julio cuando viaje a Nueva York a una sesión del Consejo de Seguridad en la que, según ha anunciado, quiere denunciar al Estado colombiano que él representa por el supuesto incumplimiento de lo pactado en La Habana con las extintas Farc.
Además, según información oficial, quiere analizar “el apoyo internacional que ha recibido en la búsqueda de la paz total”, una apuesta que no pasa a nivel interno por su mejor momento cuando los vasos comunicantes con las disidencias de alias Iván Mordisco están congelados, el diálogo con el ELN enfrenta altibajos y polémicas por el contenido de lo que se negocia, no se sabe qué estatus tendrá el grupo criminal Segunda Marquetalia de “Iván Márquez” –desertor de los acuerdos de 2016– y las negociaciones con narcobandas en tres capitales (Medellín, Buenaventura y Quibdó) están en una especie de limbo sin mayores avances.
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Pero también es cierto que la filosofía con la que se diseñó parte de esta estrategia tiene interés en otros ámbitos. En efecto, este diario supo que gobiernos locales de algunas ciudades duramente golpeadas por fenómenos de pandillas han preguntado por las experiencias urbanas en el país y cómo se han manejado para intentar reducir la criminalidad.
Otra de las reuniones encaminadas a potenciar al país como escenario de negociaciones para ponerles punto final a las confrontaciones armadas es con Stefan Löfvén, exprimer ministro y presidente del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) –Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo. Uno los ejes principales de esta cita es la cooperación como punto determinante para las soluciones negociadas a los conflictos.
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No obstante, la agenda en Suecia tiene otros asuntos no menores y por eso se revistió como visita oficial, que además se da en el marco de la conmemoración de los 150 años de relación bilateral. A su arribo, antes de todas estas citas encaminadas a hablar de paz, Petro sostendrá una reunión con miembros del Parlamento sueco, entre quienes está su presidente, el conservador Andreas Norlén, una persona que –según la prensa local– ha coqueteado con la ultraderecha de su país.
Además, entre ese miércoles y jueves, figuran en la agenda encuentros con el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia y con el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, leído en su país como un político conservador moderado que, en todo caso, en las últimas elecciones europeas de este fin de semana vio reducir su capital electoral.
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En estos escenarios, de acuerdo con información a la que accedió este diario, se trabajará en acuerdos de cooperación binacional en torno a la minería y la movilidad sostenible, innovación, seguridad humana, prevención de la violencia contra menores de edad y otros asuntos ambientales que tocan con la COP-16. Además, en otro espacio que es importante para otra parte de la comitiva de Petro –la del sector empresarial– se dialogará con delegados de firmas suecas para “exponer oportunidades de inversión e intercambio comercial en Colombia”.
Aquí es clave el nombre de la empresa Saab, la cual mantiene su intención de vender aviones de combate al país –que está en análisis para renovar los Kfir de origen israelí– y que hace poco llegó a un punto muy adelantado de negociación. Según fuentes del alto Gobierno, quedaron finalistas en un proceso que se frenó para dar ese paso junto a firmas de Estados Unidos y Francia. De hecho, los suecos informaron recientemente que tienen adelantado un prototipo de aeronave ensamblada en Brasil y que podría servir de base para extender sus lazos comerciales en el resto de la región, incluyendo a Bogotá.
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Ahora bien, según informó la Casa de Nariño, en medio de esta apretada agenda también habrá una cita en Estocolmo de los 26 embajadores que tiene el país en Europa el jueves 13 de junio, a la que asistirá Petro, pero que liderará el canciller Luis Gilberto Murillo. El avance de la ultraderecha en ese continente, sin duda, será un eje fundamental de la reunión.
En todo caso, el periplo internacional de Petro –quien ya sobrepasa los 30 desplazamientos al extranjero desde que asumió el poder y que delegó sus funciones al ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, mientras culmina esta gira– continuará finalizando la semana en Suiza. Y esta cita también es muy clave.
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En efecto, entre viernes y sábado Petro estará en la localidad suiza de Bürgenstock, donde se desarrollará la Conferencia para la Paz en Ucrania. A esta cita asisten delegados de todos los niveles de al menos 90 países, pero con las ausencias notorias de Rusia –la nación invasora– y de China, cuyos diplomáticos informaron que no estarían presentes por la forma en que se manejó la posible ida de Vladimir Putin, aliado de Xi Jinping. Información extraoficial indicó que ni Brasil ni México, entre otros, harán presencia.
Los ejes de la cita global son seguridad nuclear, seguridad alimentaria y libre tránsito y asuntos humanitarios, pero todo encaminado a determinar si hay o no una salida pacífica a una guerra que lleva más de dos años y que toca las fronteras europeas. Pero, además, es casi un hecho que la cruda situación de Gaza y la confrontación con Israel harán parte de la agenda.
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Precisamente, en ese marco se tiene prevista una reunión bilateral entre el presidente Petro y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, quien recientemente le confirmó a El Espectador su interés porque se dé este diálogo. El mandatario colombiano, además, busca un espacio con Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos y quien asistirá en representación de Washington, ya que Joe Biden está atendiendo otras agendas relacionadas con su campaña reeleccionista.
En todo caso, más allá de la diplomacia, en esta cita en territorio suizo hay dos temas que tienen las alarmas prendidas. Por un lado, la posibilidad de que Ucrania pase a la ofensiva militar directamente en territorio ruso; y, por el otro, la respuesta de Moscú con el posible uso de armas tácticas nucleares. Eso implicaría una conflagración mayor y que podría impactar en otras fronteras, sin contar con las implicaciones que habría en la guerra entre Gaza e Israel y la misma tensión entre China y Taiwán.
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El presidente Petro y su comitiva tienen la convicción de que Colombia y gran parte de América Latina pueden ser ejemplo de diálogo para evitar que estalle cualquiera de esas situaciones de riesgo global, y precisamente una de sus consignas es mostrar que en la región no hay conflictos entre países. Ahora bien, los resultados que obtenga el jefe de Esta-do, sin duda, también tendrán mucho de clave interna, no solo por su siguiente paso ante el Consejo de Seguridad de la ONU, sino por la tensa situación política y económica que vive el país y que para la Casa de Nariño requieren de un respiro para reacomodar estrategias.
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