Elecciones y violencia: lo que esconde la pelea entre Gobierno y gobernadores

Los frentes de batalla que tiene abiertos el presidente Gustavo Petro son varios. Y decidió irse a esos terrenos de confrontación no solo como estrategia para capotear los escándalos que en tan solo un año de mandato han sacudido a la Casa de Nariño –al punto que sus evidentes logros en algunos frentes se opacaron–, sino porque el interés tácito del Gobierno en las regionales del 29 de octubre no puede frenarse. De esas votaciones depende el futuro político inmediato de sus planes de progresismo.

Los frentes de batalla que tiene abiertos el presidente Gustavo Petro son varios. Y decidió irse a esos terrenos de confrontación no solo como estrategia para capotear los escándalos que en tan solo un año de mandato han sacudido a la Casa de Nariño –al punto que sus evidentes logros en algunos frentes se opacaron–, sino porque el interés tácito del Gobierno en las regionales del 29 de octubre no puede frenarse. De esas votaciones depende el futuro político inmediato de sus planes de progresismo.

Ahí está el fondo de la dura disputa en la que esta semana se enfrascó el Ejecutivo con 31 de los 32 gobernadores del país, pues a última hora –en la noche del viernes– Carlos Caicedo, el de Magdalena, decidió dar un paso al lado en la pelea y ponerse del lado de Petro. Un movimiento natural si se tiene en cuenta su militancia histórica en la izquierda.

Consulte aquí: “Todos los que estamos en el proceso electoral tenemos una preferencia”: Velasco

Si bien las fricciones de los líderes regionales con el Gobierno vienen desde hace meses, esta semana la utilización del adjetivo “hipócritas” por parte del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, elevó todos los decibeles. Los gobernadores, al unísono, le exigieron respeto y hasta le pidieron a Petro que lo relevara del cargo.

Y fue solo la cereza de un pastel que se comenzó a hornear la primera semana de junio, cuando los gobernadores esperaban a Petro en un foro al que previamente lo habían invitado para expresarle de frente sus preocupaciones por las 52 masacres que se han registrado en varias regiones en este 2023, junto –entre otros temas– a los 108 líderes sociales que han matado este año y el alarmante despliegue de más de 12.000 armados ilegales que tienen las narcobandas y guerrillas que buscan parapetarse en una estancada paz total.

Los mandatarios, que terminan su periodo el 31 de diciembre próximo –pero que salen del panorama político después de los comicios de octubre, cuando se eligen a sus reemplazos–, querían decirle al jefe de Estado que ese despliegue de violencia no solo pone en riesgo la seguridad de sus regiones, sino que deja en vilo el libre desarrollo de las elecciones en lugares álgidos de Meta, Sucre, Cauca, Nariño y otros departamentos que están en alerta.

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El ministro Velasco, antes de salir esta semana con su controversial adjetivo, había realizado reuniones regionales con varios mandatarios para atender esas inquietudes, pero lo que quieren los gobernadores es que Petro directamente los escuche.

“No tenemos interlocución. Hace casi un año hemos estado pidiendo, ofreciendo y diciendo que queremos trabajar en equipo. Entendemos perfectamente que la suerte del gobierno del presidente Petro es la misma suerte de los colombianos y queremos contribuir a que le vaya bien, pero lastimosamente no hemos logrado tener esa interlocución”, le confirmó a El Espectador Juan Guillermo Zuluaga, gobernador del Meta.

La última vez que el pleno de los gobernadores y el jefe de Estado se reunieron fue octubre del año pasado, en una cumbre de la Federación de Departamentos durante la cual Petro prometió 47 diálogos regionales para escuchar en terreno esas necesidades de las que vienen hablando sus pares regionales. Pero de ese cronograma no se han realizado más de 10 y a la Casa de Nariño son muy pocos los que, desde esa época, han llegado.

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Héctor Olimpo Espinosa, gobernador de Sucre, fue más directo. “No hay articulación con el presidente, porque con algunos funcionarios del Gobierno sí la hay. Ese liderazgo del señor presidente no se puede delegar, porque él, directamente, debe apersonarse del liderazgo de la política de seguridad y de estos problemas”, enfatizó en diálogo con este diario.

Pero no todo es blanco o negro, hay grises en esa falta de comunicación y ahí entran en juego intereses individuales; o más bien políticos. Todos los gobernadores militan en partidos o hicieron alianzas con diversas colectividades para ganar sus cargos, y ahora –en la reconfiguración del poder regional que habrá en octubre– preferirían tener a cercanos a sus afectos como sucesores en sus cargos.

Y eso mismo pasa desde el Gobierno, donde también buscan consolidar al primer proyecto de izquierda en llegar a la Casa de Nariño con aliados en departamentos y ciudades capitales claves. Por eso, el mismo Velasco, de forma directa, les pidió a los mandatarios regionales no ser “hipócritas” y admitir, sin necesidad de participar indebidamente en política, que tienen su corazón con candidatos que les son cercanos.

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“En medio de un proceso electoral, todos los que estamos tenemos una preferencia, y no hay que ser hipócritas para decir que no lo estamos”, le dijo Velasco a El Espectador. Y agregó: “Es que quienes estamos en la actividad pública tenemos nuestro corazoncito y queremos que a un candidato le vaya mejor que al otro”.

No obstante, los gobernadores, que se sintieron ofendidos con esas expresiones y aún, dijeron, están a la espera de una disculpa del ministro, sienten que el problema es muy grande para minimizarlo con un énfasis electoral.

Con base en información de la Registraduría, la Defensoría y la Procuraduría, así como de organizaciones de la talla de la Misión de Observación Electoral (MOE), se sabe que hay al menos 380 municipios con un alto riesgo electoral, lo que se traduce en que la gente de esas regiones no pueda votar o, de hacerlo, lo haga cooptada por algún actor ilegal.

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Incluso, de acuerdo con el registrador nacional, Alexander Vega, solo en Cauca –la cuna política de Velasco– hay 12 municipios con mucho riesgo de que se tengan que aplazar los comicios de octubre. Algo inédito en los últimos cuatro lustros. Esas poblaciones son Argelia, Balboa, Buenos Aires, Caldono, El Tambo, La Sierra, López de Micay, Morales, Patía, Rosas, Suárez y Timbiquí.

“Existe el peligro de aplazarlas o, peor aún, de repetirlas. Y es que se puede perder todo menos la democracia y las elecciones”, advirtió Vega, quien agregó que esa misma situación podría desatarse en Antioquia y el litoral Pacífico. De hecho, esta semana hubo una amenaza de paro armado en Chocó y se culpó al ELN.

Pese a esas alertas, el gobierno de Petro siente que las denuncias las están llevando al plano electoral y, en parte, buscan sacarles rédito político. De ahí la molestia de Velasco que ofendió a los gobernadores y que tiene sin vasos comunicantes directos al presidente y a los mandatarios regionales.

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Claro que estos últimos no están solos. Senadores diametralmente opuestos, como Paloma Valencia (Centro Democrático) y Humberto de la Calle (Coalición Alianza Verde Centro Esperanza), coincidieron en que el deterioro de la seguridad es evidente y no se puede tapar con la excusa de que solo se quiere aprovechar para buscar votos.

“Preocupa la reacción del ministro Velasco negando en la práctica la solicitud de los gobernadores. Por eso hago un llamado respetuoso a repensar la política de seguridad, porque lo que está pasando no es de discurso político, es una realidad numérica”, dijo De la Calle. “El país está en manos de criminales”, enfatizó Valencia.

Es por esto, y con el respaldo de sectores políticos diversos, que los gobernadores le insistieron a Petro que los escuche y que deje de ignorarlos. Además, algunas voces alertaron en torno a que habría la intención de la Casa de Nariño de esperar el resultado de las elecciones de octubre para saber quiénes son los nuevos mandatarios regionales para, ahí sí, comenzar a construir puentes con ellos. Esto, por supuesto, es una opción que los mandatarios actuales rechazan de tajo.

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“Si están esperando a ver a quién se elige para trabajar mejor que con nosotros, eso sería un acto de mezquindad muy grande, porque se estaría aplazando la atención de los problemas de la gente, como el de seguridad, por un mezquino cálculo político”, precisó el gobernador Espinosa.

Y su colega Zuluaga fue aún más enfático: “Los grupos al margen de la ley deben estar muertos de la risa de ver cómo la institucionalidad está fraccionada. (…) Y si ganan los que no son de la filiación política del presidente, ¿va a seguir esta desconexión con las regiones?”.

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En todo caso, el Gobierno sí quiere tender puentes y está analizando de qué forma fortalece el diálogo regional. De hecho, cuando El Espectador le preguntó al ministro Velasco si hay diferencias insalvables, el funcionario dijo que no, pero pidió un cambio de actitud: “Me parece que esta no es la actitud de quienes tenemos responsabilidades públicas; puede ser una actitud que gane algunos réditos ante la opinión, pero no creo que sea responsable”.

Para las regionales habrá un despliegue de más de 300.000 uniformados en todo el país para que los 38′998.290 colombianos habilitados para votar por los 128.105 candidatos inscritos puedan ejercer tranquilamente su derecho el 29 de octubre. La duda, que no es menor, es si la Casa de Nariño cederá a la presión de los salientes mandatarios o decidirá acercarlos. Velasco dice que sí, pero los gobernadores aseguran que hoy no lo ven posible.

Las voces de los protagonistas del enfrentamiento

“No nos enfrentemos entre nosotros”: Luis Fernando Velaso, miistro del Interior

Ministro, los gobernadores dicen que no hay diálogo...

Yo sé que puede sonar taquillero salir simplemente a expresar los problemas y a decir que el Gobierno no hace nada, pese a que se ve a oficiales, suboficiales, soldados y policías todos los días intentando darnos seguridad; hay un Plan Democracia que está movilizando o que va a tener que movilizar más de 300 mil hombres de la Fuerza Pública y de la Policía para darles seguridad a los ciudadanos. Desconocer esta tarea y esta acción no es prudente.

¿Hay diferencias insalvables?

Esta no es la actitud de quienes tenemos responsabilidades públicas; puede ser una actitud que gane algunos réditos ante la opinión, pero no creo que sea responsable. Hagamos consejos de seguimiento electoral en las zonas de mayor dificultad, como los que ya hicimos en Antioquia y en Norte de Santander, y revisemos las demandas de los gobernadores. Hagamos estrategia, enfrentemos estos problemas, pero no nos enfrentemos entre nosotros.

“No tenemos interlocución”: Juan Guillermo Zuluaga, gobernador del Meta

¿El Gobierno los está escuchando?

No tenemos interlocución. Hace casi un año hemos estado pidiendo, ofreciendo y diciendo que queremos trabajar en equipo. Entendemos, perfectamente, que la suerte del gobierno del presidente Petro es la misma suerte de los colombianos y queremos contribuir a que le vaya bien.

Gobernador, hay voces que alertan en torno a que supuestamente se estaría esperando a que pasen las elecciones para entablar puentes con los mandatarios que los van a reemplazar a ustedes. ¿Qué opina?

El presidente Gustavo Petro ya no es candidato y tiene que actuar con la majestad del cargo, por lo que debería trabajar con todos los sectores. Pero ya hemos perdido un año, ¿quisiera el presidente perder un semestre más? Lo pierden el Gobierno y los ciudadanos.

“No hay articulación con el presidente”: Héctor Olimpo Espinosa

¿El presidente Petro no los escucha?

No hay articulación con el presidente, porque con algunos funcionarios del Gobierno sí la hay. Ese liderazgo del señor presidente no se puede delegar. Debe apersonarse del liderazgo de la política de seguridad y apersonarse de estos problemas.

Gobernador, ¿por qué vienen diciendo que el Gobierno en general, y sus funcionarios en particular, no les paran bolas?

Sentimos que nuestro clamor, nuestras angustias y nuestras preocupaciones no son tenidos en cuenta, pese a que somos los principales respondientes de las problemáticas en los territorios.

¿Se debe ir el ministro Velasco del cargo?

El ministro hizo una declaración desafortunada e irrespetuosa con nosotros, pero podemos aceptar su rectificación.

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