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Progresividad: la clave para prohibir corridas de toros y otras practicas crueles

El proyecto que prohíbe el entretenimiento cruel con animales avanzó en el Senado con una votación histórica. La senadora Andrea Padilla habla sobre lo que se aprobó y lo que falta.

Laura Duarte Sandoval
15 de diciembre de 2022 - 05:05 p. m.
Al proyecto le faltan otros dos debates en la Cámara de Representantes.
Al proyecto le faltan otros dos debates en la Cámara de Representantes.
Foto: Mauricio Alvarado
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Luego de varios intentos, los defensores de los derechos de los animales y el activismo antitauromaquia triunfó esta madrugada en el Senado. A pocas horas de que el Congreso empiece el receso legislativo, el proyecto que busca prohibir las corridas de toros y otras prácticas de entretenimiento cruel con animales, logró la aprobación de la plenaria. Por primera vez, una iniciativa en esa vía logra pasar por esa corporación con un amplio consenso.

“Es una decisión histórica; nunca un proyecto como estos entró por el Senado y logró superar la plenaria. Además, llega con coautorías de senadores y de representantes de todos los partidos, pues se ha construido sobre el consenso”, contó a el Espectador la autora de la iniciativa, la senadora Andrea Padilla (Alianza Verde). “Me da mucha esperanza de cara a los debates que faltan en la Cámara”, dice.

El proyecto busca prohibir las corridas de toros, novilladas, tientas, becerradas, rejoneo y otras prácticas, en un plazo de tres años (a la entrada en vigor de ley). Igualmente, aunque no las impide, sí regularía las corralejas con la aplicación obligatoria de medidas de desincentivo para eliminar elementos que lastimen o provoquen la muerte del animal. De acuerdo con la senadora, con eso, estarían “sentenciadas a una muerte natural, pero, progresiva”.

Así pues, mientras empieza la prohibición, estos espectáculos deberían acogerse a las disposiciones de la sentencia C-666/10 de la Corte Constitucional, que entrega a los alcaldes la capacidad de desincentivar o no dar los permisos para el desarrollo de esos espectáculos, igualmente busca la eliminación del uso de instrumentos punzocortantes que laceren, corten, mutilen o hieran.

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En ese sentido, el proyecto de Padilla se ha ganado el apoyo del Congreso por “la progresividad”, pues, si bien busca prohibir, lo hace de manera gradual, para subsanar la interiorización cultural, así como la situación económica y social de las personas que se dedican o viven de ello.

“Ha sido un proyecto que ha tenido muchos espacios de socialización y de participación. Es más, se ha ido transformando para darles tranquilidad a los detractores y senadores con representación regional. (...) Hay que entender que este tema, nos guste o no, contiene unos intereses económicos y derechos culturales”. Por esa razón, los Ministerios de Cultura, Comercio, Trabajo, Interior, entre otras entidades, deberán implementar un programa para establecer alternativas de sustitución económica.

Igualmente, el apoyo del Gobierno y la bancada oficialista fue clave: en una jornada maratónica, el presidente del Senado, Roy Barreras (Pacto Histórico), aceleró la discusión de varios proyectos que estaban estancados. “Yo lo había dado por perdido este año, pensé que nos iba a tocar hasta marzo. Sacarlo en la madrugada fue una adrenalina única”, dice Padilla. Por su parte, Barreras señala que, “hay argumentos entendibles y razonables que se resumen en la tradición y la cultura, sin embargo, la vida de todas las especies es sagrada”.

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¿Cuáles son las medidas?

Dentro del componente de progresividad, el proyecto también busca desincentivar a través de la socialización y la pedagogía sobre el sufrimiento animal, así como de medidas correctivas y sanciones. “Crea una cátedra de protección animal obligatoria en todos los colegios públicos del país. Es un elemento adicional y me parece que es también significativo”, señala la senadora del Verde.

En esa misma vía, mientras en los tres años se reglamenta la prohibición, el 30% del espacio de publicidad debería estar destinado para informar sobre el tema. “El costo total por la publicación de los mensajes publicitarios correrá por cuenta del organizador de la actividad”, dice el texto. En suma, a los eventos no se permitiría el ingreso ni la participación de menores de edad y, el incumplimiento dará lugar a sanciones.

Entre las medidas correctivas, mientras entra en vigor, se hayan multas al organizador de la actividad de hasta 60 salarios mínimos legales mensuales vigentes (SMLMV). Por otro lado, con el termino de los tres años, las sanciones serán el decomiso de los animales involucrados, la suspensión inmediata y definitiva de la actividad y multas que podrían alcanzar los 150 SMLMV. En todo caso, “el monto se fijará teniendo en cuenta la gravedad de los hechos y las afectaciones a los animales y a los seres humanos”, señala el proyecto.

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¿Qué se quedó por fuera?

Si bien se trata de un gran logro, la senadora Padilla lamenta que en el proyecto no quedó incluida la prohibición a las peleas de gallos, una de sus banderas más importantes. “Los galleros hicieron un lobby exitoso y, los senadores decidieron sacarlas, pues, tienen un arraigo más regional, popular y sobre todo, en la ruralidad. Para muchos de ellos, electoralmente implicaba un alto costo”, señala Padilla.

Igualmente, dice que, si bien en un principio el objetivo era prohibir también las corralejas, desde el debate en la comisión quinta del Senado, se cayeron para efectos de prohibición. “Esta práctica está en otra etapa del debate público: se concluyó que el objetivo no es necesariamente matar a los animales, como sí lo es en las corridas de toros”, no obstante, señala que sigue en pie la regulación.

Agrega que “el debate público sobre corridas de toros ya está maduro”, es decir, “lo tenemos desde hace años en Colombia, por eso, ya llego la hora de prohibir. Quizás a las peleas de gallos y corralejas les falta ese proceso”. Ante eso, dice que hay que avanzar en ese debate para que, en los próximos años, el triunfo sea aún mayor y, pensar también en la prohibición de las cabalgatas.

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“Nos quedan pendientes las cabalgatas, que es una discusión dura porque en ellas hay participación de políticos: no solamente congresistas, sino de alcaldes y gobernadores. Nos toca empezar por una reglamentación bien estricta. Sin embargo, dentro del proyecto quedó incluida una disposición que prohíbe otros espectáculos horrorosos como las del marrano enjabonado, la carrera de gallos y de burros”, dice.

Por el momento, al proyecto le quedan dos debates en la Cámara de Representantes, que tendrán lugar el próximo año (2023). En esa corporación el debate ya ha está avanzado, gracias al trámite de las iniciativas del representante Juan Carlos Losada, por eso, se trata de una discusión de vieja data en la Cámara. “Esta iniciativa siempre ha tenido buen ambiente ahí. Se ha caído por las maneras; nuestro proyecto tiene más apoyo por la progresividad. Creo que vamos a tener respaldo”, concluye Padilla.

Laura Duarte Sandoval

Por Laura Duarte Sandoval

Periodista y politóloga de la Universidad Javeriana de Bogotá, con énfasis en comunicación política, democracia, procesos electorales y movilización social.@laurad_duartelduarte@elespectador.com

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