“Probablemente tendré que salir de la institucionalidad liberal”: Velasco
El senador liberal anunció oficialmente su precandidatura presidencial, que posiblemente será lejos de las toldas del expresidente César Gaviria. Quiere unir a la Coalición de la Esperanza y al Pacto Histórico y dice que su debate ideológico será contra las ideas de derecha.
Luis Fernando Velasco es conocido en el Congreso por tender puentes entre los sectores contrarios y por ser una de las voces más críticas frente a la dirección que el expresidente César Gaviria le ha dado al Partido Liberal. Hace poco anunció que no volverá al Senado, pues le apostará de lleno a su candidatura presidencial con miras a 2022. Por cuenta de sus diferencias con Gaviria, expresó que posiblemente saldrá de la institucionalidad de su partido, pero que siempre defenderá las ideas liberales. Estos son sus argumentos para creer que, en la independencia, aportará para que la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico se unan en la contienda electoral y, juntos, derroten las ideas de derecha.
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Luis Fernando Velasco es conocido en el Congreso por tender puentes entre los sectores contrarios y por ser una de las voces más críticas frente a la dirección que el expresidente César Gaviria le ha dado al Partido Liberal. Hace poco anunció que no volverá al Senado, pues le apostará de lleno a su candidatura presidencial con miras a 2022. Por cuenta de sus diferencias con Gaviria, expresó que posiblemente saldrá de la institucionalidad de su partido, pero que siempre defenderá las ideas liberales. Estos son sus argumentos para creer que, en la independencia, aportará para que la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico se unan en la contienda electoral y, juntos, derroten las ideas de derecha.
¿Ha conversado con el expresidente César Gaviria sobre su candidatura?
He intentado, le he mandado mensajes. Hace menos de un mes hablé con él por teléfono, pero creo que tiene una serie de ocupaciones que no le permiten conectarse con la gente. Y eso es muy delicado: si no habla con la bancada, entonces, ¿qué estará pensando la gente en las regiones y los municipios con su silencio? Un partido crece cuando hay debate de ideas y cuando tiene gente con vocación de poder. Lo que siento es que los liberales de a pie tienen esa vocación, pero me preocupa ver a líderes liberales que han perdido algo que es fundamental: tener una utopía, soñar el país en el que queremos vivir. Eso es crucial en la política. Algunos de estos líderes piensan cómo mantener una porción pequeña de poder, en vez de tener una utopía de país. Eso va en contravía de un partido con vocación de poder, porque terminamos supeditando las ideas y la historia de una colectividad a las necesidades de unos pocos.
Dice lo del aval, pero también está la posibilidad de salirse del partido. ¿O está esperando a que lo expulsen?
No dejaré de ser liberal. No estoy haciendo cola ni golpeando puertas en otros partidos para que me den un carné. Probablemente, por decisión de las directivas o por decisión propia, tendré que salir de la institucionalidad liberal. Es probable que en la lista de los militantes liberales, que reposa en La Caracas, mi nombre no esté, pero en el corazón de los liberales mi nombre sí está. Pero daré la pelea: hay directorios completos de algunos departamentos que me han dicho que pedirán que me den el aval, y muchos líderes, que no dependen de la dirección nacional, quieren lo mismo. El problema no es el aval, sino hacia dónde va el partido.
Pero esa decisión la debe tomar rápido por los tiempos para participar de la contienda.
Sí, pero el problema no es el aval en sí mismo. Si mi nombre no genera consensos, sino otro, lo importante es que ese candidato defina acuerdos con todos los que piensan liberal, es decir, sentarse con la Coalición de la Esperanza, el Pacto Histórico, los verdes. Este no es un tema de obsesión, sino de posición política. Por eso repito que uno no puede hablar de ideas liberales cuando por la noche Simón Gaviria se está reuniendo en los clubes más elegantes con la derecha. Y no es que uno no pueda hablar con todos los sectores, son necesarios los acuerdos sobre lo fundamental, con generosidad. No obstante, es un tema de coherencia con las ideas que uno defiende.
¿Cuándo va a definir si se queda o se va del Partido Liberal?
Eso es un tema que debe resolverse ya. Estaremos recorriendo el país, pero la próxima semana tengo que estar tomando estas decisiones. Es claro que por lo pronto no estoy en los planes ni en el corazón del establecimiento liberal, sino en el de muchos colombianos. Eso sí, quisiera que en un ataque de lucidez volviéramos a ver al Gaviria que luchó por la Constituyente del 91. Quiero más coherencia, algo que es necesario para reencontrarse con las ideas liberales. Para ello deben salir a decirle a Colombia que estamos dispuestos a hacer un acuerdo sin vetos, con todas las fuerzas que piensan liberal, para presentar un programa y para demostrar que sí tenemos opciones y vocación de poder con las ideas propias.
¿Qué pasó con el grupo de los liberales socialdemócratas que se proyectaron como una posibilidad para 2022 y ahora cada uno está en un cuento aparte?
Lo intentamos. Funcionamos más como un bloque parlamentario y si nos hubiéramos mantenido juntos seríamos hoy más fuertes. Cuando hicimos ese grupo dijimos que íbamos a fortalecer los partidos para que sus integrantes se pudieran defender democráticamente de las dictaduras de los directores de los partidos. Pero las reglas del juego han sido tan cerradas, que los directores son los que dicen quién puede participar y quién no por la presidencia de un país. Ese intento nos quedó mal hecho.
Dicen que usted tiene un pie en el Pacto Histórico y otro en la Coalición de la Esperanza. ¿De cuál está más cerca?
No tengo un pie en uno y en el otro. Tengo los dos pies en las ideas liberales. Pero a mí me gusta tender puentes, consensos, incluso casi increíbles. Durante los años del presidente Santos, la oposición solo se unió tres veces a su gobierno para hacer acuerdos en algunos temas. En las tres ocasiones yo medié entre ambos sectores. Sobre la coyuntura actual: Nosotros invitamos a la Coalición de la Esperanza, al Pacto Histórico y a los verdes a nuestro evento de candidatura. Lo hicimos porque los respetamos, creemos que hay gente valiosa y porque sabemos que las peleas entre quienes defendemos las ideas liberales pueden llevar al fracaso de una opción electoral. Debemos hacer el mayor esfuerzo para juntarnos. Los del Pacto fueron al evento, los de la Coalición mandaron video y Antonio Sanguino me hizo el reclamo de por qué no le dije a él. Le expliqué que le mandé una carta al presidente del verde, Antonio Navarro, y él me dijo que me hablara con la Coalición de la Esperanza. Pero estoy a favor de que construyamos unas reglas de juego para que, sin vetos, en marzo definamos un solo candidato. Si no nos unimos todos, los que son conservadores sí saben hacerlo y nos van a ganar.
¿Cómo van estos esfuerzos de unir al sector alternativo?
Arrancando. El solo hecho de que la Coalición de la Esperanza haya aceptado mandar un video a un evento en el que también estaba el Pacto Histórico, es un mensaje chiquitico, pero es algo. Hace unos meses denuncié que altos funcionarios del Gobierno estaban agenciando un proyecto para aplazar las elecciones. Redacté una carta y ha sido el único documento que la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico firman en común. Si no logramos un acuerdo del sector alternativo, que es lo ideal, tendremos que decidir, pero esa decisión no la tomo yo, sino los delegados liberales. Nuestro debate ideológico será en contra de ideas de derecha, porque guardaré la esperanza que en segunda vuelta sí podremos hacer el acuerdo.
Hasta ahora parece ser bastante improbable un acuerdo entre el ala de Petro y la de Fajardo.
En política las cosas son muy difíciles, pero no imposibles. Nadie pensó que un hombre del establecimiento como Juan Manuel Santos, que fue el candidato de Uribe, firmaría la paz con las Farc. En política hay que persistirpara crear lo que uno cree.
¿No cree que las peleas de egos entre ambas coaliciones están borrando esa ilusión?
Lo puede borrar. Quienes queremos ser dirigentes de organizaciones políticas debemos oír más a las bases que a nuestros egos. Entonces, hay momentos que requieren y obligan a hacer acuerdos fundamentales. Cuando la corriente es fuerte, si no remamos para el mismo lado nos ahogamos todos.
¿Qué les dice a los que tildan a Petro de ser de la extrema izquierda?
Lo atacan porque es fuerte electoralmente, pero eso no es cierto. Petro es el pepegrillo del establecimiento, porque en algún momento le ha dicho lo que no quiere escuchar. Él dijo alguna vez que el paramilitarismo se estaba tomando las instituciones. No lo quisimos oír y resultó ser cierto. También ha dicho cosas que han pisado callos porque ha planteado cambios. En el marco del debate, también ha habido enfrentamientos con personas que se ubican en el espectro político del centro. A ambos lados les digo: menos adjetivos y más diálogo para entender la responsabilidad política que tenemos. El debate debería ser cómo vamos a financiar la reactivación económica que a este gobierno le quedó grande, en vez de seguir jalándonos el pelo y sacando la lengua, cómo vamos enderezar la implementación de los Acuerdos de Paz y cómo vamos a hacer que esos Acuerdos dejen de ser de la mitad del país para incluir a quienes no creyeron en ese pacto. A eso deberíamos estar dedicados y no en cómo vamos a destruir al otro.
¿Cómo actuará ahora en las decisiones de bancada?
Mis compañeros han sido muy respetuosos con mi disenso. Voy a actuar en solitario y seguramente coincidiré con algunos de la bancada, como Guillermo García Realpe, Andrés Cristo y Jaime Durán.
¿Su candidatura es un intento para frenar la llegada de Alejandro Gaviria a 2022?
No. Alejandro Gaviria es un hombre interesante y el candidato de César Gaviria. Lo representó cuando fue siete años el subdirector de Planeación de Álvaro Uribe. Ahí logró desarrollar los encuentros comunitarios que hizo en ese gobierno. Representó al expresidente Gaviria en el gobierno Santos como ministro de Salud. Para mi gusto, debió hacer una reforma a la salud, es cercano al sector financiero y de seguros, pero es un hombre que se sabe conectar con los estudiantes de las tres universidades privadas más importantes del país. Yo quiero conectarme con el resto de Colombia.