“Que nadie muera por sus ideas políticas”: el legado de la Unión Patriótica
Tras la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la que condenó al estado colombiano por la violencia sistemática contra los integrantes de la UP, miembros de la colectividad reflexionaron sobre el futuro del partido, su legado político, la incidencia en la búsqueda de una paz total y las formas de reparar a las víctimas desde la sociedad.
La sentencia con la que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) condenó al estado colombiano por la violencia sistemática contra los integrantes de la Unión Patriótica (UP), además de ponerle fin a un proceso judicial de casi tres décadas, ser un pequeño aliciente a la perseverancia de los miembros del partido y brindar las herramientas para reparar a las víctimas, dejó varias reflexiones sobre el futuro de un proyecto político que nació como una forma de contribuir a la apertura democrática.
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La sentencia con la que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) condenó al estado colombiano por la violencia sistemática contra los integrantes de la Unión Patriótica (UP), además de ponerle fin a un proceso judicial de casi tres décadas, ser un pequeño aliciente a la perseverancia de los miembros del partido y brindar las herramientas para reparar a las víctimas, dejó varias reflexiones sobre el futuro de un proyecto político que nació como una forma de contribuir a la apertura democrática.
Fueron más de 6.000 víctimas las que, de acuerdo con la Corte IDH, fueron sometidas a “un plan de exterminio”. Mediante amenazas, estigmatización, asesinatos, desapariciones forzadas, masacres, ejecuciones extrajudiciales, atentados, judicializaciones indebidas y torturas, entre otras prácticas, una tenebrosa alianza entre políticos, empresarios y grupos paramilitares ejecutaron dicho plan que se fraguó para detener el ascenso de la UP, que para mediados de la década de los 80 se había convertido en una tercera opción al bipartidismo reinante hasta entonces.
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Tras la lectura de la sentencia, miembros actuales de la UP y sobrevivientes del exterminio comentaron algunas de esas reflexiones. El legado político, la incidencia de la sentencia en la búsqueda de una paz total, las formas de reparar a las víctimas desde la sociedad y el proyecto político de la colectividad, fueron algunos de esos temas que tuvieron un común denominador: que nunca más se presente en el país un genocidio por razones políticas, como lo describió la senadora Aida Avella, presidenta de la UP y sobreviviente de la masacre.
Sobre las formas de reparar a la Unión Patriótica, más allá de las 10 medidas que la Corte IDH le ordenó cumplir al Gobierno, Avella expresó que “para nosotros la mayor reparación sería que nadie muera por sus ideas políticas, independiente del sector en que esté ubicado”. La senadora lamentó que, como ella, “muchos fuimos seguidos por militares” y enfatizó que eso es algo que “no puede volver a ocurrir” en un estado democrático.
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“Colombia no era una democracia realmente”, remarcó por su parte el representante Gabriel Becerra, secretario general de la UP, quien consideró que la gran reparación que se tiene que buscar desde la sociedad colombiana es sobre “construyendo la conciencia de que en el país nunca más haya un exterminio con cualquier ideario político”, además de la necesidad de superar la guerra y la violencia.
“No se puede llamar democrático un régimen que permitió asesinar a 6.000 ciudadanos por las ideas que profesaban”, resaltó el representante Becerra quien, citando el exmagistrado Carlos Gaviria, añadió que en el afán de conseguir una “democracia plena” no puede subsistir la desigualdad y ahora es momento de buscar transformaciones sociales profundas que impacten las causas de la violencia, como la distribución de tierras o las indemnizaciones a las víctimas.
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Aportes a la paz total
Otras aristas que se desprenden de la sentencia, de acuerdo con Heidy Sánchez, concejal de Bogotá por la UP y quien está en el sonajero a la alcaldía de la capital, son buscar formas de compensar la deuda con la memoria de las víctimas y en especial construir esa memoria histórica, siempre teniendo en el horizonte que la paz de cuya búsqueda se viene hablando hace treinta años se pudo lograr si no hubieran masacrado a la colectividad. Para Sánchez, “la paz total hubiera sido posible hace años si no hubieran exterminado a la UP porque el objeto era poder avanzar a hacer política sin el miedo de que te maten por pensar distinto”.
Los integrantes de la UP están seguros de que la sentencia de la Corte IDH será “una contribución” al proceso de paz total que abandera el gobierno del presidente Gustavo Petro. Eso sí, precisó Sánchez secundando al representante Becerra, siempre y cuando se prioricen temas como la redistribución agraria para beneficiar a campesinos sin tierra.
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En cuanto a formas de resarcir a todos los perjudicados por el conflicto, la senadora Jahel Quiroga, vicepresidenta de la UP, advirtió que la sentencia sí o sí incidirá en las negociaciones de paz con todos los grupos armados y sostuvo que “haber reparado a las víctimas de una apuesta por la paz como fue la UP le puede dar un referente importante a las negociaciones con otros grupos, que es lo que siempre pedimos: conciliar los derechos de las víctimas”.
Apoyar la convergencia, el futuro de la UP
A pesar de la satisfacción que los miembros de la UP sienten por la sentencia y la ilusión de reparación que esto les genera, mirar hacia adelante es la principal consigna de un proyecto político que está más vivo que nunca y que es uno de los estandartes de la coalición que hizo de Gustavo Petro el primer presidente de izquierda en la historia del país.
De ahí que la aspiración y proyección del partido sea seguir fortaleciendo el proyecto de unión entre diferentes partidos con el que, según la senadora Avella, se ha logrado construir país. “La unidad que hemos hecho con otros partidos ha sido supremamente buena y posibilita pensar que este país puede cambiar”.
Y es que la UP se consolidó gracias a la unión de diferentes partidos con un objetivo común que era consolidar una tercería a ese pacto político entre los partidos tradicionales. Una nueva era en la política que, como prometieron Petro y Francia Márquez en la carrera hacia la Casa de Nariño, se hizo “enarbolando ideas de cambio, de avanzada, para superar las causas del conflicto que la política criminal impidió entonces con la estigmatización a los miembros de la UP”, explicó Heidy Sánchez.
Así las cosas, el legado que quiere mantener vivo la UP es seguir siendo ese espacio político para “canalizar el descontento de la ciudadanía” por los partidos tradicionales, como lo describió la senadora Quiroga, quien subrayó la contribución a la apertura partidista que hoy dio pie a que el proyecto político de la UP fundacional que logró ser referente de la izquierda en los 80 hoy esté expresado en el pacto Histórico
“Es una convergencia, porque es plural, porque en sus programas están las aspiraciones más avanzadas y nosotros como UP vamos a estar ahí”, concluyó al respecto el representante Becerra, sobre la decisión del partido de presentar candidatos a alcaldías, gobernaciones, concejos y asambleas, pero siempre “en el marco de la unidad” para seguir promoviendo tanto la memoria como que las nuevas generaciones agiten la bandera de la UP.