“Pregunta por Ángela”, el protocolo para proteger la vida de las mujeres en bares y discotecas
Incluye capacitación al personal de servicio, para que cuando las personas se están excediendo, no se les siga vendiendo licor y activar una señal de emergencia y fomentar en la comunidad unos comportamientos de autocuidado y de ingerir alcohol responsablemente.
“Pregunta por Ángela” es el nombre del protocolo que busca proteger, prioritariamente, la vida de las mujeres en establecimientos nocturnos del país. Una estrategia que surgió tras la trágica muerte de la joven Ana María Castro, en febrero pasado, tras salir de una discoteca del norte de Bogotá, hechos que están en investigación. En ese entonces, la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez propuso brindar acompañamiento a mujeres que se encuentren en condición vulnerable debido al consumo de licor. “No podemos dejar que el caso de Ana María Castro quede en la impunidad y que se presenten más como ese (…) a ella no la podemos revivir, pero podemos evitar que se repita con otras jóvenes y adultos”, dijo.
Incluso, ante dicha propuesta, se armó un arduo debate, pues muchos interpretaron que el llamado de la funcionaria era a que la Policía estuviese dedicada a cuidar y llevar hasta sus casas a las personas que estuviesen en alto grado de embriaguez. La misma Marta Lucía Ramírez tuvo que salir a aclarar su idea: “No voy a caer en el absurdo que haya un policía en cada bar cuidando a las personas que se pasan de tragos”, enfatizó, pero tras una reunión con Asobares, el Ministerio del Interior y la Policía, sí habló de definir nuevas medidas y un protocolo frente al consumo desmedido de licor en las discotecas y bares de Colombia.
En contexto: Alguien está mintiendo en el caso de Ana María Castro Romero
Protocolo que ha sido dado a conocer este jueves y que plantea, fundamentalmente, que el personal de los establecimientos de expendio de licor debe ser el que encare la situación y le pregunte a la persona en riesgo o al denunciante, si tiene a un familiar o un amigo o amiga de confianza para alertar sobre la situación, y brindarle la asistencia y el acompañamiento necesario. “Lo importante aquí también es que se pueda separar a la mujer de su presunto agresor”, explicó la vicepresidenta.
En ese sentido, profundizó en los pasos a seguir, de parte de bares, discotecas y restaurantes: “Hay tres medidas que cada establecimiento deberá acatar cuando se esté consumiendo licor: Primero, capacitar al personal de servicio, para que cuando las personas se están excediendo, no se les siga vendiendo y activar una señal de emergencia. Segundo, fomentar en la comunidad unos comportamientos de autocuidado y de ingerir alcohol responsablemente. Tercero, una estrategia de articulación permanente entre las distintas entidades, autoridades y los alcaldes, para garantizar el orden público”.
La activación de la estrategia “Pregunta por Ángela” se puede dar en el momento en que se identifica una situación que requiere intervención según sea el caso. ¿Quiénes pueden activarla?
1- Mujeres que manifiestan sentirse agredidas, inseguras o en riesgo en contextos de entretenimiento nocturno o diurno con expendio de bebidas alcohólicas por situaciones de las violencias contra las mujeres, que se manifiestan de múltiples formas: física, psicológica, sexual y económica, entre otras.
2- Otras personas que se encuentren en los lugares de entretenimiento nocturno y que sospechen que una mujer pueda encontrarse en una situación insegura, por hechos de acoso sexual y otras formas de violencias en su contra.
3- El personal de los lugares de entretenimiento nocturno que hayan identificado situaciones inseguras hacia una mujer, por hechos de acoso y otras formas de violencias en su contra.
De lo que se trata es que si alguna persona se acerca al personal del lugar de entretenimiento con expendio de bebidas alcohólicas y pregunta por Ángela, éste es el código y es hora de activar la estrategia. También se activará si directamente el personal del establecimiento identifica la situación, que deberá brindar orientación y acompañamiento inicial a la mujer o mujeres que se encuentren en una situación inseguridad.
De hecho, #PreguntaPorÁngela es un código por la vida, que nació en el Reino Unido y se ha replicado en otros países. Su esencia es simple: si estás en peligro, acércate al personal del establecimiento, y, literalmente, pregunta por Ángela, de esta manera, sabrán que necesitas ayuda. Colombia trajo esta estrategia al contexto local, de la mano de Asobares, que ya trabaja en activarla en ciudades como Bogotá, donde se ha adelantado un borrador de implementación con varias entidades, en cabeza de la Alcaldía Distrital de Bogotá, el Instituto Distrital de Turismo, la Secretaría de la Mujer y la Policía Metropolitana.
En el lanzamiento de este protocolo, en el que participaron el Ministro de Salud, Fernando Ruiz; el viceministro del Interior, Juan Pablo Diazgranados; la consejera presidencial para la Equidad de la Mujer, Gheidy Gallo; el subdirector de la Policía Nacional, general Hoover Penilla; el presidente de Fedemunicipios, Gian Carlo Gerometta; la directora de Relacionamiento de Asocapitales, María José Lara; el presidente (e) de Asobares, David Contreras y la directora ejecutiva de la Asociación, Adriana Plata, se destacó el “Sello Seguro”, como uno de los requisitos que deben cumplir los establecimientos, para dar confianza a los consumidores.
Lea también: Policía podrá acompañar a personas ebrias hasta sus casas: Marta Lucía Ramírez
“No se trata sólo de vender, sino de vender responsablemente. Aquí hay unos códigos de ética y de responsabilidad. Este protocolo lo puede activar tanto una mujer que se sienta en riesgo, como cualquier persona que tenga alguna evidencia o sospecha de que hay una mujer que se encuentra en peligro y que puede ser víctima de acoso sexual o cualquier tipo de violencia”, enfatizó Marta Lucía Ramírez.
Por su parte, el ministro de Salud, Fernando Ruíz, señaló que esta es una oportunidad de entender que no solamente se trata de expender licor y vender alimentos, sino también de proteger a las personas. “Nosotros, como Ministerio de Salud y Protección Social, entendemos este protocolo como la oportunidad para visualizar la opción de ir más allá de solamente producir diversión, sino también de proteger a nuestra población sobre los evidentes riesgos que pueden generarse cuando se mezcla licor con otro tipo de actividades”.
“Pregunta por Ángela” es el nombre del protocolo que busca proteger, prioritariamente, la vida de las mujeres en establecimientos nocturnos del país. Una estrategia que surgió tras la trágica muerte de la joven Ana María Castro, en febrero pasado, tras salir de una discoteca del norte de Bogotá, hechos que están en investigación. En ese entonces, la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez propuso brindar acompañamiento a mujeres que se encuentren en condición vulnerable debido al consumo de licor. “No podemos dejar que el caso de Ana María Castro quede en la impunidad y que se presenten más como ese (…) a ella no la podemos revivir, pero podemos evitar que se repita con otras jóvenes y adultos”, dijo.
Incluso, ante dicha propuesta, se armó un arduo debate, pues muchos interpretaron que el llamado de la funcionaria era a que la Policía estuviese dedicada a cuidar y llevar hasta sus casas a las personas que estuviesen en alto grado de embriaguez. La misma Marta Lucía Ramírez tuvo que salir a aclarar su idea: “No voy a caer en el absurdo que haya un policía en cada bar cuidando a las personas que se pasan de tragos”, enfatizó, pero tras una reunión con Asobares, el Ministerio del Interior y la Policía, sí habló de definir nuevas medidas y un protocolo frente al consumo desmedido de licor en las discotecas y bares de Colombia.
En contexto: Alguien está mintiendo en el caso de Ana María Castro Romero
Protocolo que ha sido dado a conocer este jueves y que plantea, fundamentalmente, que el personal de los establecimientos de expendio de licor debe ser el que encare la situación y le pregunte a la persona en riesgo o al denunciante, si tiene a un familiar o un amigo o amiga de confianza para alertar sobre la situación, y brindarle la asistencia y el acompañamiento necesario. “Lo importante aquí también es que se pueda separar a la mujer de su presunto agresor”, explicó la vicepresidenta.
En ese sentido, profundizó en los pasos a seguir, de parte de bares, discotecas y restaurantes: “Hay tres medidas que cada establecimiento deberá acatar cuando se esté consumiendo licor: Primero, capacitar al personal de servicio, para que cuando las personas se están excediendo, no se les siga vendiendo y activar una señal de emergencia. Segundo, fomentar en la comunidad unos comportamientos de autocuidado y de ingerir alcohol responsablemente. Tercero, una estrategia de articulación permanente entre las distintas entidades, autoridades y los alcaldes, para garantizar el orden público”.
La activación de la estrategia “Pregunta por Ángela” se puede dar en el momento en que se identifica una situación que requiere intervención según sea el caso. ¿Quiénes pueden activarla?
1- Mujeres que manifiestan sentirse agredidas, inseguras o en riesgo en contextos de entretenimiento nocturno o diurno con expendio de bebidas alcohólicas por situaciones de las violencias contra las mujeres, que se manifiestan de múltiples formas: física, psicológica, sexual y económica, entre otras.
2- Otras personas que se encuentren en los lugares de entretenimiento nocturno y que sospechen que una mujer pueda encontrarse en una situación insegura, por hechos de acoso sexual y otras formas de violencias en su contra.
3- El personal de los lugares de entretenimiento nocturno que hayan identificado situaciones inseguras hacia una mujer, por hechos de acoso y otras formas de violencias en su contra.
De lo que se trata es que si alguna persona se acerca al personal del lugar de entretenimiento con expendio de bebidas alcohólicas y pregunta por Ángela, éste es el código y es hora de activar la estrategia. También se activará si directamente el personal del establecimiento identifica la situación, que deberá brindar orientación y acompañamiento inicial a la mujer o mujeres que se encuentren en una situación inseguridad.
De hecho, #PreguntaPorÁngela es un código por la vida, que nació en el Reino Unido y se ha replicado en otros países. Su esencia es simple: si estás en peligro, acércate al personal del establecimiento, y, literalmente, pregunta por Ángela, de esta manera, sabrán que necesitas ayuda. Colombia trajo esta estrategia al contexto local, de la mano de Asobares, que ya trabaja en activarla en ciudades como Bogotá, donde se ha adelantado un borrador de implementación con varias entidades, en cabeza de la Alcaldía Distrital de Bogotá, el Instituto Distrital de Turismo, la Secretaría de la Mujer y la Policía Metropolitana.
En el lanzamiento de este protocolo, en el que participaron el Ministro de Salud, Fernando Ruiz; el viceministro del Interior, Juan Pablo Diazgranados; la consejera presidencial para la Equidad de la Mujer, Gheidy Gallo; el subdirector de la Policía Nacional, general Hoover Penilla; el presidente de Fedemunicipios, Gian Carlo Gerometta; la directora de Relacionamiento de Asocapitales, María José Lara; el presidente (e) de Asobares, David Contreras y la directora ejecutiva de la Asociación, Adriana Plata, se destacó el “Sello Seguro”, como uno de los requisitos que deben cumplir los establecimientos, para dar confianza a los consumidores.
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“No se trata sólo de vender, sino de vender responsablemente. Aquí hay unos códigos de ética y de responsabilidad. Este protocolo lo puede activar tanto una mujer que se sienta en riesgo, como cualquier persona que tenga alguna evidencia o sospecha de que hay una mujer que se encuentra en peligro y que puede ser víctima de acoso sexual o cualquier tipo de violencia”, enfatizó Marta Lucía Ramírez.
Por su parte, el ministro de Salud, Fernando Ruíz, señaló que esta es una oportunidad de entender que no solamente se trata de expender licor y vender alimentos, sino también de proteger a las personas. “Nosotros, como Ministerio de Salud y Protección Social, entendemos este protocolo como la oportunidad para visualizar la opción de ir más allá de solamente producir diversión, sino también de proteger a nuestra población sobre los evidentes riesgos que pueden generarse cuando se mezcla licor con otro tipo de actividades”.