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Después de cuatro días de tensión en medio del paro nacional, el presidente Iván Duque anunció que retirará el texto de la reforma tributaria del Congreso. En una alocución con todos sus ministros, excepto el de Hacienda, el presidente Iván Duque pidió que se retirara la propuesta vigente para “tramitar de manera urgente un nuevo proyecto fruto de los consensos y así evitar incertidumbre financiera”.
El presidente comenzó su discurso asegurando que el único propósito de la reforma original era darle estabilidad fiscal, continuar con los programas sociales y dar condiciones de crecimiento frente a los efectos de la pandemia por covid-19. Duque, que en ningún momento mencionó a las movilizaciones ciudadanas de los últimos días, comentó que desde el viernes anunció la disposición de crear una nueva iniciativa “a partir de los consensos” y, por esta razón, ahora pedía el retiro del texto para este fin.
“No es un capricho, es una necesidad”, comentó el primer mandatario frente a la reforma, para luego decir que la discusión nunca fue si debía ser retirada o no, sino que se debían garantizar los programas sociales a través esta. Como en anteriores ocasiones, Duque hizo un listado de los varios programas sociales creados por el Gobierno durante la pandemia (Ingreso Solidario, PAEF, matrícula cero, etc) y sentenció que “deben mantenerse”.
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El primer mandatario reconoció que en estos días ha hablado con diferentes sectores económicos, partidos políticos y personas de la sociedad civil que” han aportado valiosas ideas para lograr esta financiación”. Vale recordar que la propuesta gubernamental buscaba los recursos para mantener las ayudas dadas durante la pandemia y, al mismo tiempo, cubrir el hueco fiscal que se venía gestando desde hace unos años y que se agudizó con la crisis sanitaria.
Bajo esta guía, las propuestas apuntarían a que haya una sobretasa de renta temporal a las empresas, prorrogar el impuesto al patrimonio de forma temporal, incrementar el impuesto a los dividendos de forma transitoria, crear una sobretasa de renta a personas de mayores ingresos y profundizar programas de austeridad.
Por otro lado, Iván Duque confirmó que esa nueva propuesta no tendrá incremento de IVA para bienes y servicios, tampoco se cambiarán las reglas existentes en este tema. Por otro lado, confirmó que, por el momento, no se aumentará la base gravable del impuesto de renta, esto quiere decir que, a los que no les toca pagar este tributo, seguirán igual.
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El primer mandatario calificó como “un momento de grandeza” el transcurrir actual del país y reiteró que se debía llegar a un “consenso solidario” para proteger la reactivación del país. Por último, reiteró que se necesitaban los recursos para mantener varias de las propuestas sociales durante la pandemia.
El tire y afloje entre el Ejecutivo y las manifestaciones duró casi cuatro días. Desde antes de iniciar las movilizaciones, cuando se usó el tema del COVID para pedir que las personas no salieran a marchar, el pedido de la oposición y de otros sectores era retirar el texto radicado en el Congreso para evitar el paro. No obstante, en ese momento, la negativa del Gobierno se expresó por múltiples canales, que aseveró, a través del ministro Daniel Palacios, “el Gobierno no negocia para salvar vidas”.
Luego, en la noche del viernes, cuando la situación en Cali era álgida, el presidente Iván Duque anunció que estaría dispuesto a presentar un texto alternativo en Congreso. Ahora, dos días después, y cuando se han reportado varios muertos, algunos por posibles excesos policiales, el presidente anunció que retiraba del todo el proyecto de reforma tributaria, un pedido que algunos sectores venían haciendo desde antes del inicio de las marchas.
El panorama económico
Para este momento de la pandemia, con un tercer pico que colapsa (de nuevo) los sistemas sanitarios de varios departamentos, uno de los consensos que hay en materia económica es la necesidad de una nueva reforma tributaria.
¿Por qué? Porque, según los datos del Ministerio de Hacienda, desde 2018, la deuda colombiana pasó de representar el 40 % del PIB, cerca de $400 billones, a más del 60 % al situarse en $616 billones para 2021 (proyectado). Y mientras la deuda interna subió 39 % al pasar de $273 billones a $381 billones, la externa creció 24 % en dólares (71 % en pesos) al pasar de US$48.500 millones ($137 billones) a US$60.000 millones ($234 billones).
El propio ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, ha advertido sobre la importancia de hacer una reforma tributaria para “seguir financiando la red de protección social más amplia que haya visto el país y lograr la sostenibilidad fiscal de mediano y largo plazo que requerimos para poder acceder al financiamiento interno y externo”.
Carrasquilla ha advertido que, “el inmenso incremento de la deuda pública en 2020 y 2021, que llega a unos 12 puntos del PIB, es una amenaza para la estabilidad macroeconómica y se tiene que atender. El gobierno estima que, una vez se normalice la situación en materia de salud pública, es necesario un ajuste de carácter permanente del orden de 2,5% del PIB. Este ajuste se habrá de hacer combinando dos cosas. Primero, la continuidad de los esfuerzos contra la evasión y la elusión, que deben llegar a 1,1% del PIB de manera permanente, vamos por la mitad y avanzando rápidamente. Segundo, una combinación de austeridad en el gasto público y ajuste tributario por el restante 1,4%”.
Como lo escribió Marc Hofstetter en una columna para este diario: “La trayectoria fiscal actual (...) es insostenible. Sin un cambio de rumbo pronto y fuerte, la economía va camino a una crisis fiscal que tendría muy severas consecuencias para la economía”.
El otro elemento que hay para tener en cuenta, y que hace parte del mantra detrás de la reforma, es el grado de inversión que otorgan las calificadoras de riesgo. Hace poco más de una semana, Standard & Poor’s (S&P) informó que mantuvo la calificación de riesgo de Colombia, para deuda de largo plazo en moneda extranjera, en BBB- con perspectiva negativa. Es decir, el país sigue a un peldaño de perder el grado de inversión en esta medición (una de las que más miran los inversionistas).
Sin embargo, la firma advirtió que podría rebajar la nota, lo que haría que el país perdiera el grado de inversión, en los próximos 12 meses si “el reciente debilitamiento de las finanzas públicas no se contiene y revierte, lo que da como resultado que la carga de la deuda del gobierno supere nuestras expectativas actuales. No abordar las presiones de gasto a largo plazo con mayores ingresos también debilitaría las métricas financieras del soberano”.