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El tiempo apremia. Tras el festejo por la victoria en las urnas del pasado domingo, el Pacto Histórico pasó rápidamente a diseñar la hoja de ruta de su mandato para el período 2022-2026. Y mientras el presidente electo, Gustavo Petro, trabaja en conformar su gabinete y en tener un empalme armonioso con el saliente presidente Iván Duque, la que ahora será bancada de gobierno en el Congreso inició las discusiones sobre las presidencias del Senado y la Cámara de Representantes. Como el Pacto Histórico fue el movimiento con más apoyo, 2,3 millones de votos a Senado y 2,5 millones para la Cámara, lo más seguro es que esos cargos queden en sus manos, pero todo depende de que logren consolidar mayorías.
En el petrismo son conscientes de que, por ahora, no tienen los apoyos necesarios para hacerse con esas dignidades y, por lo tanto, para tramitar las reformas estructurales que prometieron en campaña. Por más de que tengan la bancada más grande y que cuenten con el apoyo de Comunes, de algunos miembros de la Alianza Verde, del Partido Liberal y de las curules de paz, aún requieren conformar un bloque más sólido, que debe incluir a los demás parlamentarios liberales y quizás algunos de la U, Cambio Radical y hasta el MIRA. Solo así podrán consolidar una bancada de gobierno fuerte, pues de no tenerla es posible que los partidos tradicionales definan las presidencias de ambas cámaras.
El senador David Luna, cabeza de la bancada de Cambio Radical, afirmó que por ahora trabajan junto a la U en construir un acuerdo para establecer temas parlamentarios, como los nombres que integrarán las diferentes comisiones. “Se debe conversar con todos los partidos, y esa es una labor que tienen nuestros compromisarios”, comentó Luna ante los micrófonos de W Radio.
Una fuente cercana al Pacto Histórico comentó que el principal riesgo es que no tengan las cuentas para acompañar a Petro y temen que desde la nueva oposición se estén moviendo para conseguir la presidencia del Senado. “Tienen 60 votos, los suficientes para elegir. De manera que hoy existe la posibilidad de que haya un choque de trenes en el primer año de gobierno, si ponen un presidente ajeno a nosotros. Ellos tienen más avanzadas las conversaciones. El principal riesgo de la gobernabilidad es que le monten una presidencia de derecha”.
Para el Senado, desde el Pacto, hay dos nombres sobre la mesa: Roy Barreras, parte vital de la campaña que le dio el triunfo a la coalición de centro-izquierda, y Gustavo Bolívar, cabeza de lista y uno de los principales escuderos de Petro en el Legislativo durante este cuatrienio que finaliza. Barreras, sobre la necesidad de crear una gran bancada de gobierno, dijo que Petro le encomendó esa tarea, por lo que están invitando a todos los partidos, en especial “a los tres de origen liberal que participaron en la consolidación de la paz”. Reconoció que han aprovechado el pasado en la U de Benedetti y suyo para acercarse a esta colectividad.
Por su parte, para Bolívar, las fuerzas opositoras saben que tienen bancadas amplias y que también necesitan de los liberales. “Los conservadores, Cambio Radical y Centro Democrático tienen los mismos votos que Comunes, Verdes e indígenas. El que consiga a los liberales pone el presidente”, reconoció.
Ante la incertidumbre se han venido barajando nombres como el de Humberto de la Calle (Coalición de la Esperanza). A pesar de que no es de la futura bancada oficialista, tiene experiencia y para muchos es símbolo de confianza y garantías, por lo que algunos seguidores del Pacto lo han promovido como una clave del mensaje de reconciliación que está enviando el gobierno electo.
En cuanto a la Cámara, la competencia está entre dos representantes por Bogotá. Por un lado, Katherine Miranda, quien aunque es de la Alianza Verde fue parte del equipo de debate del Pacto y estuvo de lleno en la campaña desde antes de la primera vuelta. Por el otro, David Racero, quien repite curul por el Pacto Histórico y en estos cuatro años fue uno de los voceros principales de la coalición.
En redes sociales, Miranda puso a consideración su nombre como posible presidenta de la Cámara y aseguró que ya lo habló con Petro y con los verdes. “El partido me respalda y tengo buena relación con las bancadas”, dijo la representante, quien considera que elegirla enviaría un mensaje de tranquilidad y de repartición del poder. Y en cuanto a Racero, su argumento para obtener tal dignidad es que sería una muestra de confianza y de garantías desde el primer año de mandato: “En Cámara no estamos supeditados a Senado. La negociación no va al tiempo”, manifestó el representante, en respuesta a Miranda sobre la posibilidad de que un mismo partido tenga las dos presidencias.