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Ni la promesa de la continuación de los diálogos de paz con las Farc de Santos, ni el plebiscito para refrendar esos acuerdos, ni los senadores Álvaro Uribe y Antanas Mockus lograron atraer tantos votantes a las urnas como las pasadas elecciones presidenciales.
Colombia acaba de presenciar una victoria histórica: por primera vez desde 1999, la cantidad de personas que participaron en las votaciones superó al abstencionismo. Esta vez, el 53,36 % de los votantes habilitados asistieron a las urnas, es decir, 19’628.564 colombianos.
Este es un resultado sin antecedentes desde que la Constitución de 1991 fue proferida. Es más: de acuerdo con un análisis publicado en 2013, y que tomó las elecciones entre 1978 y 2010, el promedio de participación electoral en el país no superaba el 45%.
¿Qué cambió entonces? Son varios los factores que pudieron haber influido, pero precisamente el fin de la lucha armada de las Farc generó un ambiente de tranquilidad en todo el territorio, que, en las épocas más crudas del conflicto, no habría sido posible.
El ministro del Interior, Guillermo Rivera, así lo ratificó: este año no se presentaron incidentes de alteración del orden público, ni amenazas o ataques a candidatos o grupos políticos.
“A estas horas en otros años ya habríamos reportados agresiones, alteraciones de orden público. Por fortuna las Farc ya no son una organización armada sino política y esta mañana estuvieron votando en la jornada electoral y no saboteándola”, dijo Rivera tras el cierre de la jornada electoral.
Asimismo, el cese al fuego unilateral que anunció el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y que fue cumplido, permitió que en todo el país los colombianos se acercaran a las urnas.
Si bien el triunfo de la participación es un logro, Colombia todavía tiene que recorrer un largo trecho en términos de participación electoral. De hecho, de acuerdo con la ONG International IDEA, el país no supera el porcentaje de participación del mundo, que se sitúa en el 70 %.
Además, la distribución de los votos en el país es bastante desigual. Mientras que en las grandes capitales se situó entre el 50 y el 60% de la gente, en algunas regiones no superó ni el 40%. Las votaciones más bajas se registraron en La Guajira, donde apenas el 26,39 % del censo electoral se manifestó, Vaupés, donde votó el 31,48 % de la gente, y Vichada, donde el 32,97 % de sus habitantes habilitados para votar no se quedaron en la casa.
Además de la apatía, la baja participación en las regiones periféricas también podría relacionarse con la dificultad para acceder a puestos de votación. De hecho, de acuerdo con cifras de la MOE, en 360 municipios del país es difícil acceder a los puestos de votación, con trayectos que pueden alcanzar hasta las seis horas.
¿Quiénes no votan?
Todo parece indicar que los más jóvenes son los que que menos votan. Según Barómetro de las Américas, seis de cada 10 jóvenes dicen no confiar en las instituciones democráticas; siete de cada 10 piensan que a los gobernantes no les interesan sus opiniones; y sólo el 25% dice confiar en el Congreso. Esto genera un panorama en el que sólo cuatro de cada 10 jóvenes en el país sale a votar.
Esto dijeron los candidatos después de conocer los resultados: