Proyecto busca que productos de higiene menstrual sean de entrega gratuita
La iniciativa beneficiaría a las mujeres y personas menstruantes de los estratos 1,2 y 3 y habitantes de calle. Una iniciativa parecida ya cursa en el Congreso para reconocer los derechos de las personas menstruantes.
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La semana pasada, Escocia se convirtió en el primer país del mundo en la que los productos para la menstruación son gratis. A través de una ley, se ordenó a los concejos e instituciones educativas que tuviesen políticas para entregar estos productos a mujeres y personas menstruantes sin ningún costo.
En una línea muy parecida, el senador Pedro Flórez radicó un proyecto cuya intención es garantizar productos de higiene menstrual para las mujeres y personas menstruantes de bajos recursos “para salvaguardar los derechos a la salud y a la dignidad de esta población”.
El proyecto se resume en cuatro artículos, siendo el más importante el que ordena suministrar de forma gratuita productos de higiene menstrual a las poblaciones de estrato 1,2 y 3 y aquellas que sean habitantes de calle. Esta labor tendría que ser asumida por las EPS y a las secretarías de salud de cada municipio.
El proyecto también contempla que los productos deben tener una calidad y condiciones “que dispongan los médicos tanto de las EPS como de las secretarías” y al mismo tiempo debe procurarse que estos productos sean amigables con el medio ambiente. No obstante, se hace la aclaración que se debe “salvaguardar las condiciones particulares de la persona que menstrúa, sin oposición de orden económico”.
En su corto articulado, el proyecto también ordena al Ministerio de Salud reglamentar la entrega de estos artículos. Además, entra a definir que los productos que podrían entregarse para el cuidado de la menstruación son las toallas higiénicas, la copa menstrual y los tampones.
La iniciativa se justifica en el la encuesta Pulso Social revelada por el Dane en mayo, en la que se mostró que “muchas mujeres hoy tienen que decidir entre adquirir productos para su higiene y salud reproductiva o elementos básicos de subsistencia, lo que dificulta el acceso a estos productos”.
En este mismo sentido se señaló 62.000 mujeres de hogares pobres en el país no pudieron acceder a los productos de higiene menstrual, por lo que tuvieron que usar “tela o rapos, ropa vieja, calcetines, papel higiénico o servilletas durante la menstruación” y otras 24.000 ni siquiera pudieron usar un elemento de estos.
Para los proponentes del proyecto, suministrar productos de higiene menstrual a mujeres y personas menstruantes es un principio básico para cumplir con la obligación de la salud como derecho fundamental, pues una buena salud no es solo no tener una enfermedad sino “gozar del óptimo estado de bienestar físico, mental y social”.
Una iniciativa bastante parecida ya está cursando su trámite en el Congreso. Esta busca reconocer los derechos de las personas menstruantes y entre sus objetivos está declarar como exentas de IVA los productos de higiene menstruar y que su entrega sea gratuita en centros educativos y carcelarios, y a las personas que habitan en la calle. Este proyecto ya va para su tercer debate, pues fue aprobado por la plenaria de la Cámara y le queda su paso por el Senado.
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La semana pasada, Escocia se convirtió en el primer país del mundo en la que los productos para la menstruación son gratis. A través de una ley, se ordenó a los concejos e instituciones educativas que tuviesen políticas para entregar estos productos a mujeres y personas menstruantes sin ningún costo.
En una línea muy parecida, el senador Pedro Flórez radicó un proyecto cuya intención es garantizar productos de higiene menstrual para las mujeres y personas menstruantes de bajos recursos “para salvaguardar los derechos a la salud y a la dignidad de esta población”.
El proyecto se resume en cuatro artículos, siendo el más importante el que ordena suministrar de forma gratuita productos de higiene menstrual a las poblaciones de estrato 1,2 y 3 y aquellas que sean habitantes de calle. Esta labor tendría que ser asumida por las EPS y a las secretarías de salud de cada municipio.
El proyecto también contempla que los productos deben tener una calidad y condiciones “que dispongan los médicos tanto de las EPS como de las secretarías” y al mismo tiempo debe procurarse que estos productos sean amigables con el medio ambiente. No obstante, se hace la aclaración que se debe “salvaguardar las condiciones particulares de la persona que menstrúa, sin oposición de orden económico”.
En su corto articulado, el proyecto también ordena al Ministerio de Salud reglamentar la entrega de estos artículos. Además, entra a definir que los productos que podrían entregarse para el cuidado de la menstruación son las toallas higiénicas, la copa menstrual y los tampones.
La iniciativa se justifica en el la encuesta Pulso Social revelada por el Dane en mayo, en la que se mostró que “muchas mujeres hoy tienen que decidir entre adquirir productos para su higiene y salud reproductiva o elementos básicos de subsistencia, lo que dificulta el acceso a estos productos”.
En este mismo sentido se señaló 62.000 mujeres de hogares pobres en el país no pudieron acceder a los productos de higiene menstrual, por lo que tuvieron que usar “tela o rapos, ropa vieja, calcetines, papel higiénico o servilletas durante la menstruación” y otras 24.000 ni siquiera pudieron usar un elemento de estos.
Para los proponentes del proyecto, suministrar productos de higiene menstrual a mujeres y personas menstruantes es un principio básico para cumplir con la obligación de la salud como derecho fundamental, pues una buena salud no es solo no tener una enfermedad sino “gozar del óptimo estado de bienestar físico, mental y social”.
Una iniciativa bastante parecida ya está cursando su trámite en el Congreso. Esta busca reconocer los derechos de las personas menstruantes y entre sus objetivos está declarar como exentas de IVA los productos de higiene menstruar y que su entrega sea gratuita en centros educativos y carcelarios, y a las personas que habitan en la calle. Este proyecto ya va para su tercer debate, pues fue aprobado por la plenaria de la Cámara y le queda su paso por el Senado.