En julio del 2022, el entonces presidente electo, Gustavo Petro, se reunió con los gobernadores.
Foto: Archvio
Los frentes de batalla que tiene abiertos el presidente Gustavo Petro son varios. Y decidió irse a esos terrenos de confrontación no solo como estrategia para capotear los escándalos que en tan solo un año de mandato han sacudido a la Casa de Nariño –al punto que sus evidentes logros en algunos frentes se opacaron–, sino porque el interés tácito del Gobierno en las regionales del 29 de octubre no puede frenarse. De esas votaciones depende el futuro político inmediato de sus planes de progresismo.