¿Por qué es importante cubrir las elecciones con enfoque de género?
El Espectador presenta recomendaciones para el cubrimiento periodístico no sexista de las campañas a Congreso y Presidencia y le cuenta por qué la forma tradicional de cubrir a mujeres en la política es un ejercicio que limita su participación política.
El 13 de diciembre pasado podría decirse que comenzó oficialmente la jornada electoral y las campañas de las candidaturas al Congreso. Sin embargo, solo es hasta enero que se siente formalmente el arranque de este certamen que, como muchos lo han vaticinado, será determinante para el país. Para ello, El Espectador quiere brindar unas recomendaciones que recogió a través del podcast de Autónomas sobre el cubrimiento periodístico, entendiendo que el trabajo que se hace desde los medios también es una construcción democrática del debate.
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El 13 de diciembre pasado podría decirse que comenzó oficialmente la jornada electoral y las campañas de las candidaturas al Congreso. Sin embargo, solo es hasta enero que se siente formalmente el arranque de este certamen que, como muchos lo han vaticinado, será determinante para el país. Para ello, El Espectador quiere brindar unas recomendaciones que recogió a través del podcast de Autónomas sobre el cubrimiento periodístico, entendiendo que el trabajo que se hace desde los medios también es una construcción democrática del debate.
Escuche el capítulo completo ¿Cómo afecta el cubrimiento de los medios a la participación política de las mujeres?
El enfoque que se ofrecerá es sobre las mujeres y se explicará por qué la prensa, la televisión y la radio se han equivocado a la hora de abordar las candidaturas femeninas o a las políticas que se encuentran en ejercicio. “Los medios de comunicación son los principales canales donde la ciudadanía logra conocer a las candidatas, candidatos, propuestas y motivaciones para estar en la política. Por eso los medios son la arena y la pista para las campañas”, explica Virginia García, doctora en psicología y tallerista de ONU Mujeres en el marco de su campaña Más Mujeres, Más Democracia, Rumbo a la Paridad.
Dicho taller, que se realizó en noviembre, buscaba articular a todos los actores que inciden en unas elecciones y por eso ahí entran los medios y los periodistas, como lo explicó García. ¿Entonces, cuál es el diagnóstico sobre el cubrimiento que se hace de las mujeres? “Las investigaciones han mostrado que cuando los medios realizan coberturas sesgadas y estereotipadas de candidatas esto las perjudica en al menos tres sentidos. Primero, les hace perder credibilidad política; segundo, disminuye su posicionamiento en las encuestas; y, tercero, les resta intención de voto. Hablar de un cubrimiento libre de sesgo de género no es una cuestión menor”, insistió la experta.
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Tradicionalmente, los medios sí han cubierto a las mujeres en política, pero lo han hecho de forma incorrecta, según las expertas. “Les dan menos importancia que a los hombres, no cubren lo que las candidatas hacen y proponen, sino que las ponen siempre al lado del jefe. Además, las fotos y las preguntas terminan por enfocarse y considerárseles a partir del espacio privado, y no público”, apuntó Fabiola Calvo, fundadora y consejera de la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género.
Aunque este caso no se vivió propiamente en Colombia, ejemplifica lo dicho por Calvo. En las elecciones de 2016 a la Presidencia de Estados Unidos, los titulares sobre Hillary Clinton la relacionaban con su esposo, el expresidente Bill Clinton, cuando ella había construido una carrera política como senadora y secretaria de Estado en el gobierno de Barack Obama. Es más, ella tenía mucha más experiencia en el sector que su entonces contrincante Donald Trump, quien terminó imponiéndosele.
“Existen los dobles estándares y el tratamiento a hombres y mujeres es muy distinto. Piénselo bien, es más frecuente escuchar que a las candidatas las llamen por su nombre, mientras que a los hombres no. O sea, hablan de Juanita, Paula o Ximena, mientras que en el caso masculino se refieren a Juan Pérez o al senador Pérez. Como siempre digo, el nombre es lo que usamos en casa y el apellido en el mundo público”, resaltó Virginia García.
Los ejemplos son material inagotable: las preguntas sobre si se sienten preparadas, el cómo lidian entre sus responsabilidades de hogar con el trabajo, las críticas a como están vestidas, los reparos a su tono de voz cuando este empieza a hablar con autoridad y conocimiento de causa, entre otros. “Esto despolitiza a las mujeres y distrae la atención de lo principal, que son las propuestas, trayectorias y mensajes políticos”, insistió Virginia García.
¿Cómo cambiar estas prácticas? Hay un tip que no debería ser la regla, porque demostraría que no hay un cambio estructural y sostenido en el cubrimiento, pero que puede resultar útil en un primer momento en el que hay una convicción de actuar en democracia y es: ¿esta pregunta se le hace normalmente a un hombre? Cuando el “no” aparezca como respuesta es una alerta para hacer un viraje sobre cómo se habla y se tratan a las mujeres en política mediáticamente.
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“Yo creo que también es importante tener en cuenta el contexto. Es preciso conocer la historia de las mujeres en su participación política y sobre eso hay diferentes tesis y libros, porque también se muestra un desconocimiento por parte de quienes hacen la información con respecto a estos temas. Hay que conocer las normas, acuerdos, convenciones internacionales. En general, los derechos de las mujeres para saber realmente esto cómo está interrelacionado”, recomienda Fabiola Calvo. Algunas herramientas legales imprescindibles para las mujeres de Colombia, la región y el mundo son la Constitución de 1991, la Convención Belén do Pará, de la Organización de Estados Americanos; la CEDAW y la Plataforma de Acción de Beijing de Naciones Unidas, por mencionar unas.
Ese contexto del que hace mención Calvo debe incluir los logros de las mujeres con relación a su participación política y aquí es importante echar mano de las cifras históricas, que sirven para interpelar al Estado y los partidos, que es una invitación que se hace desde la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género, como por qué si hay una Ley de Cuotas (1475 del 2011) de un 30%, las mujeres apenas son el 20% en el Congreso.
Virginia García agrega sus recomendaciones: “Hay que asegurarse de dar la misma visibilidad a las candidatas que a los candidatos, quienes son los que más reciben cobertura. Sabemos que esto habla de las jerarquías del implicado, es decir, yo veo que alguien le hacen una entrevista y pienso que esa persona es importante. También, con relación a las fotos, hay que abogar para que sean parejas, de la misma calidad, y que no terminen por retratar el escote o las piernas de las mujeres”.
Y, por supuesto, no hacer énfasis en la vida personal de las candidatas, a menos que ellas lo traigan a colación; no hablar de su físico o forma de vestir. El foco debe estar en sus propuestas y trayectoria. Y aunque este es un llamado a los periodistas, los lectores también pueden cumplir un rol. “Nosotros como audiencias y opinión pública tenemos que dejar de tolerar que el periodismo trate a las mujeres de la política de una manera diferente que a los hombres. Debemos ponernos vigilantes y exigir un periodismo de mejor calidad a la hora de cubrir campañas políticas”, hace un llamado García.